La Primera Bandera y su destino |
Por Rafael Gutierrez E La propuesta fue rápidamente acogida por el gobierno del incipiente Estado, debido a su practicidad, pues ya había en uso distintivos similares que se utilizaban por regimiento. La nueva insignia permitía reconocer a todas las tropas que combatían del mismo bando, por tal motivo fue notificado su uso inmediatamente a todos los frentes y los oficiales al mando acataron. Entusiasmado
con la aceptación de su propuesta, Belgrano se encontraba
en la preparación del acto del 25 de Mayo en Rosario de
Santa Fe y notó que no contaba con una bandera para la
ocasión, entonces ordenó confeccionar una con los
mismos colores de la escarapela. Con la nueva enseña
celebró el 25 de Mayo en Jujuy, haciéndola bendecir
por un sacerdote salteño, el Dr. Juan Ignacio Gorriti,
luego los soldados la juraron y saludaron con salvas de
artillería. Como era un acto cívico, las
autoridades civiles y los ciudadanos no estuvieron ausentes Todo
fue comunicado por Belgrano al gobierno del cual dependía,
pero con la lentitud de las comunicaciones de la época no
tuvo contestación hasta marzo, cuando se encontraba
movilizando tropas y lejos de las ciudades. El Gobierno le reproclamaba las atribuciones que se tomaba y lo grave del acto en cuanto afectaba la imagen que trataban de presentar ante el extranjero y ante los líderes realistas. Finalmente le ordenaron que discretamente se deshiciera de esa bandera mientras le remitía un estandarte para que lo usara como divisa de regimiento. Belgrano se excusó explicando que tomó colores que ya habían sido reconocidos como distintivos pero que, acatando lo que se ordenaba, iba a hacer desaparecer la bandera si dejar rastros de ella. Para justificarse ante las tropas que habían jurado morir ante la nueva enseña dijo que la guardarían hasta que la gran victoria final justificara que sea enarbolada en un nuevo país independiente. C El Gral. Belgrano inició la retirada con el famoso Éxodo Jujeño y continuó con los planes hasta llegar a Tucumán, allí los revolucionarios se negaron a seguir cediendo terreno y reclamaron que se diera batalla allí. La Batalla de Tucumán fue un triunfo militar, moral y estratégico porque permitió que se retomara la ofensiva. Por supuesto, la siguiente plaza fuerte era Salta, entonces todos reclamaron que el gran triunfo era un hecho y que la Bandera debía volver a encabezar al ejército. Belgrano, que era fácilmente entusiasmable, desplegó la nueva insignia en la marcha hacia Salta. El
31 de enero de 1813 se instaló en Bs. As. la Asamblea
Gral. Constituyente con la intención de constituir el
nuevo Estado Nacional a través de la Declaración
Forma En el avance se produjeron varias escaramuzas que pusieron a los realistas al tanto del avance de Belgrano, pero confiaron en que Salta era una plaza fácil de defender por su inaccesibilidad. Sin embargo. Belgrano sabia todos los movimientos realizados en la ciudad porque la red de espionaje compuesta por mujeres y paisanos lo mantenía permanentemente informado. Si bien la batalla parecía destinada al fracaso, el Cnel. Apolinario Saravia, conocedor de la zona, puso a Belgrano al tanto de un camino desconocido para los realistas. De modo que la mañana del 20 de febrero, Pío Tristán se encontró con un ejército formado para dar batalla en un campo donde no lo esperaba. Dicen que exclamó: ¡Sólo que fueran pájaros!. La Batalla de Salta fue muy confusa, por momentos las tropas revolucionarias creyeron que perdían el día, pero la aparición de Martina Silva de Gurruchaga por el Oeste con gauchos y paisanos desconcertó a los realistas y volcó la suerte de los combates. Así la Bandera Nacional tuvo un glorioso bautismo de fuego que Belgrano coronó con la capitulación en la que concedió el honor de las armas a los vencidos. El triunfo de Salta hizo avanzar a los revolucionarios hasta e1 Alto Perú y en Potosí Belgrano hizo acuñar la moneda con el Escudo Nacional que había aprobado la Asamblea del Año XIII. Belgrano no era militar, era más bien un estadista, por ello se dedicó más a administrar las nuevas conquistas que a asegurarlas o ampliarlas, por tanto cuando los realistas retomaron la iniciativa lo sorprendieron en Vilcapugio y Ayohuma. La retirada fue penosa, se perdieron hombres y equipo, pero para proteger la Bandera, Belgrano fue a la iglesia de Macha, un pueblo cercano al teatro de operaciones, y escondió la Enseña detrás de un cuadro. Pasado el desastre, Belgrano fue reclamado por el Gobierno de Bs. As. para iniciarle un proceso por las derrotas que había sufrido. Después de eso fue relevado y enviado a misiones diplomáticas. De hecho todos se olvidaron de esa primera Bandera Nacional, se hicieron otras pero la primera quedó en el descuido hasta que muchos años después de que terminar la guerra, el párroco del lugar se dio a arreglar y limpiar el viejo templo y sus imágenes, así fue que encontró la gloriosa Bandera. La Enseña fue enviada al Museo de la Independencia en Sucre y ahí conserva en una vitrina donde uno puede sorprenderse ver los colores invertidos, azul al medio y el blanco a los lados. La recuerdan como Bandera de Macha y el Gobierno de Bolivia le cedió a Salta una réplica, pero nuestra Bandera original, aquella que enarboló Belgrano por primera vez, duerme su sueño de gloria en Bolivia. Publicado en Informes de Salta la Nuestra - Nº 26 setiembre de 2001 |