JOSEPH
REDHEAD
y
la Ciencia Colonial
|
Ricardo
N. Alonso1 y Antonio D.
Sorich2
A
José Babini, (Buenos Aires, 1897-1984) padre de los estudios
sobre historia de la ciencia en la Rep. Argentina.
A
Carlos Gregorio Romero Sosa, por su notable contribución a la
historia de Salta.
La
figura del sabio inglés Joseph James Thomas Redhead
(1767-1847), corresponsal de Humboldt en Salta, confidente y amigo de
Belgrano y Güemes, es hoy poco conocida, por no decir que ha
sido olvidada. En general es muy poco lo que se ha escrito sobre la
ciencia de la R. Argentina en general y de Salta en particular para
los siglos XVIII y XIX3.
Este ensayo4
presenta un panorama de cual era el cuadro de situación entre
aproximadamente 1750 a 1850, lapso durante el cual tuvo cabida la
breve etapa de la vida del General Don Martín Miguel de Güemes
(1785-1821) y en donde la figura de Redhead tuvo una importancia
fundamental. Abordaremos en este trabajo el estado de la ciencia en
la segunda mitad de siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX con eje
en la vida del General Güemes y del Dr. J. Redhead.
Profesor
universitario e investigador del CONICET.
Profesor
e historiador. Especialista en la vida y obra de Lola Mora.
Premio Persona 1999.
Una
notable excepción corresponde a los trabajos del
historiador de la ciencia José Babini autor entre otros
de Historia de la Ciencia en Argentina (Ed. Solar, 273 p. Buenos
Aires, 1986).
En
parte corresponde al texto de la conferencia dada en el Club 20
de Febrero de Salta, el 7 de Junio de 2001, en los actos de
homenaje del 180° Aniversario de la muerte del General Don
Martín Miguel de Güemes, en el ciclo sobre la
"Memoria de la Patria Vieja". Ese texto fue publicado
en la revista Claves, X (101), Salta, 2001.
|
En
torno a Güemes
Martín
Miguel de Güemes nació en Salta en 1785 y murió en
la misma provincia en 1821. Su corta existencia (vivió 36
años) se encuentra en el cambio de un siglo a otro (XVIII a
XIX) y en el cambio de un régimen político a otro, como
fue el paso de la colonia a los países de las repúblicas
independientes. Poco o nada se ha escrito sobre la ciencia en ese
periodo tanto en la nación como en la provincia. El padre de
Güemes, don Gabriel de Güemes Montero, era un hombre
ilustrado y cumplía funciones de tesorero real de la corona
española. Logró que su hijo tuviera una buena educación
con maestros particulares que le enseñaron los conocimientos
filosóficos y científicos de la época. Entre
ellos se encuentra nada menos que Manuel Antonio de Castro
(1772-1832)5.
Esto es válido también para su hermana Magdalena6,
la "Macacha" de quién este año de 2001 se
cumplió el 155 aniversario de su muerte ya que murió un
7 de Junio de 1866. Vicente Fidel López (1815-1903)7
dice que era "una mujer superior y célebre en Salta, un
verdadero personaje por su belleza y clarísimos talentos".
Volviendo al padre de Güemes, es interesante saber que en 1783
fue él quién desde Salta prestó apoyo a la
misión científica enviada por el virrey de Buenos
Aires, don Juan José de Vértiz (1719-1799)8
, al mando del Teniente de Fragata de la Real Armada don Miguel Rubín
de Celis, Caballero de la Orden de Santiago. Rubín de Celis es
recordado además por haber impulsado la creación de
academias (como se solía designar a las universidades) con
buenos profesores de química, geometría y mineralogía.
Una de esas academias, la de matemáticas, fue fundada por
Belgrano en Tucumán9.
Volviendo a Rubín de Celis, diremos que la expedición
de reconocimiento del famoso "Mesón de Fierro", un
meteorito que en aquella época se sospechaba era una veta de
plata pura "de 500 marcos por cajón" estaba
integrada por 200 hombres con todas las provisiones necesarias.
Formaron parte don Pedro Antonio Cerviño (1757-1816), quien
dirigió la Escuela de Náutica fundada por Belgrano y
donde enseñó matemáticas, geometría e
hidrografía, junto con el salteño Francisco Gabino
Arias (1732-1808)10.
Desde Salta, el tesorero real Güemes, les proveyó de las
herramientas necesarias, con lo cual nuestra provincia participó
con hombres y bienes de aquella importante expedición como
queda demostrado en los documentos11.
Jurisconsulto,
escritor y uno de los primeros codificadores del derecho
argentino. Nacido en Salta. Editor del "Observador
Americano" (1816) y de la "Gazeta de Buenos Aires".
María
Magdalena Dámasa Güemes de Tejada (1787-1866) fue el
apoyo y sostén indiscutido de su hermano el General
Güemes y muerto éste, continuó la lucha en
Salta.
Político
y escritor argentino, hijo de Vicente López y Planes.
Escribió una "Historia de la República
Argentina en 10 volúmenes".
Funcionario
español nacido en México. En 1768 llegó al
Río de La Plata y fue gobernador desde 1770 a 1777. En
1778 sucedió a Pedro de Cevallos como segundo Virrey.
Tuvo una labor progresista en el orden material y cultural como
se destaca de su fundación del Colegio de San Carlos, del
Hospital de Expósitos y del Protomedicato entre otras
instituciones.
Estas
creaciones tempranas de instituciones científicas en
Tucumán van a marcar una diferencia clara con las demás
provincias del NOA, que les permitirá ir ala cabeza del
movimiento intelectual de la región. La UNT data, pe 1875
y se estableció formalmente en 1914, esto es casi seis
décadas antes que Salta.
Arias,
Francisco Gabino, 1784. Autor del Plan de una nueva expedición
al Chaco. Buenos Aires. Durante 35 años (18701805) de su
vida se dedicó a la exploración de las extensas
regiones aún desconocidas del Gran Chaco. Exploró
las márgenes del Río Bermejo y fundó las
ciudades de San Bernardo y La Cangayé. Fue Gobernador del
Tucumán (1775-1777) habiendo sucedido en el mando a D.
Gerónimo de Matorras.
Güemes
Montero, Gabriel de, 1786. Nota del Tesorero General de Salta al
Tesorero Oficial Real de la ciudad de Santiago del Estero
pidiendo informe sobre los útiles entregados en depósito
por el Teniente de Fragata don Miguel Rubín de Celis a su
regreso del Chaco, Salta. En: Archivo General de la provincia de
Santiago del Estero.
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Jesuitas
Un
acontecimiento importante ocurre 18 años antes del nacimiento
de Güemes y va a tener gran impacto en lo referente a la
enseñanza y a la ciencia. En 1767, por real orden de Carlos
111, los jesuitas son expulsados de todos los territorios
metropolitanos y coloniales. De esa manera se corta la enseñanza
que trasmitían en las principales universidades americanas. A
partir de allí, la responsabilidad de la enseñanza pasa
a otras órdenes religiosas, entre ellas los franciscanos.
