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Historia del Comercio en Salta

 

El comercio colonial hasta 1825

Hablar de la historia del comercio en Salta es hablar inevitablemente, del comercio de mulas. No en vano, el rico reservorio y de la memoria popular acuñó las frases “eso es más repetido que llevar mula a Bolivia” y “te han metido la mula”. Si Salta creció en otras épocas fue por su situación del nudo comercial entre dos vías de intercambio: una muy noble y legalizada por las reales leyes de su majestad de España y otra no muy noble, bastante ilegal, pero fuertemente afianzada por los comerciantes y aceptada por los magistrados reales -siempre que conviniera a sus arcas personales-.

Por el norte, la actividad minera del Potosí requería animales de carga aptos para las intrincadas zonas montañosas, forraje para mantenerlos, alimentos para la cuantiosa mano de obra en las poblaciones que carecían de ellos. Por el sur, el cenegoso puerto de Buenos Aires, lejos de las rutas comerciales autorizados por la Metrópoli, facilitaba el ingreso de contrabandistas ingleses y lusitanos que introducían productos suntuarios que, en menos tiempo, con precios más bajos y con una oferta más variada, satisfacía las demandas de los prósperos comerciantes y de los enriquecidos funcionarios del norte de la dilatada Gobernación de Tucumán.

Hacia 1802 se calculaban en 50.000 las mulas y en 2.000 las cabezas de ganado vacuno arriadas hacia el Alto Perú y Perú. En Jujuy las arriadas de mulas hacia el mercado altoperuano también eran importantes, si bien en menor grado que en el caso salteño. En Tucumán, la venta de ganado a las provincias de "arriba" ocupaba un sitio destacado. Pero por su singular ubicación geográfica, Tucumán tuvo mayor contacto con las distintas ciudades y regiones, además de una producción industrial más destacada que las otras provincias del Noroeste. La construcción de carretas para el comercio con el norte y el envío de suelas o cueros curtidos, bateas y objetos de madera a Buenos Aires, Córdoba y otras localidades producía cifras nada despreciables. A Tucumán llegaban $ 90.000 en efectos de Castilla, pero su balanza comercial arrojaba un saldo favorable mayor a los $ 77.000, índice de la dimensión alcanzada por la economía tucumana. A su vez, y a diferencia de los casos de Salta y Jujuy, el comercio de mulas no era tan significativo en Catamarca y Santiago del Estero, donde la industria textil tenía cierta importancia. Los lienzos y paños catamarqueños se vendían a comerciantes de Córdoba y Buenos Aires. Los ponchos santiagueños se vendían casi enteramente en Buenos Aires, demostrando un perfil litoral que no tenían las provincias de Salta, Jujuy y Tucumán, estrechamente ligadas al mercado altoperuano. Las diferencias entre estas tres últimas provincias y las de Santiago del Estero y Catamarca se evidenciaban también en el rubro importaciones. Salta consumía tan sólo $ 2.000 de efectos de Castilla; Santiago, en cambio, recibía $ 50.000. Obviamente las provincias más ricas resistían la unión con las de menores recursos. (1)

Al igual que en las otras regiones del ex virreinato del Río de la Plata, el proceso revolucionario provocó cambios importantes en la estructura social y económica de la región Noroeste. Uno de ellos fue la retracción del comercio con el mercado altoperuano y peruano, en poder de los realistas hasta 1825 salvo breves intervalos. Pérdida importante pues el Alto Perú proveía el mercado vital para las mulas de Salta y Jujuy, pero también el metálico con el cual se pagaban las importaciones de ultramar que entraban por el puerto de Buenos Aires. Si bien hubo tráfico clandestino con el mercado altoperuano, éste no pudo paliar la interrupción del comercio lícito, aunque resulte imposible evaluar el impacto en cifras. Esta contracción comercial incidió en el tesoro público en momentos en que la guerra revolucionaria exigía frecuentes desembolsos de dinero e inversión en bienes y hombres. En consecuencia, el gobierno revolucionario recurrió a los bienes particulares y al aumento de cargas impositivas sobre la población, cargas que se tornaron particularmente odiosas en el caso de las provincias norteñas, por su ubicación fronteriza frente al Alto Perú realista, cuyos avances había que contener. Salta y Jujuy eran campo de batalla permanente entre patriotas y realistas. Los hacendados debieron soportar frecuentes contribuciones, embargos y empréstitos para el mantenimiento del ejército revolucionario, que mermaron sus fortunas. El resto de la población, que poco o nada poseía, debió ofrendar su propia vida en las continuas levas y reclutamientos, nunca suficientes para una lucha larga. El comerciante de efectos ultramarinos sólo vendía al por menor, con "mucho fiado y poca plata", y el ejército patriota tomaba sus mercaderías "con boleto y bien baratas", siempre a pagar en fecha incierta. Las derrotas de los ejércitos revolucionarios, además, podían paralizar las ventas en forma total. Muchas casas de comercio en otro tiempo florecientes y fortunas particulares debieron enfrentar la bancarrota a causa de los efectos de la guerra. Los estancieros veían mermadas sus haciendas, confiscadas sus producciones y utilizadas sus tierras para depósito del ganado recolectado por el ejército. La guerra generó modificaciones en la situación de los antiguos poseedores de capital.

