ació en Ituzaingó, provincia de Buenos Aires, en 1960 y está radicada en Salta a partir del año 1983. En 1987 egresa de la ENET Nº 6 "Fernando Fader" de Buenos Aires como técnica en Diseño y Promoción Publicitaria y en 1983 terminó sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes "Prilidiano Pueyrredón" de Buenos Aires, obteniendo el título de Profesora Nacional de Artes Visuales, especialidad Grabado.
Desempeñó, desde 1980, una constante actividad docente en su provincia natal y luego en Salta, donde actualmente dicta cátedras de Dibujo y Grabado en la Escuela Provincial de Bella Artes Tomás Cabrera y Educación Plástica en el Instituto de Enseñanza Media de la Universidad Nacional de Salta, habiéndose desempeñado también en el Instituto Superior del Profesorado de Arte de Salta.
En la tarea docente trabaja con extrema dedicación brindando generosa y eficazmente sus conocimientos técnicos y estéticos, logrando así inculcar en sus alumnos ese amor y respeto por el arte que es una constante en su vida. Dentro de su accionar docente, como extensión al medio del Instituto de Enseñanza Media de la Universidad Nacional de Salta, Godoy creó y coordina el proyecto "Molino de Papel", taller de producción, difusión y venta de papel hecho a mano que funciona en OPJ (Orientación para la Joven), Institución que tiene como misión amparar a jóvenes madres que no tienen un lugar para vivir y criar a sus hijos. Este molino, desde 1998, tiene como objetivo beneficiar económicamente a las jóvenes que en él trabajan, enseñándoles un oficio para su subsistencia.
Entre la expresión y los sueños
Patricia Godoy es grabadora y elige esa técnica expresiva por una profunda convicción porque ese modo de concretar su imagen interior coincide plenamente con su personalidad y su pensamiento; ella misma lo afirma cuando expresa: "Siempre me atrajo el grabado, entre otras cosas por su esencia popular (...) me atrajo como materia, como medio de expresión por ese juego de alquimista que impulsa, por las posibilidades infinitas de experimentación. Luego viene la aventura, el desafío, la búsqueda personal, el compromiso..." (Patricia Godoy, "Reflexiones sobre el Grabado, Salta 1990".
Sin lugar a dudas ese camino que es el grabado evidencia constantemente una extraña y profunda sensación de lo inmediato, de total acercamiento y comunión con la materia, por ser un lenguaje de una fuerza expresiva singular dentro del quehacer plástico. La artista es una profunda conocedora de todas las técnicas, ya que se acerca constantemente a cada una de ellas y experimenta sin descanso en su afán de arrancar de la chapa, de la madera o de la piedra, ese mensaje escondido que mágicamente se encuentra en la materia.
Poseedora de un profundo conocimiento del diseño y de la forma natural, realiza con sabia laboriosidad imágenes convincentes y expresivas, las que en ocasiones surgen sustentadas por la figura humana, escueta y dinámica, estructurada con bordes netos y precisos, cargada de una rica y poética subjetividad; y en otras, a partir de formas geométricas en las que predomina lo curvo, enlazadas con sutiles gamas cromáticas que crean una luminosidad casi metafísica, lograda con lírica maestría.
Experimenta también con el papel artesanal, al que incluye en sus composiciones jugando con las ricas y sugestivas texturas de este material y engarzándolo en el conjunto compositivo como un elemento plástico con valor propio.
Su obra plástica es una propuesta anclada en un sólido compromiso con el arte y con la vida. Es una constante invitación al deleite visual y táctil y un regalo para el pensamiento. Es un irrebatible pacto entre la realidad y la fantasía, pues en ella se devela la energía de una imaginación fecunda y de una racionalidad rigurosa; ambas construyen una vehemente invención que se establece a partir de una narratividad sin fisuras que desemboca en un discurso más allá de la ficción.
