El tratado de paz que posibilitó la declaración de la Independencia
Luis Borelli
En la charla referida al Pacto de los Cerrillos, recordamos que el Ejército Auxiliar del Alto Perú, con unos 3.000 hombres, había ocupado la ciudad de Salta, luego de que el general José Rondeau declarara en la Hacienda de Castañares “reo de estado” al gobernador Martín Güemes. Más aún, desde la histórica casona exigió el ‘sometimiento liso y llano de Salta y su gobernador‘. Mientras tanto, Güemes y sus huestes se habían replegado hasta su cuartel general de Los Cerrillos, ubicado al frente al oratorio a San José, del pequeño pueblito. Previo a ello, había hecho retirar al vecindario con todo lo que pudiera ser de utilidad al ejército de ocupación. Con el paso de las horas, Rondeau comenzó a sufrir la escasez de toda clase de recursos. Encima, los gauchos, en sus hábiles correrías, le habían arrebatado casi toda la hacienda vacuna que había traído de Jujuy para consumo del ejército. Además, las patrullas gauchas lo habían incomunicado totalmente y, en Campo Santo, una tropa que venía de Buenos Aires como refuerzo fue tomada prisionera por escuadrones comandados por Quesada, Panana y Moldes.
Ocupación y mediación
Por tres días, Salta estuvo ocupada por el Ejército Auxiliar, pero con el paso de las horas la situación empeoraba. Ante la emergencia, Rondeau hizo bajar de Jujuy a don Mariano de Gordaliza para que parlamentara con Güemes, que permanecía en Los Cerrillos al frente de la resistencia. Cuando Gordaliza arribó, de inmediato recibió la orden de dirigirse a Los Cerrillos. Güemes lo recibió en su cuartel general.
Cuando todos creían que el jujeño arreglaría la situación, éste, en nombre de
Rondeau, “ntimó sumisión” a Güemes, quien por supuesto rechazó de plano la intimación. Cuando por boca de Gordaliza, Rondeau supo del rechazo de Güemes, muy contrariado, resolvió finiquitar la cuestión por la vía de los hechos.
Entonces, el grueso del Ejército Auxiliar que se encontraba en Castañares se puso en marcha rumbo a Los Cerrillos. Cruzó la ciudad casi abandonada y, a media legua del pueblito, acampó en la Hacienda de los Tejadas, donde hoy se ubica la sede del INTA.
El final
La estrategia de aproximarse al reducto de Güemes fue el “acabose” de Rondeau. A poco de acampar, los gauchos le sacaron los 200 vacunos que le quedaban y todos los caballos. Y, además de dejarlos a pie, los gauchos cortaron la única acequia que traía agua desde el río Toro hasta la Hacienda que ocupaban las tropas de Rondeau.
Luego de tres días de privaciones, sin agua ni comida, soldados y jefes del Ejército
estaban totalmente desmoralizados y vencidos. Fue entonces cuando Rondeau resolvió retomar el diálogo, echando mano esta vez a un amigo de Güemes, el coronel Juan Bautista Bustos.
Sin embargo, Bustos debió ser portavoz de “proposiciones desubicadas y hasta ofensivas para Güemes y la provincia”, y por que también fue rechazado. Al día siguiente, el 20 de marzo, Güemes reinició las hostilidades y Rondeau, muy angustiado, se vio obligado a recurrir a nuevos intermediarios. Esta vez eligió al coronel Apolinario de Figueroa y a su hermano, el previsor Dr. José Gabriel de Figueroa. Estas dos personalidades relevantes, más el coronel Bustos y Macacha Güemes, lograron que finalmente Rondeau se entrevistara con el gobernador de Salta el 22 de marzo de 1816. La reunión fue, como dice el documento o pacto, ‘en el promedio de uno y otro campo, con lo que todo se transó, en el Cuartel General en Campo de Cerrillos’.