La economía quedó afectada por la guerra y acentuó las tensiones preexistentes, añadiendo nuevas fuentes de conflicto, por ejemplo, la competencia por la venta al menudeo entre comerciantes locales ubicados en la porción libre de realistas de la ruta del norte, con los comerciantes que llegaban "de abajo", porteños e ingleses. En este contexto norteño plagado de tensiones, la población local intensificó sus resquemores respecto de aquéllos que, llegados del Litoral, ejercían una actividad competitiva que perjudicaba sus propios intereses. Ejemplos de esta tendencia fueron los mayores gravámenes municipales impuestos en 1814 en Salta a los introductores no vecinos, y las peticiones de los comerciantes tucumanos en 1815, solicitando se prohibiese el expendio de efectos internados en plaza por los ingleses

El comercio en la Salta del 1800

Existen grandes casas comerciales como las de Moldes y Gurruchaga, el pequeño comercio de tiendas, almacenes de caldo donde se vende vino en grandes cantidades, almacenes de azúcar, panaderías, carnicerías, molinos y las pulperías con su poste para los caballos, donde los hombres toman su vinito de paso. Las pequeñas industrias urbanas son todas de tipo artesanal.

El barrio de la Banda, cerca del río Arias, está ocupado por los artesanos que hacen aparejos del caballo. Allí se escucha el golpe constante del martillo "desde la salida hasta la puesta del sol". Los plateros completan los enseres del jinete con espuelas de plata, mates, bombillas, candelabros y la vajilla completa para el comedor de casas ricas.

De tanto en tanto, y después de un larguísimo viaje de seis meses, arriban de Buenos Aires tropas de carretas cargadas con mercaderías de ultramar: muebles, telas y vestidos. Los maridos "muleros", comerciantes de mulas que viajan a venderlas al Perú, vuelven trayendo joyas de regalo para sus mujeres. La economía provinciana se halla en estado catastrófico, con su comercio disminuido y el pueblo empobrecido por el esfuerzo de sostener la guerra casi solo, sin ayuda del Gobierno nacional.

La moda de los cafés ha llegado aquí también. Los hombres de la clase principal, que hasta ahora sólo se reunían en las tertulias familiares donde se juega dominó, ajedrez y juegos de naipes, concurre a los cafés a jugar billar y a hablar de política. Pero allí no entran mujeres, ni tampoco hombres de clases humildes, porque existe una rígida diferenciación social que separa a la llamada "gente decente" de "la plebe". Tanto el público culto como "el otro" va a los espectáculos de "los volantines", cómicos trashumantes que recorren los pueblos en sus carromatos representando obras populares de teatro. Jornaleros y artesanos se divierten también en carreras cuadreras, riñas de gallos, corridas de toros o juegan los domingos por la tarde en las canchas de bolos.

Salta 1893

Presentada Salta en la Feria de Chicago de 1893 como: una inmensa extensión de campos cultivados, cruzados por canales de irrigación y con una importante cantidad de ganado vacuno, lo que reflejaba la pasión de sus habitantes por la agricultura y la ganadería, las fuentes genuinas de su economía.

Feria de Chicago de 1893

El medio rural estaba poblado de cuatrocientos uno establecimientos agrícola-ganaderos y/o agrícola- industriales. La fecundidad de su suelo hacía crecer: maíz, trigo, sorgo, caña de azúcar, tabaco, cebada, arroz, viñas, café, algodón, papas, legumbres, hortalizas, árboles frutales y alfalfa, entre otras cosas. La extensión promedio de cada propiedad oscilaba entre las once y las dieciocho leguas, con un promedio entre cuarenta y ciento cincuenta peones estables y hasta trescientos en épocas de cosecha. Quienes se dedicaban a la ganadería eran propietarios de mil quinientas cabezas como mínimo y tres mil como máximo.

Los establecimientos agrícola- industriales se agrupaban en veinte curtiembres, cada una curtía seis mil cueros grandes por año y dos mil pequeños, dos fábricas de calzado fino con un promedio de sesenta empleados, una fábrica de jabón y velas, sesenta y cinco molinos hidráulicos que molían ochenta bolsas de sesenta Kg. de trigo o maíz por día, una fábrica de fideos que elaboraba treinta clases de los mismos y panaderías que producían pan y galletas, para los cientos de empleados del ferrocarril; veinticinco bodegas ubicadas en Cafayate que procesaban un millón de litros por año, una fábrica de licores y una tonelería; dos ingenios; cinco establecimientos procesaban el tabaco y fabricaban cigarros y cigarrillos, el proceso era a mano y máquina con un promedio de cien empleadas mujeres; se sumaba la presencia de talleres mecánicos a vapor.

La explotación Forestal de quebracho, algarrobo, cedro, cebil, y lapacho se volcaba a obrajes, aserraderos y fábricas de muebles. La minería explotaba salinas, borateras y caleras.

El ejido urbano tenía un centro irradiante: la Plaza 9 de julio, a tres cuadras a la redonda había ciento noventa y dos casas dedicadas al comercio, con fuerte presencia de casa importadoras de ramos generales, las que tenían sucursales, con venta al por mayor y menor de productos del Litoral, Europa y los EEUU ingresados por los puertos de Rosario o Buenos Aires.

Completaban la fisonomía: almacenes, tiendas, boticas, sastrerías, mueblerías, hoteles, confiterías, cocherías, una empresa telefónica, fábrica de hielo, cervecería, bazares, mataderos, mercados, fábrica de soda, el Banco Provincial y una sucursal del Banco Nación, una Oficina Central de correo, tres diarios, el Colegio Nacional y la Escuela Normal.

 

Los Vendedores Ambulantes 1880 - 1920

Los vendedores ambulantes fueron tal vez los primeros comerciantes modernos de Salta. los mas comunes eran los ofrecían comestibles vernáculos, de factura doméstica. Casi todos iban cargando su mercancía en un canasto de mimbre, y otros en una especie de bandeja, que sujetaban a su cuello mediante una correa. Es decir, que la venta callejera de comestibles, frutas y golosinas, era una actividad ya muy desarrollada entre la gente de Salta, cuando comenzó la época de los años 20. Puede decirse que había una sobre saturación de vendedores ambulantes. La competencia era cada vez mayor, así que había que crear otras formas de venta.