En sus grabados las imágenes surgen amparadas por una estructura compositiva clara, sólida, donde lo vertical instala su impronta y la distribución armónica y rigurosa de formas, colores y texturas y establece un neto equilibrio que sostiene con firmeza a la totalidad. Esto permite la construcción de un espacio identificado en la planimetrìa, apenas horadada por sabias superposiciones que sugieren sutilmente una limitada profundidad.
Las formas geométricas, la ecuanimidad de la luz y el ajustado manejo del color prevalecen en estos claros mudos propuestos por la artista. En ellos la idealidad establecida por el equilibrio, la claridad y la medida, evidencia un esfuerzo genuino por presentar el espectáculo de lo que debiera ser. La perfección de lo geométrico unido al enaltecimiento de la materia proponen universos que se evaden del drama cotidiano. La realidad se desdibuja, se establece lo soñado, lo deseado, lo que da abrigo y sosiego. Pero... a la par surgen elementos que sugieren inquietud, cierto palpitar ajeno a la perfección geométrica. Los bordes de las formas pierden la rectitud y se hunden en carcomidos trozos que presenta la inexactitud de lo cotidiano. Emergen texturas visuales o táctiles que quiebran el destello de lo perfecto. El palpitar de la vida se introduce en los intersticios de la medida, y el devenir se acomoda sin concesiones, entre lunas y soles, artificios, urdimbres.
Pero hay algo en todos sus grabados que se convierte en protagonista permanente: la materia. Es ella la que establece la textura. El papel, que de soporte deviene en un personaje recurrente, otorga fuerza y presencia a los demás elementos compositivos. Su rugosidad, su estructura interna elaborada a partir de distintos materiales (hilo, hojas, cebolla, ajo, pasto, papel) otorga fuerza expresiva a cada propuesta. Esto revela una apasionada celebración de lo humilde, una intensa necesidad de consagrar en la dimensión del héroe lo que siempre pasa desapercibido, lo que nunca sueña con el gozo de la consagración.
Este enaltecimiento de lo sencillo se evidencia también en la temática: papeles viejos pegados a muros carcomidos; triángulos, cuadrados, rectángulos. Y cuando recurre a termas entroncados con la tradición precolombina, no recrea las formas de petroglifos, antiguos dioses, o perfectas grecas, sólo presenta lunas y soles inscriptos en la simplicidad del círculo, o estructuras enmarañadas, líneas que dicen de la oscura trama del tejido y ponen en relieve el rústico instrumento que hizo posible y el hilo para constituir la urdimbre. Lo humilde está presente, resplandece y dice:
También la artista tiene otra pasión: la búsqueda de la transmutación, ese convertir una simple cáscara, un trozo de tejido, un simple cartón, un raro vegetal, en papel, con la potencia de conducirnos sostenidos por la ordenada estructura de su trama hacia nuevas realidades, hacía lo soñado y lo vivido.
En sus pinturas establece la poética del paraíso perdido. Estas obras inquietantes, organizadas desde una marcada diagonalidad, muestran un universo de estructuras retorcidas, restos de elementos destruidos por el tiempo y el uso, sumergidos en profundas sombras que establecen permanentes contrastes con luces sabiamente dispuestas, a partir de una rica gama de ocres y tierras. Y ahí está aquella entrañable bicicleta, colocada generalmente en un atrevido escorzo, provocativa e inolvidable. El dibujo impecable la muestra tal como permanece en nuestra evocación: los rayos, la cadena, el manubrio con brillante cromado; es metálica y sustenta una parca cromaticidad. Pero la mirada sigue indagando entre bicicletas y alambres, entre luces y sombras y siempre, en cada obra, descubre un trompo de madera de brillante colorido, un molinete, un barquito de papel. Entonces emerge, desde la complicada trama de la vida, la simplicidad y la inocencia de la infancia, de esa infancia desde donde, como lo afirmara Sábato, se construye la vida.
