Por Ricardo N. Alonso
INTRODUCCIÓN
Resumir la trayectoria del Profesor Sirolli, no es una tarea sencilla. Una larga vida sin descanso, pletórica de polifacética labor, no puede encasillarse en un corto texto. Y no es tarea fácil, porque al igual que otros grandes hombres, polariza los sentimientos en dos campos extremos, sin dejar lugar a la indiferencia. En mi caso me encuentro en uno de los extremos, esto es entre los que valoramos intensamente la línea de inclaudicables realizaciones, a la cual se deben logros de los que, en el campo de la cultura salteña, disfrutamos y nos beneficiamos. Me refiero concretamente a los museos, institutos, escuelas, facultades y la propia Universidad Nacional de Salta, productos de su tesonero empuje.
La vastísima obra del Profesor Sirolli cubre campos de un amplio espectro temático de la cultura y la ciencia, muchos de ellos diametralmente opuestos. Puede considerarse a Sirolli como uno de los tantos y últimos enciclopedistas de los que dio la pujante "Argentina del Centenario". Fue un generalista y no un especialista. Como autodidacta y como paleontólogo se inscribe junto a todos los que siguieron la huella trazada por el gran sabio argentino Florentino Ameghino de quien Sirolli era un profundo admirador. En la misma línea se inscriben otros hombres de su generación como Lucas Kraglievich, Rodolfo Parodi Bustos, Lorenzo Parodi, Carlos Ameghino, Carlos Rusconi, Alfredo Castellanos, Lorenzo y Galileo Scaglia y tantos más que le dieron legítimo brillo a la ciencia argentina.
DATOS BIOGRÁFICOS
Amadeo Rodolfo Pascual Sirolli nació en la ciudad de Buenos Aires el 15 de diciembre de 1900 y falleció en Salta el 16 de mayo de 1981. Fueron sus padres don Filiberto Sirolli y doña Carmen Troilo. Se casó con Julia Cantero el 15 de octubre de 1923, a los 22 años de edad, y tuvieron dos hijas: Emma Olga Sirolli de Longarte y Magdalena Amancay Sirolli de Wayar Tedín. Se radicó joven en Salta donde realizó una larga y meritoria obra académica, científica y política. Fue dejado cesante de su cargo como Director del Museo de Ciencias Naturales por la Revolución Libertadora en 1955 y nombrado profesor honorario de la Universidad Nacional de Tucumán en 1973 con el retorno de la democracia. Una calle y un colegio secundario de Salta llevan el nombre del Profesor Sirolli. Sin embargo, en la Universidad Nacional de Salta, entidad de la cual Sirolli fue la piedra basal y la fuerza motriz, ninguna de las jóvenes generaciones lo conoce. No hay una placa que recuerde su obra. Entre los homenajes recientes resulta auspicioso que, en 2003, el Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Ciudad de Salta, lo haya designado Ciudadano Destacado post-mortem de ese año.
ESTUDIOS PALEONTOLÓGICOS
Sus trabajos en paleontología comenzaron en 1950 cuando dio a conocer el hallazgo de un molar fósil de megaterio proveniente del departamento de Anta en el Chaco salteño (Sirolli 1950). Los megaterios fueron animales de gran tamaño, emparentados con los actuales perezosos, cuyos restos son comunes en la pampa bonaerense. También se los encontró en Salta y forman parte de la típica fauna originada en América del Sur que luego migró al norte. El problema de las migraciones de estos animales pretéritos era uno de los temas científicos que apasionaba al Profesor Sirolli quien defendía las viejas teorías desarrolladas por el sabio argentino Florentino Ameghino.
