Estos
términos corresponden a Nicolás
Avellaneda cuando nuestro comprovinciano el doctor Victorino de
la Plaza le había presentado su renuncia como ministro de
Hacienda, cargo que había asumido el 31 de agosto de 1876.
Caricatura de Victorino
de la Plaza aparecida en la revista Fray Mocho
Como popularmente
se dice a Victorino de la Plaza le había “tocado bailar
con la más fea”. A los dos años de iniciado
el mandato de Avellaneda la nación adolecía un pesado
aprieto económico y una acuciante deuda externa pese a los
planes financieros que habían propuesto en práctica
tres titulares de esa cartera. De la Plaza teniendo en cuenta el
pedido de su amigo “puso el pecho a las balas” comenzó
reformando el presupuesto con algunos recortes; creando la Dirección
General de Rentas y centralizando la percepción de impuestos.
Además, dejando a un lado el “amiguismo” y desechando
compromisos partidarios –calamidades tan propias de los argentinos-
y eliminando las hoy llamadas “leyes de emergencia”
vulnerando los principios constituciones, pese de haberse jurado
respetar la Carta Magna al asumir a las funciones que le confirió
el pueblo mediante el voto o su responsabilidad de administrar los
bienes en bien del país y no los propios el doctor Victorino
de la Plaza “con heroica e ingrata obstinación, ciego
a las cartas de recomendación , sordo al clamor de las protestas
interesadas, redujo en un tercio el número de empleados públicos”.
QUIEN ES QUIEN
Existe una serie
de contradicciones por parte de algunos historiadores y biógrafos
del doctor Victorino de la Plaza con relación a la fecha
del nacimiento, lugar y muerte de quien puso toda una vida al servicio
de la patria en los momentos más difíciles de su organización
y engrandecimiento.
Se puede aseverar que en la investigación efectuada surge
fehacientemente que nació en la ciudad de Salta el 2 de noviembre
de 1840 en calle Caseros nº 263 –entre Lerma y Catamarca-
siendo hijo de don José Mariano Roque Plaza y Elejalde y
de doña María Manuela Palacios quienes sin ser ricos
tenían un buen pasar. Tras desenmarañar el ámbito
y fecha de nacimiento corresponde ahora mencionar que dejó
de existir el 2 de octubre de 1919 en la ciudad de Buenos Aires,
motivo por el cual quiero tributar esta recordación aportando
algunos aspectos de su intenso quehacer ya sea como estudiante,
guerrero, doctor en jurisprudencia, hombre público, escribano,
diplomático, benefactor, estadista, presidente de la Nación
y por encima de todo fue un ejemplo de civismo.
Con la idea de llegar
al público lector con la veracidad historiográfica
al haber constado ciertos errores biográficos que registran
algunos estudiosos y en diccionarios especializados sobre la vida
de da la Plaza debí recurrir a los archivos históricos;
al testamento ológrafo, trabajos del doctor Atilio Cornejo;
del doctor Jorge M. Mayer y del genealogista Rodolfo Leandro Plaza
.
Al fallecer el padre
de Victorino éste conoció desde temprana edad la pelea
por la supervivencia, y es un arquetipo ponderativo del hombre que
se forma y surge, por empuje de sus propios méritos. De su
obra luminosa y profunda, bien puede decirse: fue él, el
único artífice.
Consiguió
estudiar en el Colegio de Concepción del Uruguay se benefició
con una ayuda que le asignó el general Justo José
de Urquiza, respondiendo al requerimiento por su madre de la siguiente
manera: “Satisfaciendo los deseos que usted me expresa, he
pasado ya la orden respectiva, y por consiguiente puede usted enviar
a su hijo cuando quiera”. En ese establecimiento compartió
los momentos de estudios con los salteños Ventura y Rafael
Ruiz de los Llanos; Guillermo y Luis Aráoz; David, Pedro
José, Rafael y Manuel Peña; Dermidio Latorre, Nolasco
Arias, Olegario Ojeda, Manuel Escobar., Eliseo Outes, Sidney Tamayo,
Dámaso Salvatierra, Federico Ibarguren, Benjamín y
Eduardo Figueroa, Mariano Aliceo, José Antonio Chavarría,
Ángel Quiroz y Marcelino Sierra, entre otros. Asimismo, fueron
sus condiscípulos: Julio Argentino Roca, Eduardo Wilde, Wenceslao
Pacheco, Lisandro Segovia, Federico Ibarguren, Onésimo Leguizamón,
Olegario V. Andrade, y Martín Coronado. Estando en Concepción
del Uruguay alcanzó el cargo de Escribano del Juzgado del
Crimen.
Posteriormente se trasladó a Buenos Aires para ingresar a
la Facultad de Derecho y haciendo el curso de Filosofía fue
compañero de Norberto Quirno Costa, que como él, llegarán
a la vicepresidente de la Nación. En un examen de filosofía
ante el acreditado profesor Amadeo Jacques al escuchar la exposición
del alumno expresó: “No examino, conferencio con
un hombre tan versado, que si hubiera una calificación más
elevada que la sobresaliente, se la daría a Plaza”.
