LOS MUNDOS POSIBLES DE EL LLAMAVIENTO
Introducción
l Presente trabajo es un fragmento de uno mayor iniciado dentro de la Cátedra de Literatura Argentina (Curso Especial) para rastrear a determinados autores salteños cuya producción, a veces con un buen logro estético, ha sido dejada de lado o ha restringido su circulación a ámbitos escolares.
En el caso de Francisco Zamora se trata de un narrador salteño poco recordado en esta década, pero a principios de la década anterior su novela Bisiesto viene de golpe llegó a ser un "best-seller".
Anteriormente había publicado en el año 1974 un libro de cuentos, El llamaviento , cuyos espacios de ficción fueron emparentados por la crítica con los mundos de Juan Rulfo y de Héctor Tizón, y de ese corpus "La cometa" fue seleccionado para integrar una de las antologías de Colihue sobre autores regionales.
En esta parte del trabajo, de manera muy panorámica e introductoria, nos proponemos leer el conflicto que se plantea en sus cuentos a partir de una matriz semántica: el encuentro de dos mundos ordenados en base a dos formas distintas de comprensión del universo.
Básicamente los relatos sitúan el espacio en un paisaje rural y pueblerino cuyo referente es el espacio puneño.
El conflicto se figurativiza bajo distintos formatos pero manteniendo la misma matriz semántica: la conflictiva relación entre un mundo ordenado en base al pensamiento mítico-tribal y un mundo ordenado en base a leyes consumistas-urbanas.
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Los nueve cuentos que conforman el libro podemos ordenarlos en base a la construcción de mundos posibles y su invasión por un orden extraño o por los sujetos que migran entre un mundo y otro.
Al primer tipo pertenecen: Don Alemán, El pedrero de Bailón, El perro de doña Cande, La Cometa, Huacanqui y El Angelito Santo.
Al segundo. Huallpa, Seis años para Veneranda y Con la sal a cuestas.
Los mundos posibles
egún Umberto Eco, los mundos posibles son estados de cosas que se describen en los términos del mismo lenguaje en que habla el texto narrativo, lo que permite cotejar diversos estados de cosas bajo una cierta descripción y de poner en claro si pueden ser mutuamente accesibles o no y de qué manera difieren. Cuando cotejamos un mundo posible nos obliga a considerar también el mundo real o actual como artificio cultural.
Esta afirmación teórica se realiza en una práctica cultural concreta llamada literatura, en un texto específico, El llamaviento , cuya construcción de mundos posibles nos obliga a considerar nuestro mundo de referencia como un artificio cultural, un constructo equivalente al que nos presentan las narraciones literarias.
Presentadas así, los mundos construidos pueden considerarse y evaluarse como modelos de laboratorio que permiten ver cómo interactúan dos realidades culturales en contacto.
Estos juegos del lenguaje logran:
asombrar al lector, sacarlo de sus hábitos de pensamiento, prepararlo para lo indecible por una toma de conciencia más viva de la relatividad universal. "el espacio-obra" igual que un panfleto parahistórico no hace más que decirnos: "No estamos seguros de nada, y nuestra seguridad en ciertas materias es sólo falta de imaginación". (Pichón y otros, 1969, pp. 22)
De modo similar al ejercicio intelectual que realizan los relatos de ciencia-ficción al presentar el cataclísmico encuentro entre universos paralelos, los cuentos de Zamora figurativizan el mismo conflicto en un espacio cultural que podríamos denominar como "realidad rural cercana".
Las distintas configuraciones del conflicto
En los cuentos Huallpa, Seis años para Veneranda y Con la Sal a cuestas , el conflicto está dado por el desplazamiento de un sujeto desde su mundo de origen, configurado en base a un pensamiento mítico, hacia un mundo extraño, configurado por un orden capitalista-urbano.
En los cuentos Huacanqui, El Angelito Santo, Don Alemán, El pedrero de Bailón, El perro de doña Cande y La Cometa el mundo ordenado por un pensamiento mítico tribal se encuentra invadido, interferido, por un orden otro, capitalista urbano, lo que produce divergencias en las interpretaciones de los hechos por parte de los protagonistas que se encuentran involucrados en los conflictos.
En el caso de Huallpa , el sujeto que ha salido de los límites de su mundo para acceder a un mundo que no comprende pero que reconoce como poseedor de poderes que lo superan. Sin embargo, su relato es tomado por inverosímil, producto de una mente trastornada, que desestabiliza el orden de su mundo, a tal punto que ofende a los dioses y por ello es condenado a muerte para aplacar la ira divina.
