*Por el Prof. EMILIO GONZALEZ TURU
El Nevado de Acay está localizado en la Provincia de Salta, aproximadamente a los 24º 23 S y 66º 10 W, en el límite entre los departamentos de Rosario de Lerma y la Poma. Forma parte de los cordones más occidentales de la Cordillera Oriental, separando dos regiones bien diferenciadas, la Puna hacia el oeste, y la Cordillera Oriental hacia el este.
Su cumbre Principal tiene una altura de 5.716 metros, pero la flanquean dos cumbres satélites, algo menores en altitud, llamadas Navaja y Blanca. Además en dirección sudeste se encuentra una prolongación del Acay formada por un par de cumbres menores, denominado Acay Chico (5.350 m).
Esta montaña es claramente visible si se transita en el Tren a las Nubes, desde estación Muñano, desde donde se la puede apreciar hacia el sur en toda su magnitud. Si el viajero transita la ruta nacional nº 51 (Salta S.A. de los Cobres Paso de Sico Chile), el Acay aparece claramente por primera vez hacia el fondo de la Quebrada de Incahuasi, cerca del paraje Encrucijada, desde donde se divisa también el Acay Chico con su característica forma de carpa canadiense. Pero una vez traspasada el Abra Blanca (4080 m) en dirección hacia S.A. de los Cobres, el camino desciende vertiginoso hacia el altiplano puneño, y es cuando puede apreciársele totalmente.
El Acay no se encuentra siempre totalmente cubierto de nieve. En invierno solo su cumbre, ocasionada por algunas escasas nevadas invernales. En temporadas secas incluso suele vérsela desnuda. Sin embargo es común que en verano, entre los meses de Enero y Abril, esta montaña esté totalmente vestida de blanco, debido a las tormentas de verano.
El Nevado de Acay es una de las tantas montañas sagradas de Salta, y tanto en su cima como en los alrededores hay clara evidencia de presencia humana precolombina. En su cima, laderas y alrededores hay restos arqueológicos consistentes en recintos, muros, caminos y petroglifos. Al respecto, en 1929, un poblador de la zona, Gabino Cruz, encontró en la cumbre una tibia humana. Si bien la primera expedición arqueológica al nevado fue realizada en 1985 por el Dr. Johan Reinhard, gran parte de los detalles, relevamientos y observaciones fueron aportados por los montañistas, como así también por miembros del CECOPAM (Centro para la conservación del patrimonio de alta montaña). Es considerado un santuario de alta montaña clásico de primer orden (CIADAM tomo 6º, 1987-1999)
Incluso actualmente los lugareños sienten respeto por esta montaña, de la que a su vez existen numerosas leyendas y relatos de tesoros escondidos y dioses guardianes de los mismos.
Desde el punto de vista deportivo, el Nevado de Acay es un gran reto para montañistas de todas partes. Si bien técnicamente no presenta dificultad alguna, si lo es en cambio los fuertes efectos de la altura que sienten aquellos que intentan su ascensión. Es común sentir decir a los montañistas que el Acay es una de las montañas más punosas de la región. Su escalada puede intentarse por diferentes vías. Desde el sur, siguiendo la Quebrada de Capillas, partiendo desde Santa Rosa de Tastil. Pero las rutas más utilizadas por los montañistas son las que acercan al nevado por la Quebrada de Incahuasi, o bien desde el norte, entrando desde Muñano, en ambos casos siguiendo la ruta Nº 51. En el primer caso, se parte desde las cercanías de Encrucijada. En un día o dos se alcanza la base, y el ascenso puede intentarse al tercer día. O bien, puede uno acercarse a la base de la montaña siguiendo un camino en malas condiciones, que partiendo desde Muñano, se dirige en dirección sur, y rodea luego a la montaña por el oeste, desde donde se comienza con el ascenso. En todos los casos conviene realizar un buen período de aclimatación. El mejor momento para su ascenso es a comienzos del otoño, especialmente durante el mes de Abril.
*Profesor de Geografía y Ciencias Biológicas - Montañista (mail: [email protected])