Numerosos jesuitas se dedicaron al estudio y la enseñanza de
las ciencias naturales. Esos conocimientos formaban parte de los
estudios de Artes "como medio importantísimo para bien
espiritual y eterno de españoles e indios..." (Obispo
Trejo y Sanabria, citado por García Castellanos, 1974). Entre
los jesuitas notables de Argentina y regiones vecinas de América
del Sur, que pueden mencionarse por sus trabajos intelectuales
tenemos a los padres Lozano, Guevara, Sánchez Labrador, Llano
Zapata, Falkner, Juárez, Morales Godoy, Torres, Molina y
muchos otros. El padre José Guevara, publicó en 1764,
la "Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán",
donde se ocupa de la flora y además menciona restos de
vertebrados fósiles. El padre José Sánchez
Labrador (1717-1798), que enseñó en la Universidad de
Córdoba y es autor del "Paraguay Natural", donde se
encuentran numerosas cuestiones de historia natural tratadas con gran
erudición. El padre Tomás Falkner (1702-1784), inglés,
fue profesor en Córdoba y publicó en 1774 una
descripción de la Patagona12
. Falkner hace el primer
descubrimiento y mención de un gliptodonte. El padre Gaspar
Juárez (1731-1784), primer botánico argentino, publicó
"Historia Natural del Río de La Plata" (1788-1791),
donde también se encuentran observaciones sobre paleontología.
El padre Buenaventura Suárez, santafesino, considerado el
primer astrónomo argentino, quién fabricó sus
propios instrumentos de observación con maderas preciosas y
vidrios tallados en las misiones por los indígenas. El padre
Manuel de Torres, que en 1787 descubrió un esqueleto completo
de megaterio, un hallazgo que causó verdadera conmoción
en los medios científicos europeos y cuyo estudio ocupó
a los más eminentes naturalistas de la época, entre
ellos Cuvier que lo describió. El padre Juan Ignacio Molina
(1740-1829), nacido en Talca (Chile), de gran actuación en su
país natal en el estudio de las ciencias naturales. Escribió
en 1782 "Compendio de la historia geográfica, natural y
civil del Reyno de Chile", donde se ocupa de animales, plantas,
volcanes, terremotos, aguas, piedras, sales, tierras, betunes y
metales de Chile. El valor de la obra, escrita en italiano, se deduce
de sus numerosas traducciones (alemán, 1786; español
1788; francés, 1789; e inglés, 1808). La obra
científica de los jesuitas en el mundo tampoco ha sido
valorada en toda su dimensión. Un ensayo sobre los jesuitas y
las ciencias de la Tierra puede consultarse al final13.
Tomás
Falkner (1774) «A Description of the Patagonia and the
Adjoining Parts of South America: containing an Account of the
Soil, Produce, Animals, Vales, Mountaines, Rivers, Lakes, etc.».
Cuando
se habla de los jesuitas, casi la primera imagen que viene a la
mente es aquella de sus espectaculares conocimientos para la
búsqueda y la explotación del oro. En la Puna
salto-jujeña hay decenas de ejemplos de su paso y de sus
trabajos en los aluviones auríferos y otras minas de
metales preciosos (Incahuasi, Rosario de Coyahuaima, Rinconada,
Cobalonga, etcétera.). Hasta hoy es una marca registrada
decir que una mina fue trabajada por los jesuitas, ya con sólo
ese dato cobra interés económico. Esto se vio
claramente durante el último "boom" minero que
se dio en Argentina (19941997) en que las acciones de la bolsa
se movían cuando una mina "que habían
trabajado los jesuitas" entraba a operar en el mercado de
Toronto o de Vancouver. Pero, además de la minería,
la relación de los jesuitas con la geología y las
ciencias de la Tierra va más allá, desde el
momento que muchos de ellos hicieron aportes sustanciales en la
historia de la disciplina. Importantes, aunque poco conocidos,
son los aportes jesuíticos en los estudios de la relación
Tierra-Sol, de física cósmica, astronomía,
magnetismo terrestre, auroras boreales, sismicidad, meteorología
y otras muchas cuestiones de la geodesia y la geofísica.
Observatorios geofísicos para observaciones solares y
meteorológicas los encontramos desde el siglo XVII. Como
representante cabal de la geología se tiene a Athanasius
Kircher (1601-1680) quién escribió Mundus
Subterraneus (1665), una obra con una teoría
unificada sobre el interior de la Tierra, donde trató de
explicar todos los fenómenos observados, tales como
montañas, océanos, erupciones volcánicas,
terremotos y la formación de los minerales y los fósiles.
Propuso que en el interior de la tierra existían dos
tipos básicos de conductos interconectados que
transportaban fuego (pyrophylacia) y agua (hydrophylacia).
Los primeros estaban conectados desde el interior ígneo
de la Tierra hasta la superficie donde se expresaban en forma de
volcanes, mientras que los segundos estaban relacionados con el
ciclo hidrológico de lagos y ríos. Trató
también de explicar el origen de los terremotos por
vientos subterráneos, utilizando en todos los casos
observaciones de campo y también mediante experimentos.
Los estudios para determinarla forma de la Tierra mediante la
medición de arcos de meridiano tanto en Italia como en
China, fueron llevados adelante por jesuitas como Francesco
Grimaldi (1613-1663), Giovanni Batista Riccioli (1598-1671),
Roger J. Boscovich (1711-1787), Christopher Maire (1697-1767),
Antoine Thomas (1644-1709), entre otros. Trabajos sobre la
gravedad terrestre fueron realizados por Pierre Lejía
(1898-1958) director del observatorio Zi-Ka-Wei de China;
mientras que cuidadosas determinaciones de la densidad terrestre
fueron realizadas por Karl Braun (1831-1907), director del
observatorio húngaro de Kalosca.El interés de los
jesuitas en los terremotos y sus daños queda demostrado
en los escritos de José de Acosta (1539-1600), quien
describió los de 1575 en el Perú; Nicolás
Longobardi (1566-1655) los de Beijing de 1624; Julio Cesare
Recupito (1581-1647) los de Calabria de 1638 y los de Pedro
Lozano (1697-1759) los de Lima de 1746. En tiempos modernos, una
figura internacional en el tema de la sismología fue la
del padre jesuita James B. Macelwane (1883-1956), fundador y
director del departamento de Geofísica de la universidad
de Saint Louis (USA). El Dr. Macelwane fue pionero en la mayoría
de los campos de esa disciplina. Así, desarrolló
nuevas tablas de tiempo de viaje de las ondas sísmicas,
especialmente para aquellas de terremotos de foco profundo;
investigó la naturaleza del interior terrestre; estudió
(junto con W.C. Repettí), la propagación de ondas
sísmicas en el manto terrestre y propuso una zona de
transición entre el manto y el núcleo; estudió
los microsismos y propuso un método para encontrarla
localización de huracanes usando esas observaciones,
entre otros muchos aspectos. Por su valioso aporte a la
disciplina fue electo miembro de la Academia Nacional de
Ciencias y presidente de la prestigiosa American Geophysical
Union (1953-1956). En su honor se creó la medalla que
lleva su nombre y se entrega a un destacado científico en
ese campo. Numerosos observatorios sismológicos de los
jesuitas fueron creados a través del mundo durante el
siglo XX. Entre ellos se destacan el de La Paz (Bolivia),
fundado en 1913 y que por muchas décadas estuvo dirigido
por el padre Ramón Cabré, así como el
Instituto Geofísico de los Andes Colombianos (Bogotá)
en 1941. El magnetismo de la Tierra fue otro de los temas que
atrajo fuertemente a los jesuitas. Ya el padre José de
Acosta, autor de la Historia Natural y Moral de las Indias
(1590), describió la variación de la
declinación magnética y los puntos donde su valor
es cero (uno de ellos las Islas Azores). Athanasius Kircher en
su Magnes sives des Arte Magnetica (Sobre el Magnetismo)
trató casi todos los aspectos del magnetismo y dio tres
largas tablas de las variaciones en la declinación
magnética según la latitud. Propuso una
explicación del fenómeno atribuyéndolo a la
desigual distribución del material magnético en el
interior terrestre, que, aun que equivocado, tuvo el mérito
de, tempranamente, relacionar el campo geomagnético a
causas del interior terrestre. Stephen J. Perry (1833-1889)
estudió las relaciones entre las variaciones magnéticas
y la actividad solar y fue el único jesuita electo como
"fellow" de la Royal Society. Ricardo Cirera
(1864-1932), fundó en 1905 el observatorio vio del Ebro
(Tarragona, España), que desde entonces mantiene
observaciones diarias sobre el campo geomagnético,
actividad solar, corrientes telúricas y sondeos
ionosféricos. En Hungría, Jules Fenyi (1845-1927)
llevó a cabo observaciones sobre manchas solares,
granulaciones, protuberancias y fulguraciones. Muy importantes
fueron también los aportes de los jesuitas en el campo de
la meteorología. El fenómeno de las auroras
boreales también atrajo su atención en el siglo
XVIII. Entre 1720 y 1775 más de 20 trabajos, entre otros
los de Boscovich, Beraud y Stepling fueron publicados por
jesuitas acerca de la observación de la aurora y sus
posibles causas. El propio José de Acosta, ya mencionado,
es el primer observador de la meteorología del Nuevo
Mundo y dio explicaciones satisfactorias para la dirección
de los vientos y las lluvias en proximidad al océano.