La propaganda estaba lejos de las posibilidades  de estos comerciantes, que se prolongaban hasta las vendedoras que, montadas en flacos caballos, ofrecían verduras y frutas silvestres que traían en sus redondas árganas de varillas de poleo. Por esos años llegaban noticias desde otras provincias, especialmente desde Buenos Aires sobre originales vendedores ambulantes que ejercían un verdadero arte de vender entre sus ocasionales clientes. Así aparecieron los primeros, que aquí, por razones obvias, se denominaron "viboreros".Estos, generalmente, tienen su zona en el Mercado Municipal, que por ese entonces se llamaba "Mercado San Miguel".

Vendedor de Pan

Apareció de pronto entre ellos un vendedor nuevo y original. Vendía de todo un poco, y para hacer su oferta, previamente ofrecía un "show" con una repulsiva víbora, a la sazón una lampalagua adormilada, pequeña, que llevaba hasta el lugar de sus exhibiciones dentro de un cajón, donde el ofidio se enroscaba cómodamente. La primera vez que sacó el animal y se lo colocó sobre los hombros, como si se tratara de una chalina viviente, no pocas exclamaciones de terror lanzaron ingenuas amas de casa que iban o regresaban de hacer sus compras de la mañana en el mercado. Mientras el animal se movía lenta y sinuosamente, sacando a intervalos su lengua vífida, en su veloz discurso ofrecía  peines, peinetas, lapiceras y alguna otra cosa pequeña y liviana. "Un peine por aquí, otro más allá...” iba diciendo a la vez que cobraba las monedas que costaban y hasta regalaba algunos objetos. Este curioso vendedor, que más tarde tuvo muchos émulos, se llamaba Solari.

Vendedor de leña - calle Dean Funes

El consumo de pescado en Salta, especialmente en la ciudad, está íntimamente ligado al arribo de los inmigrantes que aparecieron masivamente por la década de los años 10 y 20. Fueron especialmente italianos los pioneros de la difusión del pescado. En su mayoría provenían de aldeas cercanas del Adriático y traían consigo ancestrales costumbres basadas en las actividades marinas. Primero aparecieron  los puestos del mercado, y luego el pescadero ambulante. Generalmente era fornido, aunque magro en carnes, de gran bigote, gorra a cuadritos y un delantal o guardapolvo con muchas intenciones de ser blanco. Impuso un grito muy especial para anunciar su mercancía, que sonaba temprano en las calles que comenzaban a recibir los primeros rayos del sol de la mañana. Caminaba incansablemente llevando un gran canasto, desde cuyo fondo miraban, sin vida, los ojos redondos y asombrados de sábalos, dorados, surubíes  y otros integrantes de la fauna íctica de nuestros ríos.

Cuando llegó el cine había como ejemplo de "lujo", el vendedor de chocolatines y otras golosinas, que aparecía uniformado y silencioso, en los intervalos de los cinematógrafos, donde los domingos a la "selecta" se daba cita el conglomerado que se decía elegante en la ciudad.

El comercio local 1900 - 1930

Constituyó un rubro importante para el intercambio, la circulación de productos y bienes de consumo. Significaba poner al servicio del consumidor todas las mercancías necesarias para reposición, venta y hasta el trueque en los almacenes urbanos y de la campaña. Estas operaciones se hacían mediante los tres tipos clásicos: el comercio por mayor,  de distribución y el minorista.

Al por mayor 

En Salta  hacia 1915 constatamos la existencia de tres grandes negocios que publicitaban sus productos a través de los diarios:

1.- "Almacén y Depósito de Cereales por mayor y menor" de Andrés Ilvento. 
2.-"Almacén y Depósito de Cereales" de José Querio.
3.- "Isasmendi y Compañía" de almacén, ferretería, pinturería, máquinas agrícolas y artículos rurales.

Al por mayor y menor

Para los años '30 registramos la presencia de establecimientos que ofrecen también artículos importados  de venta al por mayor y al por menor:

1.- "Almacén y Bazar" de José Vidal,

2.- "Almacén y Bazar" de Adolfo Mosca y Cía.

3.- "Depósito de Almacén" de C. A. Garrido y Cía.

4.- "Almacén y Bazar" de Zarzoso Hermanos.

5.- "Bazar y Armería" de Luis Bartoletti

Estadística de comercios por rubros:

Almacén al por mayor.................... 4      Biógrafos.......................................... 3

Almacenes al menudeo........... 170      Fotógrafos........................................ 2

Zapaterías y fábricas de botas... 17      Empresas de transporte................ 1

Fondas y cantinas........................ 13      Joyerías y relojerías...................... 10

Restaurantes y confiterías.......... 27      Empresas fúnebres........................ 2

Panaderías....................................... 8      Colchonerías................................... 3

Carnicerías...................................... 5      Artículos rurales.............................. 1

Armerías........................................... 2      Hoteles.............................................. 5

Artefactos eléctricos....................... 2      Bazares............................................. 4

Artículos para hombre................... 6      Carnicerías...................................... 5

Casas de moda............................... 3      Sombrererías................................... 3

Librerías............................................ 7      Sastrerías....................................... 17

Mueblerías....................................... 4      Farmacias........................................ 6

Ferreterías........................................ 5      Depósito de cerveza....................... 2

Tintorerías........................................ 4      Vinerías............................................. 7

Cigarrerías....................................... 5

Nómina de Comerciantes Inmigrantes más renombrados:

