Marta
de la CUESTA FIGUEROA
INTRODUCCIÓN
En los últimos años del siglo que se
fue, los historiadores de nuestro continente han iniciado
una seria investigación sobre la importancia
de la familia. El análisis de la familia iberoamericana
puede profundizar el estudio de los personajes históricos,
de aquellos hombres y mujeres que se han destacado en
el campo de la política, la ciencia, las artes,
etc.
Y en esta nueva visión del pasado el historiador
debe buscar la ayuda de investigadores de otras disciplinas
y así sociólogos y psicólogos,
han podido ser los que le aportan una valiosa colaboración.
La familia, su constitución, su posición
en la sociedad, ofrece datos muy precisos de la personalidad
de cualquier personaje estudiado.
Aquella definición clásica que repetimos
casi de manera automática cuando decimos que
la familia es la célula básica de la sociedad
es válida hasta hoy, en que la familia ha sufrido
una transformación considerable y ese “núcleo
básico” se presenta un tanto distorsionado.
Es necesario conocer las partes de la familia tradicional
para que siga siendo modélica y que, a pesar
de sus defectos se respete y se siga construyendo a
través de ese ejemplo, quizá moderni-zando
algunos aspectos como lo son el lograr una mayor participación
de los miembros de la familia en los asuntos que le
atañen a todos, el respeto mutuo, la toma de
decisiones consensuadas.
En los últimos trabajos que realicé
sobre Martín Miguel de Güemes, me ocupé
de su familia justamente por los motivos que acabo de
expresar. En resumen, la familia no puede permanecer
invisible, sino que debemos esforzarnos por relacionarla
con la sociedad y con la política. De ahí
lo importante que es tomar contacto con la familia Güemes
Goyechea, en la que nacerá nuestra máxima
figura histórica. Y en esta ocasión analizaremos
la figura troncal de Ga-briel Güemes Montero, padre
del general. Se da en él, todas las características
del padre espa-ñol, tan bien descripto en tantas
crónicas por Bernardo Frías. Y contamos
con muchas ventajas para analizar su trayectoria de
hombre influyente, casado con mujer principal y muy
rica, que tendrán hijos americanos.
Esa ventaja está dada en la vida pública
de Gabriel Güemes Montero. Al ser un funcio-nario
real del virreinato del Río de la Plata, o digamos
mejor de la Gobernación Intendencia de Salta
del Tucumán que pertenecía a dicho virreinato,
su labor está documentada. Contamos con documentos
que nos hablan a las claras de su actuación y
de los que podemos colegir datos per-sonales que hacen
al hombre, al padre que fue.
En España
Don Gabriel de Güemes Montero nació el
21 de mayo de 1748 en Abionzo, valle de Carriedo, arzobispado
de Burgos, provincia de Santander. Sus padres fueron
don Manuel de Güemes Montero y doña Francisca
Bárcena Gómez Campero de Zorrevilla, naturales
de Albionzo. Hay certificaciones del estado de hijosdalgo
de esta familia ilustre y antigua.
Gabriel comenzó a servir al rey desde 1770
(con 22 años) y el 3 de marzo de 1777 el rey
Carlos III lo designó Tesorero Oficial Real de
las Cajas de la ciudad de Jujuy. Hasta entonces se había
desempeñado en la Tesorería General del
Reino en Madrid.
¿Cómo había tomado Gabriel este
nombramiento? Significaba un cambio total en su vida.
Tenía que abandonar una existencia tal vez no
brillante pero si previsible y cómoda en la capital
del imperio. Pero también hay que recordar que
en 1777 Güemes Montero tenía 29 años,
estaba soltero, sin ataduras familiares y la oportunidad
de iniciar una carrera en Indias no era para desaprovechar
aunque el lugar donde iba a desempeñarse era
una ciudad de poca monta.
¡Qué difícil es el desarraigo
pero qué emocionante cambiar de panorama, y su
protago-nista de la aventura americana! Cierto es que
ya había pasado la etapa del descubrimiento y
de la conquista de la fundación de ciudades,
de las empresas y se había entrado en una etapa
“buro-crática” más calmada
pero siempre renovada.
El año anterior a su nombramiento se había
creado el virreinato del Río de la Plata. To-davía
no se había instaurado el régimen de Intendencias.
Había, pues, todavía mucho que hacer y
proyectar.
Lo primero que hace don Gabriel es aceptar su cargo
y solicitar a un amigo, José Gutié-rrez
de Arce, la suma de $ 300 para pagar sus gastos de traslado.