Benito Vines (1837-1893) trabajó en el área del
Caribe con el tema de los huracanes. Sobre la base de sus
observaciones del clima en relación con la trayectoria de
los huracanes y la forma y dirección de las nubes a
diferentes altitudes planteó leyes empíricas para
la explicación de los rumbos que seguían esos
peligrosos fenómenos. En la Argentina, mucho de lo
comentado se llevó a cabo en el Observatorio de Física
Cósmica de San Miguel (Buenos Aires) que estuvo dirigido
por el astrónomo y jesuita español Ignacio Puig
(1887-1961). Este hombre de conocimientos enciclopédicos
dejó escrito medio centenar de libros de ciencia, muchos
de ellos como útiles textos para los colegios. Lo cierto
es que la contribución de los jesuitas a las Ciencias de
la Tierra, cubre virtualmente todos los campos y se remonta al
siglo XVI. En el siglo XVIII, comenzaron a crear observatorios
en sus colegios para el estudio de cuestiones meteorológicas
y de magnetismo. Hacia fines del siglo XIX y principios del
siglo XX ya se crearon verdaderos observatorios geofísicos,
de los cuales los establecidos en Asia, África y América
tuvieron un papel importante en el desarrollo científico
de los países involucrados. A partir de 1950 y por
diferentes razones muchos de ellos se cerraron o fueron
transferidos a otras instituciones o agencias del gobierno,
permaneciendo unos pocos en operación. La ciencia de la
geofísica le debe mucho a las prolijas, detalladas y
largamente continuadas investigaciones de los jesuitas en sus
observatorios, aunque el papel de éstos ha pasado casi
ignorado para la historia de la ciencia (Trabajo enviado como
colaboración a la Revista Miradas).
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Academia
de Minas
En
1779 se crea en el asiento minero de Potosí, la "Academia
y Escuela Teórico-Práctica de Minería y
Metalurgia", que tenía como predecesora a la vieja
"Escuela de Metalurgia", fundada en 1557. La Academia se
dedicaba a dispensar los conocimientos geológicos,
mineralógicos y metalúrgicos, necesarios para la
explotación, concentración y beneficio de las menas
minerales, en los asientos mineros del Alto Perú. Su primer
director fue el Dr. José de Suero y González. En ese
contexto, Salta, recibió a comienzos de 1789 la visita de lo
que podría considerarse como la primera misión técnica
extranjera, más precisamente alemana, a cuyo frente venía
el barón Nordenflicht14
y el geólogo minero Anthony Zacharias Helms. Helms realiza las
primeras observaciones geológicas de la República
Argentina. Con respecto a cómo era Salta en ese momento
(Güemes tenía entonces 4 años) escribe: "El
pueblo de Salta está situado sobre el río Arias. Está
dividido en cuatro calles principales, muy irregulares, pero más
anchas que aquellas de Córdoba. La Plaza Mayor muestra sobre
el lado oeste bellas residencias y sobre el opuesto la Catedral, que
es la residencia del gobernador-intendente y de la administración
de la provincia de Tucumán15
. Hay también siete iglesias y monasterios. Viven unas 600,
familias españolas y la población total, incluyendo
criollos y esclavos se estima en unas 9.000 almas16
. Los habitantes, quienes mantienen un considerable comercio con
Potosí, Perú y Chile, son más ricos,
distinguidos y cultos que aquellos de Córdoba y Tucumán
.
La
misión tenía como objetivo asesorar en las modernas
técnicas de laboreo, uso de instrumentos, ensayar las nuevas
técnicas de amalgamación de Freiberg, y enseñar
los recientes conocimientos mineralógicos y geológicos
europeos. La misión resultó un fracaso por las intrigas
y desavenencias, las diferencias de culto religioso, las
idiosincrasias contrapuestas entre la rígida disciplina
europea y la rutina hispano-criolla. Sin embargo, los estudios
debieron influir favorablemente en un centro de enseñanza como
era la "Academia y Escuela Teórica-Práctica de
Minería y Metalurgia", de Potosí, en donde se
dispensaban importantes conocimientos de la materia. Recordemos que
en 1817, durante el gobierno de Güemes, la Intendencia del
Potosí y su famoso cerro Rico, esto es la montaña de
plata más rica del planeta, pasó a depender de Salta.
Es
poco conocido, por no decir casi desconocido, que el Barón
de Nordenflycht pasó por Salta en 1789 camino al cerro
Rico de Potosí. Este es un hecho histórico de gran
relevancia por lo que significó su misión no sólo
desde un punto de vista científico sino también
político. Veamos quién era este personaje. El Bar
Fürchtegott Leberecht Nordenflycht (1738 - 1815), había
nacido en Prusia, su padre era sueco y su formación y
lengua eran la germana. Antes de venir a América, donde
terminó -residiendo por veinte largos años, se
desempeñaba como consejero del rey de Polonia. De
profesión mineralogista y metalurgista estuvo a cargo de
las minas de Miczanagora. Fue en estas lides que tuvo bajo su
responsabilidad aplicar un nuevo método de amalgamación
de la plata que había descubierto el vienés M. de
Bom. El método conocido como de los toneles, funcionó
muy bien y tuvo su éxito en las viejas minas europeas.
