Por JorgeVirgilio Nuñez
l Rdo. Normando Joaquín Requena Pérez, nació el 17 de mayo de 1933, en la localidad de Perico, Provincia de San Salvador de Jujuy; sus padres fueron don Jerónimo Requena y doña Carmen Luisa Pérez, sus hermanos, Máximo Alberto, quién nació en Humahuaca, Provincia de Jujuy, Lidia Adelfa, que nació en Maimará, Provincia de Jujuy, y Jerónimo Juan, que nació en la ciudad de Salta.
Según nos informa su hermana Adelfa, vivían en la calle Zuviría casi esquina Belgrano. Los estudios primarios los realizó en la Escuela Urquiza de esta ciudad, bajo la tutela de su tío por línea materna el monseñor Cortez. Ingresó en el Seminario Conciliar de Salta el 9 de marzo de 1944, donde realizó sus estudios secundarios. Después de 6 años de formación humanística, se trasladó a Catamarca para continuar su formación en Filosofía. Luego de un par de años, y como el clima de esta provincia no le favorecía, el Arzobispo de Salta, monseñor Tavella, lo trasladó al Seminario Mayor de La Plata (Bs. As.). Concluyó sus estudios en este Seminario en 1956, pero recién pudo ordenarse como sacerdote en diciembre de 1957, ya que el derecho canónico no permitía la ordenación de sacerdotes menores de 24 años.
La ordenación sacerdotal se llevó a cabo en Buenos Aires, celebrando su primera misa en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Villa Pueyrredón, contando con la presencia del cardenal Copello. El "Cura Gaucho", fue uno de esos sacerdotes simples, austeros, alegre, compinche, consejero y por sobre todo un buen "amigo". Logró ser una parte importante de las comunidades donde desarrolló su vida social y religiosa. Fue un excelente misionero, compositor, cantor, domador, buen jinete y un acérrimo defensor de nuestras tradiciones.
Sus misas resultaban muy amenas ya que sus sermones siempre tenían esa mezcla de seriedad, alegría y picardía a la vez, que tan solo él podía lograr, consiguiendo que hasta los jóvenes quisieran participar de ellas. Cuando alguien lo necesitaba siempre tenía tiempo para disponer y poder escuchar dando apoyo y un consejo oportuno.
La preparación teológica proporcionada por los sacerdotes alemanes del Verbo Divino que participaron en su formación, y su admiración por el padre Castellani y sus obras, permitieron que nuestro querido "Cura Gaucho", tenga un reconocimiento a nivel teológico y cultural que trascendió las fronteras de nuestra provincia. Además su relación con el sacerdote Jesuita, padre José Lali, le permitió ser uno de los pocos sacerdotes, en el norte argentino, que realizaba sanaciones y liberaciones privadas.
Era frecuente escuchar en sus prédicas, adaptándola a cada ocasión, la frase: "SE RELATIVIZA LO ABSOLUTO Y SE ABSOLUTIZA LO RELATIVO". Con ello nos quería definir lo cambiado que está el mundo, su moral, y las personas que se preocupan por cosas efímeras y pasajeras y restan la importancia real que tiene Dios en toda nuestra vida que es el Ser Absoluto.
Su primera misa en Salta, la celebró en la iglesia de Chicoana en el año 1958. A posteriori fue enviado a San Carlos para que tenga un merecido descanso y desde allí fue destinado a la localidad de "Haedo" (Prov. Bs. As.) donde evangelizó por el t érmino de siete años aproximadamente.
En el año 1964 regresó a Salta por un problema agudo de salud de su querida madre y a partir de allí fue designado párroco de la localidad de La Caldera por monseñor Ponce de León y monseñor Tavella. Aquí prestó servicios de evangelización y por sobre todo de amistad durante cinco años aproximadamente. Colaboró también como secretario del intendente de dicha localidad, el "Chuña" López Serrey quien había asumido como tal en 1968.
En mi búsqueda de información me contacté con el Sr. Dardo García, quien me presentó a su madre, doña Petrona de García, cariñosamente llamada "Pepa". Esta señora cobijó durante un año, aproximadamente al padre Requena cuando se hizo cargo de la Parroquia, dándole desinteresado apoyo durante toda su gestión.
Por esta relación pude reencontrarme con un viejo amigo que no veía desde hace más de treinta y cinco años: Don Pablo Felipe Sanna. Don Pablo me sorprendió con sus comentarios sobre la participación del cura gaucho en pos de los adelantos para el pueblo de La Caldera, como así la forma en que evangelizaba a lo largo del Curato.
