JOAQUÍN
CASTELLANOS |
Por Diego Cornejo Castellanos
" Todo apóstol de una gran idea ha sido mártir de su propia causa "
Joaquín Castellanos
Pocos rasgos culturales caracterizan con tanta nitidez a los argentinos, como el de ser un pueblo que carece de memoria histórica, y esta reiterada anomalía no se debe precisamente a la inexistencia de investigadores de nuestro pasado - los hay y muy buenos - sino que lo paradójico, grave y enfermizo de ésta actitud colectiva es que la misma subyace y está latente, en el seno mismo de la sociedad nacional. Salta a pesar de poseer un invalorable caudal de testimonios acerca de nuestros más remotos orígenes, tampoco está exenta de padecer tal falencia. Tiempo atrás un reconocido periodista salteño planteaba la necesidad de enriquecer la comprensión de nuestro pasado de un modo tal, que nos permita reencontrarnos con nuestras raíces y explicitaba que la historia de Salta no podía quedar circunscripta solamente a resaltar la vida de nuestro máximo héroe del Gral. Martín Miguel de Güemes, ello sin menoscabo alguno para con el prócer y su magna epopeya gaucha. Suscribo en su totalidad tales afirmaciones, que a la vez implican un desafío para quienes nos inquietamos por preservar el invalorable legado de generaciones precedentes, abordando los múltiples aspectos que atañen a su realidad. La persistente omisión de una figura de la dimensión del Dr. Joaquín Castellanos, a casi 67 años de su muerte, en rigor de verdad me resulta un tanto sugestiva. Su singular personalidad constituye uno de los ejemplos mas elocuentes de coraje, de un riguroso comportamiento ético consagrado sin vacilaciones a sus dos pasiones - un tanto contrapuestas - el mundo de las letras y su militancia política.
Todo su saber, lo volcó con creatividad y su pluma fue el instrumento más preciado para manifestar sus íntimos sentimientos y fuerza moral, se caracterizó por su innata vehemencia, y con idéntico impulso evidenció un temperamento apasionado, que le valió innumerables muestras de reconocimiento, y no menos expresiones de animosidad por parte de sus circunstanciales contrincantes. Resultaría necio reclamar el asentimiento pleno por la actuación de un hombre público que alcanzó proyección nacional, sino lo que debemos como comprovincianos es admitir la innegable gravitación de su figura, en una etapa significativa de la vida argentina, caso contrario esta ingratitud pública seguirá constituyendo una flagrante y aviesa injusticia, para con un salteño que mantuvo hasta su muerte una inquebrantable vocación patriótica.
Castellanos ya tiene asignado su lugar en la Historia, su intensa vida no requiere presentación alguna, todo su itinerario vital y muchas de sus obras hablan por sí solas pues son la más genuina muestra de su personalidad. Pero no menos imperativo es que las nuevas generaciones de nuestra provincia incorporen su legado moral y puedan contar con elementos necesarios para apreciar, estudiar y juzgar su producción en la literatura y su desempeño en la política que al presente, salvo excepciones, las desconocen de manera absoluta.
Al evocar y analizar la trayectoria de Joaquín Castellanos - lógicamente debo prescindir de emitir juicios parciales en razón del vínculo de sangre que como bisnieto me une a su persona, lo cual resulta que así como comparto muchas de sus actitudes, nada me impide disentir con algunas de sus posiciones.
Porque Joaquín Castellanos - el gran desconocido en su tierra natal - pertenece a todos los salteños, que al igual que ,muchos otros hombres de la provincia integra esa pléyade de héroes civiles que contribuyeron a consolidar el temple de nuestra Salta. Así lo interpretó él cuando hace referencia a su entrañable amor por su terruño: "...mi larga ausencia de Salta, mi deliberado, completo y absoluto alejamiento de la acción de sus partidos en sus contiendas locales, y la radicación definitiva en otros centros, de mis actividades en el trabajo y la actuación política, no importa de modo alguno la desvinculación moral con la provincia de mi nacimiento a la que estoy ligado como hoja del árbol al tronco del que recibió su savia y la modalidad de su estructura..."
