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LA RELIGIOSIDAD Y LA PIEDAD POPULAR EN NUESTRA REGIÓN

Por Felipe Medina

1. El Norte Argentino (NOA),  y el llamado Norte Grande integrado por las regiones alto-peruanas y bolivianas, tuvieron un papel decisivo en la epopeya liberadora de Sudamérica, formando parte de un todo y no con la actual división política. En ella,  participaron activamente distinguidos miembros de la iglesia de ese tiempo, algunos que se veneran en nuestros altares oficiales o extra-institucionales.
La labor evangelizadora en el Virreinato del Alto Perú comenzó el mismo día en que los españoles llegaron a nuestras tierras y emprendieron la gesta conquistadora.  Las órdenes religiosas iban llegando paulatinamente, y luego fueron creados los obispados de Lima (1547), de la Plata (hoy Sucre, año 1551), de Córdoba del Tucumán (1570), y fueron organizando la estructura de una iglesia ligada al poder civil y militar de ese tiempo. Un pueblo que se fue forjando en un clima de cristiandad,  con el espíritu de la contrarreforma que se respiraba en Europa, especialmente en el reino de España. Como afirmó el Dr. Marcelo Trejo, "un pueblo de sangre y de fiesta, de cruz y de espada".
2. Luego de diversas vicisitudes políticas, económicas, bélicas, el pueblo fue  afianzando una religiosidad cristiana de cuño franciscano y jesuítico,  que se hizo cultura solidificada con la base  de la religiosidad de los pueblos precolombinos con su propia cosmovisión, por el ejemplo, los rituales de la fiesta de la Virgen de Urkupiña.  El NOA tiene una religiosidad profundamente arraigada en sus entrañas, en lo profundo de su ser cultural, con matices de la primera evangelización y con rasgos propios de la región, sea andina o chaqueña. Es un gran escenario mítico-religioso-popular.
3. Somos observadores y partícipes de esta religiosidad, a la que abordamos, no con un enfoque puramente académico, sino con un sentido más integrador. Prácticamente todos los que nacimos y vivimos en el NOA, hemos bebido este modo de religiosidad desde la cuna, en el seno de nuestras propias familias o en nuestros pueblos. 
"Desde pequeño revolotearon sotanas alrededor de mi casa, y unas tías beatas nos hacían rezar en la “mesa de los santos”, cada día una devoción:
Los lunes, de las almas, los martes, San Ramón, los miércoles, San José, los jueves, la Eucaristía, los viernes de Pasión, los sábados, la Virgen y el Domingo del Señor" (MEDINA Felipe, "Un sueño cercano - Reflexiones en torno a la Iglesia" Editorial Mundo Gráfico, Salta 2005)
4. Este sentido integrador en el abordaje de los fenómenos religiosos nos exige sumar otras ciencias como el folklore, la etnología, la antropología social y cultural, la sociología y la historia. Son de gran importancia para el estudio del pueblo, ya que intentamos abordar lo popular desde la complexidad y de modo interdisciplinar, desde diversas perspectivas y aspectos (MALDONADO Luis, "Introducción a la religiosidad popular", capítulo I, pág. 14, Editorial Salterrae, Santander, España, 1985)
 5. Dentro de las grandes manifestaciones populares en el NOA, ya oficiales como el culto al Señor y la Virgen del Milagro en Salta, con características muy particulares en cuanto fiesta popular cristológico-mariana, la Virgen del Valle en Catamarca con un fuerte liderazgo en el Norte Grande, aún vigente; Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paipaya en Jujuy,  la Virgen de Sumampa en Santiago del Estero;  , el culto singular a la Virgen de la Independencia, Nuestra Señora de la Merced en Tucumán y casi en todas las ciudades y pueblos del Valle de Lerma y en los poblados del interior de Jujuy donde es Patrona o Co-protectora. En todas ellas está presente la peregrinación, como un modo de manifestación popular antigua y característica a casi todas las religiones del mundo, y que, justamente en nuestro país sigue creciendo año tras año y que se repite en los diferentes fenómenos religiosos populares.
La peregrinación, experiencia religiosa universal, es una expresión característica de la piedad popular, estrechamente vinculada al santuario, de cuya vida constituye un elemento indispensable: el peregrino necesita un santuario y el santuario requiere peregrinos.
