El comercio en la Salta del 1800
Existen grandes casas comerciales como las de Moldes y Gurruchaga, el pequeño comercio de tiendas, almacenes de caldo donde se vende vino en grandes cantidades, almacenes de azúcar, panaderías, carnicerías, molinos y las pulperías con su poste para los caballos, donde los hombres toman su vinito de paso. Las pequeñas industrias urbanas son todas de tipo artesanal.
El barrio de la Banda, cerca del río Arias, está ocupado por los artesanos que hacen aparejos del caballo. Allí se escucha el golpe constante del martillo "desde la salida hasta la puesta del sol". Los plateros completan los enseres del jinete con espuelas de plata, mates, bombillas, candelabros y la vajilla completa para el comedor de casas ricas.
De tanto en tanto, y después de un larguísimo viaje de seis meses, arriban de Buenos Aires tropas de carretas cargadas con mercaderías de ultramar: muebles, telas y vestidos. Los maridos "muleros", comerciantes de mulas que viajan a venderlas al Perú, vuelven trayendo joyas de regalo para sus mujeres. La economía provinciana se halla en estado catastrófico, con su comercio disminuido y el pueblo empobrecido por el esfuerzo de sostener la guerra casi solo, sin ayuda del Gobierno nacional.
La moda de los cafés ha llegado aquí también. Los hombres de la clase principal, que hasta ahora sólo se reunían en las tertulias familiares donde se juega dominó, ajedrez y juegos de naipes, concurre a los cafés a jugar billar y a hablar de política. Pero allí no entran mujeres, ni tampoco hombres de clases humildes, porque existe una rígida diferenciación social que separa a la llamada "gente decente" de "la plebe". Tanto el público culto como "el otro" va a los espectáculos de "los volantines", cómicos trashumantes que recorren los pueblos en sus carromatos representando obras populares de teatro. Jornaleros y artesanos se divierten también en carreras cuadreras, riñas de gallos, corridas de toros o juegan los domingos por la tarde en las canchas de bolos.
Salta 1893
Presentada Salta en la Feria de Chicago de 1893 como: una inmensa extensión de campos cultivados, cruzados por canales de irrigación y con una importante cantidad de ganado vacuno, lo que reflejaba la pasión de sus habitantes por la agricultura y la ganadería, las fuentes genuinas de su economía.
Feria de Chicago de 1893
El medio rural estaba poblado de cuatrocientos uno establecimientos agrícola-ganaderos y/o agrícola- industriales. La fecundidad de su suelo hacía crecer: maíz, trigo, sorgo, caña de azúcar, tabaco, cebada, arroz, viñas, café, algodón, papas, legumbres, hortalizas, árboles frutales y alfalfa, entre otras cosas. La extensión promedio de cada propiedad oscilaba entre las once y las dieciocho leguas, con un promedio entre cuarenta y ciento cincuenta peones estables y hasta trescientos en épocas de cosecha. Quienes se dedicaban a la ganadería eran propietarios de mil quinientas cabezas como mínimo y tres mil como máximo.
Los establecimientos agrícola- industriales se agrupaban en veinte curtiembres, cada una curtía seis mil cueros grandes por año y dos mil pequeños, dos fábricas de calzado fino con un promedio de sesenta empleados, una fábrica de jabón y velas, sesenta y cinco molinos hidráulicos que molían ochenta bolsas de sesenta Kg. de trigo o maíz por día, una fábrica de fideos que elaboraba treinta clases de los mismos y panaderías que producían pan y galletas, para los cientos de empleados del ferrocarril; veinticinco bodegas ubicadas en Cafayate que procesaban un millón de litros por año, una fábrica de licores y una tonelería; dos ingenios; cinco establecimientos procesaban el tabaco y fabricaban cigarros y cigarrillos, el proceso era a mano y máquina con un promedio de cien empleadas mujeres; se sumaba la presencia de talleres mecánicos a vapor.
La explotación Forestal de quebracho, algarrobo, cedro, cebil, y lapacho se volcaba a obrajes, aserraderos y fábricas de muebles. La minería explotaba salinas, borateras y caleras.
El ejido urbano tenía un centro irradiante: la Plaza 9 de julio, a tres cuadras a la redonda había ciento noventa y dos casas dedicadas al comercio, con fuerte presencia de casa importadoras de ramos generales, las que tenían sucursales, con venta al por mayor y menor de productos del Litoral, Europa y los EEUU ingresados por los puertos de Rosario o Buenos Aires.