Al producirse un
conflicto bélico con el Paraguay en 1865 debió interrumpir
sus estudios para incorporarse al ejército donde se le asignó
el grado de teniente primero de artillería participando en
los combates de Estero Bellaco y de Tuyutí. Bartolomé
Mitre en su parte de guerra y en reconocimiento de su valentía
lo honra con el grado de capitán. De nuevo en Buenos Aires
reanudó su carrera universitaria para obtener el título
de doctor en jurisprudencia con su tesis sobre El Crédito.
El doctor Juan Silva Riestra, en un acto cumplido en la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires,
en uno de los tramos de su discurso dijo: “No es la última
composición de un estudiante de abogacía, sino el
primer esfuerzo de un doctor en jurisprudencia”. La tesis
de de la Plaza estaba apadrinada por el doctor Dalmacio Vélez
Sarsfield con quien colaboró posteriormente en la preparación
del Código Civil.
Sarmiento lo envió
a Estados Unidos con el fin de confrontar el texto del Código
Civil elaborado en el país del norte con el sancionado por
el Congreso Nacional en 1870. Tiempo después, tras desempeñarse
como miembro de la Comisión Nacional de Escuelas Nicolás
Avellaneda lo convocó para colaborar en el Ministerio de
Hacienda. Mientras se desempeñaba en Hacienda se obligó
afrontar la crisis producida en Salta, a raíz de las elecciones
a gobernador, entre los candidatos Coronel Juan Solá y Andrés
Ugarriza y sentó la tesis que no admitía una intervención
federal obligando resolverse a nivel provincial. En consecuencia
se llamó a una nueva elección venciendo el coronel
Solá.
Después fue
designado interventor de Corrientes y con posterioridad integró
el gabinete del general Julio Argentino Roca, ocupando la cartera
de Relaciones Exteriores y poco después la de Hacienda. Mas
tarde después de actuar en Francia se instaló en Londres
y en 1890 el presidente Carlos Pellegrini confió en él
nombrándolo agente financiero del gobierno convirtiéndose
al poco tiempo en el primer abogado sudamericano que litigaba antes
los tribunales londinense. Ante un problema fronterizo entre Argentina
y Chile Victorino de la Plaza compuso una prolija tesis titulada:
“Política Internacional Argentina, los últimos
arreglos argentinos-chilenos” de suma utilidad para el gobierno
nacional.
Se repatrió
en 1902 y durante el mandato de Figueroa Alcorta, en 1908, lo designó
ministro de Relaciones Exteriores. En 1909 la Unión Nacional
proclamó la fórmula Roque Sáenz Peña-Victorino
de la Plaza y durante el mandato se aprobó entre otras la
Ley Sáenz Peña. A raíz de la enfermedad del
primer mandatario de acuerdo a la constitución asumió
interinamente a esas funciones. El 9 de agosto de 1914 murió
Sáenz Peña. Victorino para equilibrar las finanzas
públicas suspendió las obras presupuestas sólo
se preocupaba en ejecutar una política social que amparaba
la desocupación, la infancia abandonada, la ancianidad, la
vagancia y la mendicidad. Impulsó el funcionamiento de los
ferrocarriles, la educación pública, la instrucción
práctica para las mujeres para una salida laboral y el pueblo
identificaba al escribano que llegó a la presidencia de la
Nación “como un símbolo de la paz y del progreso.
El 9 de julio de 1916, cuando se cumplía el primer centenario
de la Independencia, y mientras presenciaba el desfile militar desde
la Casa de Gobierno un desequilibrado mentalmente, Juan Mandrini,
le disparó dos tiros con un revolver, sin consecuencia alguna.
El presidente continuó presidiendo los actos conmemorativos.
Entregó el
mando a la fórmula Hipólito Yrigoyen-Pelagio Luna,
de tronco radical, el 12 de octubre de 1916
Cuando regresaba
de Córdoba después de dictar una conferencia recordando
el 50 aniversario del Código Civil el 30 de setiembre de
1919 sufrió una descompensación y pese a los cuidados
que le brindaron falleció en la madrugada del 2 de octubre.
Como broche de oro:
Llega a la República Argentina el presidente de Brasil. circunstancia que nuestro Presidente,
el doctor Victorino de la Plaza le ofrece una recepción en su casa particular en razón que
el edificio de la Casa de Gobierno se encontraba en reparaciones.
Al día siguiente de la recepción que se le ofreció al mandatario extranjero con la concurrencia
de numerosos funcionarios del gabinete nacional el doctor de la Plaza convoca a su ama de llaves
y le hace el cheque correspondiente del gasto de su propia cuenta personal para el pago a los proveedores.
La ama de llaves revisa el monto del cheque y va a verlo de nuevo para decirle que como era una comida Oficial, ella ordenó traer los vinos desde la bodega de
la Casa de Gobierno, así que no había que pagarlos.
El presidente de la Plaza, le contestó:
-. " Señora, vaya al almacén , compre los vinos que se consumieron, y devuélvalos a la Casa Rosada.
En mi casa particular, el Gobierno no paga los vinos que consumo con mis amigos...".
En ese momento el País ocupaba el sexto lugar en la escala mundial....