Al parecer lo acompañaría en el viaje
don Antonio Güemes y un joven criado, pero su pariente
desistió y viajó acompañado del
criado José Gómez.
Después de largos trámites embarcó
desde el puerto de Cádiz en el navío Príncipe
Carlos de Borbón rumbo a Buenos Aires. Tenía,
ya lo dije, 29 años y hasta su muerte, ocurrida
30 años después, no dejaría Salta
y Jujuy donde construirá un nuevo destino.
Las Cajas Reales estaban en Jujuy, pequeña
ciudad siempre descripta por la belleza de sus paisajes,
la frugalidad de sus habitantes y la austeridad de su
diario vivir.
En un oficio de Juan B. del Castillo a Gálvez,
vemos que la familia más poderosa de Jujuy es
la de los Goyechea (o infinitos), compuesta por 90 parientes
y que sólo había 50 veci-nos de lustre.
No eran muchos los elementos que se comerciaban, lana
de vicuña y guanaco, azúcar, etc.
En 1778 de 76.000 habitantes en el Tucumán,
11.565 pertenecían a Salta y 13.619 a Jujuy.
Este mismo censo dice que en Salta, entre españoles
y criollos había 3.184 indios y 3.010 mulatos,
zambos y negros libres 3.986 mulatos, zambos y negros
esclavos 1.339.
Jujuy:
españoles y criollos 653
indios 11.081
mulatos, zambos y negros libres 1.445
mulatos, zambos y negros esclavos 340
El grupo social: Gorriti, Goyechea, Zegada, Aráoz,
de la Cuadra, Bárcena, Pueyrredón, Quintana,
Carrillo, Tezanos Pinto.
Matrimonio
Avalado por las mejores referencias llegó el
joven funcionario a la pequeña ciudad de Tucumán.
¡Qué revuelo habrá causado entre
las jóvenes de ese corto vecindario! Los forasteros
han tenido siempre la virtud de poder elegir entre lo
más granado por esa aureola romántica
que les da el misterio de su llegada a lo que se agregaba
la importancia de su cargo y su madura juventud.
No le debe haber sido difícil conocer a los
Goyechea y así poder alternar con la muy joven
Magdalena Goyechea, de 16 años. El era 13 años
mayor que ella. Magdalena estaba en una edad inmejorable
para contraer matrimonio: si el Concilio de Trento había
fijado como 12 los años en que una mujer podía
casarse, los 16 eran más que adecuados para formar
una familia y tener la responsabilidad que esta conlleva.
Magdalena era hija del Maestre de Campo, don Martín
Miguel de Goyechea y de doña Ignacia de la Corte
y Rosas. Todos criollos nacidos en Jujuy. Martín
Miguel de Goyechea descendía por parte de su
madre del fundador de Jujuy, Francisco de Argañarás.
Bernardo Frías describe a Magdalena como una
mujer esbelta y alta, arrogante, con una cabeza echada
hacia atrás, con orgullo, su cara redonda y pequeña.
Sólo después de tener sus hijos se hizo
corpulenta y pesada y aún así era -como
en su juventud- buena jinete.
Sus bienes fueron cuantiosos: la estancia El Bordo
y El Paraíso una estancia al Poniente de la ciudad
de Salta, otra en Jujuy, esclavos, platería,
joyas. Por eso es que el Tesorero expresa que “sólo
había metido al matrimonio la precisa decencia
de su persona, lo bien rentado de su cargo.” Percibía
menos de 200 pesos al mes.
Fecha de casamiento: Jujuy 31 de mayo de 1778.
Casa
Según Ricardo Rojas, de acuerdo a un censo
de 1779, el hogar de Güemes Montero era una casa
de Señores, con servicio de indios y esclavos,
en un total de 10. Los padres de Magda-lena tenían
28 criados.
Muchos historiadores sostienen que la casa de los
Güemes estuvo en la calle España entre 25
de Mayo y 20 de Febrero, a mitad de cuadra. Otros hablan
de la casa de Graña en Case-ros 483, entre Buenos
Aires y Córdoba.
Biblioteca
Las leyes de Indias, La Nueva Recopilación.
La política para corregidores de Bobadilla. El
Quijote. Obras jurídicas literarias, económicas,
de corte religioso y social. Novelas. Obras históricas,
filosóficas. Era uno de los pocos suscriptos
en Salta del “Telégrafo Mercantil”,
el primer periódico porteño publicado
entre 1801 y 1802.
