Por Rafael P. Sosa
in poder concretar la fecha de su nacimiento en Salta, diríamos que ocurrió en el último cuarto del Siglo XVIII.
Mientras seguía sus estudios literarios y de teología en la Universidad de Córdoba, se produjo la Revolución de 1.810, cuya causa abrazó con gran entusiasmo, trocando los libros por la espada. A fines del año siguiente ya revista como oficial de caballería en las milicias salteñas.
Tomó parte en el combate del Río de las Piedras, librado el 3 de septiembre de 1.813 entre la retaguardia del ejército de Belgrano, en marcha hacia el sur y sus perseguidores realistas.
Actúa en la victoria de Tucumán y Salta y en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Después de esta última se hace cargo de la guarnición de Salta; y, en ese carácter, sale a recibir al general Belgrano, incorporándose con sus fuerzas en la retirada.
Su nombre figura en la brillante acción del Puesto del Marqués, el 17 de abril de 1.815.
Elegido el Coronel Güemes gobernador de la Provincia de Salta, el 6 de mayo de ese año, después de la colaboración que le prestaron los doctores Arias Velásquez, Boedo y Castro, nombró ministro de gobierno y guerra a Tedín, quien –al decir del Dr. Bernardo Frías- ‘le sirvió con honor, con constancia, con lucidez, hasta 1.820’.
El 16 de agosto de este último año, el gobernador Güemes lo asciende a Coronel Graduado, cargo equivalente al de general de brigada.
Desaparecido el jefe de la Guerra Gaucha, el coronel Tedín vuelve a desempeñar, aunque por poco tiempo, la secretaría de gobierno.
Terminada la guerra de la Independencia, don Toribio Tedín, a quien el Dr. Atilio Cornejo juzga como ‘uno de los literatos y escritores más brillantes de su época en su provincia’, vuelve a figurar en forma destacada en la Coalición o Liga del Norte contra Rosas.
Presidiendo la Sala de Representantes en Salta, puso su firma al pie de la ley sancionada el 13 de abril de 1.840, que desconoció al gobernador de Buenos Aires las atribuciones de conservar la paz, hacer la guerra y mantener las relaciones exteriores de la República.
Se atribuye, no sin fundamento, al Coronel Tedín la redacción de la famosa proclama en la que se expusieron las razones que motivaron aquella sanción y el objeto de procurar la mejor inteligencia y unión con los gobiernos hermanos, muy particularmente con los de La Rioja, Tucumán, Catamarca y Jujuy.
Después de producido el desastre militar de la Liga, en 1841, don Toribio que no se pudo escapar a tiempo cayó prisionero y con otros fue conducido en una carreta, bien custodiada hasta Tucumán, en donde se encontraba Oribe, el terrible lugarteniente de Rosas.
Mientras iba en camino, acompañado por sus hijos Zacarías y Pío José, sin duda como una consideración a la edad del progenitor, convencido el reo del fin que le esperaba que no era otro que el degüello se encomendó fervorosamente a Nuestra Señora de las Mercedes cuyo escapulario llevaba, haciéndole la promesa si conseguía salvar la vida, de ordenarse sacerdote, lo que le permitía su estado de viudez.
Instrumento de la Providencia Divina fue una joven dama tucumana, doña Nieves Avila de Figueroa, a quien Oribe la había prometido complacerla en lo que le pidiera. Condolida esa distinguida señora de la tragedia que se cernía sobre la cabeza del coronel Tedín, accedió a su ruego, formulado en una patética carta y Oribe aunque con gran contrariedad, no tuvo otra salida que ordenar la libertad de ese codiciado prisionero.
Tras una fuga precipitada y angustiosa, ante el temor de una contraorden, padre e hijos hallaron refugio en Bolivia.
En Chuquisaca, Tedín se dispuso a cumplir su segunda promesa, completando sus estudios de teología y cursando los demás que comprende la carrera eclesiástica.
De sacerdote volvió a Salta en 1847, destacándose con la sotana, aún más su gigantesca figura física. El prestigio que alcanzó como confesor, especialmente entre las mujeres casadas, fue grande. Ello se debía a la experiencia que en el matrimonio había adquirido y como hombre de mundo.
Su muerte se produjo a una avanzada edad en Salta, una de cuyas calles lleve su ilustre nombre. Asimismo, una escuela dependiente del Consejo General de Educación en la campaña.
El autorizado historiador Dr. Vicente Fidel López, dijo de El: ‘La historia debe mencionar con honra el nombre de Don Toribio Tedín modesto y habilísimo administrador, que era el jefe y el alma de la secretaría de Güemes y que fue también el honorable consejero de la política conciliadora y justa con que este caudillo supo realzar el gran mérito de sus servicios militares`.
Octubre de 1.965
UN
HIMNO A LA PATRIA JOVEN
Por Andrés Mendieta
A
solo 12 días del pronunciamiento libertario de mayo de 1810,
el 7 de junio, vio la luz la primera edición de “La
Gaceta” de Buenos Aires, periódico de divulgación
semanal creada por la Primera Junta ante la exigencia de publicitar
los actos de gobierno bajo el consigna: “Felices los tiempos
en que se puede sentir lo que se quiere y decir lo que se siente”.
Con este lema el gobierno de la Revolución resumía
los principios de libertad de prensa y de pensamiento que aspiraba
sostener bajo la dirección del jurisconsulto, periodista,
escritor y estadista Mariano Moreno.
En la edición del 15 de noviembre
“La Gaceta” divulga una “letrilla” escrita
en Salta, sin firma, cuya autoría está atribuida al
patriota Toribio Tedín, nacido en Salta alrededor de 1790.
Tedín, luego de cursar sus
estudios superior en Córdoba retornó a su tierra natal
para unirse a la causa revolucionaria y se alistó a las filas
del ejército al Alto Perú donde, por sus arriesgadas
acciones, se le asignó el grado de capitán.
Actuó en el combate de Las
Piedras y en la batalla de Salta para luego reclutarse a las fuerzas
de Martín Miguel de Güemes quien le asignó importantes
funciones, tales como de ministro de Gobierno hasta nombrarlo Comandante
de Milicias.
Muerto el prócer, Tedín
prestó servicios ya sea con el general José Antonio
Fernández Cornejo o con el general Juan Antonio Álvarez
de Arenales.
Actuó en política y
al haber enviudado de Marcelina de Castro y Zavala ingresó
al seminario para cursar estudios teológicos recibiendo las
órdenes sacerdotales.
La obra atribuida a Toribio Tedín
que apareció en “La Gaceta” dice así:
LETRILLA AL EJÉRCITO
DE LA PATRIA (1)
(Fragmento)
En festivos ecos
resuena la voz:
“¡Que viva la Patria,
muera el que es traidor”
Cese ya el influjo
del Hado feroz.
que cubrió al patricio
de luto y horror.
Y con el esfuerzo
que inspire el honor,
diga embravecido,
con marcial ardor:
“¡Que viva la Patria,
muera el que es traidor!”
1) Fragmento extraido de Poetas y Prosistas Salteños –
1582 – 1973 de Walter Adet.