
BICENTENARIO SIN HIPOCRECIAS
La conmemoración del Bicentenario de la muerte del Gral. Martín Miguel de Güemes, seguramente estará desbordado de efusiones patrióticas mucho más que otros años, reafirmando aquella inalterable vocación por encubrir el real significado de su grandeza y de su trascendencia, no sólo como estratega militar, sino como hombre político, adelantado a su época, con una amplia visión geopolítica nacional, continental y sobre todo federal, encarnando a su vez, el interés del pueblo que lo esgrimió como líder y protector.
Güemes, a diferencia de Artigas y sin necesitarlo, recibió el indulto póstumo de los Unitarios, sus adversarios y enemigos, aquellos que usufructuaron con su temprana y oportuna muerte. Reconociendo su merecida gloria, unitarios y oligarcas, cubrieron de humo la cobarde planificación de su asesinato e intentaron e intentan aún, reducir su significante influencia socio política a la de un simple “jefe militar".
Como paradoja de ayer y de hoy, se puede observar en el Panteón de las Glorias del Norte, recinto sagrado creado para los hacedores de nuestra Patria, que junto al féretro que guarda los restos de nuestro Héroe máximo, flanquean de un lado, la urna cineraria de Facundo de Zuviria, uno de sus mayores detractores, y del otro, ma de Antonino Cornejo, aquel que intentaba una y otra vez derrocarlo de su gobierno y que pacto a su muerte con los españoles nombrando a Olañeta Gobernador y él pasó a ser Jefe de Armas.
Resulta triste y ajeno a la verdad histórica esta confusión de roles y de testimonios de vida de los actores de hace dos siglos. Es nuestra obligación guardar con celo la “ Honorabilidad Patriótica “ del Héroe.
Funcionarios actuales y cuantos lo precedieron, se desentendieron de la tarea esclarecedora referida a su lucha, pensamiento y acción, como así también y como uno de tantos ejemplos, de algo tan sencillo como la adecuada mantención del mausoleo de la familia Güemes en el Cementerio de la Santa Cruz, aduciendo que su administración y su orden es responsabilidad absoluta de sus familiares o sea de aquellos como muchos otros portadores de apellidos y que resultaron ser totalmente inconsecuentes.
Transcurridos ya 200 años de la muerte del general Güemes, en su Salta, la injusticia social y la inequidad, continúan consolidadas, con la balanza siempre inclinada en favor de aquellos que desconocen o ignoran su mandato.
Un desfile anual, cada 17 de junio, ataviado de simbolismos y un claro manipuleo de las mazas, los dueños del poder pretenden lavar sus culpas, pero es sabido que no se puede tapar el sol con la mano y desde lo alto y desde la historia, sepan, que Martín Güemes los está señalando con su dedo.
Se dice que la Historia es la “ maestra de la vida “, ¿quién la escribe? ¿Quién sufre por la verdad que se oculta? ¿Quién se beneficia con la mentira?. El pueblo de Salta espera ancioso y apesumbrado el reconocimiento otorgado por Güemes a sus ancestros, quienes aportaron su sangre y su sacrificio para que una patria renovada, justa y soberana, naciera a la faz de la tierra. Los hijos de aquellos que galoparon junto al “ Centauro de la Libertad “, aún sangran por su herida artera, su sueño aún espera hacerse realidad, para los vivos y para los muertos que esperaron hasta morir ver el fruto de una lucha dura y desigual en pos de una nación con futuro, trabajo, desarrollo y federal.
Arturo Villagrán Guerrero - Javier “ Chino “ San Remo