Teresa de Calcuta
osé Antonio Lastra González, porque no sintetizar su nombre bautismal por el de “Pepe” Lastra, tal como popularmente se lo conoce, recorre desde muy temprano las calles de la ciudad, la misma que se adueñó de su alma en 1963.
En su lento andar es saludado, prácticamente, por todo aquel que se le cruza o lo sorprende quizás, desde una bicicleta, con un “adiós don Pepe”. Él sonríe mientras levanta su mano hasta la altura de su hombro, respondiendo el saludo.
Considero necesario dar a conocer la otra cara de este hombre de corazón puro y con vocación solidaria nacido accidentalmente en la localidad santafesina de Bustinza, donde habían llegado sus padres procedentes de la asturiana Colunga.
Desde los tres años hasta los catorce crece y estudia en la tierra natal de sus progenitores. Nuevamente en nuestro país y juzgando que su responsabilidad era cumplir de alguna manera con su patria, suspende sus tareas que desarrollaba en el almacén de ramos generales de su papá para incorporarse como voluntario y hacer el servicio militar en Cañada de Gómez, donde le asignan el cargo de Jefe de Exceptuados.
Cumplió un año allí y desechando algunas ofertas para seguir la carrera militar se alistó al quehacer ciudadano. Colaboró en la comisión Pro Templo, en la cooperadora escolar. Estudió teatro. En sus tiempos de ocio integró el equipo de fútbol en el Club Huracán, entidad que por sus valías lo lleva a participar de la comisión directiva.
Algo más de Pepe Lastra: fundó la Aceitera General Deheza S.R.L. y coronó sus estudios graduándose como Recibidor de Granos y Cereales, título otorgado por la Comisión Nacional de Granos y Elevadores. No abandona el deporte y hasta llegar a ser tentado para jugar en el popular River Plate.
Este inquieto hombre, ahora empresario, se hace cargo de la gestión de la filial de su Aceitera en San Miguel de Tucumán. Ya encarrilada su mirada, va más allá y se detiene en Salta y, como se dice: “donde pone la mira pone la bala”. Así, al poco tiempo, su anhelo se hizo realidad.
Había conocido al primer arzobispo de Salta, monseñor Roberto José Tavella, comprometiéndose a trabajar para la construcción del nuevo templo para honrar a la Virgen del Pilar, patrona de España.
Organizó y trajo a Salta la exposición de fotografías, libros y afiches “25 años de paz, España hoy”, circunstancia que se vinculó con miembros del Instituto Salteño de Cultura Hispánica, Sociedad Española de SS. MM. y Peña Española, entidades que lo tentaron para ocupar cargos directivos. Además se relacionó con el Deportivo Español auxiliándolo económicamente hasta su disolución.
Designado Vicecónsul de España en Salta su mente creativa se puso en funcionamiento. Da banderas españolas para su custodia a escuelas de la capital como del interior; se interesa por la situación de ancianos; de hogares necesitados y hasta de los presos españoles; de la nominación de “Reyes Católicos” a la avenida continuadora de la “Virrey Toledo”; el trazado de una plaza sobre la “Reyes Católicos” para instalar allí un monumento en evocación a Isabel la Católica; no ocultó su desvelo por los aborígenes y ayudó a los franciscanos para que en Aguaray se edifique un templete en honor a la Virgen de la Macarena.
Pepe, es un hacedor humilde y desinteresado, un luchador silencioso que concreta, muchas veces con recursos propios, en representación de España, obras de bien público.
El ex cónsul de España también dejó estampada sus huellas en la tierra de sus padres, por ejemplo: en 1972 se entrevistó con el general Francisco Franco en el Palacio El Prado (Madrid); más tarde con el Duque de Cádiz Don Alfonso de Borbón, en aquel entonces presidente del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid de quien obtuvo la donación de una estatua de la reina castellana; visitó en Madrigal de las Altas Torres el Palacio de Juan II, hoy convertido en Convento de las Monjas Agustinas lugar donde extrajo tierra del piso de la alcoba donde nació Isabel la Católico para depositarla en un cofre a los pie de Nuestra Señora del Pilar.
Durante una de sus estancias en España gestionó que en el parque de la Colina se ubique una plaza con el nombre de “Ciudad de Salta” donde tiempo después, también como fruto de sus gestiones, en ese paseo público rodeado de un barrio residencial se descubra un busto donado por el gobierno de la provincia del general Martín Miguel de Güemes, obra del escultor salteño Roberto Maehashi.
En otra oportunidad y representando a la República Argentina asistió en Caracas (Venezuela) al congreso sobre “Bolivar y su incidencia en América”.
En mérito a sus iniciativas y en favor de toda la comunidad salteña y española, es reconocido con designaciones importantes como ser miembro y presidente honorario del Instituto Español Sanmartiniano.
Lastra participó además de la creación de un monumento a Doña Gregoria Matorras de San Martín, en el propio lugar donde nació la madre del Libertador (Nava, provincia de Palencia).
Premios y distinciones
· De la Asociación Odontológica Salta el “Diploma de Reconocimiento otorgado a personalidades de diferentes nacionalidades que hicieron al crecimiento y grandeza de Salta”.
· Por su parte, el gobierno español en la figura del rey Juan Carlos le otorgó las siguientes condecoraciones: Cruz de “Caballeros” de la Orden de Isabel la Católica; Cruz “Oficial” de la Orden de Mérito Civil, como así la condecoración de “Oficial de la Orden al Mérito Civil”.
No son pocos los que se convocan para conversar con Lastra González en el “zócalo” -tal como lo expresan los españoles a las plazas- de Isabel la Católica donde por espacio de varios años el solventó el mantenimiento del paseo con mano de obra y colocación de plantines.