
                Por  CLAUDIO OMAR ARNAUDO 
                Nació en El Pucará,  Rosario de Lerma, provincia de Salta, hijo de Alberto Elizondo y Antonia Teresa  Quiroga. Pasó su primera infancia en la finca de su abuela Silveria Gutiérrez,  luego en Rosario de Lerma y Joaquín V. González, donde estaba destinado su  padre, como empleado ferroviario. 
                Sus primeros pasos actorales, los realizó  en Campo Quijano, donde actuó y dirigió el teatro de manera espontánea, vocacional e  independiente.
                En ese lugar se convirtió  en arquero "emérito" del  club de fútbol "Unión Huaytiquina" y encontró –a  pesar de su estatura– el Sportivo Social Quijano,  un club de baloncesto, deporte de escasa  difusión en la zona, integrando a los 17 años el  seleccionado de la liga de fútbol del Valle de Lerma.
                Posteriormente se acercó y formó parte del grupo popularmente llamado  "Los locos Dávalos", hijos del gran poeta salteño Juan  Carlos Dávalos, en donde se reunió y se hizo  amigo de los pintores Ramiro Dávalos y Roberto Ciro Bustos;  de los poetas Raúl Araoz Anzoátegui,  Ervar Gallo Mendoza, el Cuchi Leguizamón,  Manuel J. Castilla, Carlos Luis "Pajita" García Bes,  Jacobo Regen, las gordas Flores, etc., como  asimismo de Jaime, Arturo y Chiquilín Dávalos y del  conjunto  Los Chalchaleros, Los Fronterizos,  César Perdiguero, Barbarán Alvarado, entre otros
                
                Colección  Personal del Autor
                Más tarde se instaló en  la Colonia Santa Rosa donde trabajó como maestro  de escuela, gracias a la calificación otorgada a las partes interesadas no  docentes para las zonas fronterizas, desoladas o peligrosas y la intermediación  del poeta Juan Carlos Dávalos. En 1954 viajó a Buenos Aires con el objetivo de  estudiar teatro.
                Poco después de su  llegada, tiene la suerte de ser parte del Teatro de la Luna, donde comenzó a dar sus primeros pasos. Intervino  como actor  en: "El herrero y el diablo", de Juan Carlos Gené, dirigido por  Roberto Durán y José María Gutiérrez en el "Teatro de la Luna",  "Tango" de Rodolfo Kusch, dirigido por Carlos Gandolfo y E.  Lopez Perttierra. 
                En el "Teatro  de la Máscara", "Margarita" de Madeleine  Badulée, dirigida por Roberto Durán, en diferentes lugares de la Ciudad, impulsada  por el Municipio de la Ciudad de Buenos Aires y también "Señores  y señoras de la época anterior" Juan Carlos Gené y Eduardo Fasulo,  dirección de Juan Carlos Gené, en diferentes lugares de la Capital programados  por el entonces Municipio de la Ciudad de Buenos Aires.
                
