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HERENCIA DE UN PAGO LINDO

ATOCHA GUARDA LAS COPLAS
HERENCIA DE UN TROVADOR
POETA JOSE SOLIS PIZARRO

HOMBRE NOBLE CORAZON  

TIERRA BENDITA DE GAUCHOS
CUNA DE LAS BAGUALAS
DONDE SE DUERME LA NOCHE
ABRAZADA A LAS VIDALAS 

CANTO DE CARDENALES
CHICHARRAS DEL ATARDECER
MAMITA VIRGEN DE ATOCHA
SIEMPRE ME VERAS VOLVER 

RECUERDOS DE OTROS TIEMPOS
SAGRADOS DE MI MEMORIA
JINETEADAS  BAILES CUADRERAS
ATOCHA  TIERRA LLENA DE HISTORIA

HERENCIA DEL PAGO LINDO
HERMANOS DEL CORAZON
CEMENTERIO DE LOS PAJAROS
TRADICION  POESIA Y CANCION

                               Daniel Vélez del Pozo

 

. Para más información visite la página web:

www.lavozdeatocha.com.ar

  

Agradecemos desde ya su visita, si quiere contactarnos o hacernos un COMENTARIO , haremos lo posible para satisfacer cualquier tipo de inquietud o necesidad.

Portal Informativo de Salta Rep.Argentina

 

José Solis Pizarro

1908-1953

ijo de Doña Facunda Pizarro y de Don José Solís.

Doña Fecunda estaba dotada de un temperamento sencillo y amable, conquistadora de la simpatía de cuantos la trataron, y Don José el gran devoto de la virgencita blanca, Nuestra Señora de Atocha, a quién rindió culto religioso desde su tierra, único lugar en América donde existe templo en su honor.

Alternó las tareas rurales con las letras. Dueño del Paseo El Refugio parte de la República Lírica de Atocha, donde junto a sus compañeros y poetas disfrutaba de la vida por medio de versos y coplas.

En vida fue el creador y director del Periódico Nativista "La Voz de Atocha", donde defendió lo vernáculo y popularizó lo nuestro; así mismo editó y fue autor de los libros folklóricos:

Tradición Norteña. Obra laureada en Buenos Aires en Octubre de 1929, en donde tomaron partes intelectuales de Chile, Perú, Paraguay, Uruguay y Argentina.
Tradición Norteña también obtuvo la Medalla de Oro de Caras y Caretas.
Atocha Tierra Mía (1939). Obra laureada en Europa. Distinciones en Colombia y México. Estuvo bajo el pabellón Argentino en la Feria Mundial del Libro en Nueva York.Obtuvo el Diploma de la Real Academia Hispano - Americana de Letras, el único titulo en el Norte de la República Argentina.
Atocha Tierra Mía 1ª Edición. Agotado. Medalla del Papa Pío XII.
Atocha Tierra Mía 2ª Edición. Agotado. Obra Laureada en España.
Atocha Tierra Mía 3ª Edición. Agotado. Pergamino. Gran Medalla de Oro y otras Distinciones.
Atocha Tierra Mía 4ª Edición. Con Prólogo de Juan Carlos Dávalos.
Atocha Tierra Mía 5ª, 6ª. Edición. Agotada.
Atocha Tierra Mía 7ª Edición. Agotada. Laureado en España e Italia. Traducido al Árabe por el Poeta Sirio Nacif Estofán.
Cruz de Ceniza (1942) Laureado en 1942. Premio nacional Medalla de Oro Ciudad de Buenos Aires. Traducido al Italiana por el Reverendo Padre Franciscano Oliviero Pellicelli.

Cencerro en la Noche. 1ª, 2ª. Agotada. Fue adquirido por el Consejo General de Educación de la Provincia de Salta. El autor obsequió personalmente un ejemplar en la estación General Güemes (Salta) al excelentísimo señor Presidente de la Nación, General Perón, Quién agradeció vivamente la gentileza. Traducido al Inglés, por el Doctor Emilio Lefort Peña, Profesor de Literatura de la Universidad de Mineápolis (Minessota) de los Estados Unidos de Norte América.Medalla de Oro, Premio Municipal de la Ciudad de Salta. Rincón Nativo, no llegó a editarse.El 27 de septiembre de 1939 fue distinguido como miembro de la Academia de Ciencias y Artes de Cádiz (España). En 1948 fue designado miembro de la Comisión Provincial de Difusión Tradicional y Folklórico.Residiendo en su querido pueblo Atocha y siendo amante de la naturaleza ha creado el Primer Cementerio de los Pájaros, donde descansan en una brisa suave y dulce y reviven la música más pura en la inmensidad del alma.

