Ocupar el sitial que recuerda al Profesor Carlos Gregorio Romero
Sosa es un honor y, más aún, una responsabilidad ya
que emerge aparte de la amistad, un sentimiento profundo y punzante.
Porque
este ciudadano ejemplar, al partir el 13 de diciembre del 2001, ha
dejado un vacío en su provincia natal como lo fuera Salta,
en su país y en el medio humano que frecuentó, que sólo
pude ser cubierto por la evocación de su vida, de su limpia
trayectoria a través de todos los azares de la acción
pública, y por el respeto que conquistó entre quiénes
le conocieron o trataron, amigos o adversarios.
En sus aciertos, que fueron incontables, como en sus errores, si
los tuvo, mantuvo y exhibió siempre con serena hidalguía
la dignidad del hombre de bien que lucha por una convicción
adentrada en el alma, por una idea que ilumina su conciencia.
Fue un demócrata sin calificativos circunstanciales que pudiesen
deformar su prístina concepción de un país libre
y de un pueblo noble. Fue un periodista auténtico a través
de sus escritos de carácter histórico llegaba al público
informando e ilustrando, es decir, abriendo caminos y horizontes para
los espíritus preocupados por la grandeza de la patria y por
quiénes propulsaron su nacimiento.
Carlos Gregorio Romero Sosa luchaba para predicar con voz más
alta, para que la verdad histórica encendiese con más
fervor el alma de su pueblo.
Tenía un temperamento de combate, pero tenía el corazón
abierto para todas las bondades y la mente propicia para todas las
ideas que significasen un valor permanente para su tierra. Fue, en
suma, un gentil hombre y un patriota.
Volcó toda su capacidad como remanso de paz, para restañar
el cansancio y alumbrar el alma como los que lo acompañamos
en la Academia Güemesiana, donde fue miembro fundador, y como
miembro titular del Instituto de San Felipe y Santiago del Estudios
Históricos de Salta.
De su generosa sapiencia fue reconocida por numerosas juntas de estudios
del país como el extranjero, figurando entre otras la de Historia
Eclesiástica Argentina y del Instituto de Historia del Notariado.
La Universidad Católica de Salta en reconocimiento de su fecunda
labor lo designó profesor “honoris causa”.
Fue autor más de un centenar de publicaciones y por espacio
de más de 25 años se desempeñó como asesor
cultural de la Casa de Salta en Buenos Aires.
Veo en el profesor Carlos Gregorio Romero Sosa alma y vida en la
acción, en todas sus obras, en la revelación de la existencia
de los valores ignorados de la Patria, en la generosa eclosión
de la bondad. Alma y vida en el místico fuero con que enciende
el alma de sus seres queridos y de sus amigos.
Por todo lo expuesto lo llevo al pedestal del reconocimiento
de su obra al Profesor Carlos Gregorio Romero Sosa al mismo tiempo que
venero a sus sueños que idealizó para la Argentina de
hoy de mañana, mirando el pasado para comprender mejor el camino
a recorrer.