La ciudad de General Güemes, se originó como “comuna” trazada de acuerdo a un plano elaborado por el “Departamento de Ingenieros”, tiempo antes de llevarse adelante la construcción de la línea del “Ferrocarril Central Norte Argentino”. Los primeros estudios con fines de ampliar los caminos de hierro, partiendo de la ciudad de Córdoba, fueron encargados por una compañía inglesa con sede en la ciudad de Rosario de Santa Fe, al Ingeniero Civil italiano Pompeyo Moneta en abril de 1866. Con la firma de un acuerdo, dejaron establecidos ciertos requerimientos y el compromiso profesional de presentar un informe al término de una campaña de tres meses; tiempo límite establecido por el Gobierno de la Nación. Entonces le entregaron un carruaje y algunos instrumentos de precisión, entre ellos, un sextante de prisma, un barómetro de montaña, un horizonte y un cronómetro. Después de partir de Córdoba “(…) debía costear las sierras, tan cerca como la conservación del nivel se lo permitiera y tomando una línea tan directa como le sea posible a través de las salinas hasta el lugar denominado La Horqueta que, siendo un punto central para las provincias de Santiago del Estero, La Rioja y Catamarca, está en línea recta con Tucumán, Salta y Jujuy, y el camino real a Bolivia (…), (…) Desde Tucumán hacia Salta, parece que el terreno es bastante nivelado hasta aproximarse a Salta donde se encuentran obstáculos que hacen necesario un examen muy prolijo para descubrir la más fácil entrada a la ciudad”. Luego del cumplimiento de la etapa principal y si contaba con tiempo suficiente, debía explorar el trayecto hasta Jujuy por La Caldera. El informe debía incluir el estudio preliminar de los suelos y la titularidad de los terrenos en los que se podrían construir los tendidos de vías, haciendo especial mención a los parajes donde estimaba establecer los empalmes hacia otros destinos; un estudio de los bosques para extracción de la madera necesaria, los cursos de agua que se deberían atravesar y el tipo de material que conformaban las riberas y demás características geológicas. Y, por último, información sobre minas en explotación que podrían estar ubicadas en cercanías de las futuras vías.
El primer día de febrero del año siguiente, el Ingeniero Moneta hizo entrega de un compendio titulado “Practicabilidad de la Prolongación del Ferrocarril Central Argentino, desde Córdoba hasta Jujuy”, que fue publicado por el Gobierno Nacional. En el citado informe hizo una precisa descripción de cada uno de los puntos solicitados e incluso, verificó errores en los primeros mapas compilados de la región, trazados oportunamente por personalidades como Burmeister, Arrowsmith y Page. Casi concluyendo su escrito, en un párrafo comentó acerca de la vía: “(…) que se extendiera hasta Salta y Jujuy, como en efecto se hizo, en tiempo muy limitado y en una zona muy vasta. Para facilitar la inteligencia del presente adjunto un mapa que incluye: Córdoba, La Horqueta (Santiago del Estero), Tucumán, Salta, Jujuy y Catamarca. Durante todo el viaje se ha tomado siempre nota del curso del camino con la brújula y el reloj y se han tomado todas las alturas meridianas del sol y de estrellas que fue posible para determinar las latitudes (…), (…) la precisión de las mediciones en los faldeos de las serranías de Córdoba y del Aconquija y entre las montañas de Salta y Jujuy por la existencia de cerros y puntos bien demarcados para referir la posición de la línea (…), (…) Por razones geográficas poco apropiadas, desecho el trazo Salta – Jujuy por Los Sauces y aconsejo comunicar a Salta con un ramal viniendo del rio Pasaje a Cobos, Campo Santo, Pampa Blanca y de allí a Jujuy (…)”. Esto último, debido a que entonces ya se tenían proyectadas las líneas internacionales a Bolivia y a Chile.