Completaban la fisonomía: almacenes, tiendas, boticas, sastrerías, mueblerías, hoteles, confiterías, cocherías, una empresa telefónica, fábrica de hielo, cervecería, bazares, mataderos, mercados, fábrica de soda, el Banco Provincial y una sucursal del Banco Nación, una Oficina Central de correo, tres diarios, el Colegio Nacional y la Escuela Normal.
Los Vendedores Ambulantes 1880 - 1920
Los vendedores ambulantes fueron tal vez los primeros comerciantes modernos de Salta. los mas comunes eran los ofrecían comestibles vernáculos, de factura doméstica. Casi todos iban cargando su mercancía en un canasto de mimbre, y otros en una especie de bandeja, que sujetaban a su cuello mediante una correa. Es decir, que la venta callejera de comestibles, frutas y golosinas, era una actividad ya muy desarrollada entre la gente de Salta, cuando comenzó la época de los años 20. Puede decirse que había una sobre saturación de vendedores ambulantes. La competencia era cada vez mayor, así que había que crear otras formas de venta.
La propaganda estaba lejos de las posibilidades de estos comerciantes, que se prolongaban hasta las vendedoras que, montadas en flacos caballos, ofrecían verduras y frutas silvestres que traían en sus redondas árganas de varillas de poleo. Por esos años llegaban noticias desde otras provincias, especialmente desde Buenos Aires sobre originales vendedores ambulantes que ejercían un verdadero arte de vender entre sus ocasionales clientes. Así aparecieron los primeros, que aquí, por razones obvias, se denominaron "viboreros".Estos, generalmente, tienen su zona en el Mercado Municipal, que por ese entonces se llamaba "Mercado San Miguel".
Vendedor de Pan
Apareció de pronto entre ellos un vendedor nuevo y original. Vendía de todo un poco, y para hacer su oferta, previamente ofrecía un "show" con una repulsiva víbora, a la sazón una lampalagua adormilada, pequeña, que llevaba hasta el lugar de sus exhibiciones dentro de un cajón, donde el ofidio se enroscaba cómodamente. La primera vez que sacó el animal y se lo colocó sobre los hombros, como si se tratara de una chalina viviente, no pocas exclamaciones de terror lanzaron ingenuas amas de casa que iban o regresaban de hacer sus compras de la mañana en el mercado. Mientras el animal se movía lenta y sinuosamente, sacando a intervalos su lengua vífida, en su veloz discurso ofrecía peines, peinetas, lapiceras y alguna otra cosa pequeña y liviana. "Un peine por aquí, otro más allá...” iba diciendo a la vez que cobraba las monedas que costaban y hasta regalaba algunos objetos. Este curioso vendedor, que más tarde tuvo muchos émulos, se llamaba Solari.
Vendedor de leña - calle Dean Funes
El consumo de pescado en Salta, especialmente en la ciudad, está íntimamente ligado al arribo de los inmigrantes que aparecieron masivamente por la década de los años 10 y 20. Fueron especialmente italianos los pioneros de la difusión del pescado. En su mayoría provenían de aldeas cercanas del Adriático y traían consigo ancestrales costumbres basadas en las actividades marinas. Primero aparecieron los puestos del mercado, y luego el pescadero ambulante. Generalmente era fornido, aunque magro en carnes, de gran bigote, gorra a cuadritos y un delantal o guardapolvo con muchas intenciones de ser blanco. Impuso un grito muy especial para anunciar su mercancía, que sonaba temprano en las calles que comenzaban a recibir los primeros rayos del sol de la mañana. Caminaba incansablemente llevando un gran canasto, desde cuyo fondo miraban, sin vida, los ojos redondos y asombrados de sábalos, dorados, surubíes y otros integrantes de la fauna íctica de nuestros ríos.
Cuando llegó el cine había como ejemplo de "lujo", el vendedor de chocolatines y otras golosinas, que aparecía uniformado y silencioso, en los intervalos de los cinematógrafos, donde los domingos a la "selecta" se daba cita el conglomerado que se decía elegante en la ciudad.
