LA PRESENCIA DEL GENERAL MARTIN MIGUEL DE GUEMES EN LA HISTORIA NACIONAL DE LA INDEPENDENCIA
ARMANDO M. PEREZ DE NUCCI
Las Humanidades Médicas incluyen, por definición, a todas aquellas ciencias que hacen al hombre desde la medicina. Son un conjunto de disciplinas de y para el hombre integral, ser psicobiosocial y espiritual, cuya meta es la reivindicación de aquel como sujeto y único protagonista de la ciencia médica.En este contexto debemos inscribir la labor de especialidades como la Bioética, la Antropología Médica y la Historia de la Medicina.
Existe hoy más que nunca una urgencia de las humanidades al decir de Padrón. Considero de vital importancia esta urgencia, que afortunadamente lleva ya muchos años, porque el médico se ha ido enfrentando cada vez mas a un proceso de deshumanización técnica de sus procederes que destruyó a lo largo de los años la idea clásica que se tenia del hombre y, lo que espero, la idea misma del hombre.
Entendida así, Historia de la Medicina es un recuerdo de lo que ha sido, al servicio de una esperanza de lo que quizás llegue a ser y ese será el eje de esta exposición sobre la relación de Güemes con la enfermedad, en el marco de una concepción médica regional y con el contexto de la lucha por la emancipación.
La región del noroeste argentino hacia comienzos del siglo XIX carecía, en el aspecto médico, de las más elementales provisiones y recursos. Es ya conocido que provincias como Tucumán y Salta debían realizar ingentes esfuerzos para poder cubrir el cargo de Médico Titular de la ciudad y la prestación de servicios en los hospitales, cuando estos existían más allá de los papeles.
Los primeros veinticinco años del siglo XIX marcarían para nuestras provincias una serie de retrasos, postergaciones y situaciones de necesidad debidas principalmente a la denominada economía de guerra .Es éste justamente uno de los puntos de partida que tome para el estudio de la medicina regional porque pensamos que el retraso visualizado en los sistemas y desarrollo sanitarios del noroeste, tiene aquí su explicación.
La relación economía – salud jugó un papel preponderante en el desarrollo de una política sanitaria que, en la mayoría de los casos fue totalmente inadecuada para las necesidades de la gente y plagada de desaciertos, surgidos de la falta de efectivo para la tarea específica o de malversaciones consideradas necesarias en el momento. El caso de los hospitales de Tucumán es un dato paradigmático: durante casi doscientos años se recaudaron fondos para su erección y sistemáticamente los mismos fueron desviados a otros destinos por las urgencias que la realidad marcaba a los gobiernos de turno.
El enunciado de las Leyes de Indias en el sentido que... en el medio del real habrá un hospital para asistir a los enfermos que allí hubieren....fue eso nada más, un mero enunciado que no se cumplió.Otro tanto en lo referido a la atención profesional, muchas veces demorada cuando no suspendida por falta de recursos.
Es tal el caso de los hospitales de Salta. En 1650 se encuentra una referencia al hospital... cuando se menciona, como en el caso de Tucumán a la figura del mayordomo de dicha institución, sobre cuya existencia nada se dice. Pero la ciudad había sido ya fundada en 1582... y Vergara manifiesta que hasta 1659 no se lo había construido en la primera parte de su libro. Otro tanto manifiestan los documentos hacia 1795.
Entender esta situación ayuda a concebir inteligiblemente porque Güemes y Belgrano intercambiaban conocimientos médicos, consejos y recetas. No solamente debían conducir sus tropas a la victoria sino además tener los recursos intelectuales necesarios para no perder hombres a través de la enfermedad. Esa es parte de la historia que muchas veces los libros oficiales no cuentan de la realidad del noroeste argentino durante la Guerra de la Independencia:
Sin vestuarios, sin sueldos y sin otra recompensa que el ejercicio de sus propias virtudes, han tenido estos heroicos campeones que empeñarse en una guerra prolija y continuada, teniendo el placer, el honor y la gloria de haber amurallado con sus pechos la puerta de esta provincia, para que sus hermanos gocen de tranquilidad y del adelantamiento en sus intereses.