En sus instalaciones, el papel vuelve a ser la estrella. Engarzado por el espacio arquitectónico, constituye una cadena en la que en cada eslabón pone en evidencia la textura el color, la trama. Usa la luz para bucear en la estructura profunda de este material y así poner en evidencia no sólo ya su textura sino también su íntima constitución. Retoma también esta especial pasión en los libros de artista, en los que el lenguaje escrito, la imagen y el sentido están también apoyados en la fuerza expresiva de ese papel que tanto la apasiona.
En sus obras digitales, se aleja del papel pero retoma el protagonismo de lo humilde; así presenta como imagen, fotografías tomadas de maderas que han sido arañadas, raspadas, escritas, pintadas por un sinfín de generaciones de estudiantes de arte. Estas humildes cosas le revelan el misterio de lo efímero y la conmuevan promoviendo en ella el deseo de establecerlos en la afirmación, más allá de lo que perece en el anonimato. Extraña poética, sin embargo rica, concluyente, desafiante ante la inexorabilidad del cambio.
"En toda su obra Godoy establece una permanente dualidad entre lo real y lo imaginado, entre la contaminación y la pureza, elevando lo humilde a la dimensión del arte, y esto es porque su obra se gesta en una realidad atormentada, en un mundo que oscila entre la catástrofe y el letargo. En una América Latina dolorosa que se recuesta palpitante entre marañas selváticas, estrictos desiertos, altas cumbres, vastas llanuras y que emerge en el universo arrastrando ilustres próceres y dramáticos tiranos". (Lotufo 2002).
En su quehacer artístico, realiza instalaciones conjuntamente con la plástica Otilia Carrique, la primera en 1989. "Espacios cotidianos... pero en papel" en la que el papel artesanal elabora espacios, estructura ámbitos de ricos contrastes, maneja la forma, expresa en síntesis, todo el mensaje de ambas creadoras. La segunda presentada en 1990, "Circunloquios"; en ésta, la madera, enriquecida sabiamente con cromatismos esporádicos e integrada a los muros por líneas, se erige -a partir del círculo- en mensaje, en expresión concreta, en testigo del quehacer plástico sustentado por el pensamiento, la capacidad y la curiosidad estética de estas artistas. No se quedan en lo ya conocido, sino que cada una, individualmente y las dos en conjunto, buscan constantemente en lo material y concreto para a partir de ello, erigir un modo distinto de manifestarse. La tercera, "Entre el papel y la tinta", libros de artista en papel artesanal en la Sala de Exposiciones en la Fundación Banco de Noroeste de Salta, en 1995. En 2002 presenta otra muestra-instalación conjuntamente con la plástica Mariela Garrido "Rara Sustancia", en la Casa de la Cultura de Salta.
A partir de 1982 participa e numerosas muestras colectivas e individuales en buenos aires, salta, Dakar (Senegal), juntamente con otros artistas argentinos, en la propuesta "Artistas argentinos para el mundo", auspiciada por el Senado de la Nación; en España forma parte de la Feria Internacional del Grabado "Estampa 2000" y en la "Feria Internacional de Arte Contemporáneo, de Marbella, 2001. Participa también en numerosos salones nacionales, regionales y municipales. Obtiene numerosos premios.
Realiza, además una intensa y creativa tarea dentro del área de las artes gráficas, desde 1979, en la diagramación de revistas como Confirmado, Energía, Vender, Músico hoy, Continuidad, Tesis, publicación mensual de la O.S.F.A., todas de Buenos Aires, trabaja también entre los años 1979 y 1983 en agencias publicitarias, diseña logotipos y afiches entre los que se destaca el del congreso Pedagógico (1986); II Muestra anual de APSa (1986); Máscara con todo (1987); Mundial de Básquet Subsede Salta (1990).
Patricia Godoy continúa en su taller de Vaqueros, experimentando técnicas, enriqueciendo diseños, entre prensas, metales, maderas, papeles, colores, ácidos, como alquimista de una era cósmica, buscando incansablemente un lenguaje expresivo que, cual elixir de la vida, le permita concretar en la materia este mundo, que dentro suyo bulle ansioso por mostrarse a los demás en un afán elemental de perdurar más allá de lo concreto.