1. La misión
encomendada a Martín Miguel de Güemes
Don Martín Miguel de Güemes fue
el supremo defensor de la libertad y la independencia
de las provincias argentinas desde mediados de 1816
y hasta su muerte, el 17 de junio de 1821.
Esta afirmación se fundamenta en dos
verdades indiscutibles. La primera verdad es la decisión
adoptada por el Director Supremo de las Provincias Unidas
don Juan Martín de Pueyrredón, tras entrevistarse
con Güemes en los Fuertes de Cobos (Salta)) el
15 de junio de 1816.
Pueyrredón se dirigió al general
José Rondeau, jefe del Ejército del Norte
con asiento en ese momento en Jujuy diciéndole:
“Tome VS. cuantas medidas sean necesarias para
poner en movimiento todo el ejercito de su mandato en
retirada para la ciudad de Tucumán….De
las piezas de montaña entregará también
V.S. dos con su competente tren y municiones al dicho
señor coronel Güemes, a cuyo cargo, actividad
y celo queda confiada la defensa de las provincias y
la seguridad de ese Ejército” (Confróntese
LUIS GÜEMES, Güemes documentado, tomo 3, páginas
394 y 395).
La otra verdad es la que sigue: El Gobernador
de Salta don Martín Miguel de Güemes defendió
las provincias que forman la Nación Argentina,
recurriendo a las milicias gauchas salto-jujeñas.
Contuvo y rechazó las invasiones españolas
desde mediados de 1816 hasta mediados de 1821, muriendo
en la contienda. Evitó que los invasores consiguieran
su propósito de llegar hasta Buenos Aires, para
lo cual puso en pie de guerra a Salta y Jujuy (Confróntese
los tomos 3 a 12 de Güemes documentado).
2. El sacrificio salto
jujeño.
Salteños y jujeños integraron
las milicias gauchas que comandó Güemes.
Consta que en 1818 el ejército de Güemes
sumaba 6.610 hombres. El 85 % eran milicias gauchas
y sólo el 15% tropa de línea.
Pese a ser tan grande este aporte, no fue
el único. Dado que el gobierno central no remitía
los medios necesarios para enfrentar al enemigo, el
gobernador de Salta debió recurrir a las contribuciones
obligatorias. Los pudientes de Salta y Jujuy tuvieron
que hacerse cargo de los gastos de guerra, tanto de
los víveres y la vestimenta de los combatientes
como de los caballos, los fusiles, las balas, la pólvora
y demás elementos necesarios para combatir.
A partir de 1818 se prohibió también
el intercambio comercial con el Alto Perú, a
efectos de evitar que los españoles estuvieran
mejor montados y armados que los defensores. Más
de una vez el gobernador Güemes dispuso la evacuación
de las ciudades de Salta y Jujuy y el retiro de todo
lo que podía ser de utilidad para el enemigo
y más de una vez mujeres y niños colaboraron
en la defensa, cumpliendo misiones auxiliares.
3. Triunfo
total de Güemes en la defensa de las provincias.
A mediados de 1820 Martín Miguel de
Güemes y los salto-jujeños habían
triunfado totalmente en la defensa de las provincias
argentinas. Al enterarse el general Joaquín de
la Pezuela, virrey del Perú, que el general José
de San Martín ya estaba en condiciones de partir
con su ejército desde el puerto chileno de Valparaíso
con el objeto de libertar a los peruanos, decidió
que la mayor parte de las fuerzas del Alto Perú
pasaran al Perú.
Fue éste el momento en que los españoles
dejaron de intentar recuperar la posesión de
las provincias argentinas y, por ende, la pretensión
de llegar hasta Buenos Aires. Por lo tanto, también
cabe señalar que la partida de San Martín
de Chile para libertar el Perú, fue la mejor
contribución que el Libertador hizo a la defensa
de las provincias argentinas. Fue un aporte indirecto
pero de sumo valor.
4. La frustrada ofensiva
de Güemes.
Antes de partir de Chile el general San Martín
y su ejército designaron a Güemes general
en jefe, pidiéndole que se dirigiera por tierra
al Perú. Le encomendaron que avanzara con sus
milicias por la región altoperuano, a fin de
auxiliarlos en la misión de destruir el principal
centro español en América del Sur ¡Güemes
había triunfado en la defensa de las provincias
argentinas y se le requería que pasara a la ofensiva!
El prócer se puso de inmediato en campaña.
Como no había autoridad central desde febrero
de 1820 (los caudillos del litoral vencieron en la batalla
de Cepeda al Director Supremo, motivando la extinción
del Congreso y el Directorio) solicitó el reconocimiento
en el cargo y el auxilio pecuniario de las demás
provincias. Obtuvo el reconocimiento pero ninguna provincia
le envió el auxilio que necesitaba. Dedujo entonces
que al igual que en la defensa, sólo podría
recurrir a los salto-jujeños.
5. Rebelión del
Cabildo y muerte de Güemes
Esta vez los pudientes salto-jujeños
se negaron a seguir siendo ellos solos los sostenedores
de los gastos de guerra. El 24 de mayo de 1821 el Cabildo
de Salta aprovechó que Güemes se encontraba
en Rosario de la Frontera y lo dispuso del cargo de
gobernador. Güemes retornó de inmediato
a la ciudad de Salta y recuperó con facilidad
el poder.
Empero las fuerzas españolas que habían
quedado en el Alto Perú se enteraron que los
cabildantes salteños querían deponer al
gobernador y enviaron una división para auxiliarlos.
Esta división avanzó sin que Güemes
lo supiera y puso sitio a la ciudad de Salta. Güemes
pudo forzar el cerco el 7 de junio de 1821 pero fue
herido mortalmente al hacerlo. Murió diez días
después en la Cañada de la Horqueta, a
33 Km. al sudeste de la capital de la Provincia.