Fuentes: Periódico Nativista La Voz de AtochaDiario El Tribuno - Salta, Domingo 17 de mayo de 1953Revista Salteña coleccionable La Gauchita, Nº 3 - Salta , Mayo de 1995Cruz de Cenizas (1942)El album de mi Vida de José Solís Pizarro.

El Cementerio de Pájaros:

Un refugio para el amor por las aves.

En el cementerio hay centenares de pájaros sepultados. Y los chicos cuidan la especie.La sala amarilla tiene puertas verdes. Sobre el marco de la entrada un cartel llama la atención: Cementerio de los Pájaros. Y le sigue una frase:”recuerdenme por mi canto y no por mi silencio”.

José Solís Pizarro tenía 16 años cuando creó este inusual camposanto en el patio de su casa bajo una arboleda de frondosos laureles.No podía ver una ave muerta tirada en el campo…él la levantaba y le daba sepultura.La entrada al cementerio, que limita con un corral donde se amansan caballos, tenía una tranquera flanqueada por dos anchos pilares de piedras que están pintados a la cal. Ya no tiene la tranquera, y el hueco está protegido por una alambrada.

Debajo de la arboleda, hay un sendero a la par de una acequia que en verano baja con aguas cristalina. Con durmientes de quebracho se hizo un pequeño puente que comunica al cementerio con “El Refugio”, el patio donde se juntaba Solís Pizarro con sus amigos.

En 1975 la Asociación de Cananicultores y Ornitólogos de Salta puso una plaqueta recordatoria cuando el cementerio cumplió 50 años.“Todavía hay gente que viene desde la ciudad y de provincias vecinas a enterrar a sus pájaros. Los traen envueltos en una mortaja y así los sepultan”, explica Analía Pintos de Maruyama, nuera de Atocha del valle.

En el suelo hay lápidas con versos:Volaba de rama en ramaUn amoros jilgueroDonde quedó prisioneroY otra dice:Canta el copleroCanta el vidaleroPero el que mejor cantaEs el chalchalero“ Nunca se dejó constancia escrita de las aves que fueron sepultadas aquí – dice Analía - .

Son centenares, de eso estamos seguros. Aquí vienen los chicos de Atocha todas las semanas a enterrar un pajarito. Y eso tiene de bueno: que los chicos aquí no andan hondeando las aves. Al contrario ellos las protegen. Pero de ahora en más, vamos a llevar un registro de las sepulturas”.Atocha del Valle Solís Pizarro de Maruyama está segura: “los versos que hay pintados en la piedras del cementerio son de mi padre y de los poetas que venían al lugar.

Es una lástima que no los hayan firmado.”Camino a Atocha, pasando el barrio Santa Lucía, hay un barrio muy populoso que lleva el nombre de Don José Solís Pizarro. Sus calles tienen nombres de pájaros, en honor al Cementerio que creó el poeta.

Fuente: http://www.lavozdeatocha.com.ar/#/s13/


La chicharra chocha

Rechoncha la chicharra

chirria chocha,

en un churqui chorco

del país de Atocha.

 

Chirria pa la chicha

chura de los chicheros,

pa los charquis y el chilcán

de tuitos los chiveros.

 

Pa los techos de ají

del rancho a quincha,

pa las yeguas chunchas

que relinchan.

 

Pa los choclos asaos

del gaucho en la mañana,

pa los miches chamuscaos

de la colchana.

 

Pa los changos

rasquinchos

y tuitos los charangos

lomos de quirquincho.

 

Pa los nidos de chascas,

pa  la guagua  chuschenta,

pal machazo coyuyo

chilla más contenta.

 

Repente en la noche,

la  chicharra chocha,

volóse del churqui

del país de Atocha.