En 1954 publicó el hallazgo de un esqueleto completo de mastodonte (Sirolli 1954 a), dando a conocer en Salta la presencia de estos interesantes animales de la megafauna pleistocena. Antes del hallazgo de Sirolli, se tiene como antecedente el envío de un fémur de mastodonte, alrededor de 1875, por parte de Juan Martín Leguizamón a Florentino Ameghino. De esta manera el pueblo de Salta se enteró por el trabajo publicado y por la divulgación periodística del hallazgo que en los últimos cientos de miles de años habían vivido en territorio provincial ese tipo de elefantes que fueron los mastodontes, cuyos despojos se encuentran en los depósitos cuaternarios. Sirolli comprendió el valor de la divulgación de la ciencia y es por ello que a la par del trabajo técnico para especialistas publicaba también sus hallazgos paleontológicos en los diarios locales y nacionales. Los trabajos de la excavación del mastodonte de Palomitas, la localidad donde fue encontrado, contaron con la presencia de Eduardo L. Holmberg, nieto del sabio argentino del mismo nombre.
En 1954 publicó el descubrimiento de un esqueleto completo de gliptodonte, otro animal de la fauna anteriormente aludida, que poseía una coraza sólida y fuerte de considerable tamaño (Sirolli 1954b) (Fig. 5). Este animal, pariente lejano de los actuales armadillos, perteneció al grupo de los edentados y al igual que los mastodontes y megaterios era herbívoro. Todos ellos, hoy completamente extinguidos, son algunos de los representantes de una fauna desaparecida y que supo deambular en el pasado prehistórico de Salta. Ellos dejaron a la posteridad los valiosos testimonios de sus osamentas fósiles que le permitieron a Sirolli exhumarlos y darlos a conocer.
También se debe a Sirolli la noticia en 1968 del hallazgo de restos de toxodontes en la quebrada del Toro, entre el Gólgota y Gobernador Solá. La determinación del material contó con la colaboración del paleontólogo de mamíferos Pedro Bondesio de la Universidad Nacional de La Plata. Los toxodontes fueron animales sin representantes actuales que ocuparon el mismo rol ecológico de los hipopótamos africanos. Éste se convirtió en un descubrimiento trascendente, ya que hoy ese tipo de evidencias tiene un profundo significado paleoclimático. Sirolli, en su artículo publicado en el diario El Tribuno, diagnosticó correctamente que en el terciario, la región actualmente árida de la quebrada del Toro estaba cubierta por las aguas de ambientes pantanosos (Sirolli 1968). Efectivamente, hoy se sabe que esas capas tienen entre 4 y 6 millones de años y que contienen sedimentitas genéticamente relacionadas con pantanos y lagos que han preservado restos de plantas como totoras, colas de caballo, helechos y pastos de pantanos. Ello indica un ambiente cálido y húmedo, con más de 1.000 mm anuales de lluvia, a menos de 500 m de altura sobre el nivel del mar y temperaturas anuales entre 14 y 26° C, todo ello diametralmente opuesto al ambiente de altura, árido, seco y fresco que caracteriza actualmente la región (Alonso et al. 2006, Strecker et al. 2007).
También se debe a Sirolli el estudio de restos humanos provenientes de las terrazas fluviales de los ríos que cruzan la ciudad de Salta (Sirolli 1972). Estos restos tendrían una antigüedad de unos 8.000 años según estudios de datación por isótopos cosmogénicos (R.A.J. Robinson, School of Geography & Geosciences, University of St Andrews, UK, comunicación personal 2006).
Luego de este análisis somero nos encontramos con el siguiente cuadro de situación. Antes de Sirolli nadie había investigado estas faunas de vertebrados fósiles en Salta y después de él es muy poco lo que se ha hecho al respecto. Corresponde por ello destacar al Profesor Sirolli como el pionero de la paleontología de vertebrados en Salta. Y así, aunque sus determinaciones taxonómicas pudieron haber sido imprecisas en lo que respecta a la asignación genérica o específica de los restos óseos, lo cual tiene su justificación en la falta de materiales de comparación, resulta innegable la correcta determinación del grupo mayor al que perteneció cada uno de los animales que exhumó de los terrenos salteños.