El comercio local 1900 - 1930
Constituyó un rubro importante para el intercambio, la circulación de productos y bienes de consumo. Significaba poner al servicio del consumidor todas las mercancías necesarias para reposición, venta y hasta el trueque en los almacenes urbanos y de la campaña. Estas operaciones se hacían mediante los tres tipos clásicos: el comercio por mayor, de distribución y el minorista.
Al por mayor
En Salta hacia 1915 constatamos la existencia de tres grandes negocios que publicitaban sus productos a través de los diarios:
1.- "Almacén y Depósito de Cereales por mayor y menor" de Andrés Ilvento.
2.-"Almacén y Depósito de Cereales" de José Querio.
3.- "Isasmendi y Compañía" de almacén, ferretería, pinturería, máquinas agrícolas y artículos rurales.
Al por mayor y menor
Para los años '30 registramos la presencia de establecimientos que ofrecen también artículos importados de venta al por mayor y al por menor:
1.- "Almacén y Bazar" de José Vidal,
2.- "Almacén y Bazar" de Adolfo Mosca y Cía.
3.- "Depósito de Almacén" de C. A. Garrido y Cía.
4.- "Almacén y Bazar" de Zarzoso Hermanos.
5.- "Bazar y Armería" de Luis Bartoletti
Estadística de comercios por rubros:
Almacén al por mayor.................... 4 Biógrafos.......................................... 3
Almacenes al menudeo........... 170 Fotógrafos........................................ 2
Zapaterías y fábricas de botas... 17 Empresas de transporte................ 1
Fondas y cantinas........................ 13 Joyerías y relojerías...................... 10
Restaurantes y confiterías.......... 27 Empresas fúnebres........................ 2
Panaderías....................................... 8 Colchonerías................................... 3
Carnicerías...................................... 5 Artículos rurales.............................. 1
Armerías........................................... 2 Hoteles.............................................. 5
Artefactos eléctricos....................... 2 Bazares............................................. 4
Artículos para hombre................... 6 Carnicerías...................................... 5
Casas de moda............................... 3 Sombrererías................................... 3
Librerías............................................ 7 Sastrerías....................................... 17
Mueblerías....................................... 4 Farmacias........................................ 6
Ferreterías........................................ 5 Depósito de cerveza....................... 2
Tintorerías........................................ 4 Vinerías............................................. 7
Cigarrerías....................................... 5
Nómina de Comerciantes Inmigrantes más renombrados:
Zeitune Simón Judío
Palermo Francisco Italiano
Ahuerma Abraham Turco
Amado Jorge Libanés
Sauma, José ..........Libanés
Oieni Esteban Italiano
Yazlle Abraham Árabe
Steren José Judío
Vidal, José Español
Moschetti Francisco Italiano
Dagún José Sirio
Morossini Arrigo Italiano
Lisi Bartoletti Italiano
Mena Antonio Español
Carbonell Mariano Español
Martorell Luis Italiano
Goetling Juan Alemán
Marinaro José Italiano
Coll José Español
Durand Santiago Francés
Peyret Juan Francés
Pascual Miguel Español
Lávaque Elías Árabe
Royo Pascual Español
La mayoría de los inmigrantes recién llegados eran hombres rudos, de trabajo, semianalfabetos que se establecían en el interior de la provincia en zonas poco pobladas, donde construyeron sus casas y abrieron sus comercios. De allí iniciaron un camino de progreso que, en muchas ocasiones los conducirán a instalarse ellos mismos o a sus hijos en la Ciudad Capital, convirtiéndose en fuertes comerciantes.
El comercio local movía un significativo número de gente, desde grandes comerciantes de ramos generales hasta pequeños "bolicheros" de la periferia urbana y rural, también hay que agregar gente que se "ganaba la vida" con actividades relacionadas al comercio: administradores, agentes de negocios, cobradores, viajantes, tenedores de libros, rematadores, repartidores, contratistas, comisionistas, consignatarios, martilleros públicos, etcétera.
Su importancia puede medirse por las instituciones que regulaban ese tipo de actividad. Hacia la Década del '30 existían el Centro Comercial, el Sindicato Comercial, la Sociedad Mutua de Propaganda Comercial (Y.A.P.A.) y el Centro de Comerciantes Minoristas. A su vez los comerciantes fuertes se congregaban en la Bolsa Comercial de Salta para resolver los problemas de sus socios. La Bolsa se dividía en las siguientes cámaras: Sindical, Defensa Comercial, Agropecuaria y Cámara de Propietarios de Bienes Raíces. En ellas actuaban las fuerzas preponderantes de la industria y el comercio. Tenían su sede central en la calle Mitre al 400.