La Iglesia, dada la conformidad que existe entre la doctrina de Cristo y los valores espirituales de la peregrinación, no sólo ha considerado legítima esta forma de piedad, sino que la ha alentado a lo largo de la historia. Se frenaron a partir de la Ilustración, y se hablaba más de peregrinación espiritual.  Pensemos en los grandes santos peregrinos, como el caso de San Roque de Montpellier en tiempos de las pestes en Europa. A partir de la segunda mitad del siglo XIX  las peregrinaciones tienen como meta santuarios que son particulares expresiones de la identidad de la fe y de la cultura de una nación; este es el caso de los santuarios de  Luján, Aparecida, Asís, Caacupé, Czestochowa, Fátima, Guadalupe, Lourdes y en nuestra región, el Milagro de Salta y las diversas manifestaciones de peregrinos durante todo el mes a la Virgen  del Rosario de Rio Blanco y Paypaya.
Otro de los fenómenos populares es la Fiesta del  Cristo del Sumalao (Lugar hermoso a 30 km. de la ciudad capital de Salta) , con más de 300 años de permanencia en Salta. Pone de manifiesto varias características, que se hacen comunes a muchas expresiones religiosas de nuestra región. Nace en el ámbito de una feria de comercio de mulas, en una ciudad creada por decreto del Virreinato del Alto Perú con una visión geopolítica y económica. El relato de su origen es  similar a varias devociones de nuestro país con la intervención de un animal, como en Luján o Sumampa. En este caso una  mula terca que se separaba del grupo que iba a la ciudad de San Juan y regresaba a un algarrobo en el paraje del Sumalao, donde descansaban los viajeros. Ella  tenía entre sus cargas un lienzo con un Cristo Crucificado destinado a un hacendado portugués. Los feriantes interpretaron la tozudez del animal como la manifestación de la voluntad de Dios, que les pedía que el lienzo con la pintura del Cristo de Vilque quedara en ese sitio.
6. Sumalao y la Virgen de Urkupiña nacen como devociones extra institucionales y son acompañadas por la iglesia cuando ya se popularizaron. En el caso de la fiesta religiosa del Sumalao, por los excesos de juegos, bailes y bebidas en la feria, fue puesta en entredicho por la autoridad eclesiástica durante casi todo el siglo XIX. sin embargo sus ritos se mantuvieron inalterables. Generalmente, en las fiestas populares existe una tensión entre las normas de la iglesia (canónicas o litúrgicas) y las expresiones del pueblo. También conflictos sociales, donde la iglesia  da una cuota de poder,  y en algunos casos jurídicos, por cuestiones de propiedad del santuario o el sitio donde se celebran los ritos cultuales y festivos. El pueblo mantiene una autonomía, un aire de libertad frente a las tensiones, pero se sujeta a la autoridad de la iglesia en su jerarquía, como referente de pertenencia. Cede, concede, pero no entrega la totalidad de sus gestos o ritos. En el Sumalao, hoy oficializada nuevamente, desde los tiempos de Monseñor Tavella,  aparece el pueblo sencillo jugándose por mantener su modo de relación con la trascendencia a través de ritos que cuida, practica y transmite a las nuevas generaciones, por más de trescientos años.
7. Queremos desentrañar lo que hay detrás de cada gesto, de cada rito. La religiosidad popular es un espacio del pueblo en el que entramos con los pies descalzos, los ojos y la mente bien abiertos, oído atento y un gran corazón para comprender. Cuando me asomé a los ritos del Sumalao descubrí un mundo nuevo y viejo a la vez. Nuevo para mí, ya que en mi formación inicial en estas materias, en el blanqueo occidental -como diría el Dr. Pedro Trigo,  teólogo jesuita-, nos hablaron de "purificar". Y fuimos educados para ver en ellos "superstición" o "magia" con la mentalidad propia del catolicismo ilustrado. Y viejo porque trae a mi memoria cuentos y leyendas de mis mayores, que me transmitieron este modo de ser hombre religioso.
8. El Sumalao mantiene inalterable sus ritos a lo largo de tres siglos: los siete viernes; el ungüento con el cebo de las velas: luz y salud;  el agua de la vertiente y su baño purificador;  las ofrendas y sufragios por los difuntos,  y la peregrinación, el caminar con sentido penitencial y sacrificial.
9. Un Cristo crucificado en Pentecostés y toda la ritualidad de su culto era algo más que superstición o algo para purificar. Los ritos están ligados a los rituales sacramentales de la iglesia católica (Bautismo, Confirmación, Unción de los enfermos).  Su culto fue preparado como una verdadera catequesis pentecostal y sacramental por los evangelizadores de ese tiempo.
