Por Ricardo Federico Mena 
          
rovenía nuestro personaje, de una importante familia del país vascongado. Ya el   apellido Gauna, en el viejo idioma de los vascos significa “cima” traducido a   nuestra lengua cervantina. Sus ascendientes habían llegado a las playas del   Plata con las huestes de don Pedro de Mendoza, pues un Pedro Ruiz de Gauna lo   había hecho en el año 1536, suscribiendo una página heroica en la historia de   América. 
            
            Este antepasado de nuestro héroe, había nacido en el pueblo de   Alegría (Provincia de Álava) y era hijo de don Tomás Ruiz. Otro Ruiz de Gauna,   don Pablo fue Regidor del Ilustre Cabildo de Buenos Aires en el año 1750. Esta   era la sangre que corría por las venas de don Calisto, un origen noble y de   recia varonía. 
            
            Encontramos a don Calisto, en los opulentos días de Salta   de fines del siglo XVIII, cuando al decir de don César Perdiguero “la pobreza   era una virtud desconocida”. 
            
            Nació en la ciudad de Salta un día, de   alrededor del año 1748, y era hijo de don Juan Calisto de Gauna, y de doña María   Josefa Báez, casados en el año 1743, siendo su abuelo don Pascual Ruiz de Gauna,   natural de Gauna en la provincia peninsular de Álava. 
            
            Estuvo dedicado a   las faenas rurales y al comercio con el Alto y Bajo Perú, donde logró amasar una   considerable fortuna. Pasó su niñez en la localidad de Cerrillos, dedicado al   aprendizaje de las faenas rurales y al comercio, como lo comentáramos   recientemente. Fue uno de los hombres más distinguidos de su época. Se desempeñó   como Alguacil Mayor y como Comandante de Milicias de la Intendencia. Ocupando el   primero de los cargos nombrados se produjo el pronunciamiento del Cabildo de   Salta, en la jornada del 19 de julio de 1810. Mediante este Pronunciamiento La   Junta salteña resolvió plegarse al movimiento del 25 de mayo. Como consecuencia   de ello, don Nicolás Severo de Isasmendi-Gobernador realista-, hizo encarcelar a   todos los cabildantes en la parte superior del mismo edificio. Logró escapar y   viajar a Buenos Aires con la noticia en sólo 8 días. Tamaña hazaña donde debió   recorrer nada menos que 352 leguas, habla por sí sola de su acendrado   patriotismo.
             
            Cuenta la historia que sufrió como consecuencia de este   viaje una severa inflamación de sus piernas, que lo postraron en cama durante   tres meses. De todas maneras luego de este viaje, y con sólo un descanso de 24   horas emprendió el regreso con el Dr. Feliciano Chiclana que había sido nombrado   Gobernador. Este periplo le valió su ascenso a Teniente Coronel. Fue nombrado   luego por don Martín Miguel de Güemes con el grado de Coronel de Milicias. Fue   Alcalde de Primer Voto, reemplazando en el mando de la provincia al mismísimo   Güemes, del que fuera su eficiente colaborador. Éste viaje se tiene en cuenta   como el más rápido que se haya efectuado en toda la América.
             
            Contrajo   matrimonio en tres oportunidades, el a primero de ellos con doña Manuela Niño,   luego con doña Manuela Bárcena y por último con doña Francisca del Villar. Su   descendencia se produjo con la segunda y la tercera esposa. Falleció en su   estancia Carmen de Peñalva, el 27 de enero de 1833. 
            
            Siguiendo al   destacado genealogista don Carlos Ferrary Esquiú Storni, la sangre de este   destacado patriota se prolongó en numerosos descendientes que siguieron honrando   a la provincia y a la nación. Entre los hijos de su segundo matrimonio estaban:   doña Liberata, doña Teresa, don Carmelo y doña María Josefa Gauna y Bárcena. Sus   otros medios hermanos eran Gauna del Villar. Una de sus hijas doña Liberata fue   madre de don Felipe Santiago Leguizamón y Gauna y de la familia Costas y Gauna.   Los Gauna y Bárcena y los Gauna del Villar fueron nietos paternos de don Juan   Calixto Ruiz de Gauna, que fuera también Alguacil Mayor del Cabildo de Salta y   de doña Josefa Báez. Bisnietos paternos del Capitán Pascual Ruiz de Gauna y   González Ferreras y de doña Juana Pedrosa Sierra, hija ésta última de Capitán   Luís de Pedrosa Sierra y de doña Teodora Palavecino.
             
          Fue Don Calixto,   aparte de un gran patriota, un hombre ilustre y por sobre todas las cosas un   hombre de bien, cuyo ejemplo tanto en la vida como en la función pública merecen   ser imitadas. Ojala así sucediera.