
                      
ilvia Barrios, cantante y antropóloga salteña, lleva casi  tres décadas trabajando musicalmente junto a las comunidades originarias de  esta tierra. Aunque se le adjudique el “canto” propio de estos pueblos, ella  dice que jamás escuchó cantar a una mujer wichi, por ejemplo. “Sí a algunos hombres  que se animaron a recuperar la tradición a pesar de la prohibición de las  iglesias evangélicas radicadas en la zona desde hace décadas. Pero a las  mujeres no. Tuve que arribar, por descarte, a una forma de expresión que ellos,  en determinado momento, me aprobaron. Nunca me hice la wichi ni pretendo cantar  como la mujer wichi que no escuché jamás. Para mí el canto de nuestras  comunidades es un sonido que nace de una manera de vivir”, sostuvo. Con este  conocimiento inasible sube Barrios al escenario. Y sobre él asienta su certeza  de que renovar, en este caso, no ha sido traicionar.
                      “Hace cerca de 20 años que venimos debatiendo si la música  indígena tenía posibilidades de sobrevivir tal como nosotros conseguimos  recuperarla, así, en forma pura. Al haber cambiado tanto la vida de estos  pueblos -por cuestiones ambientales, económicas y sociales- nos fuimos dando  cuenta que el cambio era inevitable. Las emisiones que nosotros amábamos tanto,  transmitidas por los viejos maestros, se fueron con ellos. Analizamos qué cosas  se podían recuperar y reelaborar para que la música indígena se hiciera más  próxima a la experiencia de los jóvenes”.
                      