Su labor fue reconocida por su íntimo colaborador, el profesor Rodolfo Parodi Bustos, quién dedicó a Sirolli una nueva especie de gliptodonte el Plohophorus sirollii. Sirolli era también un apasionado del cerro San Bernardo. Allí colectó fósiles del Ordovícico Inferior (Floiano) que envió a varios estudiosos del país y, en las propias laderas del cerro, construyó su casa. Fue además un estudioso de la arqueología de los depósitos de pie de monte del cerro, donde se encontraron distintos tipos de enterratorios humanos pertenecientes a las antiguas culturas que habitaron en el borde oriental del Valle de Lerma. es bastante conocido su trabajo sobre los títeres prehispánicos y otro sobre los antiguos artífices de Salta y el uso del manganeso para fijar los colores (Sirolli 1971, 1975).
SIROLLI Y LOS ORÍGENES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA
Nos referimos ahora a un hecho que requiere del juicio justo de la historia: la actual Universidad Nacional de Salta. Si bien a partir de 1973, los estudios de Ciencias Naturales encuentran un marco propicio para su desarrollo con la creación de la Universidad Nacional de Salta, ellos comenzaron a mediados del siglo XX y ya alcanzan los 60 años de vigencia. Sin embargo, para tener un cuadro completo, hay que remontarse hacia fines de 1930 y a un dinamarqués llamado Christian Nelson que con sus colecciones privadas dio lugar a la fundación del Museo Provincial de Fomento que funcionaba en los altos de la calle Caseros N º 712. En él se exponían, entre otros objetos, una colección de los tipos de tabaco que se cosechaban en la provincia. El museo fue visitado en una oportunidad por el joven griego Aristóteles Onassis, que más tarde llegaría a poseer una enorme fortuna y comprara fincas tabacaleras en el Valle de Lerma, entre ellas la finca Arisona. En ese tiempo, quién fuera luego un gran colaborador y dilecto amigo del Profesor Sirolli, el señor Bernardo Schain, comenzó a formar una importante colección de minerales y rocas. Al morir Nelson, Sirolli se hizo cargo de la dirección del viejo museo y lo trasladó en 1950 al edificio del Sporting Club, que había sido expropiado por Perón, ubicado en la calle Mendoza N° 2 en el Parque San Martín, y lo transformó en Museo Provincial de Ciencias Naturales, con una Escuela de Taxidermia y Esqueletología anexa (Fig. 6). Esto le valió ya una fuerte crítica que se potenció cuando, con el apoyo del gobernador Ricardo Durand, inició los estudios de ciencias naturales en su humilde Escuela Superior de Ciencias Naturales. Ésta funcionaba en la Escuela Normal de Salta y allí reconocidos profesores del secundario daban clases a partir de las 18 horas. Entre aquellos profesores se encontraban el ingeniero Rovalleti, Pompilio Guzmán (padre), el doctor Humberto Sirimarco, Juan José Ortiz, el padre Colalunga, que enseñaba latín, y otros entusiastas docentes. Sirolli supo contarme muchas veces que fue el propio presidente Juan D. Perón, con quién lo unía una fuerte amistad como se deduce de su correspondencia epistolar, que le pidió impulsar en Salta los estudios de ciencias naturales, especialmente geología y biología, ya que según su visión esas carreras eran esenciales para el desarrollo futuro del país. Según los comentarios que me transmitió en vida, Perón le había dicho que la futura Nación Argentina necesitaba de geólogos y biólogos que investigaran y desarrollaran el potencial de la naturaleza del suelo que fuera legado por nuestros mayores. Cuan acertado estaba el estadista en su pensamiento visionario ya que hoy ambas carreras se inscriben, además, en un marco más amplio como es el estudio global del medio ambiente. La sociedad salteña de entonces cuestionaba que se enseñaran estudios superiores que no podían rivalizar con los de las universidades centrales como las de Buenos Aires, La Plata y Córdoba. Sirolli no se amedrentó y muy por el contrario insistió con el apoyo del nuevo gobernador Carlos Xamena para lograr que su escuela se transformara en Facultad de Ciencias Naturales de Salta y que pasara a depender de la Universidad Nacional de Tucumán, que sí tenía un bien ganado prestigio. Ello se logró el 19 de diciembre de 1952, con lo cual se ponía la piedra basal que iba a conducir