La suicida
Con la crónica constancia de la muerte
con su promesa cierta y clara
insoslayable,
de nuevo hoy a amanecido
y los pájaros burlan mis esfuerzos.
Una pulsión, una corriente
me vuelve a perder
en la salobre claridad
del día mineral
que me brota
como el sol de los ciegos.
(Del libro Bajo tu peso)
A quien corresponda
Las insanas melodías del placer
las sombras gozosas de la literatura,
Orlando Furioso y su desgarrado devenir en que me veo.
Borges y todo el universo en sus poemas.
La vida de mi hija y su maravillosa explosión desde mi útero.
Las complejas y cómplices compañías de mis amigas,
dolidas en la muerte y en el perjudicial amor.
Las lealtades.
La fuerza natural y vigorosa de la inconsciencia,
primer don del superviviente.
Nada me ha sido vedado, digo.
Sólo tu amor,
fantasma de soledad itinerante,
bisagra del sueño consolador.
Tu amor
que necesito recrear cada noche
en la que te hago un cuerpo vertiginoso pero que en sus límites me abarca,
que en su memoria me reconoce,
y en el instante en que hacemos el amor
(en que giro mi rostro del techo a la oscura noche)
y te traigo a mí
con la misma violenta insistencia con que te buscan
los espejos de la soledad.
GERALDINE PALAVECINO
(de Bajo tu peso, Salta, 2000)
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