Uno de los elementos que tenemos para rastrear datos médicos del pasado que nos permitan establecer cual era el perfil militar y patobiográfico de determinadas épocas de nuestra historia es justamente el análisis de la correspondencia y documentos de determinados personajes, hallándose éstos a menudo disimulados o escondidos entre líneas. Tal el caso de la correspondencia entre Güemes y Belgrano, que nos permitió hace unos años un estudio abrir las puertas del análisis de enfermedades, medicamentos y situaciones que hicieron a la realidad médica de comienzos del siglo XIX en nuestra región.
Entender esta situación ayuda a concebir inteligiblemente porque Güemes y Belgrano intercambiaban conocimientos médicos, consejos y recetas. No solamente debían conducir sus tropas a la victoria sino además tener los recursos intelectuales necesarios para no perder hombres a través de la enfermedad. Esa es parte de la historia que muchas veces los libros oficiales no cuentan de la realidad del noroeste argentino durante la Guerra de la Independencia:
Sin vestuarios, sin sueldos y sin otra recompensa que el ejercicio de sus propias virtudes, han tenido estos heroicos campeones que empeñarse en una guerra prolija y continuada, teniendo el placer, el honor y la gloria de haber amurallado con sus pechos la puerta de esta provincia, para que sus hermanos gocen de tranquilidad y del adelantamiento en sus intereses.
Guemes, a pesar e los múltiples padecimientos que lo aquejaron y de los que me he ocupado en otras oportunidades, fue el motor que impulsò, en primer lugar, los triunfos patriotas fundamentales de las Batallas de Tucumàn y Salta y luego, lo que quizas sea su mayor mérito, cuidar la las espaldas del General Don José de San Martìn, para que éste pudiera concebir y ejecutar su genial Plan Continental que aseguro la libertad absoluta y permanente de la incipiente Repùblica Argentina que hoy conocemos y disfrutamos. Ya he dicho en otra oportunidad y aquí mantengo mis palabras : sin Guemes no hubiera existido el Plan Liberador ni la independencia de nuestra Naciòn y con Belgrano trabajando en conjunto no hubiera existido jamás el Norte libre que cubrió las espaldas del Libertador para cumplimentar su plan de liberar Amèrica de los españoles.
Entender esta situación ayuda a concebir inteligiblemente porque Güemes y Belgrano intercambiaban tácticas, planes de milicias, simulacros de batallas y enfrentamientos y, lo que es singular y que ha tratado en otras oportunidades, conocimientos médicos, consejos y recetas. No solamente debían conducir sus tropas a la victoria sino además tener los recursos intelectuales necesarios para no perder hombres a través de la falta de tácticas e iniciativas, sino también evitar y saber superar enfermedades y padecimientos. Esa es parte de la historia que muchas veces los libros oficiales no cuentan de la realidad del noroeste argentino durante la Guerra de la Independencia.
Le toco al General Güemes asumir la defensa del Norte de la futura República Argentina, administrar una provincia con enormes problemas económicos y con una conformación política singular, mantener una vocación soberana al tiempo que una identidad nacional incipiente que exigió mucho sacrificio y mucha entrega personal y que, lamentablemente por la prematura muerte que lo asolo, no pudo disfrutar con entera alegría y satisfacción.
A pesar de la situación de aislamiento y problemas económicos que aquejaron su gestiònm, supo siempre un patriota convencido y un hombre de principios incaludicables.
Construyo una conciencia de identidad gaucha y genuina que miraba la libertad de los pueblos sojuzgados por el colonialismo, ayudando a construir un sistema político cuya base era la confederación y la identidad genuina de los pueblos.
Mucho le debemos a Guemes los argentinos, su figura siempre fue disminuida o soslayada por las dominantes figuras de San Martín y Belgrano, pero otro hubiera sido la historia de nuestra revolución nacional sin Güemes y los muchos otros que pesaron a un segundo plano o inadvertidos por las circunstancias de la historia y los relatos de los historiadores.
Armando Pérez de Nucci
*Doctor en Medicina y en Filosofía. Miembro de la Academia Nacional de la Historia .