ació en Salta el 14 de octubre del 1897, hijo de padres salteños, familia de artistas, de formación autodidacta, su tránsito por la Academia de Bellas Artes en Buenos Aires duró tan sólo unos pocos meses. Se aburrió de asistir a las clases y no regresó más. Desde entonces se constituyó en su propio maestro. Lo antedicho no quiere decir que no se dejara influenciar: primero lo atrajo Bermúdez que tuvo entre sus temas predilectos gente y escenas autóctonas del interior del país; después lo entusiasmó Ignacio Zuloaga, el español que hiciera el magnífico retrato de Enrique Larreta autor de La Gloria de Don Ramiro. También influyó en su avance estético el contacto con Emilio Centurión, huésped de Salta; más tarde, se independizó de las gravitaciones extrañas.
Reintegrado a su tierra natal nuestro fraterno paisano vivió en San Antonio de los Cobres, Cachi, Molinos y unos años después se afincó, atraído por su imponente naturaleza, el encanto de sus callejas y su soledad sin par, en Iruya, donde en sus horas baldías, secundaba al Juez de Paz.
Poseía el secreto de captar plásticamente el espíritu de sus circunstanciales clientes y expresarlo en sus lienzos o en sus maderas, en una alianza misteriosa del pincel, la retina y el color. Fue una retratista notable, un realista que sublimaba al sujeto, poniendo en su figura un ente que por ser diseñador cumplidamente, se situaba por encima de las contingencias temporales, logrando con ello establecer una relación cierta entre la tela y su contemplador.
Delicado paisajista, sabía profundizar lo que su pupila descubría deteniéndose en aquello cuya impresión calaba profundamente en su poder de receptabilidad. Existen cuadros suyos que son una sinfonía cromática, entre ellos aquel bosque crepuscular que mereciera el segundo premio en un concurso nacional y que hoy exorna el Hotel Llao Llao. No era un veleidoso y sí un insatisfecho de sus producciones; jamás una tela terminada le saciaba (...) esta cualidad suya tenía una extensión negativa que conspiraba hasta tornarse en una valla para alcanzar la fama a la que era acreedor (...) nunca quiso presentar una exposición individual de sus trabajos. Por tanto él, que podía vender ventajosamente sus cuadros y a la par alcanzar renombre haciendo conocer su verdadera identidad, los firmaba con el seudónimo Valtermont o Walter Mont .
Guillermo, como el nogal de la fábula, dio, casi octogenario, los más sabrosos frutos de su talento; desapegado del mundanal ruido y sus prejuicios, se entregó a revelar en sus telas lo que llevaba en los entresijos de su personalidad. La senectud, en lugar de ser, como generalmente lo es, un descendimiento vital, fue un encubramiento para él, al traducirse en una renovación revolucionaria en su concepción del arte. Los estragos del tiempo no entumecieron su maestría y juzgando rectamente, esta etapa le trajo gran prosperidad a su pincel" (Figueroa Araoz, El Tribuno, 20 de mayo de 1976).
Don Hernán Figueroa Araoz ha plasmado en sus palabras todas las etapas plásticas de Guillermo Usandivaras. Desde sus primeros paisajes y cabras, que vendía en Harrod´s en Buenos Aires, hasta sus últimas obras, expresionistas por excelencia, con las que introduce en Salta un lenguaje plástico desconocido para nuestros comprovincianos, su talento colocó a la Provincia a la altura de los más avanzados centros culturales de la época, a pesar de su casi permanente alejamiento físico de las grandes urbes.
Parte muy joven hacia Buenos Aires, pero al regresar, en el año 1939, se afinca definitivamente, salvo esporádicos viajes. En su paso por el mundo de la plástica y no obstante su casi nulo afán competitivo, obtuvo varios premios, entre los cuales, según sus propias palabras extractadas del breve currículum escrito por él mismo, recordamos: "1er. Premio Medalla de Oro y Diploma en el Primer Salón Oficial de Salta, por un pequeño paisaje imaginativo, al óleo. Años después dos primeros premios también en Salta. En el Salón de Acuarelistas, Capital Federal, el Jurado Municipal adquirió para el Concejo Deliberante "El Puca Pullo". Tercer Premio en un Salón de la Capital Federal por "Primavera en los árboles viejos", que se conversa en el Hotel Llao Llao en Bariloche, año 1972. En la Casa de Salta Buenos Aires obtiene el 2do. Premio en 1973 y otros.
Fallece en Salta, a los 89 años, el 30 de enero en 1976, luego de una vida enteramente dedicada al arte.
Información extraida de llibro "Vida Plástica Salteña" de Carmen Martorell y Margarita Lotufo Valdés.