En efecto, su alma evangelizadora lo llevó a lejanos e inaccesibles parajes como el Potrero de Castilla, Los Yacones, el límite con la Prov. de Jujuy, Cerro Negro, las serranías de Rosario de Lerma, etc. donde se lo veía colaborar con las escuelitas del lugar e impartir los sacramentos a cuanto cristiano necesitaba recibirlos.
Atendía, también, la finca de San Alejo, La Angostura, Santa Rufina, Los Yacones, Los Porongos, Los Peñones, La Despensa, El Gallinato, la finca de Mojotoro de don Hilario Arias y su hijo don Carlos Arias con quienes, el Cura Gaucho, mantenía una estrecha amistad.
Según me cuenta Sanna, el Curita Gaucho llegó a La Caldera por el mes de setiembre de 1964 y evangelizó hasta fines de 1969. Recuerda también que, en una oportunidad en una fiesta realizada en la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes (Salta), se encontraba presente el entonces Presidente de la Nación Tte. Gral. Juan Carlos Onganía, quien quiso conocer al Cura Gaucho. El padre Requena aprovechó esta oportunidad para interpelar al presidente manifestándole la necesidad del pueblo de contar con luz eléctrica. El presidente se consustanció del problema y le prometió que buscaría la forma de darle una solución. Le sugirió que prepare un petitorio para que le sea entregado a su paso por La Caldera en su viaje a Jujuy. Y Así lo hizo. Al día siguiente, el padre Requena decidió sacar en procesión la Virgen del Rosario y llevarla hasta la ruta por donde pasaría la comitiva. Cuando ésta arribó, el presidente se detuvo, se arrodilló ante la imagen y pasando sobre el manto de la Virgen el petitorio (con muchas firmas) que momentos antes le entregara el "Cura Gaucho", les dijo a los presentes que se quedasen tranquilos porque esa obra se realizaría.
Y así fue. A los dos meses se licitó el tendido Vaqueros - La Caldera, inaugurándose la luz en el pueblo el 11 de noviembre de 1969. En ese mismo acto, a modo de agradecimiento, el gaucho Pastor Lisondro le regaló al presidente un Poncho Salteño.
También es importante destacar la participación de nuestro curita en la construcción del Cristo de la Caldera. En efecto, en 1964 durante la gestión del intendente don Gregorio M. García, se inició la base de fundación para montar el Cristo de La Caldera. En 1965 con la interrupción de la vida democrática y por razones ajenas a cuestiones religiosas, se paralizó la obra. Tres años después, en 1968 se reiniciaron los trabajos bajo la conducción de la Dirección de Arquitectura de la Provincia, pudiéndose terminar su montaje en 1969. En todo este devenir, el padre Requena no abandonó su apoyo y su accionar permitió la viabilización y definitiva concreción del montaje de la majestuosa imagen del Cristo de La Caldera.
En esta ocasión, y coincidiendo la inauguración con la fiesta de la Virgen del Rosario y de San José, patronos de La Caldera, el Cura Gaucho ofició una misa a los pies del Cristo. Me cuenta mi amigo Sanna, que en vida del Cura Gaucho, el pueblo de la Caldera a modo de reconocimiento le puso el nombre de Rdo. Normando Joaquín Requena a una calle del pueblo "actitud digna de imitar en Villa San Lorenzo".
También me cuenta que son innumerables las experiencias vividas con el curita, tanto evangelizando como formando parte de la preservación de nuestras tradiciones. Por ejemplo recuerda Sanna, cuando los Gauchos de Güemes del Fortín de la Caldera se adhirieron a los festejos de las Bodas de Plata del Hogar Agrícola San Cayetano de Vaqueros. En esa ocasión, como se puede apreciar en una fotografía, el padre Normando J. Requena con atuendo típico junto al Chacho Royo y el Sr. Urquiza le hacen entrega de un poncho salteño Güemesiano y un sombrero de gaucho al Superior Mayor de la Congregación Concepcionista Rdo. padre Juan Cazzaniga, quien había venido desde Roma (Italia) especialmente para esta celebración.
Ya en 1970 el Cura Gaucho se destacaba más allá de su parroquia. En un Diario local de ese año, salió un artículo que decía así: " Dos personajes de La Caldera : Posiblemente las dos personas mas representativas del alma que impera en La Caldera sean el Cura Rdo. Normando Requena y Don Cesar (Chacho) Royo. El primero es conocido como el Cura Gaucho por haber sabido asimilarse al sentir de la gente que le ha tocado dirigir espiritualmente. El segundo es la representación viva de una forma de ser que se va perdiendo paulatinamente y uno de los mas genuinos representantes del verdadero gaucho Salteño".
