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Biblioteca Atilio Cornejo

Dn. David Michel Torino

Toda una época de Salta fue marcada con la presencia de don David Michel Torino, durante la cual adquirió singular notoriedad política, militando paradójicamente en el partido opositor de aquellos días. Don David - como lo conocía la mayoría de la gente - comenzó a actuar en Salta desde la esquina de las calles Ituzaingó y Urquiza, donde instaló los escritorios y una vinería , donde estaba representada la firma que integra con sus hermanos, que tenían en explotación viñedos en Cafayate. Tenaz e inteligente, organizó y desarrollo esta empresa, cuyos réditos económicos le permitían costear su acción política, que se centró en el radicalismo cuando acaudillaba el viejo partido Hipólito Irigoyen , el último caudillo nacido de las filas del pueblo. Fundó el diario el Intransigente y trabajo incansablemente para lograr preemIncia periodística en Salta de esos años, de la década del 20. Cuando fue derrotado Irigoyen, su diario anunció con un centenar de disparos de bombas el acontecimiento sobre el cual se encaramaría el conservadorismo. Esta actitud le fue criticada, pero en realidad don David saludaba el término de un estado de cosas que estaba reñido con el ejercicio de la democracia. Opositor tenaz, desde su diario bombardeaba sin miramientos a los mandatarios conservadores que se sucedieron en Salta durante la década de los años 30. Pasó por difíciles instantes económicos y logró dominar la plaza periodística desplazando el vespertino Nueva Época. Su objetivo los alcanzó editando su diario como matutino y consignando las noticias sobre fútbol, que eran menos apreciadas por otras publicaciones.

Pero su verdadera acción política, la que hizo resaltar su nombre por sobre los resentimientos que despertó su accionar durante la década del 30, fue su abierta oposición del peronismo.

Sin miedo y sin reparos enfrentó a esta nueva manifestación cívica que aparecía avasalladora en el panorama político argentino. La réplica no se hizo esperar y sufrió toda clase de persecuciones sin que ello le hiciera cejar en su empeño al tenaz opositor.

Hizo denuncias públicas de hechos irregulares en contra del gobierno peronista y a la postre le clausuraron su diario, le expropiaron sus bienes y fue procesado, detenido y condenado. Desde la celda de su cautiverio escribió un libro sobre el peronismo que fue editado en el Uruguay. Allí en la soledad de su prisión continuaba madurando planes para el derrocamiento de Perón y sus seguidores, hasta que se produjo el golpe de 1955. La sólida posición del gobierno cedió increíblemente en escaso días y la era peronista derrumbóse estrepitosamente. Don David recuperó su libertad y sus bienes, reapareciendo con renovados bríos en el escenario político de Salta. Muchos de los que fueron sus adversarios en la década del 30, le recibieron con aplausos en su retorno triunfal a la libertad que había perdido, defendiendo a su manera lo que consideraba la democracia y las libertades que garantizan la Constitución Nacional. Fue distinguido en todo el país por su valor cívico y por su conducta irreductible en esa lucha desigual que sostuvo durante largos años, donde a la postre triunfó, como el David bíblico contra el gigante Goliat. Dejó sentada en Salta la prueba permanente de la fuerza que encierra la prensa libre contra los políticos errados o mal intencionados. Fue llamado desde EE.UU., donde se le otorgó el premio instaurado por quienes defienden la libertad de prensa contra la opresión, premio creado por Moors Cabot y que entrega la Universidad de California. Regresó pleno de gloria y satisfacción ciudadana, pero volvía herido de muerte. Una implacable enfermedad habíale invadido y lo llevaba irremediablemente hacia la muerte Era un cáncer que le diagnosticaron sus médicos. No cejo en su lucha de siempre y continuó en esa brega diaria que se impuso desde que abriera esos viejos escritorios que funcionaban en la esquina de Ituzaingó y Urquiza. El mal lo postró en el lecho y hasta ahí llegaban sus amigos y simpatizantes políticos, para conversar con él sobre la acción que debía de desplegarse. Así prosiguió, con actitudes heroicas sobreponiéndose al dolor y a la inminencia de la muerte. Fue un 17 de junio cundo expiró en su ciudad querida mientras al pie del cerro San Bernardo las guardias gauchas ponían la tradicional ronda de honor en torno al monumento que perpetúa la figura de don Martín Miguel de Güemes. En ese aniversario, al igual que el defensor legendario de la frontera Norte, se apagó su vida rodeado del afecto de sus amigo de siempre.

FUENTE: Crónica del NOA. 28/02/1982

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