Zeitune Simón             Judío

Palermo Francisco      Italiano

Ahuerma Abraham      Turco     

Amado Jorge               Libanés 

Sauma, José      ..........Libanés

Oieni Esteban              Italiano    

Yazlle Abraham           Árabe      

Steren José                  Judío       

Vidal, José                   Español  

Moschetti Francisco     Italiano   

Dagún José                  Sirio         

Morossini Arrigo          Italiano   

Lisi Bartoletti               Italiano    

Mena Antonio             Español  

Carbonell Mariano       Español  

Martorell Luis              Italiano    

Goetling Juan              Alemán   

Marinaro José             Italiano    

Coll José                     Español  

Durand Santiago          Francés  

Peyret Juan                  Francés  

Pascual Miguel            Español  

Lávaque Elías              Árabe       

Royo Pascual              Español  

La mayoría de los inmigrantes recién llegados eran hombres rudos, de trabajo, semianalfabetos que se establecían en el interior de la provincia en zonas poco pobladas, donde construyeron sus casas y abrieron sus comercios. De allí iniciaron un camino de progreso que, en muchas ocasiones los conducirán a instalarse ellos mismos o a sus hijos en la Ciudad Capital, convirtiéndose en fuertes comerciantes.

El comercio local movía un significativo número de gente, desde grandes comerciantes de ramos generales hasta pequeños "bolicheros" de la periferia urbana y rural, también hay que agregar  gente que se "ganaba la vida" con actividades relacionadas al comercio: administradores, agentes de negocios, cobradores, viajantes, tenedores de libros, rematadores, repartidores, contratistas, comisionistas, consignatarios, martilleros públicos, etcétera.

Su importancia  puede medirse por las instituciones que regulaban ese tipo de actividad. Hacia la Década del '30 existían el Centro Comercial, el Sindicato Comercial, la Sociedad Mutua de Propaganda Comercial (Y.A.P.A.) y el Centro de Comerciantes Minoristas. A su vez los comerciantes fuertes se congregaban en la Bolsa Comercial de Salta para resolver los problemas de sus socios. La Bolsa se dividía en las siguientes cámaras: Sindical, Defensa Comercial, Agropecuaria y Cámara de Propietarios de Bienes Raíces. En ellas actuaban las fuerzas preponderantes de la industria y el comercio. Tenían su sede central en la calle Mitre al 400.

Junto a la economía formal subsistía una especie de "economía paralela", casi subterránea, en la que operaban un buen número de vendedores trashumantes; los populares "rusos" y "turcos" que recorrían incansables la ciudad y la campaña ofreciendo todo tipo  de mercancías, desde joyas de oro, anillos de perlas, pulseras, cadenitas con medallas, relojes, hasta telas, puntillas, ropa interior, culotes, porta senos y fajas elásticas muy solicitadas por las opulentas damas, como así también operaban entre los aborígenes del Chaco salteño, a los que cambiaban baratijas por cueros, cerdas y plumas de avestruz o garza.

 Hacia 1915 la actividad comercial había pasado, casi por completo, a manos de inmigrantes de origen español, árabe, judío, italiano, hindúes y bolivianos. Unos insertos en lo que dimos en llamar "economía formal" y otros en la "economía informal

Centro de Comerciantes Minoristas

 Hacia 1923 un grupo de almaceneros funda el Centro de Comerciantes minoristas siendo su primer presidente Dn. Carlos Pallari. El principal objetivo de esta entidad era velar por los intereses de pequeños y medianos comerciantes salteños. Dicha entidad llegó a tener hasta sede propia (3)

Algunos Comercios Memorables

EL BAZAR BARTOLETTI

Dn. Luigi Bartoletti nació el 29 de Julio de 1865 en Atessa (Provincia di Chieti - Abruzzo – Italia), un pueblito que se encuentra al noreste de Florencia cerca del Adriático.

Adelina Bassani y Luigi Bartoletti

Viajó a Argentina a fines del Siglo XIX acompañado de cuatro hermanos: Genaro, Antonio, Marieta y Julia. Llegados a Buenos Aires se separaron. Genaro fue a Tucumán, Luigi a Salta, Antonio a Jujuy y las hermanas quedaron en Buenos Aires.

Genaro puso una empresa fúnebre y Antonio se estableció en Jujuy con una ferretería.

Luigi establecido en Salta, siendo armero de profesión, se conviertió en un pujante comerciante estableciendo la “Armería y Ferretería Bartoletti” en calle La Florida 60 entre Caseros y Alvarado, luego fundaría otros establecimientos como: talabartería (Casa Hernández); herrería en la calle Urquiza y una concesionaria de autos. Muchos años después la armería se transformó en el renombrado “Bazar Bartoletti”.

TIENDA LA MUNDIAL y otros importantes comercios:

Fue fundada por Estéban Fernández Jiménez el 05 de abril de 1.925. En sus comienzos  funcionó en  Caseros al 500, al lado del Cabildo, luego se alquiló la propiedad de calle Belgrano esquina Mitre la cual fue ampliada, años después, a tres plantas.

Desde sus comienzos la firma comercial se dedicó a comercializar  ropa de hombres, niños, deportes, sombrerería, juguetería y sastrería a medida tanto civil, militar como de  gaucho. Llegó a dar trabajo a más de cincuenta familias.

En el año ’50 muere su fundador –Estéban Fernández Jiménez- y la sociedad se conforma con Francisco Fernández Jiménez, Félix Fernández Jiménez y José Secundino Renta.

También forma parte del legado comercial del apellido Fernández Jiménez la firma ‘Fernández Hnos. & Cía. S.R.L.’, quienes en diferentes períodos inauguraron los siguientes negocios, entre los que se pueden mencionar: ‘Pinemar’ en el año 1.964, con ropa para damas y administrado por las esposas de los socios;  ‘Ser’, en calle Alberdi 27,  año 1.977 para adolescentes y jóvenes;  ‘Pierre Carden’, año 1.986. Esta firma cierra en 1982 todas sus actividades.  

