Poema
La luz tiñó de claridad tu rostro
al traspasar la ventana.
Me instalé pausado a contemplarte
y a descubrir tu piel transparente,
tus ojos profundos
y tu figura desconsolada.
Me instalé entre el bullicio
y contemplé tu calma.
Intenté acercarte mi consuelo,
mi abrazo,
mi mano.
Dejaste la luz y fue la penumbra
la que envolvió tu rostro,
tu piel
tu figura.
Así, lentamente, y sin darnos cuenta,
fuimos quedándonos tan solos...
tan lejanos.....
Se alejó el bullicio y apareció este destino,
en el que construyo cotidianamente
mil imágenes
de lo que hubiera podido ser.
(Inédito en libro)
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