a la futura creación de la Universidad Nacional de Salta en 1973. El nuevo Museo Provincial de Ciencias Naturales fue a partir de 1952 el espacio adecuado para el dictado de clases de la joven facultad. Uno de los viejos alumnos, Apolo Ortiz, jubilado ya como un prestigioso geólogo petrolero, recuerda en unas memorias inéditas quienes integraban aquel primer núcleo de docentes, no docentes e investigadores. Entre ellos, Sirolli asumió como director, el geólogo Jorge Pedro Daud como vicedirector y el ingeniero Francisco Sepúlveda como secretario. Completaban la nómina como jefes de departamento: Bernardo Schain en Fisiografía, el agrónomo Telmo Moya Morales en Botánica, el doctor Humberto Sirimarco en Zoología, el ingeniero Juan Russo en laboratorios, Leonidas Cabrera en Electrotecnia y Carlos Aibar en la biblioteca. Como asistentes fueron nombrados, entre otros, la señorita Elsa Arroyo en la mesa de entradas, Eduardo Moya en la imprenta, Alberto López en la sección encuadernación y Eduardo Robino como asistente de laboratorio. La mayordomía estaba a cargo de los señores Asencio Gerónimo y Martín Chocobar.
Creada la Facultad de Ciencias Naturales dependiente de Tucumán, se iniciaron las actividades en 1953, bajo la dirección del doctor Víctor Elías como delegado interventor, el geólogo Carlos Hipólito Moreno Espelta como secretario y el contador Eduardo M. Chambeau como responsable administrativo. En 1954 el doctor Higinio Pellegrini reemplazó como delegado interventor al doctor Víctor Elías. El cuadro docente para las dos escuelas de geología y biología estaba integrado por el ingeniero Francisco Artacho en la cátedra de Análisis Matemático, la licenciada María S. Rodríguez de Sastre en Química Inorgánica y el doctor Moreno Espelta en Geología, todos ellos en el primer año que era básico para las dos especialidades. El 16 de septiembre de 1955 se produjo la Revolución Libertadora y la caída de Perón. En la incipiente Facultad de Ciencias Naturales, Higinio Pellegrini y Moreno Espelta fueron reemplazados por los doctores Vidal y Mentesana, en tanto que el contador Chambeau continuó como responsable administrativo. Sirolli, por su probada militancia en la ortodoxia peronista, fue suspendido en el ejercicio de sus funciones como profesor y director del museo el 10 de noviembre de 1955, en base a que su actuación política en "el sentido de una total identificación con el gobierno depuesto" estaba reñida "con los más elementales principios de dignidad universitaria"(¡!). Esto lo firmó Osvaldo A. Fonio, interventor interino. En el mismo acto, se suspendió también al ingeniero F. Artacho, al profesor Orlando del Valle Cecilia y al geólogo Jaime Hernán Figueroa. Este último llegaría luego a ser vicegobernador de Salta junto a Roberto Romero en la década de 1980.
Un documento firmado por Eduardo Chambeaud, con fecha 15 de mayo de 1956, da la lista del personal docente en funciones, donde figuran, entre otros: César Santiago Pagés como profesor de Petrografía I y encargado ad honorem de Mineralogía, Jorge Pedro Daud en Geografía Física, Carlos Hipólito Moreno en Geología I, Alejandro Nevestine en Geología, Juan Miguel López escribano en Mineralogía, Francisco Eduardo Briatura en Petrografía II, José Ruiz en Química biológica, Carlos A. Sastre en Análisis matemático, María S. Rodríguez de Sastre en Química Inorgánica, Alfredo Chiericotti en Topografía y Cartografía, Carlos Alberto Cadena en Química orgánica, José Antonio García en Química Analítica, Miguel Ignacio Riba en Microbiología, Humberto R. Sirimarco en Zoología, Juan Russo en Química Inorgánica y a cargo de la planta de flotación de minerales; como jefes de trabajos prácticos figuran Agustín Eduardo Villarino en Química orgánica y Matilde Gemesio de Zaffanella en Petrografía I, en tanto que como ayudante de cátedra está Alfredo Héctor Rodríguez. También durante la década de 1950 se sumaron el profesor Rodolfo Parodi Bustos, el doctor Ramón De la Vega y los ingenieros Bianco, Manuel Sánchez y Berlingieri. Han pasado seis décadas desde entonces y hoy las carreras de Geología y Biología de la Universidad Nacional de Salta, que tuvieron aquellos humildes comienzos, son ampliamente reconocidas en el ámbito nacional y extranjero.
