Por Julio Dias Villalba
El retrato
No me ´i di olvidar jamás
di aquella triste ocasión
que mi ha traído el capataz
p´entrevistarlo al patrón
Sentaos en unos sillones,
poco antis que el patrón dientre,
como unos retorsijones
y sentío p`al lao del vientre
Dispués se mi hecho una pausa
y de nuevo otra intetona
me ´i dicho, estu es por la causa
de comer fruta pintona
Dentra el patrón muy cumplío
y con su mirada atenta
como era un hombre alvertio
de mi caso si ha dao cuenta
¡Toma la segunda puerta
me dice y por ahí metete!
y no la dejis abierta
porque esa es la del retrete
Yo mi levantao al punto
pensando entre mi arrebato
¡Qué raro que p`este asunto
tenga que haber un retrato!
Cuando jui a cumplir mis ritos
mi encontrao, pa mi desvelo,
unos ubjetos bajitos
atornillados contra el suelo
Mármoles toda blancura
y unos niiquelaos encima
¿Puedi ser esta alhajura
pa una cosa tan íntima?
En un rollo a medio abrir
colgando con todo esmero
taba un papel p`escribir
pero no veía el tintero
Y en medio de mi tristeza
pues no estaba p`al jolgorio,
de juro, i dicho esta piezad
debí ser el escritorio
Miraba en los ventanales
preguntándose aflijío
¿Nu habrán pú ahí unos yuyales
como esos del campo mío?
Pero aquella situación
no l´aguantaba más rato
pa colmo en ningún rincón
podía hallar el retrato
Ya me desmayaba, cuando
ahí en una galería
i visto un cuadro colgando
como una fotografía
Y quiero después tranquilo
mi güelto junto al patrón
i ahí pronto i tomao el hilo
di aquella conversación
Derripente, Dios bendito
patente tengo esa vez
cuando un semejante grito
nos asustao a los tres
Tra un grito alzao al techo
de la esposa que decía
¡Mirá Jorge, lo qui han hecho
con la foto de tu tía!...
Con Fermín Perdiguero y Juan Carlos Dávalos