Nació en 1905 y era muy independiente y transgresora, ella nunca iba con la corriente. Era muy linda de jovencita, tenía una figura escultural.
A los 17 años se fue de su casa y trabajó de maestra en Inca Huasi, más allá de San Antonio de los Cobres. Más tarde llegó a ser directora de una escuela que estaba en Campo Quijano, en medio de los cerros. En esa época la mujer no podía usar pantalones, pero ella los usaba. Por eso le mandaban inspecciones y le hicieron varios sumarios. La escuela era un ranchito y ella salía a buscar leña todas las tardes. En 1940 en una de esas salidas, encontró "un tapao". Halló un esqueleto de indio, seco, duro, lo sacó y había una ollita de barro con oro. A las pepitas de oro las vendió en Bs. As. y con eso pagó parte de una casa en la calle España al 1100, donde funcionó el Partido Socialista durante muchos años.
Fue candidata del partido en las elecciones del ‘58, pero la metieron presa por hacer tribuna libre en la plaza frente al Cabildo.
Tuvo un hijo, Alberto Zenteno que fue secretario general del Partido Socialista entre los años 1990-1994.
Muy anciana en silla de ruedas iba a votar en las internas partidarias y murió a los 92 años preocupada siempre por el partido.