Por Jaro Godoy
icen que cuando Dn.
Julio Santos Espinosa compuso su "vidala para mi sombra"
a los veintisiete años ya miraba de otra manera, ya sé
perdía buscando aquel horizonte fantástico donde bailan
desnudas las vírgenes de la poesía.
Que Juan Carlos Dávalos le
dijo en el año 55 que la vidala estaba predestinada por desconocidos
designios ha convertirse en popularmente universal, y así
seria nomás, ya que según los registros no tan precisos
de Sadaic, la vidala de Espinosa como la llaman algunos es el segundo
tema Argentino más grabado ya que arriba esta "La cumparsita"
y sigue de cerca "El día que me quieras".
Que el no se la dio a Atahualpa
Yupanqui contradiciendo en esto el rumor popular y que cuando la
escucho por este solo atino a decir que no lo convencía del
todo la interpretación.
Dicen que su eterno romance con
la muerte lo llevo de mano en mano de canción en canción,
"Todas mis canciones tienen una señal muy triste, siempre
terminan en muerte". Dicen que Castilla solía corregirle
los versos entre vino y vino, y la eterna broma que se repetía,
"Este Julito sé no va para arriba en cualquier momento".
Casi todo artista folklórico
hizo uso y abuso de tan delicado tema y esto se expandió
al rock nacional multiplicando las grabaciones y se sumaron artistas
internacionales que pusieron sus voces en esta vidala, algunos con
mas acercamiento espiritual que otros.
La sombra final
No podía ser de otra manera,
tenia que irse en las alas del mismo silencio que lo vio llegar,
acobardado por el aire enrarecido del hospital Christofredo Jacob
que espantaban las musas de este inigualable creador Salteño,
sabia de la música que le gusta a la muerte, sabia de su
indiferente impaciencia, sabia que la poesía nunca termina
en olvido, cruza los puentes reinventándose cada día,
en un silbido de gorrión o en la plaza donde muere un beso
apasionado, será por eso que cuando murió se paralizaron
las diosas y en delicada armonía despidieron al cantor del
pueblo.
Como un Orfeo de cristal nuestro
poeta supo desviar los cursos naturales de las palabras y llevarlas
hasta el altar mismo de la belleza, descifro el canto encendido
de las sirenas y comando la gran caravana de antorchas dispuestas
al hechizo.
Espíritu errante de sublime
alas nos dejo como un manto divino el mantra sagrado de su pluma,
de sus palabras quebradas, esa fibra invisible que nos ensambla
a la danza nocturna de los ángeles...
Dicen que cuando murió, aquella
tarde apurada, en Salta aparecían las primeras estrellas,
y en la televisión empezaba "División Miami"
cita obligatoria para muchos Salteños ya que era el único
canal que contaban y como Dios ya lo había acomodado muy
cerca suyo, quiso darle la justa despedida que merecía tan
alto poeta, en aquel viejo capitulo de la serie al entrar en un
burdel los protagonistas conversan con el soplón de turno,
mientras atrás de ellos, siete mariachis entonan la "Vidala
para mi sombra" de Julio Santo Espinosa, el poeta dejaba su
tierra entre vítores y alabanzas mientras su sombra se dormía
para siempre en el lento ritual de un doloroso adiós.
Noches blancas, astillándose,
contra la sangre del horizonte de un vino, de aquel vino fantasmal
que se apodero de todas las sombras, mientras la tinta de su alma,
lloraba en silencio por una melodía desconfiada que no volvería
a ver, el tímido corazón de una guitarra, que callaba
para siempre, dormida en la letanía de un ardido poeta.
Y tal vez deseas quedarte y no me
quieras seguir pero, a quién has de arrimarte ¡me tienes
tan sólo a mí! Achatadita y callada dónde podrás
encontrar una sombra compañera que sufra igual. Sombrita
cuídame mucho lo que tengas que dejar cuando me moje hasta
adentro la oscuridad".