Importantes revelaciones del tratado de paz
Su cuidadosa lectura nos pone al tanto del lugar del encuentro. La letra del Pacto es toda una revelación para los historiadores. Denuncia que hubo interesados en malquistar a Rondeau con Güemes, y que llegaron estos a poner en riesgo el sistema de libertades. El documento dice así: ‘Deseando cortar hasta los asomos de desconfianza, que unas almas inquietas y perversas han procurado sembrar entre el Ejército Auxiliar y las tropas de la digna provincia de Salta y, en vista de los males que, contra de nuestros deseos, aparecían ya amalgamando la destrucción de los habitantes, la ruina de los pueblos y la pérdida tal vez del sagrado sistema de la libertad, acordamos ambos jefes tener una entrevista en el promedio de uno y otro campo, haciendo en consecuencia una sincera reconciliación, bajo los artículos siguientes:
1º Queda jurada una paz sólida, la amistad más eterna, entre el Ejército Auxiliar y
la benemérita provincia de Salta, echándose un velo sobre el pasado, en virtud
de una amnistía general.
2º Los desertores del Ejército que se hayan comprometido en los anteriores disturbios quedan dados de baja en sus respectivos regimientos, y servirán de plantel para uno que debe crearse en la provincia de Salta, con el objeto de auxiliar a aquel cuando las circunstancias lo exijan. En su reemplazo, dará aquella 300 reclutas para los cuerpos de línea.
3º Los que, en lo sucesivo, resultasen de aquellos pertenecientes al ejército o a esta provincia, serán entregados recíprocamente si fuesen aprehendidos o se presentasen en el territorio de Salta, o se dirigiesen a aquel, destacándose al efecto las partidas que se crean oportunas y en los parajes más seguros, las que seguirán al menos en algún número al ejército, a su salida de Salta, que será a la brevedad posible para ocupar las posiciones antiguas.
4º Todos los prisioneros que se hubiesen hecho de ambas partes, en los días anteriores, serán devueltos religiosamente. Los Dragones vendrán con sus sables, tercerolas, correajes y monturas.
5º La provincia de Salta queda comprometida a auxiliar al Ejército de las Provincias Unidas con caballos, reses y cuanto pueda, con arreglo a las circunstancias, y en la suposición segura que será efectivo su pago. Y siendo estas las principales bases de la reconciliación, sin perjuicio de agregar artículos de mutuo acuerdo, según se deparen los sucesos, lo firmamos de un tenor, quedando cada uno con un ejemplar para eterna constancia.
Cuartel General en Campo de Cerrillos, marzo 22 de 1816.-
Fdo. José Rondeau - Martín Güemes‘.
LA GRANDEZA DE GÜEMES
El 19 de marzo de 1816 Güemes se dirigió al director supremo (Antonio González Balcarce) para ponerlo al tanto de los hechos que en ese momento estaban ocurriendo en Cerrillos: “Con esta guerra de recursos -dice Güemes- le he hecho sentir a este señor General (Rondeau) todo el peso de la razón, de la justicia y de la inocencia, y que una provincia valiente (Salta) y generosa sabe sacudir el yugo de sus opresores. Ya toca el desempeño de sus fuerzas impotentes. Sin embargo, este señor (re) conoce sus crímenes y los detesta; sí, sofocando particulares resentimientos, une sus votos con los que aspiramos desinteresadamente por las glorias de la Patria, y si se le hace entrar en sus deberes, yo protesto en las respetables aras de la Nación, correr el velo a la ofensa y al ultraje, olvidar imposturas y perdonar injurias, recibir entre mis brazos a los que detesto y correr con ellos el camino del honor y de la gloria, como lo tengo prometido a los parlamentarios (Gordaliza y Bustos); quienes han vuelto al seno de su ejército con distinto espíritu del que los animaba” (Archivo General de la
Nación).
