Reflexiones sobre la Independencia Argentina
María Magdalena Barreiro – Lic. En Ciencias Antropológicas
La valentía de la gesta patriótica iniciada en aquel lluvioso otoño de 1810, aunque a muchos les parezca extraño, hoy sigue su camino, puesto que la independencia sellada en 1816, no fue otra cosa que el inicio del largo camino, un proceso, que con sus distintas luchas políticas e ideológicas van buscando, sin lograrlo totalmente, edificar sobre la piedra basal colocada hace 200 años un país libre, soberano, pujante, en el cual todos sus habitantes sin excepción alguna, gocen del Bien Común, en libertad y justicia.
Si realizamos un vuelo de pájaro sobre nuestra historia vemos con preocupación que las dicotomías que se plantearon en los primeros años de vida de nuestra Nación aún perduran en estos tiempos y fueron pasando por distintos nombres: Unitarios-Federales; Conservadores-Progresistas; Peronistas-Radicales; Derecha-Izquierda y hoy en día lo más reciente, K-Anti K. Y así, podría seguir enumerando el desencuentro que marca la vida de nuestra patria.
Y aquí me pregunto: ¿los otros estados del mundo, no tienen distintas miradas políticas? Y me respondo que sí, que ellos en su gran mayoría, supieron reconocer que esta diversidad es en realidad la riqueza conque cada Nación cuenta para construir una verdadera democracia, por lo que se debe terminar con el maniqueísmo de dividir a los argentinos ya que pensar distinto no los hace enemigos; por el contrario, es con el otro, con el que se convive nuestro territorio, con el que tiene una visión distinta, con el que en el debate maduro y honesto, vamos a poder construir la paz interna y fortalecernos ante el mundo.
En este época, a 200 años de nuestra Independencia, estamos viviendo un permanente estado de confrontación y hasta me atrevería sostener que el siglo XXI en sus primeros decenios se caracteriza por una gran fractura en nuestra sociedad por lo que uno de los grandes desafíos de hoy en día es lograr una verdadera concordancia política buscando puntos de encuentros basados en la persona como sujeto de derecho y en una justa redistribución que apunta al verdadero sentido de equidad social.
Creo que nuestro país merece que todas las fuerzas políticas sin exclusión alguna, abreven en nuestras tradiciones y realicen el esfuerzo de forjar coincidencias tanto en el orden interno como en el externo, sentando las bases reales que moldeen la verdadera cultura del encuentro que tanto proclama Francisco, el Papa que nuestra tierra dio al mundo.