Por
Ricardo N. Alonso
La región
andina del NOA es muy rica en nombres de origen indígena cuyo
significado resulta dudoso o se ha perdido para siempre. De dónde
provienen palabras como Acay, Arita, Arizaro, Caipe, Huaytiquina, Llullaillaco,
Socompa y Tastil. Un tema fascinante y de gran valor histórico
y turístico.
En un viejo diccionario
de quechua que consulté en una biblioteca de Jujuy, encontré
un manuscristo anónimo de sólo cuatro páginas que
contenían la descripción del origen de algunos topónimos
(nombre de lugares) de Salta y Jujuy.
El breve manuscrito del
cual por gentileza de la bibliotecaria obtuve una copia, no tiene fecha
ni autor y únicamente menciona que muchos de los términos
se deben al Ing. Luciano Frede y Sosa.
El origen de nuestros
topónimos regionales es un tema apasionante y a la vez muy controvertido.
Si bien han sobrevivido algunas palabras de origen quechua y aymara,
otras resultan difíciles sino imposibles de rastrear sus raíces
porque las lenguas que hablaban algunas de nuestras tribus indígenas
de los valles y la Puna se han extinguido para siempre sin dejar registros.
Muchos son los que se
han preocupado en realizar inventarios y estudios léxicos en
Salta. Un trabajo reciente en estas cuestiones corresponde al libro
de Olga A. Armata del Consejo de Investigaciones de la UNSa. De todas
maneras, los dos “clásicos” siguen siendo los trabajos
de Atilio Cornejo publicado en 1940 y el de José V. Solá
en 1949. Como dije, no siempre hay coincidencia a la hora de evaluar
un término y la mayoría de las veces las interpretaciones
de los distintos autores son absolutamente diferentes.
Aprovechando el manuscrito
de marras (en adelante el MAJ por manuscrito anónimo de Jujuy)
que contienen un total de 60 vocablos, rescato aquí algunos términos
de la geografía regional que me parecieron interesantes como
un nuevo aporte.
El cerro Acay
que se levanta en el borde la Puna cerca de San Antonio de Los Cobres
y que constituyen un icono para el Tren de las Nubes (y que además
no es un volcán sino un granito) figura como “escoria de
metal” y voz cacana por Solá, mientras que para Cornejo
es quechua y significa “estiércol”. En el MAJ dice
que viene del quechua “jacay” y que significaba “aquel”.
Nevado del Akay
Arita el famoso cono
que se encuentra en el Salar de Arizaro cerca de la mina de ónix
del mismo nombre, no figura ni en Solá ni en Cornejo. En el MAJ
aparece como palabra aymara y su significado sería “filoso,
punzante”, lo cual es absolutamente coincidente con el aspecto
estético de esa geoforma natural en la cual algunos creyeron
ver una pirámide construida por extraterrestres.
El Cono de Arita
En cuanto a Arizaro,
el nombre del salar salteño, que es el más grande de la
Puna argentina y el tercero de los Andes, luego del de Uyuni en Bolivia
y el de Atacama en Chile, figura tanto en Cornejo como en Solá
con el significado atacameño de “dormidero del buitre”.
En el MAJ figura como palabra quechua proveniente de “ari-saru”
que equivaldría a “huellas hirientes”.
Salar de Arizaro
Cualquiera que haya atravesado
el salar fuera del camino sabe de las asperezas de la sal fósil
que forman aristas filosas y punzantes que lastiman y destrozan pie
y calzado. La epopeya del transporte de ganado a pie a Chile tenía
como uno de los pasos al Salar de Arizaro y cientos de osamentas momificadas
todavía lo atestiguan.
Salar de Arizaro
- osamenta momificada
Otro topónimo
muy conocido es Caipe, una estación del ramal C-14, que tampoco
figura en Cornejo ni en Solá y que en el MAJ aparece como palabra
quechua que significaría un lugar de antiguas reuniones festivas.
Estación Caipe
Otra palabra famosa es
Huaytiquina, nada menos que el nombre de nuestro admirado ferrocarril
a la Puna. Para Cornejo puede tener dos acepciones; una combinación
de cacán y quechua que significaría “lugar de la
quina”, y otra “camino de flores” (ambas son aberrantes
porque en esa región hiperárida de la Puna no hay ni quina
ni flores). Por su parte Solá, toma lo de la quina y apunta siguiendo
a Storni que también puede venir de “región que
se ladea hacia el sol”. En el MAJ figura como palabra aymará
y significaría “abra del lamento”.
Paso de Huaytiquina
- Foto de Sebastián Vázquez Zarzoso
Otro ícono de
Salta es el Llullaillaco, uno de los volcanes más altos del mundo,
famoso también ahora por las extraordinarias momias encontradas
en su cumbre. No figura ni en Cornejo ni en Solá, mientras que
el MAJ aparece como palabra quechua que significa "un gran engaño".
Volcán
Llullayllaco
”Samenta",
un cerro con vetas de cobre ubicado entre los salares de Arizaro y Río
Grande, figura en Cornejo y Solá como palabra quechua que significa
descansar, mientras que en el MAJ la encontramos como derivada también
del quechua pero con el significado de “festejar” o lugar
de festejos.
Sijes es el nombre de
un importante distrito de minas de boratos en la Puna de Salta que no
figura ni en Solá ni en Cornejo, mientras que en el MAJ dice
que es palabra quechua y que viene de silbido, queriendo significar
el “lugar donde el viento silba”.
En cuanto a Socompa,
otro término emblemático de la Puna, Cornejo se limita
a decir que es voz atacameña, mientras que Solá siguiendo
a Storni, dice que significaría o bien “terreno de color
verde” o “del otro lado de los cerros”, mientras que
en el MAJ figura como una palabra quechua que significaría “abrigarse,
pasamontañas”.
Santa Rosa de
Tastil - Foto José de Guardia de Ponté
Con respecto a Tastil,
nombre del poblado y de la importante ciudad prehispánica descubierta
por el sueco Eric Boma, a principios de siglo, Cornejo la hace derivar
de “lugar” y “golpear” a lo que se adhiere Solá.
En el MAJ figura como palabra quechua que significaría “aplanado,
chato”. Aún con la incertidumbre del origen, conocer el
posible y mejor origen de los topónimos es esencia sobre todo
cuando se trata de atender las genuinas ansias de información
de los turistas.
Artículo
publicado en El Tribuno 02-10-2000 - Transcripción y corrección
Sara Graciela Lapad.