BICENTENARIO EN NUESTRAS MANOS
Glorioso pasado. Doloroso presente. Luminoso porvenir.
El panorama incierto, sombrío, desalentador, en que se encuentra La Argentina, a la vista de sus habitantes y del mundo, en esta primera década del siglo XXI - patrimonio, por lo demás, no exclusivo en el planeta y que proviene de un colapso originado a mediados del siglo pasado, cuyo arrastre sostenido llega al presente- es digno de análisis amplio y exhaustivo por parte de especialistas, con las precisiones de rigor, en el marco cronológico pertinente.
Es de desear se encare con la responsabilidad y estricta competencia que requiere la cuestión, paso previo indispensable para empezar con seriedad a trabajar en su remedio y solución.
Entre tanto, no se abata la voluntad, no se desaliente la moral, no se doblegue el esfuerzo, no se ceje en el empeño, individual y colectivo entre las personas de buena fe y sano corazón (Cicerón incitaba a apelar a los elementos sanos de la sociedad, cuando la Republica Romana estaba en crisis) ante:
o- Decepción política, a causa de la mendacia, traición, venalidad, deshonestidad y toda clase de corrupción (salvo honrosas excepciones, por las que se concede, en algunos casos, el beneficio de la duda).
o- Defraudación y degradación de los valores, renuncia a elementales principios de humanidad y convivencia tan siquiera meramente civilizada. Todo parece reducido a “…Codicia de los ojos, concupiscencia de la carne y ostentación de la riqueza” (1ª Carta de San Juan 2. 16), para no entrar en más detalle de entre tantos como:
o- Egoísmo despiadado, falta de escrúpulos, obsesión por el placer, poder, poseer a través del enriquecimiento a como dé lugar.
o- Justicia de rodillas o amenazada o amedrentada, en tantos casos. Luego, no ciega, sino obligada a mirar hacia otro lado. Sistemáticamente incitada a sostener la falacia como norma ante víctimas y verdugos, mientras se carga la romana con respaldo publicitario de insistencia anafórica, en desmesurado gasto mediático como telón de fondo del lucro subrepticio y espurio reparto de dinero, cargos y honores, so falso pretexto de reparación y reivindicación de manos teñidas de sangre y corazones llenos de odio. Una de sus facetas, a la que se da más cuerda, tiene la emblemática balanza mutilada y discurso unilateral. Ergo, la información y el memento, vienen de una sola parte con voz, de modo tal que no se sepa o se olvide, cómo, quienes, por qué, empezó todo, como siguió y sigue. Pues tiene micrófono y prensa, el crimen, hoy en el poder, que continúa obrando hambre y muerte, con método diverso, pero igualmente perverso e idéntica maldad.
o- Nula formación, a cargo de docencia devaluada, paupérrima y/o inexistente, causada por vacío de conocimiento, inteligencia sin recursos, carencia de entusiasmo, ni que decir de eros pedagógico, que debiera ser el motor de todo lo anterior.
o- La remuneración despreciable pudiera ser explicación importante, primera o más visible. Con el estómago en pena se pierde el ánimo, la iniciativa, de lo que no sea saciarlo. Luego se busca empleos complementarios, changas o cualquier salida para “yapar el jornal”.
o- El lugar vacío dejado por esta docencia caída, postrada, fue ocupado de inmediato por medios y tecnología de globalización antitradición, anti-virtud, en la que la probidad, el trabajo, la decencia… se ofrecen subvertidos. La agresión, impudicia, desvergüenza y toda clase de delito, cinismo inhumano, depravación, sevicia, son inculcados a toda hora y por de toda clase de programas, en escalada amoral y feroz.
Pudiera seguirse con la enumeración interminable y su correspondiente juicio negativo. Más no va por ahí. Abruma y no reditúa si no es para balance y diagnóstico.
Debe destacarse precisamente lo contrario, puesto que los tiempos de crisis son tiempos de gran esperanza, porque en ellos es que surgen los héroes y los santos. De modo tal que se aporte algo, siquiera la aceptación del problema, reconocerlo como tal, sin excusas, disculpas ni eufemismos disimuladores y en seguida querer comprometer el esfuerzo, grande o pequeño, pero algo. Así es como se da el paso inicial hacia la metanoia, el cambio de mentalidad, el primer movimiento orientado a reponer en vigencia los valores morales, la virtud, en todos los estamentos, funciones, oficios, disciplinas, profesiones, labores, diversiones y toda actividad humana, sea física, intelectual, espiritual, en los ámbitos colectivo e individual; recuperar todos los códigos éticos, que, siempre se comprueba, redundan en beneficio de la salud mental y corporal. Al mismo tiempo, promover su difusión lo más ampliamente posible, de palabra y obra, a través de todos los medios que la ciencia y técnica modernas ponen al nuestro alcance, para lo que Séneca, en sus Questiones Naturales, denomina apocatástasis, es decir restauración y que viene o sucede luego de la expirósis o conflagración.
La ocasión es más que propicia. Racional y emocionalmente, convocante, motivadora, para mover a actuar en orden a revertir el proceso por el cual se llegó a tal estado de cosas. Cada uno desde su modesto o encumbrado lugar, puede ser promotor y ejecutor en la generación de fervientes convicciones, generoso empeño, firme voluntad, decidido compromiso con el bien, en sana conciencia. Conciencia a recuperar, en tantos casos, de caídas, golpes, heridas, claudicaciones, a fin de que resulte eficaz para tomar rumbo hacia un norte, que no es otro que poner de pié a este querido país, empezando por sus habitantes, uno a uno , desde el lugar de cada cual. de sus habitantes. Esta maravillosa tierra de promisión espera, porque tiene todo y da todo para posibilitar que se rehaga de ella el paraíso que fue, que costó construir, que debió proseguir y crecer y que casi se logró destruir. Que-culpa nostra- nos cansamos de agredir, de depredar y humillar.
Este debe ser el primero y principal fruto de la reflexión, toma de decisión e inicio de acción a que confluyan las mentes y la determinación general, en el Bicentenario, para que ocurra el golpe de timón y su viraje consecuente hacia el sol coronado de gloria, a través de una ruta interminable, hecha de sucesión de estrellas que marquen constante ascenso en que jamás se debió cejar, ceder, ni dejar arrebatar.
Nunca es tarde cuando la dicha es buena.
Con la certeza de la Palabra Divina, sellada con la sangre de Jesús, el Verbo Encarnado, recordamos, siempre y sobre todo ahora: “Buscad el Reino de Dios y Su Justicia y lo demás se os dará por añadidura”.
Bajo la luz de la mirada de Nuestra Madre, María Santísima, imploramos, nuevamente, a través de Ella “…la protección de Dios, Fuente de toda razón y justicia…”, sobre esta empresa, ardua pero feliz y llena de fundadas esperanzas, buscando “constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.”