                
                En 1.958 contrajo enlace con Isabel Larguía, de esta unión nació su hijo Sebastián, y en 1972 con   María Julia Harriet nació   su hija Julia Elena.
                En 1957 viajó a París, Francia, donde estudió Mimo, Pantomima y Expresión corporal con Etienne  Decroux y Jacques Lecoq. Trabajó durante tres años en la Compañía de Maximilien  Decroux participando en el año 1959 en el Festival de la Vanguardia que tiene  lugar en la capital francesa.
                Dirigió los "Ballets populares de América Latina",  recorriendo ciudades como  Francia, Finlandia, Líbano, etc. Realizó la coreografía de "La Grande Machine"  de Jean Jacques Azlanian en "Théâtre de Plaisance", París y  el mimetismo de "Ping". Pong Players”de Saroyan  en el“Center  USA”, París. 
                Actuó  en la obra  “Poeta en Nueva York”, de García  Lorca, dirigido por Sara Pardo. Este espectáculo ganó el premio “Out  of Competition Award, Enhorabuena del jurado” en el Teatro Universidad  de las Naciones - París 1962. Formó parte de la  Delegación Argentina en la Bienal de París - 1963. Realizó un espectáculo en el “Teatro de la 'Etoile " cuyo primer contrato de dos meses se  extendió dos veces más por el gran  impacto que tuvo.
                En 1964 regresó a la Argentina y se estableció en Buenos Aires, donde  fundó la "Escuela Argentina de Mimo, Pantomima y Expresión Corporal",  la primera de su tipo en el país, que en la actualidad   se denomina  “Escuela Argentina de Mimo, Expresión y  Comunicación Corporal”.
                Bajo la  dirección de Ángel Elizondo,  desde el año 1965, la Compañía Argentina de Mimo realizó veintiún espectáculos  completos, además de otras actividades, colaboraciones y pequeñas obras. 
                Realizó trabajos experimentales en los Hospitales  Neuropsiquiátricos Borda y Moyano con el Dr. Jaime Rojas Bermúdez. Fue invitado a numerosos encuentros y congresos de  psicodrama, psicoterapia, psicología o psiquiatría. Enseñó en la Asociación Argentina de Psicodrama y Grupo de  Psicoterapia de  Buenos Aires y La Plata,  como asimismo en la Escuela Nacional de Arte Dramático, Escuela de Teatro Bahía  Blanca, Escuela Superior de Danza La Plata, Escuela Nacional de Teatro del  Perú, etc. 
                En 1973 fue socio / fundador  de la Asociación Argentina de Mimo. Participó en el show "Tango Comunicando"  creado y dirigido por Edmundo Valladares, junto con Astor Piazzola, Lucio  Demare, Ciriaco Ortiz y otros.
                Con Alberto Sava y Carlos  Palacios dirigió el “II Congreso y Festival  Latinoamericano de Mimo”, que tuvo lugar en el Teatro Municipal General San Martín de la  Ciudad Autónoma de Buenos Aires  en el  año 1974. 
                En 1982  realizó una gira por Alemania y participó en  diferentes fechas en festivales internacionales.  Fue nominado varias veces y en el año 1983 estuvo en la terna final para el  premio “Molière”, máxima distinción teatral otorgada en la época en la  Argentina. En el año 1985 formó el “Grupo Mimo 21” que presentó “Hambrrre”  en el Teatro Catalinas. 
                Recibió diferentes premios a lo largo de su actuación: 
                2.003,  “Premio  a la Trayectoria” del Instituto Nacional del Teatro; 
                2.004,  “Premio Podestá” de la Asociación  Argentina de Actores a la Trayectoria Honorable en el Congreso de la Nación y  el “Premio Teatro del Mundo” a la  trayectoria otorgado por la Universidad de Buenos Aires.
                También en 2010 fundó  La Escuela de Mimodrama Contemporáneo & Teatro  Corporal,  en Santiago de Chile junto a Ricardo Gaete,  heredando las bases de su escuela y trabajo de  creación e investigación.
                Desde su fundación es  Director de la Escuela Nacional de Mimo.
                
                Desde su fundación es  Director de la Escuela Nacional de Mimo.                
                Espectáculos en los que participó se  puede citar:
                  
                    
                      - Objetos y algo Masss (Director)
 
                      - Apocalipsis según los otros (Director)
 
                      - La leyenda del Kakui (Director)
 
                      - Señores pasajeros (Director)
 
                      - La loca de Amor (Agradecimientos)
 
                      - De palos a monos (Autor, Director)
 
                      - Imágenes del Circo (Autor, Director)
 
                      - Pi: 3,14 (Director)
 
                      - La loca de Amor (Colaborador artístico)
 
                      - Ni mu 12 (Director)
 
                      - Vestirse-desvestirse (Director)
 
                      - En Igma (Autor, Director
 
                    
                 
                Don  Ángel Elizondo en una entrevista,  dice: “…El primer alumno que tuve –no sé si es rosarino–  Norberto Santos, que en su momento fue uno de  los innovadores del teatro, además trabajó  conmigo en la Compañía Argentina de Mimo y se  presentó en los primeros espectáculos del Teatro   Di Tella,  creo que significó  todo un acontecimiento en su momento. El fundó el  ‘Grupo Lobo’,  que hasta ahora es tenido  como un referente en  la estructura del  teatro el nacional…”
                
