Por Andres Mendieta
Horror.! El diablo
vaga de noche por
las calles de Salta
e ocuparé de la bicicleta. No de la denominada "bicicleta financiera" -tan cuestionada en el campo de la economía- sino de aquellas que en sus comienzos era llamada "velocípedo" y después pasó a ser "bicicleta" y en el vulgo la "bici".
Este medio de traslado nació en el antiguo Egipto y posteriormente germinó esta creación en la legendaria China y en la India. Luego, en la segunda mitad del siglo XVII, precisamente en 1690, el francés De Sivrac inventó la célérifère, que consistía en un bastidor de madera que era impulsado con los pies contra el suelo. Poco a poco esta maquina fue mejorando, innovadores franceses, alemanes y británicos le fueron dando otros procedimientos hasta llegar a la bicicleta moderna.
La primera bicicleta que llegó al país fue traída en el año 1885 por don Benito Sassenus.
La "bici" en Salta
Con respecto a la historia de la bicicleta en Salta tuvo su comienzo en 1891, con una mezcla de terror y risa. Su protagonista era un relojero que la gran parte del día se lo pasaba encerrado en su taller ubicado frente a la plaza 9 de Julio, por Caseros. Me estoy refiriendo al "gringo" Antonio Ravizza quien de noche acostumbraba, tras la jornada cotidiana, salir a dar unas vueltas por las oscuras calles de nuestra colonial ciudad. No deambulaba ni a pie ni a caballo, sino montado en su diabólico y rústico "velocípedo" que se componía de dos ruedas, una grande adelante y otra pequeñísima atrás. Estaba provisto de un farol desproporcionado que iluminaba con un mechero a kerosén, por cierto, no mantenía quieta la luminaria al atravesar por las calles desparejas, pero sí saltarina.
Cuando los vecinos de la gran aldea salteña al observar que se aproximaba sin producir ruido un bulto con luz -ignorando que se trataba de un "machinato"- sólo atinaban a trancar bruscamente las puertas de calles y las ventanas, porque, al decir general, era una "ánima pecadora", que salía todas las noches a borrar sus pasos. Otros que regresaban a sus hogares después de la oración y al aparecer la luz corrían asustados y profiriendo alaridos angustiantes atribuyendo que se había aparecido el "mandinga". Con el andar del tiempo y cuando la "bici" se fue popularizando al "gringo" Ravizza se le suprimió el apellido para llamárselo "Antonio Mandinga".
Así pasan los tiempos.
Años después, la escasez de transporte de pasajeros se hacía sentir y por su necesidad determinó a severos hombres, de gestos adustos, a proveerse de tan cómodo instrumento de paseo. Esas fueron las primeras bicicletas que usaron los bigotudos de antes y no tardaron en llegar a este punto de la República, nuevas máquinas cuyos manubrios diferenciaban de las primitivas: eran las bicicletas de carrera, que comenzaron a convocar la atención y también la curiosidad de los mozos de aquel entonces. Y fueron tales bicicletas que dominicalmente brindaban las primeras emociones que se derivan de las pistas a los mucho cientos de salteños que poblaban las castigadas tribunas de maderas del viejo "Polígono". También entonces, surgieron los que podrían llamarse los precursores de nuestro ciclismo y para quienes la afición deportiva esta en deuda, por el bien y prestigio que nos legaron.
Por ahí andan desfilando en los recuerdos José "Pepino" Masciarelli, hijo del propietario de una ferretería y venta de bicicletas ubicada en La Florida casi esquina Alvarado.
Salta en 1930 - Competencia de Ciclismo
A comienzos del siglo XX la actividad ciclística fue progresando activamente encontrándose crónicas sobre algunas competencias que se realizaban en el reciente Gimnasia y Tiro, en el velódromo ubicado frente al Colegio Santa Rosa, las carreras hasta Río Ancho o hasta Cerrillos, ida y vuelta, por caminos rotos, entre mal enripiados o fangales, cambiando cubiertas o parchando neumáticos para luego darle duro al pedal en los primeros tramos despejados de la ruta trazada para la prueba.
Esta nueva actividad deportiva que ofrecía Salta requería organización; y así se fueron reglamentando las competiciones, se les fue dando un orden. Muchas dependencias fueron y vinieron aglutinando a los ciclistas hasta la consitución de la Asociación Salteña de Ciclismo hoy federada a la FACPyR (Federación Argentina de Ciclismo de Pista y Ruta).