Donde vivo
Donde vivo
el corazón es una cosa seria.
Hay muchas llaves
y paredes gordas
mostrando los adobes
de los buenos tiempos.
Cuando a las doce
paso por la ruta
que separa el pueblo,
me escandaliza
la desnudez del sol
y todos esos niños
que esperan su turno
en las veredas.
La memoria anda suelta
con las casas a cuestas
y todos los recuerdos.
En las siestas
llenas de moho
y silencios,
el duende juega
en el bar del Chileno,
mientras escribe los sueños
de la gente.
(De Cuánto vale mi pueblo) |