Según nos relata José Félix, hijo de uno de los socios –Félix- cuando se filmó la película ‘Tarás Bulba’, Tony Curtis y Yul Brynner, hicieron confeccionar en la sastrería de La Mundial sus trajes de gauchos para llevarlos de recuerdo.

También nos comenta José Félix, que en oportunidad de la visita de un alemán a nuestra ciudad, hizo confeccionar los trajes de gauchos  para los mozos que trabajarían en su local, denominado ‘Rancho Argentino’,  enviándole fotos de eventos con la indumentaria confeccionada en Tienda La Mundial.

También en su edificio se montó la primera televisión de circuito cerrado actividad llevada a cabo por  Héctor Bates Belgrano, para lo cual se dispusieron  televisores en las vidrieras del edificio,  hecho que permitió a visitantes de diversos lugares y  del centro que se apostaran en las vidrieras del mismo para disfrutar de los programas.

Historia de los hermanos Fernández Jiménez

Eran cuatro hermanos de nacionalidad española. Estéban, el fundador murió soltero. Francisco quien se se casó con Pilar García;  Félix casado con con María López e Ildefonso dueño de Tienda y Bazar ‘La Argentina’ contrajo nupcias con María Elena Rodriguez.

Fueron empresarios  solidarios, trabajadores, de gran actividad social, tanto es así que formaron parte de la administración y fundación de la ‘Sociedad Española’ y la ‘Peña Española’. Asimismo, Francisco ocupó la presidencia de la Cámara de Comercio en diversos períodos.

Farmacia El INDIO

Farmacia ‘El Indio’  es la más antigua en vigencia de nuestra provincia y se encuentra, ubicada en calles Mitre y Santiago del Estero. La exhibición y presentación de cada uno de sus medicamentos en sus inconfundibles repisas de madera talladas, la antigua barra que sostiene a la tradicional caja registradora y  algunos otros productos, cada viejo cajón y armario del local y hasta su anticuada balanza nos remonta al pasado, aunque en la actualidad se encuentra totalmente renovada con mobiliarios de líneas modernas.

Según recuerdos lejanos, en el año 1925 un bioquímico italiano fundó esta farmacia en Salta -explicó uno de sus actuales dueños, Carlos Guiñazu-  y luego agregó,  que pocos años más tarde, en 1929, este europeo se la vendió a Don Celecio Valle. A partir de ese momento y durante 50 años se encargó personalmente de su atención.  Fue la columna vertebral del prestigio adquirido por la Farmacia y con una enorme dedicación la atendió hasta su fallecimiento en el año 1982.
 
Farmacia ’El Indio’, como la gran mayoría de los negocios más emblemáticos de Salta, siempre se trató de un negocio familiar  y no se puede dejar de mencionar que Don Celecio no estuvo sólo sino que su hijo  Egberto Valle, de profesión farmaceútico quién  se convirtió en el brazo derecho de su padre hasta sus últimos días y a partir de entonces Egberto quedó a cargo del local hasta su retiro y posterior venta a la familia Guiñazu, que son los propietarios actuales.
 
Entrar en la Farmacia observar cada moblaje que la compone es sin duda una muy grata experiencia. Cada detalle que la compone la hace más atractiva y encantadora.

Para Carlos Guiñazu la clave de este comercio es el característico nivel de calidad y eficiencia que sus trabajadores han demostrado siempre a sus clientes. "… su buena atención no declinó nunca, y nosotros intentamos constantemente poder conservar la misma trayectoria que hace tiempo le imprimieron la familia Valle.

Gran Almacén de José Vidal

Don José Vidal había nacido el 30 de septiembre de 1879, en Forcarey, provincia de Pontevedra, plena Galicia. A los 18 años, como tantos otros inmigrantes, dejó su patria y se largó para “la América”. Llegó a Buenos Aires en 1897 y a poco, consiguió trabajo como cadete en un negocio de Eugenio Cornillone, ubicado en Victoria al 700, hoy calle Hipólito Yrigoyen. Tenía casa, comida y ganaba cuarenta pesos, pero Buenos Aires, al parecer, no lo convencía. Con el correr de lo días Vidal se relacionó con José Salgueiro, un compatriota que era estafetero del ferrocarril. Y como el hombre viajaba mucho al interior del país, un día Vidal le hizo un encargo: “Si sabes algo por ahí, avísame...”.

Poco después, otro amigo, Barreiro, le dijo: “ José ¿te gustaría ir a Salta? Allí hay trabajo para ti...”.

El joven no titubeó, armó sus bártulos, y en tren se largó para el norte. Llegó a Salta de noche, en marzo de 1898, y se hospedó en la casa de don Angel López, en Mitre casi Ameghino, a una cuadra de la estación de trenes. Al día siguiente, Vidal quedó deslumbrado al ver que Salta, al igual que su tierra natal, estaba entre serranías. A la dueña de casa le preguntó por el cerro del frente y entonces supo que era el San Bernardo ¿Se puede subir? preguntó.  La señora le dijo que sí, pero le recomendó que fuese con cuidado pues el camino no estaba en buenas condiciones. Dos horas después, Vidal estaba en la cima del San Bernardo, contemplando la ciudad donde se quedaría para siempre. Sesenta y cuatro años después, don José Vidal le contó a El Tribuno, la decisión que había tomado ese día cuando desde la punta del cerro contemplaba la ciudad: “Me dije, pues aquí me quedo...”. Y se quedó.

