e mayo a junio de 1820 se produce un nuevo avance realista al mando de Ramírez Orozco, que invade y ocupa Salta con 6.500 soldados de élite, y amenaza con proseguir rápidamente hacia Tucumán, donde ya no se encuentra sino una pequeña guarnición de los restos del Ejército Auxiliar, que está ahora dirimiendo cuestiones internas en Santa Fe. Si esas numerosas y aguerridas tropas realistas pasaban de Salta, el destino de América estaba momentáneamente sellado, pues las fuerzas patrias, excepción hecha de las fuerzas de Güemes y de San Martín (en Chile) estaban atomizadas y enfrentadas entre sí. ¿Qué resistencia hubieran podido ofrecer? Güemes desde su Cuartel General Volante en la campaña de Salta dirige la resistencia al invasor. Se lucha denodadamente en las serranías, en las calles. En un parte de guerra de Güemes fechado el 22 de junio de 1920, se lee:
“…habiéndose perdido de nuestra parte, al inmortal teniente don Pastor Padilla, cuyo valor y denuedo merecen justamente ocupar una página en la historia de América. Deshecho su caballo, a causa de haber rodado, se defendió a pie a más de dos cuadras con una bravura inimitable contra un grueso de caballería hasta caer muy mal herido; y habiéndole ofertado el jefe enemigo hacerlo asistir y curar, le contestó con energía que ni la salud quería de su mano y que se sirviese cuanto antes hacerle beber la muerte para reportar el lauro de morir por su cara Patria, sin quebrantar su juramento de no sufrir por un instante el infame yugo español; fue con efecto asesinado: pero quedó su memoria para ejemplo de los guerreros, y para causar pavor a ese Jefe inmoral y cobarde que atentó contra una vida que debió conservar por Ley de guerra”.