Por la escritora: Alicia Martorell de Cerrone.
Cuando
el español asienta su poderío en estas tierras, se entrecruzan
culturas con condicionamientos que afectan al complejo vital ( social,
bélico, religioso...); ingresamos a un mundo caótico
de rebeliones, hasta el comienzo de una definición histórica,
en donde el fenómeno de la creación está aletargado
y tardará hasta aflorar como un eco desgastado del hispánico.
.. Nuestra literatura está saturada de nombres encallados de
primitivismo temático, histórico o religioso. No es
que se pretenda un desfile fascinante de escritores en épocas
circunscriptas por situaciones de formación; pero no es cierto
que el arte prospera sólo en la libertad: se despliega –
y con más empuje, quizás – en circunstancias inciertas.
Es inexplicable esta morosidad.
Quien se vuelque al pasado, verá el escape de una pluma masculina
o loa, con valores relativos en la dimensión del sistema denominado
¨ arte, ya que el intento de liberarse del agobio hispánico,
se da recién a comienzos de este siglo: nuestra tierra comunica
muchos nombres, exulta la necesidad de un vuelco... y es ello significativo
de un quehacer estético - espiritual; el balance es positivo,
la porfía tenaz: no se dejan absorber por estructuras formales,
persiguen lo inefable, el crear desprendido, silencioso del verdadero
artista.
Pero dejemos al hombre-poeta y vamos a desentrañar dentro
del panorama literario a la mujer, que tardó más en
conciliarse con el arte. Dentro de los cuatro siglos de vida salteña,
la literatura se inicia con Juana Manuela Gorriti, una de las figuras
más originales e interesantes, por su temperamento independiente
–raro en una mujer de su época-; extraña simbiosis
de talento literario, patriotismo y trascendencia social, configuran
la extraordinaria mujer que no pudo escapar hacia el silencio. La
crítica puede llegar a ser mezquina, inclusive ubicándose
en la época, pero hay que salvar lo positivo: ese intimismo;
esa nostalgia; esos sueños de nuestra tierra; esa peregrinación
constante de despedidas; ese doler de la imaginación retrocediendo,
hechos poesía... Cualquier momento de su obra nos llevará
a la siguiente conclusión: si la función poética
es demasiado compleja, no para su espíritu movido por la circunstancia
histórica. Partamos de que ¨ El hecho creativo no se cuestiona,
abarca hasta lo incuestionable. ¨ Fuera del literario, un papel
digno de considerar, es el social, por la importancia que asumen en
un entorno colonialista y teocrático. A pesar de los numerosos
estudios sobre el aporte femenino a las letras en la Argentina, pocos
se han preocupado por analizar la proyección de las primeras
escritoras, que han surgido, sin el mínimo interés de
competir con el hombre, ni obsesivas de poder: simplemente son un
´ fenómeno generacional, que aparece en situación
de avanzada, no para demostrar, sino para expresarse. Juana Manuela
( su obra es su vida) configura un siglo de avance por el sólo
hecho de haber tenido que valerse por sí misma, y encontró
un mundo hostil e insensible a sus aspiraciones. Con una personalidad
tan decisiva que pudo romper con toda una estructura social secular,
y convertirse en la ¨ discutida Juana Manuela ¨. En Juana
Manuela no hay ninguna queja: mimada por una sociedad culta y de héroes,
a la que amó y de la que no pudo desarraigarse jamás
( la de Salta), atravesó su adolescencia y la geografía
patria, para aprender a amar otra situación, y se hace caminante
por el pasaje del dolor: es él, el ¨ leit motiv ¨ de
su obra.
Yo quiero ubicarla como el fenómeno social-literario que
condensa su trayecto. Sus rasgos dominantes desde la infancia son
una acentuada independencia, vitalizada por la soledad seca del paisaje:
¨ la flor de la maleza, como la llamó Güemes, es la
metáfora que la define, en una infancia mágica en medio
de este ambiente, propio a su frondosa fantasía, esta Salta
fue la atmósfera de su germinar. Salta, su cuna, debió
haberle sido eterna.
Fascinante la creación literaria, pero no menos la captación
desde ésta de una vida que es toda una realidad histórica
y social, transcripta por un miembro actuante de la misma. Esta reconstrucción
sólo puede hacerse por la vía de su trayectoria, de
donde se extrae su increíble andar, ordenándolo paso
a paso. Romántica, añorante de su paisaje, llena de
encanto poético..., nos empuja a acompañarla en el tránsito
de la remembranza de su lugar natal: Horcones ( Departamento de Anta),
el 15 de junio de 1818. Arranca de una tierra agreste, pero fuerte
y su carácter se va perfilando como la sustancia geográfica,
conllevando los genes limpios de sus antepasados íberos, que
hicieron historia y la vivenciaron como tal: ¨ Orcones Hogar paterno,
montón informe de ruinas habitado sólo por los chacales
y las culebras, ¿qué ha quedado de tu antiguo esplendor?
... Un día la fatalidad penetró en tu alegre recinto,
arrebató a tus huéspedes desprevenidos...¨ Señalemos
una característica constante en el quehacer literario de Juana
Manuela: el paisaje salteño, con su silencio, fuerza y melancolía
no deja de arrastrarla; y es en él precisamente, donde la tónica
poética emana mágicamente y nos lleva a ´ su región,
a ¨nuestra región, que, evidentemente, no fue su circunstancia.
