n el noroeste argentino existen diversas formas de duendes, una de ellas es el Delgadín, que habita en los Valles Calchaquíes, y con las características propias se añade el hecho de ser muy flaco y alto.
Duerme en los troncos huecos de los árboles, en especial el algarrobo, y toca casi siempre una flauta hecha con hueso de condor e interpreta bellas melodías para atraer a niños y especialmente a mujeres jóvenes.
Protector de la fauna silvestre, castiga severamente a los cazadores que abusan matando animales.
Para algunos estudiosos como Tobías Rosenberg, Delgadín vendría a ser como una fusión del "duende" con el "chiqui", mito al que habría de absorber.
Muchos ven a Delgadín como un demonio por su brutalidad y crueldad y en algunos casos se lo considera un demonio que se adentra o realiza posesión de cuerpos.