Se ha encontrado un borrador de un informe de la Tesorería
de Salta, del que es autor Güemes Montero y que
está dirigido al Gobernador Intendente.
Es un documento muy interesante porque describe la
personalidad del Tesorero como si estuviéramos
leyendo un manifiesto, muestra su forma de pensar. Este
documento está en el Archivo Histórico
legajo 1792/93. Carpeta 20, Exp.45, bajo el título
“Borrador de un amplio informe de la Tesorería
de Salta, referente en especial al ramo de sisa”
dirigida al Gobernador Intendente.
Está formado por 23 puntos, de los que tomaremos
algunos al azar aunque en el trabajo definitivo realice
la transcripción completa.
1.- Lo más apreciable, lo más noble,
lo más exquisito del hombre es el honor. Para
con-servarlo ileso en la corta o larga carrera de la
vida es inevitable vigilancia entereza y constante estudio
y aún así son pocos los que lo consiguen
cabalmente y con generalidad, porque consis-tiendo en
el modo de aprender de los extraños es en extremo
difícil se combinen los conceptos.
2.- Por la reputación todo debe aventurase…
3.- Todos los destinos son de difícil desempeño.
En el punto 5 afirma que no hay carrera más
expuesta a conciliarse el odio común que la Real
Hacienda, porque consistiendo ésta en la exacción
de intereses que tanto preocupaban al entendimiento
humano, muchos por evadirse vigilan y discurren con
insensibilidad.
En el punto 6 aclara que su procedimiento ha sido
siempre público, han sido por providencia de
Dios tales cuales las leyes dictan. Expresa que no han
cabido ni los sobornos ni los cohechos ni los disimulos.
En el punto 18 dice “No hay atrevido como el
ignorante. Ninguna razón le conviene, todo su
interior se convierte en sospechas y comúnmente
cuenta como positivo lo que en su caletre se le figuró.
Embebido entre sus dudas nada discurre con acierto…
Obra de Güemes Montero fueron las “Instrucciones
para el gobierno de las temporali-dades de todas las
reducciones de la Provincia”. Redactadas en cumplimiento
de los decretos de 30 de septiembre y 14 y 17 de diciembre
de 1797. Constan de 34 puntos uno de los cuales se refiere
al trabajo de los indios en los ingenios azucareros
de las Haciendas de La Viña (Campo Santo) y de
San Lorenzo, Ledesma, Río Negro y San Lucas (Jujuy).
Contiene aplicaciones de la Recopilación de las
leyes de Indias y conceptos de administración
y gobierno.
Ordena que el Cura que administre cada una de las
reducciones otorgue parcelas para cultivar arroz, maíz,
zapallo, porotos, legumbres para alimentar a los indios
de la reducción. Asimismo estaban los curas para
hacer cultivar algodón y tener telares para proveer
a los indios de ropa. Este documento es un ejemplo de
derecho laboral de la época, porque ordena respetar
un horario de trabajo, manda que se evangelicen los
naturales y que se les enseñe a los niños
las primeras letras.
Persigue la embriaguez y la vagancia. Recién
a los 14 años se podía comenzar a trabajar
en los campos. Exige moderación y prudencia para
lograr el buen trato con los reducidos.
Sobre su trabajo
El gobernador Andrés Mestre (24-10-1788) al
virrey marqués de Loreto:
“Don Gabriel Güemes Montero, Tesorero Ministro
Principal, sirve en este empleo desde enero de 1778
por Real Título de 21 de enero de 1777 con el
sueldo de 2000 anuales, por el art.94 del Reglamento
de Intendencia”.
En varias ocasiones Güemes Montero pide a vecinos,
comerciantes y funcionarios de Jujuy y de Salta que
informen sobre “mi desempeño de mis respectivos
Ministerios” y extiende una especie de cuestionario:
1° si les consta de mi diaria asistencia al Tribunal
y si en el despacho se les detiene, molesta o incomoda
o por el contrario que digan si han hallado en mí
toda suavidad, prontitud y buen modo en cuanto ha dependido
del servicio del Rey.