Crear la universidad fue un anhelo que anidó siempre en el espíritu del hombre visionario que fue Sirolli. Quienes lo recuerdan saben con qué facilidad llegaba a encolerizarse cuando alguien le negaba que Salta necesitara una universidad. Incluso gente mal intencionada llegó a realizar folletos adversos a la creación de una universidad nacional en Salta, pegándolos donde Sirolli pudiera verlos, lo cual le llevó a tener una reacción de violencia que no estaba en el noble espíritu que lo animaba.
Con la llegada al poder de Alejandro lanusse, un sobrino militar de Sirolli se convierte en edecán. Un día este militar de alto rango le pregunta a Sirolli si podía hacer algo por él o gestionar algo que necesitara, a lo cual el viejo profesor insistió en su pedido: "Soy peronista y no quiero nada de este gobierno. Sin embargo quiero, sí, la creación de la Universidad Nacional para Salta, que es por lo que tanto he luchado y sigo luchando". Finalmente, en 1973, se inició formalmente el funcionamiento de la Universidad Nacional de Salta. En ese año además, con la vuelta de la democracia y por resolución n° 1301 de la universidad nacional de tucumán, Sirolli fue designado profesor Honorario de esa casa de altos estudios, en "reconocimiento de su trayectoria al servicio de la cátedra y de la investigación en el campo de la antropología y las ciencias naturales", lo que significó una justa reparación a su trayectoria académica.
En 1974, Sirolli fue designado Secretario de Estado de Educación y Cultura de la Provincia de Salta. Durante el tiempo que le tocó actuar creó decenas de establecimientos primarios, secundarios, terciarios y técnicos de diversas orientaciones. Sirolli fue así un adelantado a su tiempo, un verdadero Sarmiento del norte argentino.
ANECDOTARIO PERSONAL
En 1964, cuando contaba con sólo 10 años de edad, tuve la azarosa oportunidad de conocer al profesor Sirolli. El motivo fue el descubrimiento por parte de mi padre, don Joaquín Alonso, de un cementerio indígena en el paraje La Pedrera, a unos 6 km de la ciudad de Salta. En esa oportunidad, y dada mi corta edad, concurrí al lugar con la fantasía de quien se dispone a descubrir valiosos objetos guardados celosamente en los túmulos milenarios. Allí se encontraba el profesor Sirolli, con su uniforme color caqui, sombrero de explorador y decenas de pinceles, lupas y puntas. Su aspecto reflejaba el viejo estilo de los exploradores de principios de siglo. Guardo siempre la imagen del sabio profundamente ensimismado en la contemplación de las piezas exhumadas, tratando de resolver el enigma de las distintas pictografías. Por suerte y gracias a la oportuna presencia de don Angel Longarte, yerno de Sirolli, casado con su hija Emma, quién se dedicaba a filmar cortos documentales, el hecho quedó registrado y durante muchos años la filmación fue exhibida en Canal 11 de Salta en el programa La Historia también es Noticia con la conducción de la conocidísima locutora Magda Sirolli, hija del profesor Sirolli, ya fallecida.
