| 
          
              
                
              
                PENSAMIENTOS PARA EL BICENTENARIO
                Mayo conmemora el bicentenario del   primer grito libertario de nuestra Independencia Nacional, y  la Academia Nacional de la Historia ha  organizado jornadas de Conmemoración con motivo de este magno evento. En estos  días estarán presentes distinguidos historiadores de Latinoamérica y Europa.  También se preparan festejos para la conmemoración del 9 de julio de 1816, a lo  largo y a lo ancho de nuestro territorio. 
                Esta fecha se presenta como brillante escenario para meditar acerca de  los sueños de hombres y mujeres que protagonizaron la vehemencia aquellos días.  Hoy a la luz de los  años transcurridos, nada  menos que doscientos, pocos en realidad, si los comparamos con lo vivido por  los pueblos de Europa, nos ofrece una nueva ocasión para meditar  concienzudamente acerca de aquello que nos ha ocurrido como pueblo, y por ende como  país donde estamos insertos-La Argentina- Lo que  vivimos hoy, es el resultado de luchas,  conquistas, políticas y sociales, culturales e ideológicas que amasaron nuestra  identidad como Nación. La historia nos lleva de la mano hacia una prospección que  Dios lo quiera sea esplendorosa. 
                Es necesario por lo tanto sumergirse en aquellos protagonistas históricos  que, con sus aciertos y errores, plasmaron una grande epopeya, con sus tendencias,  y porqué no con sus mitos, en un país que ha cursado profundas transformaciones  para realizar la construcción de nuestra identidad. 
                Todo cuenta, y  aquí debemos  también meritar los acontecimientos ocurridos en la España americana, que de  alguna manera dieron el marco para las guerras independentistas finalizadas en la  batalla de Tumusla en 1825, como lo consigna el Dr. Martín Villagrán. Esta constituye  la última batalla de esta gesta libertadora en el Alto Perú y en ella moría el  Brigadier General Pedro Antonio de Olañeta, designado desde España como Virrey  del Río de la Plata, designación meramente simbólica, pues los territorios que  debía gobernar estaban ya divididos  buscando  su soberanía. De allí en más los acontecimientos se dispararon  vertiginosamente. Antes de la finalización de la guerra del Ato Perú, las  Provincias Unidas, ya en 1816, reunidos sus delegados en Tucumán daban el grito  final de libertad.  
                Es necesario pensar en los hechos nacionales e internacionales anteriores  a Tumusla,  los cuales desembocan en el 9  de julio de 1816. Estarán presentes los debates y las ideas dentro de la matriz  engendrada por situaciones políticas, sociales y bélicas. 
                Se había elegido la provincia de Tucumán para tan memorable Declaración  de la Independencia, debido a su situación geográfica equidistante de los  pueblos del norte y del sur de la Provincias  Unidas, aunque secretamente, importaba tener alejadas a las provincias  bajo la órbita de Gervasio de Artigas.
                El día 9 de julio de aquel lejano 1816, había amanecido pleno de  sol como anunciando la felicidad del acontecimiento; la expectación tucumana  tenía ribetes anecdóticos; se había terminado la refacción de la casa de doña Francisca  Bazán de Laguna, declarada Monumento Histórico Nacional en  1941. Con dicha declaración, se rompían definitivamente los vínculos de  dependencia política que los gobiernos locales tenían con la monarquía española. 
                                  El templo de la patria permaneció en el olvido a merced de la  indiferencia pública hasta que en el año 1878, pueblo y gobierno decidieran  sacarla de este injusto olvido, visitando el salón histórico, y dedicando esta  fecha del 9 de julio, para honrar la memoria de los prohombres de aquel Primer  Congreso Argentino.  
                                  Una nota de 1916,  con motivo del centenario de la Independencia, decía que: “· (…) hasta hace poco el aspecto  del salón histórico era desolador, pobre y sin una ofrenda del pueblo cuya  nacionalidad amasara y fundara con elementos perdurables” 
                                  Largo sería recapitular  los fastos conmemorativos del primer centenario, como así también lo andado y  desandado en aquel período vital para nuestra existencia como nación. 
                Lo cierto es que una vez independizados de España, debimos ser un gran  país, recomponiendo el antiguo virreinato conformando las provincias Argentina,  Peruana, Paraguaya, Venezolana etc. Las pasiones localistas influenciadas por  las potencias extranjeras incitando a la balcanización, contribuyeron a la  desilusión y desesperanza de conformar el gran país latinoamericano. Si así hubiera  sido, hubiéramos podido sentarnos sin inconvenientes a la mesa de los grandes, como  así también a las grandes decisiones. Merecíamos conformar el contrapeso  meridional del constinente.
                La declaración de la independencia como decíamos, fue una decisión del  Congreso sesionado en la ciudad de Tucumán, como corolario de múltiples circunstancias  imposibles de consignar en este momento.
                 