Enterada la corona española envió a uno de sus
funcionarios de confianza, el químico Fausto D'Elhuyar
que tenía fama por haber descubierto el elemento
tungsteno, para que realizara la contratación de una
comisión de científicos que vinieran a las minas
de América a aplicar el sonado método. Así
se contrató como jefe de la misión al Barón
de Nordenflycht quien formó su equipo con un experto en
laboreo minero como Johann D. Weber (su segundo al mando); Anton
Zacharias Helms, quien durante el viaje realizaría las
primeras observaciones geológicas en Salta; Federico
Mothes, que había estudiado metalurgia a en la célebre
academia de minas de Freiberg y que fue contratado como geómetra
subterráneo; a los cuales acompañaron n otros once
técnicos y mecánicos de diferentes artes y
oficios. Es interesante destacar que en el grupo había
católicos y protestantes. El contrato consistía en
permanecer 10 años en América del Sur al servicio
de la corona española, fomentando el uso racional de las
explotaciones de metales preciosos y logrando los mejores
beneficios en los procesos de amalgamación. A cuenta se
les ofreció seguridad para sus personas, bienes y
familias; libertad en el ejercicio de su religión;
indemnización de gastos de viajes; pago puntual de sus
sueldos, y señalamiento, terminado el contrato, una
pensión vitalicia según sus méritos. La
expedición salió de Cádiz y arribó a
Buenos Aires en 1788. El 29 de Octubre de ese año
emprendieron el viaje a Potosí cruzando transversalmente
el territorio argentino por Córdoba, Tucumán,
Salta y Jujuy hasta arribar a Potosí el 24 de enero de
1789. A.Z. Helms dejó escrito un rico diario del camino
de postas realizado con observaciones de las ciudades que fueron
atravesando, los tipos de gentes y la conformación
geológica de los terrenos. Sobre Helms y sus
observaciones en Salta véase «El viaje de Mister
Helms» (El Tribuno, 18-5-98, págs. 26-27). Al
llegar Nordenflycht a Potosí -la mayor concentración
de plata del planeta- se encontró con que el bajo
rendimiento de los yacimientos se debía a los métodos
anticuados de explotación y a la corrupción,
negligencia, empirismo y rutina de la burocracia colonial. Era
él un hombre de la ilustración, con ideas
renovadoras y afanes reformistas. Al parecer trajo escondidas
entre sus pertenencias los primeros ejemplares de la
Enciclopedia Francesa que entraron en América. No es de
extrañar entonces que su misión fue obstaculizada
por la maledicencia y la hostilidad abierta que tachaba a los
alemanes de charlatanes, herejes, judíos y extranjeros
perniciosos, a más de peligrosos agitadores de los
indígenas, a quienes trató siempre de proteger
contra la explotación inhumana, la cual constituía
forma habitual de las faenas mineras desde los tiempos de la
conquista. Los alemanes querían poner maquinarias que
reemplazaran la fuerza bruta de los mineros y esto les trajo un
fuerte rechazo de los que explotaban esa mano de obra. Estando
en Lima en 1801 tuvo dificultades con el Santo Oficio de la
Inquisición, que le instruyó un oficio preliminar
por leer y difundir libros prohibidos. Más que prohibidos
por lo religioso, lo que se estaba incubando eran los afanes
independentistas y Nordenflycht llevaba ya largos años en
el Alto Perú y había tomado contacto directo con
grupos de intelectuales como los que se nuclearon alrededor del
Mercurio Peruano y de los cuales Hipólito Unánue
(amigo de San Martín) era el mentor. En 1802 se reunió
en Lima con el famoso sabio alemán A. von Humboldt, quien
también colaboró activamente con los movimientos
independentistas americanos. En 1810 pasó a Chile donde
contrajo matrimonio, dejo descendencia y siguió a Europa
tiempo después. Para entonces comenzaban a independizarse
varios países y no puede desconocerse el papel que
tuvieron las ideas de hombres como Humboldt, Unánue y
Nordenflycht entre tantos otros. Lo cierto es que este personaje
de la nobleza europea estuvo de visita en Salta a fines de
diciembre de 1789 y esto de por sí constituye una página
de interés para la historia de nuestra provincia.
Aquí
Helms habla de la provincia de Tucumán, pero aclaramos
que se denominaba "del Tucumán", ya que la
actual provincia de Tucumán es un desprendimiento de lo
que fue la Gobernación Intendencia de Salta del Tucumán
y creada a partir del decreto nacional del 8 de Octubre de 1814
del Director Supremo Gervasio Antonio Posadas.
Helms
aporta aquí un precioso dato demográfico sobre la
población de Salta antes de las luchas por la
independencia que redujeron esa cifra considerablemente.
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Azara,
Haenke y Bonpland
Un
contemporáneo de Güemes es el gran sabio español
Félix de Azara (1746-1821), -murió el mismo año
que el héroe salteño- quién permaneció 23
años en el Plata y en Asunción del Paraguay. A este
erudito, observador científico, naturalista, cartógrafo
y geógrafo se le debe la mejor descripción de la flora,
la fauna y la gea de su tiempo para estas regiones del cono sur. En
algunas de sus observaciones biológicas, Azara se adelantó
al propio Darwin como ha sido reconocido por científicos
modernos. Otro sabio contemporáneo de Güemes, fue el
naturalista checo Tadeo Haenke (1761-1817), integrante de la
expedición de Malaspina, quien se quedó a vivir en
Cochabamba donde llevó a cabo importantes estudios en
botánica, química y mineralogía. Fue él
quien desarrolló las investigaciones químicas y
mineralógicas para el uso en la fabricación de la
pólvora negra de los nitratos naturales de la costa
chileno-peruana. Haenke publicó en el Telégrafo
Mercantil un notable trabajo sobre la minería de nuestro país.
Este importante periódico era recibido en la casa de los
Güemes y obviamente era leído por Redhead. Allí se
publicaron trascendentes trabajos sobre comercio, agricultura,
industria, navegación, mineralogía, geografía,
historia eclesiástica, civil y natural de esta parte de
América, los que eran de lectura obligada entre la
intelectualidad de la época. Basta recordar que ese periódico
había nacido para inspirar al pueblo en la inclinación
a las ciencias y artes. En uno de sus editoriales se leía que
lo que se buscaba era 'promover la fundación de nuevas
escuelas filosóficas, donde para siempre cesen aquellas voces
bárbaras del escolasticismo que, aunque expresivas de los
conceptos, ofuscaban y muy poco o nada transmitían las ideas
del verdadero filósofo. Empiece ya a reglarse nuestra
agricultura y el noble labrador a extender sus conocimientos sobre
este ramo importante. Empiece a sentirse ya en las provincias
argentinas aquella gran metamorfosis que a las de Méjico y
Lima elevó a par de las más cultas, ricas e
industriosas de la iluminada Europa ". También
contemporáneo de Güemes y Redhead fue el sabio francés
Amadeo Bonplánd (1773-1858) quien llegó al Plata en
1817 y en 1820 se estableció en Corrientes y Misiones17.
Bonpland fue el compañero de viajes de Humboldt y con él
publicó importantes trabajos. Botánico excepcional ha
pasado a la historia de la ciencia universal. En tiempos de Güemes
en Salta es muy poco lo que se conoce como ciencia local. La famosa
expedición de Nordenflycht pasó cuando Güemes era
un niño y otras expediciones famosas como la de Temple o la
del Capitán Andrews, ambos ingleses y de 1825, pasan algunos
años después de la muerte del prócer.
Al
parecer, Redhead conoció a Bonpland en Francia durante su
visita a la universidad de París.
|
Filiberto
de Mena
Un
vecino erudito de Salta en esa época era don Filiberto de
Mena. Muy poco es lo que se sabe sobre la vida de este personaje.
Algunos datos biográficos fueron aportados por Francisco
Centeno, basado en una carta que enviara don Angel Justiniano
Carranza a Manuel Solá. Gracias a ello sabemos que era nativo
de Chile y se afincó en Salta en 1755. Escribe Centeno
"...ocupó varios cargos públicos delicados,
desenvolviéndose en ellos con lucimiento. Fue un escritor muy
recomendable. Era de condición andariega y de un espíritu
observador. Viajó por su país, el Plata y Lima y
acompañó al gobernador Campero en su expedición
al Chaco en 1764". Mena murió en los primeros años
del siglo XIX. Dejó escrito un trabajo muy importante, fechado
en 1791, donde trata de la arqueología, las minas de Salta y
el terremoto de Esteco. Por ese texto nos enteramos que para entonces
había cerca de la ciudad de Salta dos minas de plata en
explotación, una cerca de La Quesera en la sierra de Mojotoro
y otra en los cordones de Lesser.