Junto a la economía formal subsistía una especie de "economía paralela", casi subterránea, en la que operaban un buen número de vendedores trashumantes; los populares "rusos" y "turcos" que recorrían incansables la ciudad y la campaña ofreciendo todo tipo de mercancías, desde joyas de oro, anillos de perlas, pulseras, cadenitas con medallas, relojes, hasta telas, puntillas, ropa interior, culotes, porta senos y fajas elásticas muy solicitadas por las opulentas damas, como así también operaban entre los aborígenes del Chaco salteño, a los que cambiaban baratijas por cueros, cerdas y plumas de avestruz o garza.
Hacia 1915 la actividad comercial había pasado, casi por completo, a manos de inmigrantes de origen español, árabe, judío, italiano, hindúes y bolivianos. Unos insertos en lo que dimos en llamar "economía formal" y otros en la "economía informal
Centro de Comerciantes Minoristas
Hacia 1923 un grupo de almaceneros funda el Centro de Comerciantes minoristas siendo su primer presidente Dn. Carlos Pallari. El principal objetivo de esta entidad era velar por los intereses de pequeños y medianos comerciantes salteños. Dicha entidad llegó a tener hasta sede propia (3)
Algunos Comercios Memorables
EL BAZAR BARTOLETTI
Dn. Luigi Bartoletti nació
el 29 de Julio de 1865 en Atessa (Provincia di Chieti - Abruzzo
– Italia), un pueblito que se encuentra al noreste de Florencia
cerca del Adriático.
Adelina Bassani
y Luigi Bartoletti
Viajó
a Argentina a fines del Siglo XIX acompañado de cuatro hermanos:
Genaro, Antonio, Marieta y Julia. Llegados a Buenos Aires se separaron.
Genaro fue a Tucumán, Luigi a Salta, Antonio a Jujuy y las
hermanas quedaron en Buenos Aires.
Genaro puso una
empresa fúnebre y Antonio se estableció en Jujuy con
una ferretería.
Luigi establecido
en Salta, siendo armero de profesión, se conviertió
en un pujante comerciante estableciendo la “Armería
y Ferretería Bartoletti” en calle La Florida 60 entre
Caseros y Alvarado, luego fundaría otros establecimientos
como: talabartería (Casa Hernández); herrería
en la calle Urquiza y una concesionaria de autos. Muchos años
después la armería se transformó en el renombrado
“Bazar Bartoletti”.
TIENDA LA MUNDIAL y otros importantes comercios:
Fue fundada por Estéban Fernández Jiménez el 05 de abril de 1.925. En sus comienzos funcionó en Caseros al 500, al lado del Cabildo, luego se alquiló la propiedad de calle Belgrano esquina Mitre la cual fue ampliada, años después, a tres plantas.
Desde sus comienzos la firma comercial se dedicó a comercializar ropa de hombres, niños, deportes, sombrerería, juguetería y sastrería a medida tanto civil, militar como de gaucho. Llegó a dar trabajo a más de cincuenta familias.
En el año ’50 muere su fundador –Estéban Fernández Jiménez- y la sociedad se conforma con Francisco Fernández Jiménez, Félix Fernández Jiménez y José Secundino Renta.
También forma parte del legado comercial del apellido Fernández Jiménez la firma ‘Fernández Hnos. & Cía. S.R.L.’, quienes en diferentes períodos inauguraron los siguientes negocios, entre los que se pueden mencionar: ‘Pinemar’ en el año 1.964, con ropa para damas y administrado por las esposas de los socios; ‘Ser’, en calle Alberdi 27, año 1.977 para adolescentes y jóvenes; ‘Pierre Carden’, año 1.986. Esta firma cierra en 1982 todas sus actividades.
Según nos relata José Félix, hijo de uno de los socios –Félix- cuando se filmó la película ‘Tarás Bulba’, Tony Curtis y Yul Brynner, hicieron confeccionar en la sastrería de La Mundial sus trajes de gauchos para llevarlos de recuerdo.
