os argentinos de este año 2010 somos testigos  privilegiados de un momento histórico de profunda significación patriótica. Nos  toca a este generación vivir y resignificar el Bicentenario de la Revolución de Mayo. Y  este tiempo de Bicentenario que se encamina hacia los doscientos años de la Independencia de  nuestra Patria es el momento oportuno para volver la mirada a ese pasado  histórico pletórico de glorias y de ejemplos de heroísmo y entrega. Oportunidad  que nos tiene a todos como protagonistas en una tarea que indudablemente exige  que contemplemos esos ejemplos de nuestro heroico pasado, pero que también nos  obliga a re pensar estos dos siglos de historia con sus, alegrías y tristezas,  con sus logros y frustraciones. Esta mirada del Bicentenario nos ayudará a los  argentinos a hacernos cargo de nuestra propia historia y darnos cuenta que lo  que somos, y la historia que hacemos son frutos de nuestros aciertos y nuestros  errores, de nuestras virtudes y defectos. Solo con esta resignificación de este  especial momento histórico, podremos construir una Patria como la que soñaron  nuestros Padres de Mayo.
                                  Este Bicentenario nos debe ayudar a marcar nuevos rumbos  para nuestra Argentina, el desafío es repensar como sostener los ideales de  Mayo en un mundo más cambiante y complejo, eludiendo con lucidez la tentación  de caer en fórmulas regresivas o pragmáticas plasmando concretamente un  proyecto de Nación que represente la felicidad y la grandeza de todos los  argentinos.
                  Este Bicentenario no puede quedarse en solo un símbolo.  Debe ser la oportunidad que nos da la historia de consolidar la vigencia de una  Argentina políticamente soberana, económicamente independiente y socialmente  justa.
                                  En este orden de cosas, no puede dejarse pasar por alto  que en estos doscientos años, los últimos veinticinco están marcados por el  ciclo ininterrumpido de gobiernos democráticamente elegidos por el pueblo, y  este hecho democrático ha instaurado en nuestro pueblo la conciencia de que la  democracia como forma de vida es el único sistema capaz de brindar a los argentinos  los espacios de consenso y diálogo necesario para enfrentar los desafíos de un  mundo cada vez mas complejizado. Esta democracia conquistada por todo el pueblo  es, sin lugar a dudas uno de los logros más importantes de estos últimos años.
                                  Este Bicentenario nos pone en la encrucijada de tener que  proyectar un país mejor para nosotros y nuestra posteridad, un país dinámico  para crecer y para brindar oportunidades a todos sus habitantes, un país en  donde no exista una marginalidad sistémica y donde las diferencias socio  económicas y culturales se reduzcan sustancialmente, un país con una mejor  distribución de la riqueza no solo entre sectores sociales, sino también entre  Regiones, un país en donde el respeto irrestricto a la Constitución y a las  leyes generen confianza y coexistencia creadora, en donde se viva un  federalismo real y no solo ficticio. Un país que se integre decididamente al  mundo en virtud de su calidad institucional, al empuje y dinamismo de su sector  privado, y al respeto que generan sus dirigentes y representantes.
                                  Tenemos la obligación histórica que de este Bicentenario  pueda surgir un país nuevo, que no nos quedemos en una simple retórica o en una  superficialidad. Las circunstancias históricas así nos lo exigen y seremos  deudores ante las generaciones futuras si dejamos pasar esta oportunidad.  Debemos lanzarnos con intrepidez y valor a conquistar un futuro que está a la  mano. Este Bicentenario debe ser la construcción de todos y para todos los  argentinos.
                Salta, abril de 2010
                Dr. Pablo  Francisco Kosiner
                  Ministro de Gobierno, Seguridad y DD  HH
                  Gobierno de la Provincia de Salta