Médicos
Entre
las personas ilustres de la Salta güemesiana se destacaban
varios médicos que ejercitaban su ciencia de curar, cuyas
biografías han sido publicadas por René Joaquín
Lávaque. El Dr. Miguel García y García, médico
y filósofo nacido en Murcia se radicó en Salta en 1776.
Casó con Jerónima Castellanos Frías y tuvo
cuatro hijos. En su biblioteca se encontraban además de textos
de medicina, otros sobre química, física y ciencias
naturales que da cuenta de su afección a la lectura y de su
saber científico. Murió en 1799 y fue enterrado en la
iglesia de la Merced. El Dr. Diego Beltrán Ladrón de
Guevara Estaquero y Cuadrado, originario de Andalucía, residió
en Salta desde 1785 hasta 1799, año en que murió
soltero a los 50 años y fue enterrado en el convento de La
Merced. Este caballero era médico y profesor de medicina. El
Dr. Carlos Hurtado de Mendoza, licenciado, doctor y profesor de
medicina, que tuvo importante actuación como facultativo. El
Dr. Manuel Díaz de Corcuera que parece haber sido uno de los
primeros en suministrar la vacuna contra la viruela y que actuó
en Salta entre 1779 y 1808. Siguiendo con médicos, pero en
este caso no originarios de España, se habían radicado
en Salta en 1805 otros dos facultativos que figuraban como nacidos en
Boston pero que en realidad se sabe hoy eran escoceses. Se trata de
los doctores Robert Martín Miln18
y Joseph Todd19.
Falleció
el 22-5-1855. Fue enterrado en San Francisco sin recibir los
sacramentos. Estaba casado con Josefa Soler y Torres. Nacido en
Escocia. Llegó al Río de la Plata junto a José
María Todd. Instaló con este una farmacia en Salta
con sucursal en Jujuy. Se dice que fue médico de Güemes
y los infernales (Roberto G. Vitry, inédito).
Este
médico escocés llegó al Río de la
Plata junto a Miln. Casó en Salta el 30-11-1808 con
Thomasa Toledo Pimentel, hija de Bonifacio Toledo Pimentel y de
María Inés Burela. Su hijo José María
Todd fue tres veces gobernador de Salta y falleció a los
84 años (Roberto G. Vitry, inédito).
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Redhead
Al
parecer el único y verdadero científico de la Salta
colonial fue el médico y naturalista inglés Joseph
James Thomas Redhead (1767-1847), quien llegó a Buenos Aires
en 1803 y más tarde, en 1809, se trasladó a nuestra
provincia. Redhead20
había nacido en Antigua21
-según algunos autores- pero es más probable que haya
nacido en Escocia. Lo cierto es que se había graduado en
Edimburgo22,
aunque al llegar a Buenos Aires, para no denunciar su origen
británico dijo que era originario de Connecticut (Estados
Unidos). Antes de su arribo al país había realizado
estudios en la célebre universidad alemana de Göttingen23.
En dicha universidad, fue compañero de Guillermo IV y de quien
llegaría a ser un sabio reconocido internacionalmente: el
Barón Alexander von Humboldt. Loudet24
, informa que fue nada menos que Humboldt quién le dio a
Redhead "un itinerario para explorar especialmente las hoy
provincias del norte argentino". Luego de su permanencia en
Alemania, habría viajado por Italia y Rusia, además de
haber estado preso en Francia. Este naturalista viajó
extensamente; estudió la vegetación del norte
argentino; y estuvo algún tiempo en Rosario de Lerma donde
estudió el tifus y la malaria. En 1812 se trasladó a
Tucumán donde fue médico de Belgrano a quién
acompañó victorioso en la batalla de Salta en 1813, así
como también en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Fue el
médico que asistió a Belgrano en su lecho de muerte25
.
Regresó a Salta en 1821. Woodbine Parish, en su voluminoso y
enciclopédico trabajo sobre "Buenos Aires y las
Provincias del Río de la Plata", publicado en Londres en
1852, cita reiteradamente a su "inteligente corresponsal26
Redhead, a quién le agradece por los informes valiosos con
datos geológicos y barométricos que supo aportarle.
Entre ellos figura información sobre el meteorito del Chaco.
Como se comentó en una nota anterior, la expedición de
Rubín de Celis en búsqueda del hierro nativo del chaco
que algunos pensaban era la saliente de una veta de plata pura, contó
con la presencia del salteño Francisco Gavino Arias
(1732-1808). El tesorero real Güemes, padre del prócer,
les proveyó de las herramientas necesarias, con lo cual
nuestra provincia participó con hombres y bienes de aquella
importante expedición como queda demostrado en los documentos.
De acuerdo con Parish, Redhead le remite un informe sobre sus ideas
acerca del debatido origen de ese hierro del cual se discutía
si era volcánico, cósmico o criado en la propia tierra.
El científico anglo-salteño se inclina equivocadamente
por la tercera posibilidad cuando dice "ni tampoco alcanzo
porqué razón negaremos a la naturaleza el poder de
reducir en su laboratorio un metal que tan fácilmente se
separa de sus combinaciones por medio de los esfuerzos del hombre"
(p. 389). Es importante conocer que en esta discusión tercia
el propio Humboldt, quién es de la misma opinión que
Redhead. Como dato curioso se tiene que Redhead tenía un
bastón cuyo puño estaba hecho del hierro meteorítico
y como tal en largos años no se había alterado. También
menciona Parish la idea que tenía Redhead sobre una antigua
costa marina en Santiago del Estero. Parish usó los datos
barométricos de Redhead para los cálculos de alturas de
las ciudades y montañas del norte argentino y sur de Bolivia.
Entre ellos calcula la altura de la ciudad de Salta en 3.973 pies,
además de varios puntos de la Quebrada de Humahuaca, La
Quiaca, Tupiza, Potosí y la montaña de Chorolque, ésta
última en 16.530 pies. Se convierte así en el primer
andinista científico en tomar alturas de cumbres en esta
región del cono sur. Es interesante destacar la publicación
de un librito publicado en 1819 y titulado Memoria sobre la
dilatación del aire atmosférico (Imprenta de la
Independencia, 16 pág., 8°). Es importante mencionar esta
memoria, más que por su valor intrínseco, por el tema
elegido que la diferencia tan diametralmente de los libros publicados
en esa época y por los datos concretos que el autor
proporciona acerca de su realización experimental. También
se conocen unas apuntaciones en inglés, titulada Algunas
observaciones generales acerca de la influencia del sol y de la
atmósfera sobre los animales y los vegetales, la cual
formaba parte de la biblioteca de Luis Güemes. Redhead fue
corresponsal del sabio Alexander von Humboldt, que como sabemos llegó
a ser el hombre más famoso de su tiempo. Redhead regresó
a Salta en 1821 después de la muerte de Güemes y continuó
ejerciendo como médico de la familia Güemes entre ellos y
en especial de Macacha. Importantes viajeros lo mencionan en sus
memorias como hombre importante de visitar y de consulta por los
largos años que llevaba en Salta. El viajero inglés
Edmund Temple27
lo
Visitó
en 1825 y lo menciona como un caballero inglés que lo ilustró
sobre las bondades del clima de Salta en contraposición al de
Tucumán. Por este motivo J.B. Alberdi lo menciona en sus
memorias. Otro viajero que pasó en la misma época de
Temple, en este caso el capitán inglés Joseph Andrews28
habla largamente en su libro de Redhead (a quién menciona como
su compatriota) y de todas las diligencias a las que lo acompañó
mayormente para establecer negocios mineros. Andrews le agradece los
datos sobre minerales que le dio, donde resulta sumamente interesante
la mención del petróleo. Este dato es crucial en la
historia del petróleo en la Argentina, porque constituye ú
no de los antecedente más antiguos. Pero quien más lo
trató y además se considera su amigo es el
mineralogista inglés J.H. Scrivener, que también
residió una corta temporada en Salta y gracias a quien se
conocen datos biográficos importantes. Una copia del libro de
Scrivener, traducido, se encuentra en la Biblioteca "J. Armando
Caro" de Cerrillos. Redhead murió octogenario en nuestra
ciudad, en la pobreza pero rodeado de gran respeto29,
un 28 de Junio de 1847 y fue enterrado según voluntad en un
panteón construido en su propia quinta30.