                Sobre su profesión  actoral afirma: “…El mimo fue siempre una cosa de impotencia, influyó en todas las artes, ya desde Aristóteles se  decía ‘todas las artes comienzan por la  imitación’  y, creo que tiene razón, porque la música es una imitación de sonidos de la  naturaleza que después evolucionó, como asimismo  la pintura y la  escultura también,  es decir en alguna medida  todo comienza por la pantomima o el mimo como  se quiera llamarlo, que para mi  en el plano  profesional hay una diferencia, pero en el fondo es la misma cosa, poder asumir  al otro y ser el otro… Primero porque no es lenguaje, el lenguaje del cuerpo no  es lenguaje… No es lenguaje en el sentido de la palabra, donde todo significa  claramente cosas…” 
                
                “…Lo nuestro refiere a  una cosa que ha sido bastante olvidada en el plano cultural, humano y también  artístico que es el cuerpo como estructura del lenguaje, la acción corporal en  su momento fue tenida como una cosa de gente bruta; todo lo contrario la acción  es a veces  simple, no es de pegar  trompadas ni de patear la pelota, sino de  miradas que se dicen, formas de  aproximarse,  de estar con el otro. Entonces  eso no es lenguaje entre nosotros,   es mucho más que  ello. Por ejemplo, decirle a una persona ‘te  odio, te quiero o no te quiero´,  en vez de hacerlo con el cuerpo, es en alguna  medida una estructura de mi punto de vista, pero ya era futuro hace doscientos  años, lo que ocurre es que nunca llegamos tal  vez a estructurar ese tipo de sensibilidad que ahora se está viendo un poco  más, pero de todas maneras no llega a suplantar,  a reemplazar a  la palabra, que es tan exacta hasta cierto  punto en los significados básicos, pero en los menos básicos o más complejos,  el tono y las palabras que no existen, entre  una cosa y la otra hay una palabra y la contraria y no existe, entre medio una  cantidad de palabras intermedias que lo podíamos hacer con el cuerpo el  problema que no se entiende…”
                El actor chileno, ex  alumno de la escuela  y director de  Escena Física en Santiago de Chile,   Ricardo Gaete escribió: los significados
                “Para muchos Ángel Elizondo en  Latinoamérica es Maestro de maestros… En Salta, su ciudad natal  en el norte trasandino, le siguen recordando  como el arquero de fútbol, de esos que jugaba sin guantes y atrapaba la pelota,  condición que se le exigía a un buen arquero.
                Etienne Decroux maestro y creador del  Mimo Corporal con quien inició su formación en París en 1957 le llamaba  Bolívar. Decroux solía nombrar con un apodo heroico o poético a sus  estudiantes, dependiendo de sus actitudes o del lugar del mundo desde donde viniesen.  Podría entonces haberle llamado San Martín, por venir de Argentina, pero para él  Simón Bolívar era el héroe máximo de nuestro continente y  buscaba generar  en sus estudiantes una actitud  heroica para un arte heroico.
                Para otros,  Ángel Elizondo es un revolucionario en la  puesta en escena corporal desde su regreso a la Argentina en 1964, año en que  fundó  la Escuela  Argentina   de Mimo, la primera en este lado de nuestra América, iniciando en 1965  la trayectoria de su compañía.
                Profesor rural en su juventud,  alfabetizó a indígenas y pobladores, haciendo clases con un rifle en medio de  la selva, por los peligros que acechaban en esos años y lugar.
                    
                
                
                De esa época guarda el recuerdo de  una  estudiante llamada Nardita, una niña  que llegaba con puntualidad e impecabilidad a  clases, en el recreo se transformaba en un torbellino imparable regresando al aula despeinada y llena de barro, retomando sus  estudios con su prolijidad inicial.
                Quienes nos hemos formado en su escuela,  vemos reflejado en Nardita  su estructura  de clases, las cuales se inician con los aspectos técnicos y apuntes, para  continuar una segunda parte de Liberación y Juego, terminando con Teoría e  Improvisación donde se busca fusionar las dos primeras partes de la clase. 
                