En Seis años para Veneranda el conflicto es más complejo ya que un sujeto proveniente de un mundo mítico se inserta en un mundo capitalista, en el último lugar de la escala social, como servidumbre. En un lugar donde es sujeto es reducido a una condición de cuasi-objeto y, como tal, digno de ser usado y abusado en manos de quienes están por encima de él. El drama del sujeto-víctima se acentúa cuando regresa a su comunidad de origen donde recupera su condición de sujeto, pero para hacerse cargo de las deudas que contrajo antes de su partida y de las nuevas con que lo estigmatizan a su regreso. El sujeto, agobiado por sus deudas y con nuevas responsabilidades, retorna al mundo que lo ha cuasi-objetualizado para terminar asumiendo el rol de chivo expiatorio de la hipocresía de un mundo que clasifica y califica a sus miembros según lo que aparentan.
Veneranda, el sujeto víctima de ambos mundos comprende lo que le ha sucedido en su comunidad de origen pero no logra entender el otro orden que sólo la asume como sujeto cuando debe cargarlo de culpas.
Con la sal a cuestas presenta el problema del sujeto que debe pasar de su mundo, de orden mítico tribal, a un mundo capitalista-urbano del cual depende para su supervivencia económica. En ese tránsito transgrede una ley y debe pagar por ello, aún cuando no comprende cuál fue su transgresión, ya que ésta reside en la legalización del uso del espacio.
Lo que acentúa la ironía del conflicto, resaltando la incapacidad de comprensión entre los sujetos de un mundo y el otro está dado por una última microsecuencia en que un sujeto actorializado en dos personajes evalúan al sujeto víctima como un privilegiado, libre de las presiones del mundo al que pertenecen.
Don Alemán es un relato más lineal que no reviste el mismo logro estético de los cuantos anteriores, sin embargo, no por ello, patentiza menos el conflicto de la comunidad mítica-tribal penetrada por un orden capitalista en el que el poder de la empresa decide sobre la vida de los hombres. Cuando la voluntad de los hombres contraría los designios de la empresa, se tapa sus logros atribuyéndolos a la intervención divina antes que a la voluntad humana, lo que se facilita por la complicidad de la iglesia que puede penetrar en el pensamiento mítico de la comunidad con mayor facilidad, resignificando el hecho bajo otro discurso.
En La cometa el problema de la penetración del capitalismo y de la explotación de la niñez se figurativiza magistralmente en el delirio de un niño enfermo que sólo en su muerte encuentra la forma de escapar a su duro destino.
El pedrero de Bailón muestra cómo la distribución de poderes de las poblaciones en la puna se han modificado debido a la intervención de las instituciones oficiales. El comisario y el cura por un lado y un diputado, por el otro, se disputan la notoriedad en un pueblo. El hallazgo de un viejo cañón evidencia el conflicto, cuando un sujeto puede sobresalir de la masa al participar de la disputa, invistiéndose como representante del diputado que le otorga un cargo político ficticio que puede competir con la imagen del comisario y del cura.
En El perro de doña Cande un sujeto, con un pensamiento mítico, explica un hecho atribuyéndolo a los poderes sobrenaturales del diablo; el narrador-protagonista asiste al relato de la metamorfosis con un racional escepticismo, pero al final del cuento queda sumido en la perplejidad que desestabiliza su pensamiento racional.
El Angelito Santo está narrado desde la comprensión mítica pero con la interferencia de un narrador que permite establecer dos visiones, la de los protagonistas y la del observador externo.
Huacanqui , en cierto modo, escapa a las clasificaciones anteriores ya que el relato se plantea desde el interior mismo de una comunidad mítica y su comprensión del mundo ante el hecho de la desaparición.
A modo de conclusión
Como pudimos ver a lo largo del trabajo una misma matriz semántica puede expandirse bajo distintos investimentos, programas y recorridos narrativos que dan lugar a diversos relatos.
Es algo que la teoría semiótica de Greimas había esbozado y comenzó a desarrollarse con sus discípulos Courtes y Latella, quienes establecieron que la tematización y la figurativización eran los procedimientos que organizaban la semántica discursiva para producir imágenes de mundo cuyo efecto de realidad permiten postular mundos posibles cuyos componentes reenvían a una configuración extra-textual a la que podemos denominar referente o "mundo real".
De modo tal que lo la literatura que construye su propio mundo de referencia no evade la realidad sino que la redescubre, patentizando aspectos de los discursos sociales que organizan el mundo y su comprensión. En el este caso, el mundo de las fronteras entre las realidades de la puna y de la ciudad y su mutua incomprensión.
Bibliografía
ECO, Umberto, Lector in fabula , Barcelona, Lumen 1981
Los límites de la interpretación , Barcelona, Lumen 1992
LATELLA, Graciela, Metodología y teoría semiótica , Buenos Aires, Hachette 1985
LOZANO y otros, Análisis del discurso , Madrid, Cátedra 1986
PICHON y otros, Ciencia ficción: de Verne a Bradbury , Buenos Aires, Carlos 1969 Pérez
ZAMORA, Francisco, El llamaviento , Salta, Ediciones Culturales 1974