Cuando se hizo cargo de la Iglesia de San Lorenzo Mártir, el 27 de enero de 1970, fue también designado Capellán del Hogar de Niños, cuyo director en aquel momento era el Sr. Wayar.
Presidió a caballo y con atuendo típico la caravana gaucha que trasladó los restos de don Juan Carlos y don Arturo Dávalos, los que venían en una carreta tirada por bueyes conducida por don José Manuel Meriles que en ese entonces según relatan, contaba con más de cien años de edad. En esa oportunidad estuvo presente también la banda de música del destacamento de exploración Caballería Montaña 5, quienes ejecutaron la marcha de Chopín en el cementerio de San Lorenzo.
Siendo Párroco de San Lorenzo y como Capellán de la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes, formó parte de la delegación salteña que participó en Cosquín, convirtiéndose en una de las figuras más populares y aplaudidas de la delegación Salteña, lo que le valió ser bautizado como el "Cura Gaucho". En el fogón de prensa, el padre Requena fue el representante de los hombres de a caballo, tuvo salidas ocurrentes y luego cantó zambas y chacareras de su cosecha.
Otra participación del padre Requena muy recordada fue en el año 1969, cuando acompañó a la delegación que desfiló el 15 de mayo en la ciudad de Asunción (Paraguay), para la conmemoración de la declaración de la Independencia de ese país hermano. También participaban de esta delegación, compuesta por 37 personas, otros personajes típicos de la época, como el Sr. Solano H. Agüero, abanderado, y los escoltas Sres. Chacho Royo y Santiago Bordón.
A lo largo de su vida el padre Requena recibió numerosas muestras de afecto y reconocimiento, algunos de los cuales podemos verlos hoy reflejados en fotografías y/o certificaciones que les fueron entregadas, como por ejemplo:
· Certificado de reconocimiento por su labor como Capellán de la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes y del Ejercito Argentino como Capellán Castrense.
· Diploma al Capellán de las Caballerías Gauchas de Salta en el año del sesquicentenario de la muerte del héroe Gaucho, entregado el 2 de febrero de l971 en la presidencia de don René Diez Barrantes. Se le otorga el diploma y se lo reconoce como tal, por las virtudes y su permanente respaldo a la Agrupación.
· Participó en la delegación que estuvo en la colocación de la Piedra fundamental para la construcción de la réplica del monumento al Gral. Güemes en Buenos Aires, el 04/07/1978, junto a Carlos Oliver, José López, Solano Agüero, Silverio Tolaba y otros.
· Desfiló en ocasión de la Fiesta de la Tradición en Chivilcoy, Provincia de Buenos Aires, el 18/11/1978, junto a Solano Agüero, Carlos Oliver, Silverio Tolaba, Carlos López y otros.
· El 10 de julio de 1978 fue nombrado Oficial Fundador de la Orden Ecuestre Militar, Caballeros Infernales de Güemes.
· En Enero de 1979 el Ejercito Argentino, Comando VI de Infantería de Montaña de Neuquén, le otorgó un certificado por su participación en los ejercicios militares realizados en esa provincia.
· En el año 1986 viajó a Roma, a cargo del 2º Charter para invitar a Su Santidad Juan Pablo II. Esta delegación estaba compuesta por representantes de las etnias indígenas y criollas que habitan nuestra provincia. Viajaban personajes muy pintorescos y típicos como la Sra. de Torrico (propietaria de un puesto en el Mercado San Miguel), la paisana Fidela, el Indio Sajama entre otros.
· El 29 de Mayo de 1991 recibe un reconocimiento a los 20 años de Pastoral, para con el Glorioso V de Caballería.
· En el año 1997 la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes de Salta, en reconocimiento a su labor, pusieron el nombre de "Padre Normando Joaquín Requena" a su Biblioteca. Es de destacar que el Padre, por la humildad que lo caracterizaba, no quiso asistir a este homenaje, a pesar de que lo estuvieron esperando. Él decía que "no era para tanto" .
· El 23 de setiembre de 2000, durante la presidencia de Ernesto Day, fue nombrado Capellán Honorario de la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes, por su acción Pastoral en los Fortines Gauchos del Norte Argentino.
· El 11 de setiembre de 2001, en la presidencia del escribano Mariano Coll Mónico, se le otorgó al "Cura Gaucho" Normando Joaquín Requena, un Certificado de Capellán Honorario de las Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes.
