
                    Nacido en Avellaneda provincia de  Buenos Aires, el 4 de Febrero de 1962, hijo de Roque César  Acosta y Martina Dolores Urtiaga. Reside en Cerrillos desde 1987, poeta y  crítico literario. En reiteradas oportunidades participó de actividades  Culturales del Municipio de San José de los Cerrillos. Organizó el Primer  Encuentro Provincial de Escritores en Agosto de 2000 en Homenaje a Manuel J.  Castilla en la semana de Cerrillos.
                                          En 1988 participó del concurso realizado por LV 9 Radio  Salta en el Hogar de Escuela, logrando un tercer premio representando a la  Escuela Albergue de San Antonio de los Cobres con la poesía: “La Quena” e  invitado a participar de un programa Radial.
                                          Miembro Fundador del grupo Literario: “Arco Iris”, junto a  Raúl Chocobar, Margarita Siares, Carmen Astigueta en la casa de Nora Burgos de  Rosario de Lerma en el año 1997. Por iniciativa del Grupo se rindió homenaje de  reconocimiento a la trayectoria cultural al Historiador cerrillano Gregorio  Caro Figueroa.
                                          En el año 2003 participa de un concurso Nacional de poesía  de Buenos Aires, logrando una mención.
                                          Desde sus 23 años vive interesado en la arqueología de las  culturas ancestrales del Norte Argentino, la historia de los pueblos  americanos, la riqueza que estos nos otorgan, entre ellas la Literatura  Latinoamericana fundada en la magia de estos primitivos habitantes de nuestro  territorio nuestros ancestros.
                    
                      EL TELAR
                                              En  este instrumento
                        se  tejieron las túnicas
                        que  distinguieron a una raza,
                        a  una cultura, que supo tejer sus esperanzas.
                      Su  libertad, su independencia
                        la  supo anteponer al invasor inca
                        no  sólo con valor
                        con  su sabiduría, sus conocimiento e inteligencia.
                      La  elegancia de su indumentaria 
                        Deslumbrante  y sencilla
                        La  consiguió con aquel telar
                        Al  que le saco maravilla.
                      El  vivió mejor
                        que  muchos que lo rodeaban
                        porque  sabía muchas cosas
                        que  los demás ignoraban.
                      Tiño  sus prendas de variados colores
                        les  hizo dibujos inteligentes
                        y  era el mejor vestido de todas las gentes.
                        No  hubiera podido ser aquel
  “Tal”,  el diaguita sin su telar.
                      
                      LA  LUNA
                                              Tiene  la luna una pena
                        Y  no la quiere contar
                        Yo  la he visto llorar
                        Al  pie de los antigales.
                      Mas  solo con el cardo habla 
                        de  los tiempos pasados 
                        que  lento gira en sus manos de sombra 
                        en  su habla silenciosa 
                        semeja  al antepasado 
                        en  su pose majestuosa.
                      ¿Dónde  estás? Que tantos años 
                        nos  hemos amado 
                        y  ya no estás a mi lado, 
                        ya  no me miran tus ojos 
                        en  largas noches que despertaban mi sonrojo 
                        y  en mi corazón de luna 
                        te  guardé un cariño 
                        que  mis mansos ojos 
                        te  contaron como a un niño 
                        mis  secretos de luz y de cielo.
                      Con  que te enamoré, 
                        desperté  tus anhelos
  ¡Cómo  te extraño, Hombre enamorado! 
                        que  me regalaste tan bonitos recuerdos, 
                        mi  rostro con cariño 
                        por  tu mano labrada 
                        en  piedra, metal, en la tierra 
                        en  que yo me miraba.
                      Y  hoy ya no me esperas, a que aparezca 
                        para  cantar y bailar 
                        en  mi sombra densa, 
                        y  mi camino se torna angustioso 
                        si  ya no me esperan tus ojos.
                      Este  es la pena que tengo 
                        y  no la quería contar 
                        que  cada vuelta que vengo 
                        mi  corazón se achica más.