Fue Redhead quién coleccionó los primeros papeles para
la historia de Güemes por un encargo que le hiciera Manuel Puch.
Su valiosa biblioteca fue heredada por Luciano Tejada, el esposo de
Macacha Güemes. El centenario de su muerte fue ampliamente
conmemorado en Buenos Aires, en especial en la cátedra de
Historia de la Medicina de la UBA en un acto que contó con la
presencia de autoridades universitarias y académicas y también
con representantes de la embajada de Estados Unidos. El eminente
historiador Arnold Toynbee, en su visita a Salta en 1966, formuló
a su vez conceptos de recordación para el insigne médico
que sirvió a la causa de la emancipación de América
del Sur31
. La vida y obra de Redhead constituye la primera página
científica concreta para la historia de Salta.
Las
viejas familias salteñas solían nombrarlo con
varias deformaciones fonéticas como Redeac, Redead,
Redeal o Redear (Diccionario de Cuttolo). Martín Miguel
Güemes, chozno del prócer dice que le llamaban
simplemente "Rid" (comunicación personal a los
autores).
Según
informa en la página 117 de su libro Andrew Graham Yooll
(in La Colonia Olvidada, Emecé, 415 p., 2000, Buenos
Aires). El lugar de nacimiento es muy discutido y de acuerdo a
información de la Biblioteca Genealógica Estaca
Oeste de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos
Días, no hay posibilidades de que haya sido en Antigua y
Barbuda porque no coincide con los Redhead nacidos allí
en ese año.
Edimburgo
es una importante ciudad escocesa con una prestigiosa y antigua
universidad.
Góttingen.
La ciudad de Góttingen en Alemania, donde realizó
estudios Redhead, tiene el raro privilegio de haber albergado en
su seno a 40 premios Nobel y algunos de los gigantes
intelectuales y sabios de la humanidad. Nombres famosos, una
biblioteca con cuatro millones de volúmenes y la estatua
de la joven más besada del mundo son algunas de sus
atracciones. Sin dudas, hay ciudades que tienen un "feeling",
un "ángel" o un algo especial y particular. Es
ese algo que atrae profundamente al visitante y le infunde parte
de su espíritu y energía. Pues bien una de esas
ciudades es Góttingen en Alemania. Góttingen
creció alrededor de una universidad y el espíritu
académico y de conocimiento impregna cada rincón.
Por este lugar pasaron gran parte de los sabios mas renombrados
de Europa de los últimos tres siglos. La Universidad de
Góttingen es una de las más viejas, más
grandes y más reconocidas de las universidades alemanas.
Fundada en 1737 se convirtió pronto en un polo de
atracción de intelectuales que llegaron deseosos de
participar del ideal de libertad académica en la
investigación y la enseñanza-Su biblioteca se
convirtió en pocas décadas después de su
fundación en un tipo de biblioteca nacional de la
Ilustración concentrando una de las mejores y más
grandes colecciones de libros del mundo. Actualmente, la
biblioteca cuenta con cuatro millones de ejemplares y la
suscripción a 15.000 publicaciones periódicas.
Para tener una idea de la importancia académica de
Góttingen baste decir que por sus aulas pasaron o
enseñaron 40 premios Nobel. Alexander von Humboldt, el
famoso explorador del continente americano, recibió allí
la mejor parte de su educación. Otros gigantes
intelectuales tuvieron su actuación como Albrecht von
Haller, poeta y naturalista mentado por sus trabajos sobre la
circulación de la sangre; Lichtenberg autor de los
famosos y universales aforismos que llevan su nombre; los
hermanos Grimm, eruditos en historia y gramática
alemanas; y hasta el mismísimo Kaiser Otto von Bismark,
uno de los más famosos estudiantes de la universidad. Los
científicos que pasaron por Góttingen son
innumerables. Algunos monumentos recuerdan a los más
notables. Por ejemplo, el monumento juntó a Gauss y
Weber. Carl F. Gauss (1777-1805) brillante matemático que
a los tres años ya asombraba con sus cálculos fue
uno de los hombres que revolucionó su materia y está
considerado junto con Arquímedes y Newton como uno de los
más grandes matemáticos de todos los tiempos. Con
su compañero de monumento, el físico Wilhem Weber,
comparten el haber inventado juntos el telégrafo
electromagnético en G6ttingen en 1833. Otro sabio con
monumento propio es Friedrich Wóhler, químico,
quien fue el primero en aislar el aluminio (1827) y el berilio
(1828) y en sintetizar la urea por vía química sin
necesidad de la participación de organismos vivos. Otro
monumento con una historia muy interesante es el de una bella
niña en una fuente que tiene unos gansos en los brazos de
los cuales brota agua. Se la llama "la Gänseliesel"
y es "la chica más besada del mundo". Ocurre
que cuando alguien obtiene su doctorado va a besarla como una
ceremonia de agradecimiento. En 1926, se prohibió besarla
y los estudiantes llevaron el caso hasta la Corte Suprema de
Justicia que les falló en contra. Sin embargo, los
estudiantes siguieron besándola y hoy es un clásico
incluso para turistas. Como dijimos la lista de sabios que
pasaron por Góttingen es interminable. Entre ellos no
pueden dejar de mencionarse a Max Born, premio Nobel enterrado
allí y con una lápida en donde está grabada
la ecuación fundamental de la mecánica que él
descubrió; también Wemer Heisenberg, otro premio
Nobel, famoso por su "principio de incertidumbre";
James Franck, físico atómico que fue galardonado
con el premio Nobel por sus trabajos sobre la naturaleza
cuantitizada de la transferencia de energía; Max von
Laue, que ganó el Nobel de física por haber
descubierto la difracción de los rayos X; el americano
Oppenheimer, uno de los padres de la bomba atómica que
también estudió en Góttingen; Robert Koch,
el bacteriólogo que descubrió el bacilo de la
tuberculosis que lleva su nombre y cuyo estudio le hizo acreedor
al Nobel; Walther Nernst, otro premio Nobel por sus trabajos en
termodinámica y sigue la lista con otros premios Nobel
como Sakmann y Wallach, el geofísico Guttenberg, físicos,
químicos, matemáticos, astrofísicos y toda
una pléyade de hombres del conocimiento. El impresionante
florecimiento que vivió la universidad en el siglo XVIII
y luego entre 1870 y 1930 fue oscurecido por dos periodos de
represión que siguieron a ,ellos. El primero cuando el
rey cesanteó en 1837 a los "Siete de Göttingen",
un grupo de profesores que se opuso a la suspensión de
los derechos básicos liberales que estaban garantizados.