Tomada la decisión de quedarse, lo primero que hizo Vidal fue buscar trabajo. Ingresó a la firma Ulibarri y Cía, dedicada al ramo de almacén y fábrica de dulces y caramelos. Su tarea consistía en atender al público y distribuir los pedidos a domicilio, entre ellos, los conventos San Bernardo y San Francisco. Después fue viajante de la firma en los valles de Lerma y Calchaquí, debiendo en este último, recorrer sus pueblitos a lomo de mula. Levantaba pedidos y los vallistos venían luego a la ciudad para retirar sus mercaderías con tropas de burros cargueros.

Dos años después, cuando en 1900 el señor Alonso se retiró de la sociedad, Ulibarri invitó a Vidal para que continuara con él: “José -le dijo-, tendrás mayor sueldo y habilitación...”, y don José aceptó. Tiempo después, Ulibarri mudó el negocio a Mitre y España donde actualmente está Dinar.

En 1904, José Vidal hizo un viaje a España para visitar a su madre y allí conoció a una joven, Dolores Cabada. Se puso de novio y dos años después regresó a Salta con su flamante esposa. Fue entonces que Ulibarri le ofreció en venta el almacén. Vidal aceptó la oferta y lo bautizó “Grandes Almacenes de José Vidal”. Con el tiempo fue uno de los más grandes del norte argentino. Después se mudó a la otra esquina de la plaza, a España y Zuviría, donde ahora está la sastrería de “Tito” Yarade. Dijo que sería más cómoda para los clientes que llegaban con sus tropas de burros cargueros.

Dulces “La Vidalita”

En 1917 visitó nuevamente España, y en 1920 adquirió un nuevo inmueble en Salta, España al 800. Allí levantó su casa y la fábrica de dulces “La Vidalita”, cuyos productos no solo se vendieron con éxito en Salta sino también en el interior del país.

Pero la vida de don José Vidal no estuvo enteramente dedicada al comercio. Se integró plenamente a la sociedad salteña y participó activamente en diversas instituciones. Fue uno de los primeros socios del Club Gimnasia y Tiro y durante ocho años presidió la Sociedad Española.

Con Carmen Cabada fundó su hogar donde nacieron cinco niños, dos mujeres y tres varones. Su hija mayor, María Vidal de Martorell, fue esa gran artista plástica salteña cuyo prestigio le permitió exponer en Nueva York, París, La Habana, Caracas y Buenos Aires.

Don José Vidal regresó a España varias veces, la última en 1949, cuando en Pontevedra hizo refaccionar íntegramente la escuela donde había asistido su madre.

Falleció en Salta en 1977, a los 98 años de edad. 

Casa Cadena

En el año 1910 dos inmigrantes españoles procedentes del Alto Aragón se establecieron en el pueblo de Chicoana. Ellos eran los hermanos José y Antonio Cadena. Fundadores de "Casa Cadena" que se fue desarrollando tanto en su parte comercial como agrícola. Estos dos hermanos, con sus donaciones, ayudaron al crecimiento del pueblo. Gracias a su colaboración desinteresada, la iglesia del pueblo fue mejorada, también el cementerio, la construcción de filtros de agua potable para el pueblo, sin contar a todos aquellos estudiantes sin recursos que pudieron completar sus estudios académicos gracias a José y Antonio Cadena. Quienes asumieron los gastos de su formación. Sorpresivamente, ambos hermanos fallecen en el año 1954 y, un sobrino de ambos,

José y Antonio Cadena

José Angel Cadena, continuó con los emprendimientos de sus tíos. Actualmente José Angel tiene 88 años y sigue activo con su producción de porotos y tabaco. (2)

LOS PRIMEROS COMERCIANTES DEL ACTUAL DPTO. SAN MARTÍN

Allá por 1914 se instalaron en Yariguarenda los Hnos. Abraham y Amado Esper que años más tarde – 1925 – se instalan en el naciente pueblo de Tartagal donde desarrollaron una creciente actividad comercial (pag. 113) del libro “Tartagal y el Norte del Bermejo”, del autor Leoncio Rioja.

Don José Raventós, quien fuera uno de los integrantes de la Primer Comisión Municipal, inicia su actividad comercial en 1922 con artículos rurales, caballería y afines.

Don Nicanor Sanz,  en 1921 habilita el primer hotel en Tartagal, actual Avda. 20 de febrero siendo uno de los destacados vecinos que también integró la Primer Comisión Municipal.

Don Francisco Milanesi, en 1923 inicia sus actividades con la venta de fiambres y vinos al menudeo,  en la intersección de Avda. 20 de Febrero y San Martín llegando a ser copropietario de las tierras de Tartagal. También a partir de  1934  fue concesionario de automotores Ford en la equina de Rivadavia y  San Martín.

El primer fotógrafo don Guillero Katz, allá por 1930 se instala en Tartagal, años más tarde trae a su hermano Yesek quien se inicia con una pequeña tienda en 1936, firma de gran progreso que diera lugar a la creación de la conocida ‘Casa El gato’ que actualmente comercializa electrónicos y artículos del hogar.

 Hijos de Don Francisco Tobar García, quien fuera el promotor de la incipiente actividad petrolífera en los primeros años del siglo XX, inician una actividad comercial en Tartagal,  en 1935 con un negocio de ramos generales y especialmente ferretería en la esquina de calles San Martín y  Gral. Güemes.

En 1929 nace la primera empresa de  ómnibus de los Hnos. Cotto, que cumple servicios de pasajeros entre Tartagal, Vespucio y Tablillas.

Torres Caro y Mejias, en 1930 inician el primer almacén y ramos generales en  calle Alberdi, frente a la Plaza Mitre (hoy  Plaza San Martín)

En 1931 don Roque Brozicevich instala los primeros equipos generadores de energía eléctrica, que en principio entregaba alumbrado público desde las 19 hasta las 22 hs.