CONSECUENCIAS Y FESTEJOS POR LA TAN DESEADA RECONCILIACIÓN
En sesión especial, el Congreso de Tucumán felicitó a ambos jefes. En las Jornadas de Estudios sobre Güemes, realizadas en junio de 1971, con motivo del Sesquicentenario del fallecimiento del general Martín Miguel de Güemes, el historiador Luis Oscar Colmenares se refirió a las consecuencias más trascendentes del pacto. Señaló:
a) Que merced a la paz y la amistad jurada, el Congreso de Tucumán logró gozar de un mínimo de tranquilidad y seguridad para sesionar y efectuar la declaración del 9 de julio de 1816 (la Independencia);
b) Que José de San Martín pudo concentrarse exclusivamente en la formación del Ejército de los Andes y contar con el total apoyo del director don Juan Martín de Pueyrredón para la ejecución de la campaña a Chile, quien incluso le envió un Ejercito del Norte;
c) Que los salteños y los jujeños, a las órdenes de Güemes, pudieron dedicarse a luchar por la independencia de esta parte de América realizando una epopeya como lo fue la Guerra Gaucha’.
EL BANDO DE RONDEAU
Inmediatamente después del Pacto de los Cerrillos, el general Rondeau se retiró a
Jujuy, en un todo de acuerdo a lo pactado. Desde aquella ciudad dio a conocer un bando conciliatorio que en su parte resolutiva expresa:
1º) Queda sin efecto cuanto se dijo desde Castañares, el 15 de marzo, relativo al señor gobernador intendente de la Provincia de Salta, D. Martín Miguel de Güemes, por haberse desvanecido completamente las dudas que causaron tales medidas.
2º) El bando publicado en esta ciudad (Salta) el 17 de marzo, declarando traidor a la Patria al señor gobernador de la Provincia de Salta, en virtud de dichas circunstancias, se reputa írrito y de ningún valor, sin perjuicio de caracterizar de muy laudable el celo patrio que animó a este benemérito pueblo por sus intereses preciosos.
3º) La opinión, el patriotismo, los recomendables servicios del señor gobernador
Intendente de la Provincia de Salta, don Martín Miguel de Güemes, no han perdido
nada por aquel incidente sensible, antes han adquirido un nuevo valor por la feliz transacción hija de la justicia, de la sinceridad y de la virtud. Y, para que llegue a noticias de todos, publíquese este bando en la forma acostumbrada, fijándose en los parajes, para que nadie alegue ignorancia. Cuartel General de Jujuy. 17 de abril de 1816. Fdo. José Rondeau - Juan Ramón Rojas, Secretario de Guerra‘.
LOS FESTEJOS
Por tradición oral de Cerrillos, la Lic. Ángela Ruiz contaba que, luego de firmado el Pacto, Güemes y Rondeau asistieron a misa en el oratorio del pueblo, dedicado a San José. Por la noche hubo festejos en Salta, con repiques, misas, fuegos artificiales y bailes. Lo mismo ocurrió días después en Mendoza con actos organizados por el general San Martín. Y finalmente, el 1 de abril de 1816, el Congreso de Tucumán felicitó a ambos jefes en la sesión especial del cuerpo.
A 50 AÑOS DEL PRIMER ACTO OFICIAL
La primera recordación oficial del Pacto de los Cerrillos se realizó en 1967. El acto se realizó en el salón de la Biblioteca Municipal José Hernández, en el marco de la celebración de la primera Semana de Cerrillos, organizada por la intendencia de don Julio Argentino San Millán. Asistió una gran cantidad de vecinos e invitados especiales de la ciudad de Salta, y en la oportunidad expusieron el periodista César Perdiguero, el estudiante Luis A. Borelli (autor de la iniciativa), y el historiador Juan Manuel de los Ríos.
Esta fotografía es de agosto de 1967, cuando oficialmente se recordó por primera vez el Pacto de los Cerrillos. Es en la sede de la Biblioteca Municipal José Hernández. Sentados Cesar Perdiguero, el intendente Julio Argentino San Millán y Leonardo Castro. De pie, quien le envía este correo. Ayer envié el tema de la charla sobre el Pacto de los Cerrillos.