También nos comenta José Félix, que en oportunidad de la visita de un alemán a nuestra ciudad, hizo confeccionar los trajes de gauchos para los mozos que trabajarían en su local, denominado ‘Rancho Argentino’, enviándole fotos de eventos con la indumentaria confeccionada en Tienda La Mundial.
También en su edificio se montó la primera televisión de circuito cerrado actividad llevada a cabo por Héctor Bates Belgrano, para lo cual se dispusieron televisores en las vidrieras del edificio, hecho que permitió a visitantes de diversos lugares y del centro que se apostaran en las vidrieras del mismo para disfrutar de los programas.
Historia de los hermanos Fernández Jiménez
Eran cuatro hermanos de nacionalidad española. Estéban, el fundador murió soltero. Francisco quien se se casó con Pilar García; Félix casado con con María López e Ildefonso dueño de Tienda y Bazar ‘La Argentina’ contrajo nupcias con María Elena Rodriguez.
Fueron empresarios solidarios, trabajadores, de gran actividad social, tanto es así que formaron parte de la administración y fundación de la ‘Sociedad Española’ y la ‘Peña Española’. Asimismo, Francisco ocupó la presidencia de la Cámara de Comercio en diversos períodos.
Farmacia El INDIO
Farmacia ‘El Indio’ es la más antigua en vigencia de nuestra provincia y se encuentra, ubicada en calles Mitre y Santiago del Estero. La exhibición y presentación de cada uno de sus medicamentos en sus inconfundibles repisas de madera talladas, la antigua barra que sostiene a la tradicional caja registradora y algunos otros productos, cada viejo cajón y armario del local y hasta su anticuada balanza nos remonta al pasado, aunque en la actualidad se encuentra totalmente renovada con mobiliarios de líneas modernas.
Según recuerdos lejanos, en el año 1925 un bioquímico italiano fundó esta farmacia en Salta -explicó uno de sus actuales dueños, Carlos Guiñazu- y luego agregó, que pocos años más tarde, en 1929, este europeo se la vendió a Don Celecio Valle. A partir de ese momento y durante 50 años se encargó personalmente de su atención. Fue la columna vertebral del prestigio adquirido por la Farmacia y con una enorme dedicación la atendió hasta su fallecimiento en el año 1982.
Farmacia ’El Indio’, como la gran mayoría de los negocios más emblemáticos de Salta, siempre se trató de un negocio familiar y no se puede dejar de mencionar que Don Celecio no estuvo sólo sino que su hijo Egberto Valle, de profesión farmaceútico quién se convirtió en el brazo derecho de su padre hasta sus últimos días y a partir de entonces Egberto quedó a cargo del local hasta su retiro y posterior venta a la familia Guiñazu, que son los propietarios actuales.
Entrar en la Farmacia observar cada moblaje que la compone es sin duda una muy grata experiencia. Cada detalle que la compone la hace más atractiva y encantadora.
Para Carlos Guiñazu la clave de este comercio es el característico nivel de calidad y eficiencia que sus trabajadores han demostrado siempre a sus clientes. "… su buena atención no declinó nunca, y nosotros intentamos constantemente poder conservar la misma trayectoria que hace tiempo le imprimieron la familia Valle.
Gran Almacén de José Vidal
Don José Vidal había nacido el 30 de septiembre de 1879, en Forcarey, provincia de Pontevedra, plena Galicia. A los 18 años, como tantos otros inmigrantes, dejó su patria y se largó para “la América”. Llegó a Buenos Aires en 1897 y a poco, consiguió trabajo como cadete en un negocio de Eugenio Cornillone, ubicado en Victoria al 700, hoy calle Hipólito Yrigoyen. Tenía casa, comida y ganaba cuarenta pesos, pero Buenos Aires, al parecer, no lo convencía. Con el correr de lo días Vidal se relacionó con José Salgueiro, un compatriota que era estafetero del ferrocarril. Y como el hombre viajaba mucho al interior del país, un día Vidal le hizo un encargo: “Si sabes algo por ahí, avísame...”.
Poco después, otro amigo, Barreiro, le dijo: “ José ¿te gustaría ir a Salta? Allí hay trabajo para ti...”.