 

(Del libro Atocha tierra mía)

 

El Gaucho Poeta

Por Luchín Andolfi

¿Quién no se acuerda de José Solís Pizarro? Gaucho y poeta, feliz de ser lo que era: -"Como Dios me ha hecho" -solía afirmar con una amplia sonrisa que abría su rostro en un gesto generoso, buscando la amistad de todos, y rindiéndole culto al paisaje, a su querida tierra, a sus costumbres. Trabajaba en su pequeña finca de Atocha, a la que su emoción bohemia le puso el nombre de "República Lírica de Atocha", y entre en broma y en serio, fundó un cementerio de pájaros, ocurrencia llena de ternura que encerraba en sí, el delicado sentir de su espíritu de hombre bueno. Su historia tal vez sea demasiado breve. Sin proponérselo fue el fundador de la idea de crear una agrupación de gauchos, representantes en el presente de los Infernales del pasado. Lo hizo de acuerdo con clérigos de San Alfonso -alemanes casi todos- y un día apareció por las calles la procesión de la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, seguida por una larga columna de gauchos, encabezados por Solís Pizarro, que sonriente y orgulloso portaba la enseña azul y blanca que tanto amaba. Con lágrimas de emoción sobre su moreno rostro curtido, uniendo su fe y su amor a la patria, recorrió al paso contenido de su cabalgadura el recorrido de la procesión. Esta emoción le creó la íntima obligación de hacer lo mismo todos los años, y así fue que, anualmente la caravana de jinetes gauchos iba prolongándose en las calles asfaltadas de la ciudad. No sabía de odios ni de agravios; escribió sus primeros versos, sencillos, inspirados por las cosas simples y cotidianas del campo. "La Chicharra Choca de Atocha" fue el que más le gustaba. Deambulaba por la redacción de los diarios, prodigando palmadas e invitaciones. Allá en Atocha, encontró -contaba- la imagen de una Virgen, de una antigua imagen. La reverenció dentro de su preciado solar. La gente acudía por cientos, y la fiesta de Atocha, que organizaba en honor de la pequeña imagen, permitió juntar fondos hasta que logró levantar una capilla. Su orgullo, su satisfacción y su agradecimiento hacia la gente toda no tenían límites. Militó, como todos los que vivieron esos momentos en idénticas condiciones, en las filas del joven partido que surgió después de la Revolución de junio de 1943.

Tocado con un sombrero blanco de alas anchas y pañuelo al cuello color celeste -los colores de la Patria- llegaba a la casa de Gobierno. Comentaba que le parecía mentira que lo dejaran entrar. Hablaba con todos los que allí esperaban alguna audiencia, pero nunca pedía nada. Lo tenía todo porque se sentía gaucho, argentino y profundamente salteño. Un alto funcionario le hizo una pesada broma. Un grupo de cuatreros había sido capturado en Anta, y encerrado en la Central de Policía. El funcionario, por motivos banales, hizo detener a Solís Pizarro y encerrarlo junto a los cuatreros, donde le tomaron una fotografía. Seguramente que el responsable de esto no tenía la menor idea de la sensibilidad llena de pureza de Solís Pizarro. Salió a los dos días, pero no era el mismo. Una invisible mano le oprimía la garganta, temblaba de angustia, no comprendía el porque de la brutal humillación. Hablaba con sus amigos con la mirada desviada por la preocupación y el dolor. Todos lo tomaban a broma, y le decían que deje de pensar en cosas negativas. Pero el traicionero golpe había herido su alma de gaucho puro y honesto. Una tarde bebió su vino en un boliche -tapera de Atocha, iba con sus mejores galas gauchas, montando su sillonero predilecto. Con un chambergo tirado hacia atrás, sostenido por el barbiquejo, galopó en su caballo blanco, lanzando al aire sus gritos camperos. Golpeó la caja y cantó sus bagualas más sentidas cuando pasaba al galope tendido frente a la escuelita del lugar. Rayó su flete frente a la capilla, que con tanto amor había logrado levantar, desmontó y entró al templo. El estampido de un disparo despertó  de su siesta al sacristán. Soñoliento penetró en la pequeña capilla. Tras de un rayo de sol, donde el polvillo hacía extrañas volutas, vio la silueta caída sobre el Altar Mayor. Se acercó y horrorizado salió corriendo, después de haber visto los ojos apagados, y la boca entreabierta de Solís Pizarro, que no pudo soportar el peso de la injusta humillación, y llegó a pedir perdón a  su Virgencita Morena, por no querer seguir viviendo entre tanta gente injusta, egoísta y perversa que había tratado de arrebatarle su mejor tesoro: Su dignidad de gaucho salteño.


Fuente: "Crónica del Noa" -12/09/1981

 

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