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Los Tranvías tirados por Caballos

Por Roberto Vitry

a comunidad salteña, entre fines del Siglo XIX y comienzos del XX, se vio sorprendida por los avances insospechados de la industrialización universal. Todo cambiaba a un ritmo infernal, sacudiendo con sus engendros, no sólo el ancestral bucolismo, también con ello el costumbrismo provinciano tradicional de calma y paz. Los inventos se sucedían uno tras otro: tren, cine, luz y de, improviso, el tranvía o tranway inglés tirado por caballos. No interesaba, ello significaba progreso y acostumbraba, aunque a los saltos, al ciudadano a adaptarse a la prosperidad imperante en los países líderes.

Una noche estrellada en Salta, las hogueras convocaban a la plaza Mayor a la ciudadanía. Era el método mediático utilizado en la Salta vieja, añosa, para comunicar las novedades a los pobladores. Y ésta de gran peso y volumen, respondía a un anuncio insospechado: la instalación en Salta de una línea de tranway, ¡¿de qué?! ...El vocero oficial sólo sabía que se trataba de un carromato tirado por caballos que servía para trasladar a la gente de un lugar a otro. No quedaba otra solución que concurrir a aquellos salteños -felices viajeros-, los que conocían las grandes ciudades del sur, para obtener mayores detalles. Tras el anuncio, ahora sólo era cuestíon de tiempo; el tendido de las vías atrapó igualmente la curiosidad de los viandantes, los cuales, cada uno a su manera, brindaba una versión distinta. Pero la incógnita se despejaría sólo cuando el pesado armatoste comenzó a circular. Si hubo asombro, también las decepciones tenían su bien ganado lugar y no faltaron expresiones como "Ve, pué, han traío una diligencia con má asiento, nomá!".

Lo cierto es que el tranvía comenzó a formar parte de nuestra cotidaneidad y el 9 de noviembre de 1884, cinco años antes de que arribe el primer tren, la compañía explotadora quedaba exenta del pago de impuestos. En 1897 se anunciaba que habían comenzaba los trabajos de "...prolongación del tranvía al río Arias...".

Las vías de Outran

Un viejo artículo en "caras y caretas" nos dicen que "...el origen de los tranvías movidos con fuerza animal se remonta de la locomotora, siendo los primeros vehículos que circularon sobre carriles los destinados al transporte de materiales en las minas del carbón de piedra de Gran Bretaña. Con ese objeto el ingeniero inglés Cutran construyó una vía con carriles planos de madera que alcanzó el éxito extraordinario, pues un caballo que con gran fatiga arrastraba una tonelada de hulla podía transportar fácilmente hasta tres toneladas. El rápido desgaste de los carriles planos de hierro con el borde externo doblado en ángulo recto, para evitar que las ruedas, de llanta también plana, se desviaran de los mismos.

Dichas vías de comunicación se generalizaron bastante en las regiones mineras de Inglaterra con el nombre "camino Outran", nombre que, para abreviar, fue sustituyéndose por el "tranway". A principios del Siglo XIX aparecieron las primeras locomotoras y con la economía que significaba el arrastre de 10 o 12 vehículos por una sola máquina, fue causa que muy pronto los ferrocarriles sustituyeron a los antiguos tranvías en el transporte de la hulla... en las grandes urbes a medida que el movimiento aumentaba, las empresas de ómnibus recurrían a la construcción de carruajes de más capacidad y entonces, para facilitar la tracción y hacer mucho más rápida las comunicaciones entre los suburbios y los principales centros, se pensó en los "caminos Outrán", instalándose hasta en las calles más concurridas rieles sobre los que circulaban ómnibus convertidos en tranvías..."

Si bien para nuestra población significaba un progreso, el famoso `tranway` a caballos dejó pésimos recuerdos, tantos, que se podría escribir un libro con sólo leer los diarios del pasado. En 1897 se anunció que `pronto tendremos tranvía hasta el río Arias...`, o la denuncia en 1895 de que `en la Florida y San Luis siempre descarrilan los coches...`, o aquel famoso episodio de 1899 `en la curva que hace el tranvía al dar la vuelta de la cervecería (de Oliver) a la calle Mitre, tuvo lugar un accidente desgraciado en el que fue víctima el sujeto Pedro Ibañez...`; éste muy ufano, se había tendido entre las vías a dormir, la mona, sin importarle nada. Poner los frenos y sujetar los caballos resultaron un problema de difícil solución para el motorman, manco de una mano.

Intervino la policía, pero lo curioso es que se trataba del coche número 3, que padecía el mal crónico de contar con una rueda en mal estado, lo que siempre provocaba lógicos descarrilamientos. Ya en 1900, el dueño de la empresa, con Tomás E. Oliver, dueño a su vez de la famosa cervecería que había adquirido a los alemanes Federico Stuart y Otto Klik, anunciaba la compra de ruedas en Buenos Aires a la Anglo Argentina. En 1904 la cosa seguía igual, pero ahora los palos los recibía el Banco Provincial, que se había quedado con los tranvías y la recordada cervecería.

Los tranvías tirados por caballos pasaron a retiro en 1913, cuando la electrificación trajo las nuevas unidades, las cuales y a su modo, también dejaron lo suyo en la memoria de los salteños de aquellos años.

Tranvía Eléctrico

En la noche del martes 2 de mayo de 1905, a las 21:30, salía desde la plaza 9 de julio el tranvía hacia el Norte, ocurriendo momentos después un hecho insólito. Ante la sorpresa de los pasajeros, a mitad de cuadra entre General Güemes y Santiago, el coche se detuvo, bajando el mayoral (boletero) y el conductor para introducirse en una casa. Ante la plena certeza de que ambos no saldrían más del tugurio, un pasajero hábil en trajinar caballos tomó las riendas y detuvo el coche en la estación ferroviaria.

En 1905 la empresa A. Borloz y Cía. solicitó a la Municipalidad la concesión de instalar tranvías eléctricos, aduciendo que "el crecimiento de Salta lo imponía". A su vez pedía la concesión hasta el 31 de diciembre de 1951.

 

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