l iniciar el año 2010 nos encontramos próximos a celebrar el Bicentenario de la Patria.
Sin dudas, la celebración del Bicentenario es una fecha importante para los argentinos y un momento de nuestra historia que nos impone un replanteo sobre las cuestiones más acuciantes de nuestra realidad. Es una oportunidad para analizar nuestra situación, hacer un diagnóstico, y fijarnos objetivos - a través del diálogo y el consenso- desde nuestra condición de ciudadanos democráticos, para perfeccionar nuestro sistema político y marcar los lineamientos para un nuevo Proyecto Nacional que defina el rumbo de nuestra Nación, para nosotros y las generaciones venideras.
Nuestro contrato social está explicitado en la Constitución Nacional que nos rige y es respetando las leyes y creando condiciones justas para los ciudadanos argentinos y para los hombres del mundo que quieran habitar nuestro suelo, que alcanzaremos ese País que soñamos.
En ese marco tan plural de actividades e instituciones, uno de los mayores esfuerzos debe estar dedicado a rescatar los valores más profundos de nuestra cultura. Es, precisamente, entonces, en este Bicentenario, que el sector de los trabajadores de la cultura debe vigorizar su presencia social, para que los creadores, los hacedores de cultura aporten a este momento a través del trabajo interdisciplinario ese enriquecimiento que la Patria está hoy reclamando.
En suma, fortalecer la cultura nacional es un trabajo de toda la sociedad, en orden al cual debemos proponernos metas comunes y detrás de las cuales se refleje la equidad y la justicia social.
Tenemos la convicción que las actividades que producen la cultura y el arte son creadoras de espacios y vehículos que permiten la integración y desarrollo social, vinculando a los distintos grupos que componen nuestra Comunidad argentina, favoreciendo el respecto por la diversidad y valorando el enriquecimiento que se da en esas interacciones.