Perteneciente a una de las familias de mayor arraigo en Salta, cuyos antepasados se establecieron al poco tiempo de la fundación de la ciudad, muchos de sus predecesores ocuparon cargos públicos, otros fueron hacendados, hombres de ciencia, clérigos, comerciantes, el Dr. Joaquín Castellanos nace en Salta un 21 de abril de 1.861 siendo hijo único de don Silvio Castellanos Plazaola y doña Eloisa Burela.
Desde sus primeros años enfrentó la adversidad, pero esto no amilanó su carácter ni despertó en él sentimientos hostiles, el sufrimiento, la soledad, la ausencia temprana de sus seres queridos y posteriores pérdidas, las numerosas infamias en torno a su persona y la envidia, aquella enfermedad moral que Ingenieros calificó como: "...la forma más servil de admiración", robustecieron su temperamento y de esta manera pudo vencer los escollos que la vida le iría imponiendo.
En el inconsciente colectivo de los pueblos, existen seres que por sus conductas, como también por sus realizaciones tangibles, definen una época, un modo de concebir y percibir con intuición singular el ritmo de su tiempo. Castellanos, además de poeta, lo dejó plasmado en muchos de sus escritos, ensayos filosóficos, sociológicos, que en nuestros días reflejan un proverbial sentido profético. Para profundizar la dilatada vida de Joaquín Castellanos y advertir los atributos distintivos de su itinerario vital, basta leer sus obras literales y políticas, las Memorias de su gestión de Gobierno, y la concreción de múltiples emprendimientos a favor del progreso estructural y espiritual de la provincia. Sus inquietudes como gobernante se manifiestan en proyectos que marcarán un hito en la legislación de la provincia: la creación del Departamento Provincial del Trabajo, el proyecto que remite a Diputados para el Aprovechamiento del Agua Pública, y la llamada Ley Güemes que constituye a la fecha una de las más avanzadas muestras en materia de legislación social en la Argentina, dictada en ocasión del Centenario del héroe gaucho y que sucesos posteriores impedirán su implementación, la creación de la Escuela de Manualidades, otro proyecto sobre Construcción y Conservación de Puentes y Caminos.
Pocos quizás conozcan el permanente estímulo que brindó el gobernador Castellanos al actual corredor ferroviario denominado Huaytiquina, fueron numerosas sus gestiones ante el Gobierno Nacional requiriendo apoyo a tal emprendimiento, pero la franca enemistad entablada con el presidente Yrigoyen pudo más, que acceder a los solicitado por el mandatario salteño.
Así como por momentos revelaba sus más intensas pasiones, en otras ocasiones expresaba con sincera convicción: "...siendo como soy, sensible a la injusticia y a la injuria, no he levantado ni un dedo para castigar, ni siquiera para contener a mis detractores, lo que acredita un hecho que me es satisfactorio: de que mi voluntad es más poderosa que mis nervios y de que mi sensibilidad de hombre, está disciplinada por mi conciencia de ciudadano".
Desde su juventud se destacó como poeta y escritor, y su paso por la política le permitió al joven Castellanos alternar con muchos protagonistas de la historia nacional: Sarmiento - a quien conoció próximo a su muerte - Mitre, Roca, Carlos Tejedor, Dardo Rocha, Bernardo de Irigoyen, Adolfo Saldías, Lucio V. Mansilla, Aristóbulo del Valle, entre los más recordados.
Participa primeramente en los sucesos acaecidos con motivo de la disputa por la autonomía de Buenos Aires incorporándose tras las filas de Carlos Tejedor, y luego cumple una destacada acción en los prolegómenos de la Revolución del 90, ya desde tiempo atrás frecuenta al Dr. Leandro N. Alem hacia quien lo une un entrañable vínculo de amistas, que perdurará hasta la trágica desaparición del líder del incipiente radicalismo. Integra la Primera Junta Ejecutiva del Partido en carácter de vocal, allí compartirá jornadas de lucha teniendo como correligionarios a Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear, Martín Marcos Torino, Damián Torino, Francisco Barroetaveña, Mariano Demaría, Pelagio Luna, entre los más destacados.