El joven no titubeó, armó sus bártulos, y en tren se largó para el norte. Llegó a Salta de noche, en marzo de 1898, y se hospedó en la casa de don Angel López, en Mitre casi Ameghino, a una cuadra de la estación de trenes. Al día siguiente, Vidal quedó deslumbrado al ver que Salta, al igual que su tierra natal, estaba entre serranías. A la dueña de casa le preguntó por el cerro del frente y entonces supo que era el San Bernardo ¿Se puede subir? preguntó. La señora le dijo que sí, pero le recomendó que fuese con cuidado pues el camino no estaba en buenas condiciones. Dos horas después, Vidal estaba en la cima del San Bernardo, contemplando la ciudad donde se quedaría para siempre. Sesenta y cuatro años después, don José Vidal le contó a El Tribuno, la decisión que había tomado ese día cuando desde la punta del cerro contemplaba la ciudad: “Me dije, pues aquí me quedo...”. Y se quedó.
Tomada la decisión de quedarse, lo primero que hizo Vidal fue buscar trabajo. Ingresó a la firma Ulibarri y Cía, dedicada al ramo de almacén y fábrica de dulces y caramelos. Su tarea consistía en atender al público y distribuir los pedidos a domicilio, entre ellos, los conventos San Bernardo y San Francisco. Después fue viajante de la firma en los valles de Lerma y Calchaquí, debiendo en este último, recorrer sus pueblitos a lomo de mula. Levantaba pedidos y los vallistos venían luego a la ciudad para retirar sus mercaderías con tropas de burros cargueros.
Dos años después, cuando en 1900 el señor Alonso se retiró de la sociedad, Ulibarri invitó a Vidal para que continuara con él: “José -le dijo-, tendrás mayor sueldo y habilitación...”, y don José aceptó. Tiempo después, Ulibarri mudó el negocio a Mitre y España donde actualmente está Dinar.
En 1904, José Vidal hizo un viaje a España para visitar a su madre y allí conoció a una joven, Dolores Cabada. Se puso de novio y dos años después regresó a Salta con su flamante esposa. Fue entonces que Ulibarri le ofreció en venta el almacén. Vidal aceptó la oferta y lo bautizó “Grandes Almacenes de José Vidal”. Con el tiempo fue uno de los más grandes del norte argentino. Después se mudó a la otra esquina de la plaza, a España y Zuviría, donde ahora está la sastrería de “Tito” Yarade. Dijo que sería más cómoda para los clientes que llegaban con sus tropas de burros cargueros.
Dulces “La Vidalita”
En 1917 visitó nuevamente España, y en 1920 adquirió un nuevo inmueble en Salta, España al 800. Allí levantó su casa y la fábrica de dulces “La Vidalita”, cuyos productos no solo se vendieron con éxito en Salta sino también en el interior del país.
Pero la vida de don José Vidal no estuvo enteramente dedicada al comercio. Se integró plenamente a la sociedad salteña y participó activamente en diversas instituciones. Fue uno de los primeros socios del Club Gimnasia y Tiro y durante ocho años presidió la Sociedad Española.
Con Carmen Cabada fundó su hogar donde nacieron cinco niños, dos mujeres y tres varones. Su hija mayor, María Vidal de Martorell, fue esa gran artista plástica salteña cuyo prestigio le permitió exponer en Nueva York, París, La Habana, Caracas y Buenos Aires.
Don José Vidal regresó a España varias veces, la última en 1949, cuando en Pontevedra hizo refaccionar íntegramente la escuela donde había asistido su madre.
Falleció en Salta en 1977, a los 98 años de edad.
Casa Cadena
En el año 1910 dos inmigrantes españoles procedentes del Alto Aragón se establecieron en el pueblo de Chicoana. Ellos eran los hermanos José y Antonio Cadena. Fundadores de "Casa Cadena" que se fue desarrollando tanto en su parte comercial como agrícola. Estos dos hermanos, con sus donaciones, ayudaron al crecimiento del pueblo. Gracias a su colaboración desinteresada, la iglesia del pueblo fue mejorada, también el cementerio, la construcción de filtros de agua potable para el pueblo, sin contar a todos aquellos estudiantes sin recursos que pudieron completar sus estudios académicos gracias a José y Antonio Cadena. Quienes asumieron los gastos de su formación. Sorpresivamente, ambos hermanos fallecen en el año 1954 y, un sobrino de ambos,
José y Antonio Cadena
José Angel Cadena, continuó con los emprendimientos de sus tíos. Actualmente José Angel tiene 88 años y sigue activo con su producción de porotos y tabaco. (2)
LOS PRIMEROS COMERCIANTES DEL ACTUAL DPTO. SAN MARTÍN
Allá por 1914 se instalaron en Yariguarenda los Hnos. Abraham y Amado Esper que años más tarde – 1925 – se instalan en el naciente pueblo de Tartagal donde desarrollaron una creciente actividad comercial (pag. 113) del libro “Tartagal y el Norte del Bermejo”, del autor Leoncio Rioja.
