Romance del trigo
Con media luna de acero
Magdalena siega el trigo,
siega el trigo Magdalena
cacheña de talle fino.
En un metro diez la espiga
cortada deja un vacío
por el que en la luz se ve
la negra raíz del limo.
Magdalena segadora
de los sueños y los trigos,
no le prodigues desdenes
al mozo calchaquí altivo,
que cuando levanta espigas
siente que la lleva en vilo.
El viento quemante toma
la forma de tu vestido
y en la tarde de diciembre
peina tu pelo retinto.
Con los ojos fatigados
los segadores se han ido
a la hora en que la tarde
viene buscando los nidos.
Sobre los cerros de orujo
la luna muestra su filo.
Bajo su luz olvidada
el trigal se vuelve un río.