                Acta de la Independencia 
                “En la benemérita y muy digna  ciudad de San Miguel de Tucumán a nueve días del mes de julio de 1816:  terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias Unidas continuó  sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto y sagrado objeto de la  independencia de los pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido  el clamor del territorio por su emancipación solemne del poder despótico de los  reyes de España, los representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto  toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés  que demanda la sanción de la suerte suya, pueblos representados y posteridad. A  su término fueron preguntados ¿Si quieren que las provincias de la Unión fuese  una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?  Aclamaron primeramente llenos de santo ardor de la justicia, y uno a uno  reiteraron (sic) sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto por la  independencia del país, fijando en su virtud la declaración siguiente: 
                    "Nos los representantes de las  Provincias Unidas en Sud América, reunidos en congreso general, invocando al  Eterno que preside el universo, en nombre y por la autoridad de los pueblos que  representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo  la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la  tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los  violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los  derechos de que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación  libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli.  Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para  darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales  circunstancias. Todas, y cada una de ellas, así lo publican, declaran y  ratifican comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta  su voluntad, baxo el seguro y garantía de sus vidas haberes y fama. Comuníquese  a quienes corresponda para su publicación. Y en obsequio del respeto que se  debe a las naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos  impulsivos de esta solemne declaración." Dada en la sala de sesiones,  firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por  nuestros diputados secretarios.  
                  El 19 de julio, en  sesión secreta, el diputado Medrano hizo aprobar una modificación a la fórmula  del juramento. Donde decía «independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y  metrópoli», se añadió: 
  "...y toda otra dominación  extranjera" 
                Firmantes de la  Declaración de la Independencia   
                    Presidente 
                     Francisco Narciso de Laprida,  representante por San Juan y demás congresales. 
                    Ocioso sería  consignar la alegría manifestada después de la jura, el brillo de los  bailes y las demostraciones de gozo,  hasta el amanecer. Pero eso es otra historia.  
                    En la  conmemoración de este bicentenario, debemos poner la lupa en el futuro que nos  espera, organizando primero nuestra casa, demolida por la corrupción y las  políticas de desastre, enfrentando las inclementes influencias extranjeras que,  con diferentes matices, continúa hasta hoy. Recordemos que la  división de mundo entre las grandes potencias,  fue pergeñada en Yalta y la dominación cursa otros carriles.  
                    Son urgentes  los problemas que aturden nuestra nacionalidad y parte de la paz que necesitamos,  se asienta en fortalecer una democracia independiente, combatiendo la  desigualdad social, donde unos pocos se enriquecen merced a la pobreza de  muchos. Es imperioso que los gobiernos a suceder trabajen con seriedad,  despojados de  mendacidad, promoviendo públicos  transparentes, eliminando para siempre  la corrupción que todo degrada.  
                    Los gobiernos  deben trabajar con ahínco, en fortalecer el valor de la palabra empeñada, el  valor de la educación que será la fábrica de hombres mejores y mejor preparados  para solucionar las urgentes necesidades de nuestro pueblo. 
                    Hasta hace poco  convivíamos con el miedo y la injusticia, donde ella obraba medrosamente con  ojos ciegos. Nunca habíamos asistido a fenómenos de corruptela tan escandalosos  como los vividos. La justicia recién comienza a dar sus primeros pasos, y Dios  lo quiera, continúe en ese camino. 
                    Esta crisis que  hoy vivimos, acaso sea el fermento donde puedan nacer hombres honrados, con  vocación de servicio para bien de la Nación, recuperando los tiempos de esta década  perdida. No se puede dilapidar un minuto más, por la salud de quienes habitamos  este bendito suelo. 
                  Hay demasiadas  cosas por realizar y demasiadas por erradicar o recomponer. El camino es largo  y áspero, pero no imposible.
                 
                 
                  
                  
                 
              
            |