Por Ley Nacional de 1870, se ordenó continuar los estudios para prolongar la línea férrea hasta la ciudad de Jujuy. Como ya se había descartado el ingreso de la línea ferroviaria por el valle de Choromoros, ahora debía hacerse en un punto cercano al cañón del rio Juramento para que la línea ingresara al valle de Lerma bordeando su cauce, o bien, en el valle de Cianca y en un sitio próximo a Cobos, siguiendo la Quebrada del rio Mojotoro. Posteriormente, hubo acuerdos y otros documentos con el Directorio del F.F.C.C. Central Norte, y dos leyes nacionales más autorizando la contratación para construir la línea desde Tucumán a Salta y Jujuy. En 1885, el Ingeniero Cristóbal Giagnoni presentó al Gobierno Nacional, los resultados de estudios específicos sobre la factibilidad de la traza mencionada, en el “Informe de la sección Tucumán – Metan y apéndice complementario Salta – Jujuy”, detallando los inconvenientes y la no factibilidad del trazado establecido en principio. Hubo demoras en definir el recorrido debido a lo intrincado de la geografía con relación al cálculo de los gradientes necesarios para superar alturas y a los meticulosos análisis de suelos. Hasta fines de 1887 no estaba decidido el trazado definitivo, aunque, luego de rectificar algunos estudios, se decidió el desplazamiento del tendido de rieles un par de kilómetros hacia el oeste en un sector del lote Santa Rosa; un pequeño núcleo urbano del Ingenio azucarero San Isidro.
“Estación Santa Rosa” Este nombre aparece por primera vez en un decreto de 1887, anexo al contrato de construcción firmado por el Estado Nacional con la empresa Lucas González y Cía., identificando la comuna y la estación ferroviaria. Así continuó hasta mediados de octubre de 1891, ya que un documento del día 19 la menciona “Estación General Güemes”, sin detalle ni motivo del cambio de nombre. El plano que demarcaba las calles a los lados de las trochas del ferrocarril, fue trazado con anterioridad a la llegada de la punta de rieles, ocurrida en los primeros meses del año 1888. Para entonces, las arterias paralelas a las vías estaban identificadas con números impares: Calle Nº1 - Cornejo, Nº3 - Ameghino, Nº5 - Alem, Nº7 - Alberdi, Nº9 – Rivadavia. Y las perpendiculares, con números pares: Nº2 – Sarmiento, Nº4 - Cabred, Nº6 – San Martin, Nº8 - Saravia, Nº10 - Rodríguez, y Nº12 – Gorriti; quedando dividido el casco urbano en dos sectores, Banda Este y Banda Oeste. En cada una de ellas había varias viviendas precarias y se estaban terminando sendas construcciones de dos plantas; de las que todavía existe la que tiene la Cédula Parcelaria Nº1. Recién en el año 1924 y a pedido de la Comisión Municipal, las autoridades del ferrocarril construyeron una pasarela elevada para comunicar ambas franjas urbanas, evitando el paso peatonal por las vías.
La ciudad de General Güemes cumple 136 años (23 de julio de 1888) El aniversario se celebra en esta fecha, aunque, siempre hubo objeciones al respecto. En oportunidad de la proximidad del centenario, una comisión creada a tales fines dejó establecida la que oportunamente propuso la Profesora Clara Gutiez; basada en un decreto presidencial. Luego hubo quienes pretendieron cambiarla, pero, de todas formas, tampoco hubo acuerdo acerca de cuál era más precisa o aproximada. Hubiésemos tenido que discutir diferentes interpretaciones y considerando las fechas de inicio de obras en el lugar, la de habilitación de la estación ferroviaria al movimiento de trenes, la del montaje de los puentes sobre el río Mojotoro o la de llegada del primer tren, entre otras. Y resulta que todas son válidas. Finalmente, optamos por dejar la de aquel documento nacional. Al margen de lo expuesto, la construcción y puesta en marcha de los ferrocarriles, constituyó una epopeya en un proceso integrador y revolucionario con el que quedaron vinculadas numerosas poblaciones de distintas regiones naturales y dio lugar a que surgieran muchas otras en el transcurso de varias décadas.
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