Es domingo en la ciudad Vacía la ciudad
en la tibia mañana de setiembre.
Vacía de gente y de pájaros.
Como si de repente infernales vientos
regresando de un pasado de borrascas
hubiesen arrasado los rostros amigos,
la bandada, los silbos.
Salgo por las calles
a buscar el alma de la ciudad.
De pronto me acomete la certidumbre
de vivir en una urbe insólita.
Miro los edificios, los frentes apagados
la perspectiva
de las calles que van no sé adonde
y regresan mansas
silenciosas y mustias
sin la tibia corriente de todas las jornadas.
Asumo la circunstancia, y es domingo
el día que torna extraña
la ciudad antigua y cotidiana.
(Del libro Comarca alucinada)
|