Digan si para percibir y cobrar los Derechos Reales
o Municipales usó de tiranía, vio-lencia
y mal modo, o en contrario si me valgo de la debida
suavidad, dulzura y buen modo…
Contestan personas de lustre de Jujuy, como José
de la Cuadra, Administrador de las Reales Rentas de
Tabacos, naipes y correos, o el coronel de Milicias
y Gobernador de Armas de Jujuy, don Gregorio de Zegada
o el acaudalado vecino Manuel Sánchez de Bustamante
y todos contestan destacando la probidad y buen desempeño
del Tesorero. Sánchez de Bustamante dice que
le consta la benignidad de su genio y destaca su desinterés
e ilustres procedimientos.
Andrés Mestre
“Certifico en cuanto debo y puedo al Rey nuestro
Señor y tribunales que no he tenido la menor
queja sobre la conducta y buenos procedimientos de don
Gabriel Güemes Montero y si una general aceptación
de todos los provincianos en particular los del comercio,
porque su afa-ble trato y persuasiva para exigir los
Reales y Municipales derechos … de suerte que
el dilatado mérito que ha contraído desde
su infancia, su justificada nobleza, su instrucción,
su sumo desin-terés su vida ejemplar, su honor
y demás bellas cualidades que le adornan, le
hacen acreedor a los ascensos del piadoso real agrado…”.
Sus últimos años
El 5 de marzo de 1796 Gabriel Güemes Montero
se dirige al Gobernador Intendente solicitando un año
de licencia “para reponer mi salud extenuada”.
Y el Protomédico Bachiller Miguel García
y García certificó la necesidad de un
descanso por “la propensión de su naturaleza
a frecuentes catarros; por la continua atención
y trabajo en la oficina de su cargo y por otras causas
que han hecho sentir en este pueblo la gradación
a endémica, la annal enfermedad reumatismo, se
halla en el día con otra indisposición
vaga y con los agregados de erupción cutánea
de bastante renuencia con una úlcera rebelde
en el labio infe-rior, con vértigos, flatos,
indigestiones, vigilias y adinamias”.
5 de marzo de 1796
José Francisco Tineo, que sería el segundo
marido de doña Magdalena Goyechea, con la que
tendría un hijo, Cupertino, en este momento es
el apoderado de don Gabriel y se dirige al gobernador
D. Ramón García Pizarro.
“Que hallándose esta mi parte en el más
deplorable estado por su salud tan quebrantada, suscitada
de la insoportable tarea con que para desempeñar
su vasto encargo, lo animan senti-mientos de honor,
originarios de su ser; y haber los médicos mandándole
tome aires y varíe de aguas, ha de V.E. dignarse
para este efecto concederle licencia por el término
de seis meses o por el que sea de su superior agrado
con el respectivo sueldo por entero según está
resuelto”.
A todo lo expuesto se agregaba un pertinaz dolor de
cabeza. Quería ir a reponerse a Jujuy, adonde
llegaría montado en caballo.
Testamento
Muere el 12 de noviembre de 1807. En su testamento
nombra como albacea a su mujer Magdalena de Goyechea.
Sus herederos, son sus hijos: siete varones y dos mujeres.
Juan de Dios Tomás Manuel
Martín Miguel
Gabriel José
Magdalena Damaria
Francisca Josefa
José Francisco
Juan Clímaco
Benjamín
Manuel Antonio Isaac
Napoleón Quintín José
Pide que se lo entierre con sencillez en San Francisco
y que se le coloque cordón y escapulario de la
orden tercera.
Declaró que cuando me casé solo metí
al matrimonio la precisa decencia de mi persona…
Muere a los 59 años. La partida de defunción
fue efectuada por el Teniente de Cura don Manuel de
la Cuesta.
Cuando murió Güemes Montero dejó
huérfanos de corta edad. El murió en 1807,
Isaac y Napoleón nacen en 1805, José en
1803. Magdalena y Francisca ya estaban casadas y Martín
Miguel tenía 22 años.
Y volviendo al principio. Creo por todo lo dicho que
la de Güemes fue una familia ejemplar, y que el
padre supo vivir de acuerdo a sus convicciones.
Como murió en 1807 no vio los cambios que se
darían a partir de 1810. Pero si los vi-vieron
sus hijos, quienes actuaron de acuerdo a las circunstancias
que les tocaron vivir. Y de eso se trata la familia:
de formar en libertad a los hijos para que puedan vivir
en el tiempo que les corresponde con valentía
y buena disposición.
Y así lo hizo la familia de Güemes Montero.
Y esta es la manera con la que he querido homenajear
en este día a Martín Miguel de Güemes:
destacando la figura de su padre. Nada más. Gracias.