· El 11 de setiembre de 2005, en vida del sacerdote se le rindió un homenaje descubriendo una placa en el frente de la Iglesia de San Lorenzo que reza así: "RECONOCIMIENTO A LA ABNEGADA LABOR EVANGELIZADORA". El acto contó con la participación de Fortines Gauchos, autoridades, amigos y fieles en general. Y en este caso, y porque no sabía que era un homenaje para él, sí se pudo gozar de la presencia del querido "Cura Gaucho".
Además de todo lo dicho, fue capellán de la Unión Scouts Católicos Argentinos, fue designado por disposición de monseñor Pérez Eslava, miembro del Cabildo Eclesiástico. También fue profesor, vicerrector y rector de la Universidad Católica de Salta y presidente por votación del Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP). Fue miembro del Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis, asesor espiritual por más de 30 años del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, capellán del Hospital San Bernardo de Salta y también fue uno de los mentores de la creación del Servicio Sacerdotal de Urgencia de Salta.
Hasta aquí todo lo formal de una trayectoria digna de recordar. A continuación es bueno que nos deleitemos con anécdotas, ocurrencias y experiencias vividas con este párroco tan singular.
Como cuenta don Rubén Federico Domínguez, el Cura Gaucho dominaba tres idiomas: el de los ricos, el de los pobres y el de la clase media ya que él se adaptaba a cualquier circunstancia, pudiendo sentarse a evangelizar, a comer o simplemente charlar con el más encumbrado como así también con el más humilde de los humildes.
Una anécdota : Una señora me contó que en una oportunidad se confesó con el padre Requena quien le dio como penitencia que rezase un rosario, ya que estaban en el mes de octubre dedicado por el Santo Padre al rezo del mismo. La señora cuenta que rezó varios rosarios, pero no dedicados exclusivamente a la penitencia de la cual se había olvidado. Cuando vuelve a decirle al Padre de su falta, éste le contesta con total soltura: "MAMITA NO TE PREOCUPES QUE DIOS NO ES BUROCRATICO, LA PENITENCIA ESTÁ CUMPLIDA."
Una ocurrencia : En 1978, siendo capellán del Ejército, le toca al padre Requena estar acantonado en la Cordillera, en la provincia de Neuquén, cuando manteníamos el conflicto limítrofe con la República de Chile. En un momento dado se da la orden de avanzar sobre los campos minados, entonces los soldados le piden al padrecito, ya que creían que por su investidura se encontraría amparado, si podía él avanzar primero sobre las minas. Y, ante un minuto de duda, el padre les responde: "¡ MUCHACHOS, TENGO ORDEN EXPRESA DEL MONSEÑOR DE MANTENERME ALEJADO DE LAS MINAS.!"
Una experiencia digna de relatar : El 7 de marzo de 2006, durante el velatorio del Rdo. Normando Joaquín Requena Pérez, un gaucho de la parroquia colocó su poncho colorado con franjas y flecos negros sobre el féretro del padrecito. Al día siguiente, en la inhumación de los restos, cuando cierran el cajón y lo trasladan a su última morada se le entrega a su hermana Adelfa Requena Pérez el referido poncho, iniciando luego los amigos con gran solemnidad el descenso del ataúd a la fosa. En este emotivo momento, uno de sus amigos, Ferdy Garcia Bes se encontraba al lado de la tumba, lo despedía con sentidas palabras, pero Oh! sorpresa, cuando en medio de la alocución, el poncho que Ferdy tenía en su hombro, resbaló y fue a parar a lo profundo de la fosa. Ante ésta situación, la gente intentó recuperarlo, pero su amigo pidió que "no lo tocaran y que seguramente el cura gaucho no quería emprender su viaje sin la compañía de su acostumbrado poncho salteño". Cuando Marcelo Fleming vio el noble gesto de Ferdy no pudo menos que obsequiarle verbalmente su propio poncho. También fue una sorpresa cuando Ferdy llegó a su casa y se dio con que Marcelo había cumplido su palabra.
Y para finalizar y poniendo la despedida como lo haría el cura: ESPERO MUCHACHOS QUE ESTO NO CAIGA EN SACO ROTO, Y QUE LA MEMORIA NOS AYUDE A RECORDAR A NUESTRO CURA, PERSONAJE A CABALLO, CON SU BIBLIA, SU CARISMA Y SU HUMOR.
Y ahora digo yo, haciéndome eco de todos los que estuvimos cerca de él, que no nos salga desde donde está y con su reconocida humildad que: "NO ES PARA TANTO MUCHACHOS".
Fuente: Boletín del Instituto Güemesiano de Salta - Nº 31 - Año 2006
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EL EVANGELIZADOR - NUESTRO AMIGO "EL CURA GAUCHO"