Integrantes de los países árabes llegan a Tartagal para emprender distintas actividades comerciales, entre ellos Amado Nasra, Camilo Freille, Abrahan Tame, Felix Saca, Ayub Kashal, Tufix Nazar, Luís salomón, Jorge Amado, Salomón Lula.

Antonio Territoriale con negocio de ferretería y venta de nafta, inicia sus actividades en 1933, sobre calle Rivadavia, frente a la Plaza.

 EN AGUARAY

Los primeros comerciantes fueron Nicolás Bacha, Nallib Yapur, Domingo Nazer, Abraham Nasri, Alejandro james,  Elias Seife, de la comunidad árabe.

EN GRAL MOSCONI, ANTES CIRO ECHESORTU

Don Demetrio Karanicolas junto a Don Stabros Salustros inician la primera fábrica de jabón entre 1930-32  la que permaneció durante 14 años, luego ambos encararon la actividad netamente comercial con almacén de ramos generales  adosando luego el rubro de panadería que antes fuera de don Jorge Manuso.

EN GRAL. BALLIVIÁN
El primer negocio conocido desde 1934 que permaneció por muchos años fue de un señor llamado Orlando Leguizamón.

En EMBARCACIÓN
Aparentemente los primeros negocios fueron de Clinis con ferretería y ramos generales. La panadería de Ramírez, Scavuzzo, Tuma y otros.

Fotografías de entrañables comercios de la ciudad de Salta

Lufa - Centro de Compras - Florida 50

Grán Almacén de José Vidal

Tienda San Juan

Estación de Servicio de los Hermanos Maciarelli - Belgrano esq. Balcarce

Perfumería IVONE

 

Casa Moderna - Farmacia Alemana - Casa Buenos Aires (Alberdi esq. Mitre)

Casa Moderna, en la foto, los fundadores Angel Cucchiaro y Sra.

Casa Augusto

Casa Heredia Funcional

 

Boliche Balderrama

Tienda y Zapatería "Los Leones"

Café y Bar Italia

 

Casa Villagrán

Rubin Créditos - y RIGAR'S

Casa Davy y Grimoldi

 

 

HISTORIA DE LA CAMARA DE COMERCIO DE SALTA

Se inicia en 1.906 con un grupo de veinte empresarios de diferentes rubros para formar una entidad que los proteja de gravámenes que imponía el municipio bajo el nombre de ‘Centro y Unión Patronal Salteña’, presidido por David Michel Torino,  primera entidad gremial que nucleó a los sectores del comercio,  producción e industria.

Según el Acta Fundacional su finalidad era “agrupar en su seno a todas aquellas personas dedicadas a la actividad profesional de producir y comerciar”.

Pasaron los años, el país crecía y la orientación de la vida económica obligó a las generaciones venideras que se adaptaran a las nuevas corrientes y Salta no fue la excepción, ya que a través del Puerto de Buenos Aires importaban vestimentas, vajillas, ropa de cama, lámparas, etcétera.

Llegó el 26 de mayo de 1.938, en virtud de su considerable crecimiento  y la fuerte necesidad de cambio se reformaron los estatutos, cambió su nombre y se denominó ‘Bolsa de Comercio, Industria y Producción de Salta’, recayendo la Presidencia en Pedro Baldi, ejerciendo el primer mandato hasta 1.940, siendo reelecto el 24 de julio de 1.942 por un período más.

 

PRESIDENCIA

PERIODO

GESTIÓN

Pedro Baldi

1º Presidencia: 1938-1.940
2º Presidencia:  1942-1944

Cambió su vieja denominación por el de ‘Bolsa de Comercio, Industria y Producción de Salta’, ubicada en calle Buenos Aires 113. De exitosa gestión fue despedido con un ‘voto de aplausos’, significaba entera satisfacción de sus asociados.

David Michel Torino

1944-1947

Reformó los estatutos, dejando delineado su finalidad, conformación y estructura.

Leer biografía de David Michel Torino

Martín Córdoba

05-1947/01-1948

 

Jaime Durán

01-1948/01-1949

 

Francisco Moschetti

01-1949/06-1949

 

José Vidal

1º Presidencia. 06-1949

Verdadero impulsor de los principios gremiales que perduran hasta la fecha. Reformó los estatutos. Cambió de nombre por el de ‘Cámara Provincial de Comercio e Industria de Salta’.
Se gesta la iniciativa de la sede propia.

Antonio Segón

03-1952/01-1953

 

Yamil Chibán

04-1953

 

José Vidal

2º Presidencia  en 1954

Modificación en el interior de los servicios de Correo.
Creación de filiales en el interior.
Integración a la Unión Económica argentino-chilena.
Se gestionó un servicio de trenes directos hasta Capital Federal.
Adhesión al paro en el Teatro Colon a través del cual reclaman al Presidente de la Nación inclusión del proyecto de ley al Régimen de Previsión para Empresarios.

Armando Soler

1ra. Presidencia 1955

 

Carlos Mardones

04-1955/06-1956

Se destacó en trabajos sobre convenios laborales en un congreso realizado en Tucumán.
Gestiona creación de filiales de YPF en el interior del país.
Se constituye la comisión argentino-chilena.

Armando Soler

2da. Presidencia 06-1957/10-1959

Se gestiona ante el Banco Provincial la transformación de la entidad en banco mixto.

Se conforma la Cooperativa de Crédito para el impuesto al salario del 2% al mantenimiento de comedores escolares.

Carlos Segón

11-1959/1960

Redacta reglamento médico  el establecimiento de la Cámara, para control de ausentismo de los empleados.
Organiza colecta para catástrofe en Chile.

Carlos Peyret

09-1960/08-1961

Exención impositiva para atraer inversiones.
Boroquímica y Minetti notables empresas inversoras de la época.

