Mis deudas
En Castelgandolfo,
alguien elabora un nuevo rezo para que yo,
apenas inmigrante de la felicidad
pague todas mis deudas.
Cada marcha que he dado
se me descuenta de un haber cansado,
a pocos pasos de los últimos ladridos
de una sangre
llena de Nápoles y de Tarija,
y un padre y una madre y un hermano
que pagaron buena parte de mis distancias.
Y entre medio de cada deuda
he podido comprar el hierro de mi cruz
aunque debo la tierra
que mi mujer paga, mes a mes,
dolor a dolor
para criarme la memoria.
Alguien reza en Castelgandolfo y yo
lentamente,
he roto el último documento de mis deudas.
(Del libro Voces de sombra) |