También en Salta contará con un importante núcleo de correligionarios, muchos de ellos lo acompañarán en su carrera política en miras a nominarlo Gobernador de la Provincia: Aniceto Latorre, Domingo Güemes, Pablo Saravia, Miguel J. Ortíz, José María Solá, Pío Saravia, Carlos Aráoz, Napoleón Peña, José M. Dávalos, Victorino y Benjamín Mollinedo e integrantes de viejas familias con protagonismos en los avatares políticos locales: los Linares, Torino, Cornejo, Anzoategui, Uriburu, Arias, Ovejero, Michel Torino, Outes con muchos de ellos aquella camaradería inicial continuará hasta sus últimos años de vida: en cambio otros se convertirán con el transcurso del tiempo en sus más acérrimos adversarios. El Partido Radical de Salta se encuentra en deuda, salvo honrosas excepciones, con una de sus figuras señeras - el primer gobernador radical elegido libremente por su pueblo, tras la sanción de la Ley Saénz Peña en las elecciones de 1.918
Su labor literaria correrá igual destino en los círculos intelectuales de su provincia, algunos autores cada tanto lo recuerdan y en mi concepto uno de los trabajos más serios ya autorizados sobre Castellanos el literato, pertenece a la profesora Leonor Arias de Perramón Pearson, quien realizó en 1982 un análisis crítico sobre cada una de sus producciones ya sean en verso o prosa.
La mencionada investigadoras refiere: "...el primer rasgo que se destaca - al menos desde mi óptica - a poco de frecuentar la poesía de Castellanos y que podríamos catalogar de común denominador de toda su obra y su conducta, es la fuerza moral. El sentimiento de pujanza, de virilidad, la apetencia de grandeza vibran a lo largo de toda su trayectoria humana y literaria?. Acotando: "...como manifestación peculiar de esta fuerza, de esta suprema afirmación de humanidad que profesa el poeta, se va a imponer, en su vida y en su obra, como un rebelde, como un revolucionario. En este sentido, su figura se perfila como la de un auténtico romántico. Castellanos es el hombre enfrentado a su circunstancia, capaz de desafiarla gallardamente; el poeta que enrostra con acento viril y sin componendas, los males de su tiempo y de su patria".
En su Historia de la Literatura Argentina, Ricardo Rojas no hace referencia a él porque al momento de su publicación Castellanos se encontraba vivo - según confesión de su autor- y muchos de los grandes de las letras argentinas destacan el valor de sus obras, o entablan enriquecedoras polémicas epistolares: Leopoldo Lugones, Martín García Merou, Juan B. Terán, Alfredo L. Palacios, Benjamín Villafañe, Teófilo Sánchez de Bustamante, Arturo Capdevila, Calixto Oyuela, Martiniano Leguizamón mantendrán una copiosa correspondencia con el literato, el filósofo o el político.
Al inicio de este artículo aseveré sobre - el silencio sugestivo acerca la memoria de Castellanos- y cada vez que sigo clasificando su archivo personal, leyendo su correspondencia íntima y pública, los diarios en los cuales colaboró, las personalidades con quienes mantuvo intercambio epistolar sobre los temas más disímiles; llego a la conclusión que esta ominosa injusticia puede estar impulsada por el hecho que en nuestro país se emiten juicios negativos sin conocer a fondo la obra, esto lleva a que muchos evitan la confrontación por simple ignorancia.
La otra hipótesis se basa en que la visión progresista de Joaquín Castellanos - aún muerto - sigue despertando recelos, enconos irracionales, en ciertos sectores, aquellos que a pesar de sus comprensibles diferencias, les cuesta reconocer su talento y viril coraje.
Frente al vacío de figuras que sirvan de referentes para la comunidad nacional, y muy particularmente para que las jóvenes generaciones encuentren ejemplos ciertos de patriotismo, y sirva de estímulo para la creación artística como en el caso de Castellanos, abordar y recrear su trayectoria no sólo es un deber de justicia, también puede servir de abierto desafío para sus comprovincianos.
Pero no todo parece desalentador, todavía surgen reacciones positivas como la aprobación por parte del Senado de la Nación de reeditar las Obras Completas del Dr. Joaquín Castellanos, iniciativa promovida por el actual senador nacional Dr. Julio Argentino San Millán. De esta manera se subsanará en gran medida la deuda que Salta mantiene para con uno de sus hijos más dilectos.
Deseo hacer público mi reconocimiento a algunos investigadores, periodistas y hombres de letras salteños, que sin haber conocido a Joaquín Castellanos se empeñan en la medida de sus posibilidades en realzar en el noble pueblo salteño la vida de una de sus figuras más paradigmáticas.
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