Esta forma de cultura como creadora de paisaje, sella, en los umbrales,
una constante dentro de la creación poética del mundo
en la creación salteña: la naturaleza se erige como
mediadora entre el hombre y el cosmos, y será esa relación
que ¨ emergerá por la poesía a través de
los tiempos.
De pronto la irrupción genealógica de guerreros auténticos
hacia el inexorable destino de la emigración y la fatalidad
signando sus vidas... 1831. Salta quedará entre nieblas, el
duro desastre que sufre la causa unitaria llevará a todos los
suyos a Tarija y Juana Manuela pasa a la situación de exiliada
como testigo de una catástrofe política y económica
irreversible.
Comienza su destierro, con otro desterrado en su propia patria,
Manuel Isidoro Belzú ( 1832) – no se amalgaman los opuestos-y
su desventura se trastocó en calumnia por su actitud espontánea;
pero ella superó el drama de folletín, volvió
a Salta ( 1842) con ropas de hombre y lloró ante los despojos
de su tierra-cuna. En 1848 parte a Arequipa con sus dos hijas en un
ambiente cargado de conflictos. Su separación matrimonial le
significa aceptar nuevas responsabilidades que exigen sacrificios.
Si bien es cierto que el rompimiento exigió valor, también
lo es que ha sido el primer paso en busca de una nueva mujer. En 1855
Belzú asume la presidencia de su país y reclama a sus
hijas: no se opondrá; lo precario de su situación hace
necesaria la distancia. A partir de ese momento, una gran ranura (
casi veinte años), para reaparecer en 1874, período
a develar, para completar su círculo vital. Incansable, su
firma aparece en los periódicos de Chile, Colombia, Ecuador,
Argentina (luego de la caída de Rosas), y posteriormente en
Madrid y París. Otro azote: Belzú, el talento que logró
fanatizar a las masas (Mahoma boliviano) hasta hacerse venerar, se
consume en horrible tragedia- y la mujer de pétrea fortaleza,
traza una línea al pasado y lo despide con elocuentes palabras.
Recién en 1865 sale a la luz, pues ella no podía ser
su propio Mecenas, Sueños y Realidades, considerado por la
crítica el mejor de sus libros. Este libro y todos los siguientes
la signan como la primer novelista Argentina. Vuelve a su eterno refugio
–Lima-, pero tampoco como solaz, sino para continuar su obra
en el movimiento bélico; se alista como enfermera en el encarnizado
combate de ¨ El Callao ¨; por su actuación se la condecora
con la más alta insignia al valor militar. ( La sangre de héroes
no se licua con la pasividad ). Tiene cincuenta años: itinerante
de cornisas a lomo de mula, viajera incansable entre la debilidad
del hombre - bocado duro, signo de patriotismo, periodista audaz,
viajera incansable, es melancólica la historia de sus días
borrascosos. Su residencia en el Perú ( casi 30 años
) es la etapa más interesante y fecunda; su pluma se desborda
incansable y sale ya del anonimato junto a grandes reconocidos en
el hecho literario. En 1875 partirá a Bs. As para recibir la
pensión que el gobierno resuelve otorgar a las viudas e hijas
de guerreros de la Independencia y a los descendientes de militares
que lucharon a las órdenes de Güemes.
En 1872 vuelve a Lima. El permiso de ausencia llegó a su
término, y se dirigió a Buenos Aires. Pero su inquietud
natural, que avanzaba con los años le impulsó en 1878
a emprender un viaje por las provincias del norte. En 1879 regresa
a Lima donde fallece su hija Mercedes. Entre 1880 y 1886 la encontramos
trasuntando entre Lima y Buenos Aires. En 1886, anciana y enferma
vino a Salta en ferrocarril, acosada por el presentimiento de la muerte,
para visitar los escenarios de su infancia. Si en Juana Manuela se
gestó con tanta fuerza el dolor, es porque tuvo un gran asidero
en su cuasi opuesto sentimiento, el amor, que es el eje de sus movimientos
hasta la gran batalla con la soledad. En sus últimos años,
busca los lugares de su felicidad, y no cesa de viajar mentalmente
hacia ellos, de recordar. Con ella se cierra la etapa de los precursores
de la novela Argentina, pues los cimientos de la actual están
en la generación del 80. Tenemos que admitir que con el rigor
con que obró la crítica, la mayoría de las veces
ha sido exacto; pero no hay que olvidar que estos escritores inauguraban
una novelística y no trabajaron sobre experiencias conquistadas
por antecesores.
¨ La peregrina ¨ de Salta tendiendo su mirada hacia el horizonte
que escondía la tierra amada, con su Lo Íntimo (1892)
evoca la leyenda de su vida, casi apagada su existencia, escribe con
lágrimas puras la historia más desolada que pudo haber
escrito entre su dolorosa historia: la suya. La caminamos íntegra
hasta su muerte, con su rebeldía resignada y el dolor poetizado
por la distancia. Andando entre la piedra y la idea, consagrada por
más de medio siglo a la grandeza de la incipiente literatura
Argentina, con todo su material noble, pues volcó lo más
auténtico de sí misma y forjó sus frases con
la sinceridad que movía su espíritu creativo, se nos
fue para el recuerdo un 6 de noviembre de 1892.