José Vidal

3ra. Presidencia
08-1961/07-1962

 

Adolfo Sintioni

1961 - 1962

 

Francisco Fernandez

1ra. Presidencia
07-1963/07-1964

Dio debate a la decisión de dejar sin efecto Decreto 2833 por el cual deja sin efecto exenciones impositivas, convocando a fuerzas vivas y partidos políticos.

Santiago Gir

07-1964/07-1965

Adopta a partir de esta gestión su nombre actual ‘Cámara de Comercio e Industria de Salta’.

Francisco Fernandez

2da. Presidencia
07-1965/07-1966

 

Víctor Cintioni

07-1966/07-1967

 

José Vidal

7ma. Presidencia
07-1967/07-1968

Se materializa la iniciativa de comprar la propiedad de la Cámara de Comercio e Industria.
Sobre este particular se venía bregando desde el año 1950 para su adquisición a su ex propietario Dr. Bavio.

Santiago Gir

1967/1971

En la última gestión de Gir se compró el terreno anexo  a la sede con préstamo del Instituto de Informaciones Comerciales de Salta

Saturnino Briones

Santiago Gir

Humberto Dakak

08-1971/08-1972

Se inicia proyecto de construcción del edificio en el inmueble adquirido el año anterior para albergar a todas las entidades gremiales, profesionales y de bien público.
Tomo parte activa de la Unión Comercial Argentina con sede en Mar del Plata.

Saturnino Briones

1972/1978
3ra. Presidencia Fernández.
2º. PresidenciaMesples
4º Presidencia Fernández

Se continuó con la construcción iniciada en la gestión Dakak y se canceló la deuda contraída para comprar el terreno. 
En la gestión Mesples se consolidó la actividad  gremial y surge la primera obra social de la Cámara- OSDE.
Se resalta que debido a la veda política durante los años 76-80 no hubo asambleas y los cargos se iban rotando.                   

Francisco Fernandez

Daniel Mesples

Marcelo Salas

Francisco Fernandez

Armando Margalef

05-1980/06-1981

Se comienza a editar un boletín informativo.

Santiago del Pin

1ra. Presidencia
07-1981/07-1982

Prepara el periodo de transición a la democracia.

José Mario Carrer

1982-1984

Leer Biografía de José Mario Carrer

Miguel Viñuals

28-02-1984/28-02-1988

Se creó la plaza del Comercio ubicada en Av. Hipólito Irigoyen entre calles Urquiza y Alvarado

Santiago del Pin

2da. Presidencia
1988/1990

Se tuvo que afrontar una difícil situación por el mercado negro del bono de consolidación de deuda provincial.

Arnaldo Ubaide

1990/1993

Bregó por la erradicación del Casco Histórico de vendedores ambulantes.
Se trabajó intensamente para evitar la voracidad tributaria  provincial y municipal.

José Humberto Dakak

1993/1997

Logró la erradicación del Casco Histórico de vendedores ambulantes.
Logró se declare inconstitucional el Decreto 400/94.
Gran impulsor del programa ‘Proyecto Joven’  de apoyo a la reconversión productiva en el interior de la provincia.
Se dictaron diversos cursos y talleres  como vinculación entre lo educativo y el trabajo.
Remodeló la sede de la Cámara de Comercio, con la inauguración de dos salones ‘Marcelo Salas’ y ‘Salón 90 Aniversario’ con capacidad para 200 personas.

Carlos Zarif

1997-2001

Concreción de numerosos proyectos de carácter gremial comercial, especialmente en la erradicación del comercio ilegal.
Se trabajó en puestos de control fronterizo.

Ricardo Villada

08-2001/11-2001

Continuidad de la gestión anterior.
Renunció a los tres meses por asumir cargo político.

Alfredo De Angelis

2001/2006

Ante el auge del turismo en nuestra provincia se organizaron cursos de excelencia para el sector, a través de ‘Atención al cliente’, ‘Técnicas de Venta’, ‘Inglés’ y ‘Ciclo Informativo sobre Salta’.
Logró la ley de Mediación y Arbitraje Comercial en la provincia.
Se logró la formación de un bloque comercial uniendo NOA y NEA.

Daniel Zozoli

2007/2010

Administró su gestión bajo dos consignas: 1. Reordenamiento administrativo y 2. Diálogo, trabajo y consenso mancomunado.
Logros: Sanción del Código de Propaganda y Publicidad; Simplificación de trámites para apertura de negocios.
Trabajó denodadamente en la erradicación de comercios ilegales a través de una comisión de enlace y de ferias instaladas en todo el ámbito provincial.
El aspecto institucional otro foco de su gestión, materializado a través de la revista institucional, como herramienta de la mejora comunicacional.
Continuó con la remodelación de oficinas dotándolas de mobiliario acorde a los tiempos actuales.
Consiguió en comodato una hectárea para el club social.

Gustavo Daniel Betzel

 

2010-Actualidad

Su consigna fundamental fue ‘Trabajo en equipo’, creándose la Comisión de Intercámaras.
Otorgó subsidios para el fortalecimiento de las cámaras del interior.
Impulsa fuertemente la capacitación empresarial.
Se elaboró un proyecto de ley para la regulación del comercio en diferentes complejos comerciales y contra el ilegal

 

Notas

(1) http://www.argentina-rree.com/3/3-010.htm

(2) Información suministrada por Juan Oscar Wayar.

(3) Aporte realizado por Mercedes Casas.

 

 

Agradecimientos:

José Felix Fernández

Luis Borelli

Nora González Turu (Cámara de Comercio de Salta)

Silvia Liliana Costilla (Archivo del Diario el Tribuno)

 

Trabajo realizado por Sara Graciela Lapad y José de Guardia de Ponté
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