                Esta estructura responde también a la  influencia de otros dos maestros con quienes se había formado en París,  Maximilien Decroux, hijo de Etienne Decroux y  Jacques Lecoq.
                En su escuela cada día era una  mutación de nuestro ser corpóreo, consciente, inconsciente, social y personal  para generar el intento de “Estar” para “Hacer” y luego “Ser”. Existir en la  vida cotidiana y escénica mediante “Una sucesión de acciones en tiempo  presente” como define el arte del Mimo, con el cual busca lograr parte del  sueño Bolivariano… Latinoamérica unida en un arte corporal… en busca de un  cuerpo e identidad latinoamericana.
                En Santiago de Chile, hemos  inaugurado el espacio de creación de Escena Física, cuya sala de teatro lleva  su nombre, inaugurada el 1 de Octubre de 2014.
                La Leyenda del Kakuy:
                Esta obra liberal, polémica  por el desnudo de los actores, creada y dirigida por Ángel Elizondo fue levantada  por el gobierno militar de entonces, a los pocos días de su estreno por considerarla obscena para la época. 
                El periodista Oscar Salorio lo  entrevistó, por entonces, en relación a la obra.  Ante la pregunta  de ¿por qué eligió para  escenificar la Leyenda del Kakuy?, don Ángel respondió: “Todos nuestros espectáculos se  han hecho a partir de nosotros, de nuestras ideas; nunca tradujimos a nuestro  lenguaje una obra de teatro, por ejemplo. Ahora pensamos que habíamos llegado  al momento de traducir algo a nuestro lenguaje. Nos encontramos con serios  problemas, porque la narración de este tipo de literatura –mitos, leyendas- es  muy lineal, va directo al fin, el tipo de narración corporal como nosotros lo  entendemos no es lineal, porque al cuerpo le es más difícil seguir las líneas  rectas. La diferencia de traducir y decir todo lo que en el otro lenguaje no se  podía, porque estaba condicionada por el fin, fue interesantísima. Es por eso  que ponemos especial acento en los sueños y en la infancia que la leyenda no  menciona. Además surgió de una necesidad personal hacer cosas que tuvieran que  ver con lo argentino, con lo americano”.
                    
                
                
                
                
En cuanto a si le interesaba hacer  algo que fuera folklore: ¿qué tipo de lectura de la Leyenda lo acercó a esa  idea?, respondió: “El concepto de folklore es dinámico. Nosotros queríamos hacer algo que  represente al pueblo en un sentido social, al total de personas que constituyen  una comunidad, para lo cual teníamos que tomar todas las versiones y lecturas  posibles de la leyenda porque el folklore se va constituyendo con el aporte de  todas las personas. Por ejemplo, yo invento un verso, y a vos te gustó, le  ponés tu subjetividad, y yo dije “el árbol que veo allá es lindo como la flor”  y vos otro día estás al lado de una chica que te gusta y le cambiás el “la  flor” por “mi flor”, y así se va transformando de acuerdo a las circunstancias  y necesidades, hasta que en algún momento a través de todos esos aportes, se  consigue la copla que designa el sentimiento colectivo de ese pueblo, pero que  con otra desviación se produce el sentido colectivo de otra comunidad,  entonces, para unir todas las comunidades y representarlas es necesario sumar  todas las estructuras folklóricas, porque el folklore es anónimo, dinámico.  Nosotros quisimos hacer con esto algo que fuera folklore, en el sentido de que  nadie puede adjudicarse su creación, es de la comunidad, de todo el grupo.  Nadie puede decir que ésta o aquella es mi parte, yo no sé si es folklore pero  tiene todas las características. A mí me contaron la leyenda de una manera muy  distinta cuando era chico, de cómo se cuenta ahora y como se relata en  Santiago, me llegó de una forma simple porque correspondía a una faz moralista  que tiene mi familia. Mientras en otros lugares se adorna más la cosa, se narra  más y se está menos en función de la moraleja. La intención es que sea folklore  –no folklórico, entonces adoptamos los condicionamientos nuestros, es decir el  teatro como lo tenemos, nuestra necesidad de mostrar el cuerpo y toda una  cantidad de cosas que no son racionales, pero corresponden al ser humano”.
                    
                
                