El segundo, cuando los nazis llegaron al poder y obligaron a
huir o exiliarse a todos los científicos judíos o
con ideas de izquierda. El llamado "Espíritu de
Góttingen" que encarnaron Franck, Heisenberg, Born,
el "padre de la geoquímica" Víctor
Go1dschrnidt y muchos otros pervivió en los países
en donde estos se exiliaron. En fin, Góttingen, una
ciudad cuya historia aún hoy exuda sabiduría
(Alonso, R.M., El Tribuno, 22-11-99).
Loudet,
Osvaldo (1978). Los médicos en los ejércitos de la
Libertad. Buenos Aires, Tomo 1, pp. 53 y ss.
Según
refiere Bartolomé Mitre, Belgrano poco antes de morir le
entregó a Redhead su reloj de oro de bolsillo diciéndole
"esto es todo cuanto tengo para entregar a este.
Otro
corresponsal de Parish fue el Dr. John Gillies, escocés,
quién vivió en Mendoza entre 1823 y 1828. Era un
escocés que había buscado el benigno clima de los
Andes por una grave infección pulmonar, y pasó
esos años estudiando la región y enviando a
Edimburgo colecciones botánicas y muestras de rocas y
minerales.
En
1826 pasó por Salta un viajero inglés que dejó
escrito un diario chispeante y anecdótico sobre las
provincias del NOA. Entre sus ricas páginas con
descripciones de terremotos, langostas, fuentes termales,
carácter de las gentes y largos etcéteras, hace
mención a un visionario decreto minero del Gobernador
Arenales que empalidece cualquier comparación. Edmund
Temple fue un viajero inglés que pasó por Salta
camino a las minas de Potosí en 1826. Iba como secretario
de la comisión exploradora minera enviada por la compañía
británica "La Potosí, La Paz and Peruvian
Mining Association", cuyos otros integrantes eran el
general James Paroissien (1783-1827), estrecho colaborador de
San Martín, que participaba como jefe de la misión;
el Barón de Czettritz (jefe de la sección
técnica); y el entonces joven médico Juan H.
Scrivener (1806-1884) que más tarde se radicaría
en Salta y que a la sazón estaba a cargo del departamento
mineralógico de la compañía. Temple, a su
regreso a Inglaterra, escribió un diario de viajes que
recoge sus impresiones de los territorios visitados haciendo
hincapié en las provincias del noroeste argentino.
Algunas décadas antes, fue un viajero alemán,
Anthon Zacharias Helms quién en 1789 escribió un
diario similar mientras realizaba el mismo recorrido desde
Buenos Aires a Potosí en la misión minera germana
del Barón de Nordenflycht. El libro de Edmund Temple fue
publicado en Londres en 1830 y titulado "Travels in various
parts of Perú". En 1920 fue traducido y publicado
bajo el título de "Córdoba, Tucumán,
Salta y Jujuy", con prólogo del Dr. Juan B. Terán
y más tarde, en 1989, reeditado por la Universidad
Nacional de Jujuy. El libro, de una lectura muy amena, cuenta
aspectos de la vida y costumbres provincianas del interior
argentino. Entre las muchas cosas que pueden rescatarse para la
historia se encuentra la descripción del fuertísimo
terremoto que tuvo lugar ese año de 1826, un 19 de Enero,
destruyendo la localidad de Trancas y haciendo temblar todo el
norte argentino. Temple señala que el terremoto se sintió
fuertemente en Salta y escribe "Los que asistían a
la primera misa, quedaron sorprendidos al ver los candelabros e
imágenes caer de improviso del altar y pensando que venía
el diablo toda la congregación huyó en tropel de
sus devociones". También hace interesantes
comentarios sobre las termas de Rosario de la Frontera, las
increíbles mangas de langosta, el caudaloso río
Pasaje, Cobos, la Lagunilla, el aspecto de Salta y sus charcas y
pantanos, el viaje hacia Jujuy, la quebrada de Humahuaca y otros
lugares del viaje a los que arranca lo profundo de su geografía
y la psicología de sus gentes. En Salta gobernaba el
general Juan Antonio Álvarez de Arenales (17701831),
militar español con destacada actuación durante la
lucha de la independencia que sería derrocado en 1827 por
José Gorriti. Este militar, cuya estatua se levanta en la
plaza principal de la ciudad de Salta, es mencionado en el libro
de Temple junto a un decreto que promulgó para el
aprovechamiento de la minería salteña que no tiene
parangón. El decreto, elaborado hace más de un'
siglo y medio, presenta elementos en común y aún
superadores con respecto a la última ley minera
promulgada durante el gobierno del presidente Menem y que logró
un fuerte impacto del rubro. Decía el decreto de
Arenales: Art. 1°-) Todos los habitantes del globo que
emplearen su capital e industria en la provincia, gozarán
de la plena protección del gobierno. La seguridad de sus
personas, la inviolabilidad de sus propiedades y la libertad de
opinión están aseguradas por las leyes, en iguales
términos que para los nativos; Art. 2°) A fin de
alentar la minería en la provincia, por tratarse de una
de las más importantes ramas de la industria, las minas
se declaran ser de propiedad privada de cualquiera que las
descubra y trabaje; Art. 3°-) No se permitirán
privilegios exclusivos en esta rama, que sólo puede
concederse a consecuencia de una ley, cuando el resultado de
este privilegio y la comparación de la industria del país
con la de Europa los hiciere necesarios; Art. 4°) La
elaboración de los minerales se declara libre de todo
impuesto; y libre, en el mismo sentido, es la extracción
de metales de la provincia, así como la introducción
de maquinaria minera y mercurio; Art. 5°) Para mayor
seguridad de los descubridores y trabajadores de minas, los
artículos anteriores se declaran irrevocables por el
término de 30 años, a consecuencia de lo cual
tendrán fuerza y valor de contrato privado; Art. 6°-)
El mismo será comunicado al Poder Ejecutivo para su
publicación, circulación y otros objetos
relativos. A continuación Temple señala: "La
ley que antecede puede considerarse suficientemente liberal para
el gobierno de una república cuya vida se inicia, y puede
ser el medio de atraer los extranjeros a la provincia de Salta".
Como se aprecia de la lectura de los distintos artículos
se buscaba la atracción de inversiones extranjeras
ofreciendo un marco de seguridad jurídica. Se asignaba a
la minería el rol de una de las más importantes
ramas de la industria y se otorgaban las minas en propiedad de
cualquiera que las descubriera o las trabajara. Se declaraba
libre de todo impuesto a la actividad de explotación,
concentración y beneficio de los metales, así como
la importación de maquinaria. Y para mayor seguridad de
los inversores se les daban todos los beneficios mencionados por
el plazo de 30 años. Hubo que esperar casi 170 años
para que el país elaborara una ley minera que se acerca
pero que no iguala a la del visionario gobernante salteño
Álvarez de Arenales.
El
marino inglés Joseph Andrews, en su viaje minero desde
Buenos Aires a Potosí en 1825, dejó escritas
páginas preciosas para la historia de Salta y Jujuy.
