Por Andrés Mendieta
"En momentos de apuro, montaba a caballo, recorría las filas, arengaba las tropas. Frente a los escuadrones gauchos, gaucheaba sin titubear. De niña cabalgaba en pelo, criada en el campo conocía a sus hombres y sus árboles, sus costumbres y sus voces."
( Bernardo González Arrili)
los 90 años falleció en Salta, un 7 de junio, la ilustre patricia María Magdalena Dámasa Güemes Magdalena Güemes de Tejada, hermana del héroe de la nacionalidad como ya fuera reconocido el General D. Martín Miguel de Güemes.
Al calificarla de "ilustre patricia" no tengo el ánimo de engrandecer la figura de esta salteña, sino hacer justicia con su accionar para concretar los ideales del "Primer Grito de Libertad".
Macacha –conocida así en su época y en el futuro – poseedora de una personalidad tan destacada, se imponía donde quiera se encontrara dado que con igual idioma y cariño se comunicaba con todos: humildes o poderosos, con igual delicadeza y simpatía, tanto es así, si algún aficionado o estudioso de la historia se aprestara a inclinar sus investigaciones vinculada a la historia de la mujer salteña, se destacaría en primera línea la figura de doña Magdalena Goyechea por su entrega a la vida y a la causa por la libertad americana.
Esta joven a los 23 años se destaca por sus dotes como patricia, nació el 11 de diciembre de 1787, destinó algunas dependencias de su casa en una fábrica de confección de uniformes para los soldados de la Partida de Observación organizada por su hermano Martín Miguel, para impedir que por la puna jujeña se evadieran los antirevolucionarios o tolerar el ingreso de apoyos en favor de los sediciosos.
Desde aquel momento se convirtió en su más apasionada colaboradora del hoy ya "héroe nacional"; supo aprovechar sus cualidades; su extraordinaria imaginativa y posición económica para ejercer tareas aventuradas, esencialmente cuando los realistas irrumpían la ciudad de Salta y Güemes los embestía con todos los medios a su alcance.
Además, poseedora de una gran sagacidad política, la puso al servicio de su hermano en las circunstancias más dificultosas, como en 1816 cuando estuvo a punto de concretarse el enfrentamiento entre las fuerzas de José Rondeau con las milicias de Martín Miguel de Güemes, hecho conocido como "Pacto de los Cerrillos".
José Rondeau, nacido en Buenos Aires, se unió a los patriotas al mando de las fuerzas del Alto Perú, fue derrotado en la batalla de Sipe-Sipe y confrontado con Güemes lo declaró "reo de Estado" al no conseguir que el caudillo gaucho restituyera las armas inutilizadas que se apropiara en Jujuy para equipar a sus gauchos.
Rondeau acometió sobre Salta siendo su permanencia muy desagradable. Las tropas desacataban las órdenes, los pobladores comenzaron a emigrar por la falta de recursos para las subsistencias y medios de movilidad, los gauchos les cerraban las acequias y le sustraían caballos y vacunos.
Una guerra de recursos demoledora. Macacha, que se había quedado en la ciudad desenvolviéndose como mediadora, obtuvo una conferencia entre los jefes enfrentados quienes suscribieron un compromiso de no agresión, pacto que es conocido como la "de los Cerrillos".
José San Martín, encontrándose en Mendoza, al conocer la feliz solución al conflicto se expresó así: "Más que mil victorias he celebrado las mil veces feliz unión de Güemes con Rondeau. Así es que las demostraciones en ésta sobre tan feliz incidentes han celebrado con una salva de veinte cañonazos, iluminación, repiques y otras mil cosas".
No pretendo hacer más historia para honrar a esta matrona salteña, casada con Román Tejada. Cuando Macacha se hallaba en su casa de La Amargura y de Yocci (hoy Balcarce (ex de la Amargura) y España (de la Victoria) en la noche del 7 de junio de 1821 llegó Güemes respondiendo a un supuesto llamado de su hermana, pero luego se dieron cuenta que era parte de una estrategia de los realistas que pretendían sorprenderlo al "mártir de la patria" -él único jefe militar muerto en el campo de batalla- abandonó el hogar y al disparar escoltado por sus "Infernales" fue mortalmente herido para morir diez días después.
Macacha continúo participando de los sucesos políticos de la provincia, con la valentía que la distinguía. Intervino en la llamada "Revolución de las Mujeres" que, con el apoyo militar de Pablo Latorre derrocaron al gobernador Fernández Cornejo y pusieron en el cargo al general doctor José Ignacio de Gorriti.
Más tarde, en 1824, participó en un acto sedicioso en oposición al general Juan Antonio Álvarez de Arenales "y nuevamente contra el General José Antonio Fernández Cornejo once años después, provocando la delegación del mando de éste en manos del general Felipe Varela", según María Teresa Cadena de Hessling.
Macacha Güemes murió en su ciudad natal el 7 de junio de 1886 y, por su carisma el pueblo la llamaba "la madre del pobrerío".
Julio César Luzzatto, en su Obra Poética en el capítulo que titulara como "Güemes y otros cantares" le dedica a "Macacha" la siguiente producción poética:
MACACHA
"Era un junco del minué
la hermana del guerrillero.
Con su talle se enjoyaban
los coloniales espejos.
Al recibir su mistela
se inclinaban los caballeros,
el zapato con hebilla
y la camisa con vuelos.
Quién la viera en el caballo,
con la chaqueta de cuero,
cubrir vacantes de sangre
en los rudos entreveros.
El poncho en sus hombres cura
nostalgias del terciopelo.
Se han hecho para la guerra
sus ojos color de acero.
Como su hermano Martín,
jineteó potros en pelo,
corrió ganado en el monte,
bebió chicha con el pueblo,
y cuando suene el clarín
galopará selva adentro,
entre lapachos y cardos,
entre chalchales y ceibos,
casi todas flores rojas,
como si el monte guerrero
sólo floreciera sangre
a tono con esos tiempos.
Macacha, Macacha Güemes
se ha contagiado de hierro.
Ya no la nombran los pianos;
los pianos quedaron lejos.
Para siembre la ganaron
las espuelas sin sosiego,
los tambores de voz ronca
y el clarín del entrevero