 La fiesta del Sumalao en fecha y ritos coinciden con la fiesta del Cristo de Manquiri a pocos kilómetros de la ciudad de Potosí.
La relación entre Sumalao y Manquiri, a simple vista, es indiscutible. Queda por investigar si la fiesta del Sumalao fue parte del legado que dejaron los múltiples intercambios comerciales y culturales en nuestra región. Aparentemente, la fiesta del Señor de Manquiri tiene varios años más que la fiesta del Sumalao, y nuestra gente, desciende de la misma gente que habitaba la región del Alto Perú. El ir y venir de la gente por razones de trabajo, comercio, salud, etc., en ese período era constante. Las migraciones traen riqueza cultural y religiosa, porque traen vida propia entre sus migrantes y/o peregrinos. Y una característica notable de su religiosidad es la fiesta. El clima festivo hace a la originalidad de las manifestaciones religiosas. Estuvimos hermanados, todo el norte grande, en la política como miembros de un mismo virreinato o colonia, anteriormente en el Incario; hermanados también  en la economía, en la cultura, en la lengua, en la fe, aunque hoy existan fronteras que dividen países, pero no pueden separar culturas, raíces familiares ni naciones.
10. La devoción a la Virgen de Urkupiña,  nacida en Quillacollo, en la provincia de Cochabamba, Bolivia,  ha irrumpido de manera contundente en Salta, Jujuy, Tucumán, Buenos Aires, y ahora se extiende a toda la geografía del país como una devoción mariana con particularidades rituales de su país de origen. Al comienzo se vio como algo propio de los bolivianos y hoy se ha instalado en el corazón de los salteños y jujeños, sin distinción de clases sociales, edades o profesiones. En cada fiesta mariana aparecen cientos de imágenes de la Mamita de Urkupiña a los pies del altar de cualquier iglesia o parroquia,  para participar de la Eucaristía. Una Virgen cercana, familiar, cálida que ha restaurado en muchos hogares el espacio de sacralidad o la "mesa de los santos", que era propia de cada familia como altar doméstico que fue desplazado por el televisor;  y recuperado ahora, por la Virgen de Urkupiña como entidad sagrada presente en la vida cotidiana.
Podríamos describir su devoción y la de muchos santos populares y devociones marianas en la región, pero en el caso particular de Urkupiña me pregunto si en cien años será tan salteña y jujeña como el Sumalao y la Virgen del Rosario de Rio Blanco y Paypaya.
Paradójicamente, mientras avanza el fenómeno urbano en nuestras "ciudades-pueblos" y parece desdibujarse la cristiandad en un nuevo laicismo, justo y necesario, este escenario mítico-religioso-popular está en constante crecimiento, en un marco socio-político-económico desafiante y conflictivo, que nos obliga a pensar que algo está pasando por el corazón del hombre del NOA, algo está latente en el pueblo. Una tarea para desentrañar desde la teología.
11. Tenemos nuevos desafíos pastorales y sociales en la Iglesia, gastamos mucha energía en buscar novedades en métodos para evangelizar, mientras el pueblo sencillo nos habla por sus ritos,  de aquellas semillas del Verbo y de los girones que quedaron de la primera evangelización que se centró en Cristo y en María. El pueblo sencillo, con sus ritos y peregrinaciones nos invita a descubrir desde la ciencia religiosa y la teología, apoyados por la historia, la etnografía y la antropología, caminos ya comenzados. Sólo hace falta una mirada atenta, un oído afinado y un gran respeto por las expresiones religiosas y culturales de la gente.
Una pastoral seria de la iglesia católica  o el abordaje que realice cualquier confesión religiosa, o simplemente un abordaje cultural, turístico o sociológico deben tener en cuenta que se asoman a un mundo, al que en cierto modo pertenecen y al que no pueden ni deben  atropellar desde un prejuicio o ignorancia, pensando que se trata de mera superstición o un espectáculo armado para el turismo. Es expresión genuina de un pueblo que busca expresarse y expresar ante Dios sus necesidades y a la vez, su agradecimiento. Expresiones religiosas que surgen de lo profundo de la conciencia y el corazón, evocando recuerdos de ritos y tradiciones, que fueron durante siglos los pocos momentos genuinos de libertad.

 

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