Entre ellas destaca la profunda impresión que le causó
la Quebrada de Humahuaca donde declara que "...no hay
lenguaje apropiado para describir la poderosa magnificencia de
su conformación, ni su efecto sobre la mente". La
Quebrada de Humahuaca en la provincia de Jujuy es uno de los
paisajes más espectaculares del norte argentino. El río
Grande corre por su interior y se alimenta de numerosos
tributarios que descienden desde las altas montañas que
la flanquean hacia el naciente y el poniente. Dichos cordones
montañosos forman parte de la Cordillera Oriental una
unidad geográfica y geológica que se extiende
entre la Puna y las Sierras Subandinas. Allí, rocas
provenientes de gran profundidad han sido arrastradas a la
superficie siguiendo los planos de grandes fracturas tectónicas.
Esas fallas cortan y sobreponen terrenos de diferentes edades
geológicas, unos arriba de otros, como si fueran los
naipes tallados por un extraordinario prestidigitador. Los
juegos de fallas imbricadas y los diversos colores de las rocas
permiten que se formen escenarios surrealistas como esa paleta
de pintor que es el cerro de los Siete Colores en Purmamarca. En
la quebrada se encuentran rocas pizarrosas grises de fondo
oceánico del lejano periodo precámbrico a las que
se superponen otros depósitos marinos rozados y
amarillentos rebosantes de invertebrados fósiles
pertenecientes al temprano tiempo paleozoico. Calizas amarillas
contemporáneas de la extinción de los dinosaurios,
capas rojizas del Terciario y enormes bancos de gravas gruesas
depositadas durante el Cuaternario completan el orden de los
terrenos. Una exuberante vegetación en la boca de la
quebrada pasa rápidamente a un paisaje de cardones y
plantas espinosas achaparradas. Fuertes pendientes conectan las
altas montañas laterales con el fondo de la quebrada. Los
cursos tributarios descienden con una gran carga de materiales
rocosos fragmentarios que llegan a su apoteosis en el Volcán.
Este gran abanico aluvial se ha formado por la acumulación
milenaria de volcanes de barro un fenómeno usual de las
quebradas del norte argentino que allí alcanza su máxima
expresión. La Quebrada de Humahuaca, que estuvo habitada
desde muy temprano como indican las evidencias arqueológicas,
es la vía natural de acceso a la Puna y el Altiplano
boliviano. En tal sentido fue usada por los españoles de
la conquista y la colonia. Más ,tarde sería
escenario en las luchas por la independencia. El importante
camino de postas desde Buenos Aires a Potosí tenía
un tramo a través de la quebrada. Gracias a ello existen
numerosos testimonios de viajeros que en distintas épocas
describen aspectos varios de lo humano y paisajístico.
Uno de esos viajeros fue el capitán Joseph Andrews,
marino inglés que llegó a nuestro país en
1825 comisionado para realizar negocios mineros por parte de la
empresa británica "Chilian and Peruvian Mining
Association". Andrews desembarcó en Buenos Aires y
emprendió camino al norte argentino para desde allí
seguir a Potosí y más tarde a Tacna, Arica,
Santiago y Coquimbo en un viaje que le demandaría dos
años. Durante su visita se ocupó de escribir un
diario donde volcaba sus agudas observaciones sobre los lugares
visitados y la naturaleza de sus gentes. De regreso a su patria
publicó un libro que fue traducido al español en
1920 por Carlos A. Aldao y publicado por la "Cultura
Argentina" bajo el título de "Viaje de Buenos
Aires a Potosí y Arica". Su lectura es deliciosa y
constituye una página esencial de nuestra historia para
aquellos años en que nacíamos a la vida
independiente. En Salta, además de los comentarios
mineros se refiere al paisaje, clima, demografía, la
belleza cautivante de las mujeres, el gobernador Arenales, el
Dr. Redhead (médico de Belgrano y colaborador de
Humboldt), los ríos de la ciudad y los peligros de
inundación y tiene palabras duras contra el culto del
Milagro que le toca presenciar por haber pasado en septiembre.
En otros pasajes vuelve a atacar a la religión católica
lo que, por las formas, lleva a sospechar que era protestante o
directamente ateo. Luego sigue viaje a Jujuy por la Caldera y se
interna en la Quebrada de Humahuaca, siempre filosofando en el
lomo de la mula de acuerdo con sus propias palabras. La
descripción que hace de la quebrada constituye una página
admirable del texto, aunque hay reminiscencias de otro viajero
anterior el alemán A.Z. Helms que pasó por allí
en 1789. Dice Andrews y cito "No hay lenguaje apropiado
para describir la poderosa magnificencia de su conformación,
ni su efecto sobre la mente. ¿Cuál debe haber sido
el volumen de agua que las formó?, pues fueron trabajadas
por este agente, sin duda alguna. Tal como hoy existen nada
puede ser más admirablemente dispuesto para recibir y
llevar a una salida las inundaciones de la montaña. Pero
ninguna de las inundaciones que se conocen haber corrido por
ellas, habría cavado sus profundas honduras, o redondeado
sus vastas circunferencias". Sigue luego "Parecíamos
otra vez separados del mundo, sobre nosotros el cielo sin nubes,
en contorno las escabrosas faldas cóncavas del hueco y
sobre su borde superior los picos de las montañas
eternas". Y deja planteado un desafío "Que
digan los geólogos cómo y cuándo han sido
formadas". Ello al observar que "...la corriente más
profunda que hoy descarga por ellas, es riachuelo infinitamente
diminuto, comparado con el océano que debe haberse
derramado al principio, y tallado estos canales y hoyadas
gigantescas". Por último concluye en que
"Todas las nieves andinas, simultáneamente
derretidas, y revolviéndose a un tiempo y avanzando con
poderoso impulso, apenas se supondrían iguales a la
formación de estas excavaciones enormes. Hasta en las
cimas más elevadas de las montañas, sin embargo,
la acción del agua es visible, como si el mar se hubiese
quebrado, o inundado y retirado de ellas, en miles de
edades". Hay en estos conceptos abundante material de
estudio para la geomorfología, la hidrognosia y lo
referente a la teoría, historia y filosofía
de la geología. Recordemos que en aquella época el
tiempo estaba muy acotado por la interpretación bíblica
y el paradigma de explicación era el diluvio universal,
un evento de naturaleza catastrófica. Andrews está
convencido que el agua cavó la quebrada pero no ve
relación entre el río insignificante y la
magnitud del relieve. Subyace, aunque no lo mencione, el
diluvio como mecanismo de explicación pero dejó
planteado a los geólogos del futuro que respondan el
dilema del cómo y el cuándo.
En
el lecho de muerte lo asistieron sus amigos, el Dr. Vicente
Arias y Arias (1807-1875), médico salteño y el
prebístero Toribio Tedín (ca. 1790-1849). Este
último, guerrero de la independencia, peleó
al lado de Güemes. Cayó prisionero en Tucumán
e iba a ser fusilado salvando su vida. Creyó que ello fue
por su fe y que se debió a una ayuda providencial por lo
que viajó a Bolivia, ingresó en un seminario y
recibió las órdenes sacerdotales. Estuvo
fugazmente en Salta en 1847 y luego regresó a
Bolivia donde murió unos dos años más
tarde. Al parecer, su vista en Salta el mismo año de la
muerte de Redhead pudo estar relacionada con el último
adiós a su amigo.
Se
trataría de la Quinta Grande, un predio donde hoy se
levanta la iglesia de los Carmelitas de Salta, en las
calles Tucumán y Florida (Roberto G. Vitry, comunicación
personal).
Citado
en el Diccionario Biográfico de V. Cuttolo (Letra R, p.
87).
|
FIN