Don José Raventós, quien fuera uno de los integrantes de la Primer Comisión Municipal, inicia su actividad comercial en 1922 con artículos rurales, caballería y afines.
Don Nicanor Sanz, en 1921 habilita el primer hotel en Tartagal, actual Avda. 20 de febrero siendo uno de los destacados vecinos que también integró la Primer Comisión Municipal.
Don Francisco Milanesi, en 1923 inicia sus actividades con la venta de fiambres y vinos al menudeo, en la intersección de Avda. 20 de Febrero y San Martín llegando a ser copropietario de las tierras de Tartagal. También a partir de 1934 fue concesionario de automotores Ford en la equina de Rivadavia y San Martín.
El primer fotógrafo don Guillero Katz, allá por 1930 se instala en Tartagal, años más tarde trae a su hermano Yesek quien se inicia con una pequeña tienda en 1936, firma de gran progreso que diera lugar a la creación de la conocida ‘Casa El gato’ que actualmente comercializa electrónicos y artículos del hogar.
Hijos de Don Francisco Tobar García, quien fuera el promotor de la incipiente actividad petrolífera en los primeros años del siglo XX, inician una actividad comercial en Tartagal, en 1935 con un negocio de ramos generales y especialmente ferretería en la esquina de calles San Martín y Gral. Güemes.
En 1929 nace la primera empresa de ómnibus de los Hnos. Cotto, que cumple servicios de pasajeros entre Tartagal, Vespucio y Tablillas.
Torres Caro y Mejias, en 1930 inician el primer almacén y ramos generales en calle Alberdi, frente a la Plaza Mitre (hoy Plaza San Martín)
En 1931 don Roque Brozicevich instala los primeros equipos generadores de energía eléctrica, que en principio entregaba alumbrado público desde las 19 hasta las 22 hs.
Integrantes de los países árabes llegan a Tartagal para emprender distintas actividades comerciales, entre ellos Amado Nasra, Camilo Freille, Abrahan Tame, Felix Saca, Ayub Kashal, Tufix Nazar, Luís salomón, Jorge Amado, Salomón Lula.
Antonio Territoriale con negocio de ferretería y venta de nafta, inicia sus actividades en 1933, sobre calle Rivadavia, frente a la Plaza.
EN AGUARAY
Los primeros comerciantes fueron Nicolás Bacha, Nallib Yapur, Domingo Nazer, Abraham Nasri, Alejandro james, Elias Seife, de la comunidad árabe.
EN GRAL MOSCONI, ANTES CIRO ECHESORTU
Don Demetrio Karanicolas junto a Don Stabros Salustros inician la primera fábrica de jabón entre 1930-32 la que permaneció durante 14 años, luego ambos encararon la actividad netamente comercial con almacén de ramos generales adosando luego el rubro de panadería que antes fuera de don Jorge Manuso.
EN GRAL. BALLIVIÁN
El primer negocio conocido desde 1934 que permaneció por muchos años fue de un señor llamado Orlando Leguizamón.
En EMBARCACIÓN
Aparentemente los primeros negocios fueron de Clinis con ferretería y ramos generales. La panadería de Ramírez, Scavuzzo, Tuma y otros.
Fotografías de entrañables comercios de la ciudad de Salta
Lufa - Centro de Compras - Florida 50
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Grán Almacén de José Vidal
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Tienda San Juan
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Estación de Servicio de los Hermanos Maciarelli - Belgrano esq. Balcarce
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Perfumería IVONE
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Casa Moderna - Farmacia Alemana - Casa Buenos Aires (Alberdi esq. Mitre)
Casa Moderna, en la foto, los fundadores Angel Cucchiaro y Sra.
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Casa Augusto
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Casa Heredia Funcional
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Boliche Balderrama
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Tienda y Zapatería "Los Leones"
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Café y Bar Italia
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Casa Villagrán
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Rubin Créditos - y RIGAR'S
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Casa Davy y Grimoldi
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