Dicen que había un muchacho que tenía una hermana muy mala y vivían solos en una casita en el monte. El hermano le traía todo lo que le hacía falta para la casa, leña, comida, miel y otras cosas que ella aprovechaba. Pero ella lo hacía sufrir peleándolo por cualquier cosa. A veces le derramaba las comidas y lo dejaba sin comer.
Hasta que un día, el hermano, cansado de ella, para desquitarse y darle un castigo, la invitó a que fuesen a sacar miel de unas abejas que tenía en la coronita de un árbol muy alto. Se fueron al monte donde estaba el árbol y como ella quería sacar primero la miel, subió por delante, y cuando estuvo en la punta buscando la casita de las abejas, su hermano se fue bajando y cortando todas las ramas, para que ella no pudiera bajar. Cuando llegó al suelo se largó corriendo y dejó sola a su hermana arriba del árbol.
Entonces ella, al encontrarse sola, empezó a gritarle a su hermano, pero él no le hacía caso, hasta que fue llegando la noche. Y entonces le empezaron a brotar plumas hasta convertirse en pájaro y se convirtió en cacuy. Y éste pájaro se llama así porque dice clarito ¡Cacuy!, llamando a su hermano.