El profesor Sirolli realizó en esa oportunidad un estudio de la estratigrafía y la geomorfología del lugar. Durante el tiempo que realizaba dichos reconocimientos, que quedaron profundamente cincelados en mimemoria, me dediqué a acompañarlo y él, advirtiendo el interés que prestaba, me explicaba con una infinita bondad y dedicación todo lo relacionado a las urnas funerarias, el hábitat de los indígenas y la formación de las terrazas en que se encontraban enterradas. Fue este hecho lo que disparó en mi interior una luz escondida y me decidió a tan temprana edad a estudiar lo que ese hombre me había enseñado. Fue también allí donde escuché por primera vez la palabra universidad de labios de Sirolli. Esto me consta porque tuve oportunidad de asistir a una dura polémica entre Sirolli y mi padre en oportunidad de las excavaciones arqueológicas en el cementerio indígena de La Pedrera. Mi padre entendió que Sirolli no veía con agrado la creación de la futura Universidad Católica a lo que Sirolli respondió manifestando que su preocupación era que la creación de esta casa de estudios podía postergar aún más la creación en Salta de una universidad estatal "por la que yo tanto vengo luchando" (palabras textuales de A. R. Sirolli).
Muchos años después y ya egresado como geólogo de la actual Universidad Nacional de Salta en 1978, volví a encontrarme con el viejo maestro quien permanecía en el exilio de su firme ortodoxia política. En mi caso, el encuentro sirvió para retomar un estrecho y fructífero intercambio en los temas de ciencia que a ambos nos interesaban. A pesar de que su salud ya no era la misma, su energía interior seguía inconmovible. Cada vez que lo visitaba me comentaba sus planes para desenterrar los huesos de un mastodonte o los de un gliptodonte que se encontraban en la barranca de tal o cual lugar, de los cuales había recibido noticias. No aceptaba llamarse a retiro y sostenía que aún era mucho lo que le quedaba por hacer. ''Retirarse está bien para comerciantes y oficinistas, pero como bien dijo George Gaylord Simpson, el eminente paleontólogo americano, eso está vedado a los estudiosos'', solía comentar. Por ello seguía enfrascado en corregir manuscritos y pruebas de imprenta de artículos que tenía en preparación.
Cuando sufrió el primer llamado de atención de que su vida se estaba apagando lentamente, sus familiares lo llevaron al hospital Italiano de Buenos Aires, donde pude acompañarlo, y allí el doctor Raúl Matera, neurocirujano que llegó a ser presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, su amigo de muchos años y que tomó personalmente la atención, ante la preocupación que mostrábamos nos dijo una frase que recuerdo vívidamente "Sirolli no se muere, porque Sirolli es de hierro y todavía tiene mucho que hacer por Salta y el país".
Cuando comenzó a restablecerse le comentamos los dichos del doctor Matera y por primera vez lo vi llorar amargamente pues él sabía que postrado como estaba era ya muy poco lo que podía hacer. Guardo de ese tiempo la imagen de paz que irradiaba su ancianidad, producto de una existencia intensamente vivida. Amadeo Rodolfo Sirolli falleció en Salta el 16 de mayo de 1981.
La riqueza de los conocimientos que me transmitió durante el tiempo que me tocó frecuentarlo es para mí de un incalculable valor. Por eso estas líneas tienen como único fin honrar su memoria, memoria que debe ser el ejemplo y la luz que guíe siempre a las futuras generaciones por las sendas del saber y el trabajo fecundo de todos los días.
Por último estoy seguro, de que así como la montaña de granito sepultada por capas de sedimentos se despoja con el tiempo de dicha cubierta barrosa para brindar su núcleo de roca cristalina pura; así el tiempo, principal tamiz depurador de las acciones de los hombres, sabrá rescatar su memoria y colocarlo en el pedestal que le tiene reservado la historia. Este artículo tiene ese sentido.
PREMIO SIROLLI
El viernes 25 de noviembre de 1988, se me hizo entrega de la distinción "Prof. Amadeo Rodolfo Sirolli" de la Asociación Cultural Internacional en los salones de la Biblioteca Provincial de Salta "Victorino de la Plaza". En el acto estuvieron presentes las autoridades de la Asociación Cultural Internacional, familiares del profesor Amadeo Rodolfo Sirolli y personas de la cultura de Salta. Esta distinción se entrega en forma conjunta por la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Salta, la Asociación Cultural Internacional y la Sociedad Científica del Noroeste Argentino y me fue otorgada al haber sido elegido por la Escuela de Geología de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Salta por méritos académicos como egresado de la carrera del Doctorado en Ciencias Geológicas.
