
En el departamento de La Poma, en la quebrada homónima y sobre la margen izquierda del río Calchaquí, existe una cueva que fue producto de la acción del agua al cortar una elevación de sedimentos rojizos correspondiente a la “Formación Pirgüa” (denominación Geológica)
Los antiguos pobladores vallistos, en el siglo XVI, ocuparon y aprovecharon ingeniosamente la mencionada cavidad a partir del período cronológico que la Arqueología denomina Agro - alfarero Tardío o de Desarrollos Regionales; que comprende aproximadamente desde el año 900 al último tercio del siglo XV; inmediatamente antes al caracterizado por la llegada de los Incas a nuestra Región Noroeste. La información y los restos materiales obtenidos mediante estudios realizados en el sitio, evidencian que su ocupación nos remite a momentos de la plenitud del desarrollo de las sociedades nativas; por lo tanto, el sitio de “Los Graneros” no fue como hasta entonces se creía; el producto de una construcción llevada a cabo por los Incas. La mayor información al respecto la dieron a conocer oficialmente en el año 1969 el Sr. Pío Pablo Díaz; luego Director del Museo Arqueológico de Cachi, asesorado por el Dr. Alberto Rex González, en aquella época era el Jefe del Departamento de Arqueología del Museo de Ciencias Naturales de La Plata.

La Cueva
La entrada de la oquedad o cueva tiene cerca de 9 metros de ancho por 3 de alto, y su profundidad máxima es de unos 12 metros, siendo su forma muy aproximada a un semicírculo; motivo por el que se mantiene siempre ventilada e iluminada completamente por la luz. Actualmente, el piso de la cueva se encuentra a unos 2 metros por sobre el nivel de base del curso de agua; la que en épocas de utilización de la cueva debe haber sido quizás mucho mayor; diferencia que fue salvada oportunamente con una sorprendente escalinata de piedras alargadas que se incrustaron en el paredón sobre el lado derecho de la entrada. Dentro de ella se construyeron de manera contigua y siguiendo su perímetro unas 24 estructuras de barro alisado y techo de cardón torteado, las que eran utilizadas para el almacenamiento del producto de las cosechas que los pobladores de la zona recogían de las pequeñas parcelas de los alrededores.
La forma de los graneros, por lo general es rectangular y de pequeño tamaño, pues su capacidad volumétrica varía entre 1,5 y 3,5 metros cúbicos; lo que permite tener una idea aproximada de la cantidad de granos que se podía almacenar. En oportunidad de recorrerlos por primera vez aquellos estudiosos, recolectaron de su interior gran cantidad de restos de maíz y poroto, con los que posteriormente se realizaron análisis en la ciudad de La Plata para determinar las especies que se cultivaban en la zona. Los restos orgánicos estaban acompañados de abundantes restos cerámicos de los tipos La Poma Negro sobre Rojo, utilitaria sin decoración.
Lo más sorprendente es que, aún se pueden observar claramente sobre algunas paredes de barro las huellas de las manos de quienes fueron sus constructores. Pero es de lamentar que, en el corto lapso desde que se dio a conocer el sitio, hayan desaparecido completamente las techumbres de cardón y hayan sido destruidas algunas paredes de esas valiosas estructuras. Aún las rejas que en alguna época se colocaron cerrando la entrada en un intento por proteger el sitio de la acción de los depredadores, también fueron vandalizadas por los irrespetuosos e ignorantes del enorme valor histórico de esta importante referencia de nuestro Patrimonio Cultural. Acciones que continuamente provocan su deterioro y tienen consecuencias irreparables.