La distinción en homenaje al Profesor Sirolli, como egresado de la Escuela de Geología de la Facultad de Ciencias Naturales que él fundara, forma parte de ese profundo significado que fuera comentado. La otra parte del significado tiene que ver con la azarosa circunstancia espacio-temporal que llevó a que la Facultad de Ciencias Naturales haya postulado al suscrito para esta distinción, lo cual viene a cerrar un largo ciclo que tiene que ver con el anecdotario personal del autor.
AGRADECIMIENTOS
El presente trabajo se llevó a cabo en el marco de los estudios de historia de la geología en América Latina que el suscrito desarrolla en la Escuela de Geología de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Salta, así como en sus proyectos de investigación en el Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Salta y en el equipo de trabajo del Centro de Estudios Geológicos Andinos. Agradezco a los doctores Víctor A. Ramos, Eduardo G. Ottone y Florencio G. Aceñolaza por alentarme a escribir sobre la vida del profesor Amadeo R. Sirolli. A los doctores Eduardo G. Ottone, José A. Salfity y Cristina Moya, por sus valiosos aportes durante el arbitraje. A los familiares del profesor Sirolli, especialmente a su hija Emma y su nieto el doctor Ángel Longarte Sirolli. A Teresita Ruiz y Alicia Quiroga colaboradoras de la cátedra extracurricular "Historia de la Geología de América Latina" de la Universidad Nacional de Salta.
TRABAJOS CITADOS EN EL TEXTO
1. Alonso, R.N., Bookhagen, B., Carrapa, B., Coutand, I., Haschke, M., Hilley, G.E., Schoenbohm, l., Sobel, E.R., Strecker, M.R., Trauth, M.H. y Villanueva, A. 2006. Tectonics, climates, and landscape evolution of the Southern Central Andes: the Argentine Puna Plateau and adjacent regions between 22 and 30º s. En: Oncken,O., Chong, G., Franz, G., Giese, P., Götze, H.J., Ramos, V.A., Strecker, M.R. y Wiggetr, P. (eds.) The Andes. Active subduction orogeny. Frontiers in Earth Sciences. Springer: 265-283, Berlin. [ Links ]
2. Sirolli, A.R. 1950. El molar fósil de Anta. Museo Provincial de Ciencias Naturales, Memoria: 20- 24, Salta. [ Links ]
3. Sirolli, A.R. 1954a. El Mastodon saltensis ¿Nueva especie de Proboscídeos? Amerindia, 16 p., Salta. [ Links ]
4. Sirolli, A.R. 1954b. El glyptodonte de la peña. Amerindia, 10p., Salta. [ Links ]
5. Sirolli, A.R. 1968. El Toxodon del Golgota. El Tribuno, Suplemento 3(28): 6. [ Links ]
6. Sirolli, A.R. 1971. ¿Títeres prehispánicos? Instituto de Antropología y Ciencias Afines. Amerindia, 92 p., Salta. [ Links ]
7. Sirolli, A.R. 1972. Paleoanthropus de Salta. Instituto de Antropología y Ciencias Afines. Amerindia, 84 p. Salta. [ Links ]
8. Sirolli, A.R. 1975. Los prehistóricos artífices de Salta usaban manganeso para fijar los colores. Comunicaciones Científicas 1(1):17-22. [ Links ]
9. Strecker, M.R., Alonso, R.N., Bookhagen, B., Carrapa, B., Hilley, G.E., Sobel, E.R. y Trauth M.H. 2007. Tectonics and climate of the southern central Andes. Annual Review of Earth and Planetary Sciences 35: 747-787.
Fuente: http://www.scielo.org.ar
Autor: Ricardo N. Alonso - 1 Universidad Nacional de Salta-CONICET. Casilla de Correo N ° 362, 4400, Salta. E-mail: [email protected]